Respaldo de material de tanatología

Historia real en Monterrey N.L.

Historia real en Monterrey N.L.

Zarina Moderador  Enviando en: domingo, 11 de mayo, 2003 – 02:45 pm

La historia de un niño con muerte cerebral y la decisión de su familia de donar sus órganos dan un ejemplo de generosidad.

Monterrey, 5 octubre 2002.-
Un potente aplauso rompió el silencio del Hospital San José cuando la camilla que transportaba el cuerpo del pequeño Andrés Patricio Noriega atravesó el pasillo rumbo al quirófano, en donde un equipo de expertos cirujanos dispondría de sus órganos recién donados.

Las palmas, humedecidas por las lágrimas de cuatro días, eran las de su familia, sus amigos y también enfermeras y médicos que al despedirse, le rindieron un homenaje al valiente chiquito de 8 años.

Andrecito, como lo llamaban con cariño, había luchado por sobrevivir al accidente automovilístico que sufrió el lunes 16 de septiembre junto con su hermana Lucy y sus abuelos, Carlos Zambrano Plant y Graciela Elizondo de Zambrano, de regreso a Monterrey después de unas minivacaciones a propósito de las fiestas patrias.

La familia viajaba a bordo de un automóvil Jaguar cuando a la altura del kilómetro 71 de la autopista Matamoros-Reynosa, la velocidad y el pavimento resbaladizo por la lluvia provocaron una trágica volcadura.
Lucy, de 10 años, murió instantáneamente, y el niño, muy grave, fue trasladado al Hospital Santander de Reynosa.

Muy pronto, la noticia corrió como pólvora por tratarse de los nietos del Secretario de Desarrollo Económico del Gobierno de Nuevo León, quien junto con su esposa, sólo se vio afectado por lesiones leves.

La pareja y Andrecito fueron enviados al Hospital San José donde ya los esperaban Andrés Noriega, padre de los infantes, Andrés Noriega Malo y Alicia González de Noriega, los abuelos paternos.

Unas cuantas horas después su historia capturó la atención de propios y extraños que, conmovidos, siguieron paso a paso los esfuerzos médicos por salvar al niño.

Sin embargo, los golpes que recibió en el cráneo fueron devastadores y su cerebro dejó de funcionar el viernes 20.

Apenas tenía 2 años cuando su madre falleció, pero él siempre la extrañó y solía decirle a sus abuelos que quería verla.

“En realidad nunca se fue, ella está aquí contigo”, le decía su abuelita Graciela.

Pero él nunca se conformó con la respuesta y su familia entera lo recuerda molesto, señalando una silla vacía. “No, yo quiero verla”.

Aquel día, cuando quizá los ojos de Andrecito viajaban para encontrarse con los de su madre y hermana, el equipo de procuración de órganos del Hospital se movilizó entonces porque el último soplo de energía preservado en el cuerpo del niño con una serie de aparatos, podía significar la esperanza de vida para mucha gente.

Sin dudar ni un instante, el padre del niño dio el “SI” que permitió aprovechar sus riñones, hígado y córneas, y que en los días siguientes posibilitó la realización de cinco trasplantes.

“Al momento que supimos que no había nada qué hacer, yo mismo firmé”, recuerda el padre del pequeño.

Su respuesta era esperable tratándose de un niño tan especial. Quienes lo conocieron bien, saben que no le agradaba la injusticia, tal vez por eso había caído ya en las redes de la “spidermanía”.

Graciela recuerda su pasión por el personaje con poderes de arácnido, el niño tenía el traje y le encantaba simular que escalaba las paredes como el superhéroe.

El mismo día del accidente sus abuelos maternos se habían detenido en McAllen para comprarle el videojuego de Spiderman y él contaba los minutos para llegar a casa a instalarlo en su computadora…

Tenía alma de héroe, así que, negarse a donar sus órganos habría ido en contra de su muy probable voluntad.

“Si los órganos servían para darle vida a otros hubiera sido muy injusto no haberles concedido el don de la vida, por eso no dudamos en ningún momento en donarlos”, expresa hoy Andrés Noriega.

Aquel día fue difícil, él, sus padres y la familia Zambrano Elizondo aún lo guardan en la memoria y extrañan muchísimo a Lucy y a Andrecito.
Pero cuando el dolor arrecia, además del recuerdo de aquella atípica ovación en el hospital, les queda el consuelo de que un pedacito de su querido niño se quedó con sus regalos de vida en Monterrey.

Exportan estrategia

A nivel nacional se distinguen siete estados (Puebla, Sinaloa, San Luis Potosí, Jalisco, Coahuila, Nuevo León y Estado de México) por su actividad en materia de donación y trasplantes, afirmó Salvador Aburto, director del Registro Nacional de Trasplantes.

En particular, Nuevo León es el estado líder en donación cadavérica.
La estrategia para difundir la cultura de la donación para el trasplante de órganos irá más allá de las fronteras del estado para instituirse a nivel nacional.

“Nuevo León en este momento ocupa el primer lugar en el porcentaje de actividad de trasplantes provenientes de donador cadavérico con cerca del 40 por ciento de las donaciones en la estadística.

“Vale la pena resaltar esta actividad de la Coordinación Estatal, el conocimiento pleno del involucramiento directo del Secretario estatal de salud en los programas y que la actividad aquí en general es muy intensa y comprometida”, indicó Aburto.

El Secretario de Salud del estado, Jesús Zacarías Villarreal, también anunció la próxima entrega de una partida estatal de 1 millón de pesos para el programa que, con el apoyo de Cáritas, permite la realización de estos procedimientos en población abierta.