Respaldo de material de tanatología

Reflexiones sobre comunalidad

Benjam�n Maldonado Alvarado

Reflexiones sobre comunalidad

y

medicina ind�gena tradicional (1)

Primera edici�n cibern�tica, octubre del 2003

Captura y dise�o, Chantal L�pez y Omar Cort�s

Presentaci�n

El ensayo que aqu� publicamos, debido a la pluma del compa�ero, amigo, maestro e investigador, Benjam�n Maldonado Alvarado, aborda un tema, de suyo, sumamente interesante.

Las presentes reflexiones sobre las relaciones existentes entre el criterio comunal y la medicina ind�gena tradicional, de seguro no habr�n de pasar desapercibidas, tanto por lo atractivo del tema como por la pulcritud con que han sido escritas.

En efecto, en muchas regiones de la Rep�blica mexicana, donde la poblaci�n ind�gena es notoriamente mayoritaria, se mantiene una milenaria sabidur�a en cuanto a los medios medicinales tradicionalmente usados. Oaxaca, uno de esos Estados en los que ese tipo de sabidur�a se manifiesta.

Sin embargo, y como muy atinadamente se�ala el autor de estas reflexiones, lo que ha de servirnos de pauta para intentar un acercamiento a esa sabiduria, esta centrado en la forma de vida comunal de esas culturas, siendo precisamente lo comunal, el dato clave para poder comprender las diferencias existentes en los conceptos medicina tradicional y medicina tradicional ind�gena.

Siendo la vida comunal lo que caracteriza a las culturas ind�genas, resulta, hasta cierto grado, imposible diferenciar su visi�n de la salud y de la medicina, de su antiqu�sima forma de vida. As�, y como muy atinadamente lo especifica el autor, es posible seguir un paralelismo entre los criterios de salud en el campo socio-comunal, al igual que en el f�sico-individual. El cuerpo social, esto es, la comunidad, requiere, para lograr un �ptimo desarrollo, mantenerse plenamente sana, lo que implica contar con la medicina que sea capaz de prevenir cierto tipo de enfermedades sociales, al igual que medicina capaz de curar los desequilibros que alteren o pongan en severo riesgo su salud.

Desde tiempos inmemoriales las culturas ind�genas as� lo han comprendido y as� lo han vivido, siendo para ellas lo importante el mantener la salud de la comunidad en cuanto cuerpo social, ya que la salud de los individuos en cuanto cuerpos f�sicos, depende, b�sicamente, de la salud de la comunidad. As�, si el criterio de lo comunal llegase a desaparecer, o sea, llegase a morir, los cuerpos f�sicos de las individualidades que la conforman, perecer�an igualmente. Datos de esta verdad pueden escudri�arse en las aut�nticas tragedias que el proceso de colonizaci�n trajo consigo en diversos pa�ses del continente americano.

Esperamos que estas reflexiones despierten el inter�s por profundizar en tan actual como atrayente tema.

Chantal L�pez y Omar Cort�s

Introducci�n

Este texto contiene un conjunto de ideas a desarrollar. Se trata de ideas destinadas originalmente a m�dicos ind�genas de Oaxaca, y por lo tanto ten�an el fin de sugerirles pistas de reflexi�n. Fueron presentadas en un seminario organizado por el Consejo Estatal de M�dicos Ind�genas Tradicionales de Oaxaca, que es un organismo civil que agrupa a la mayor�a de estos sabios oaxaque�os y que tiene por objetivo agremiarlos para ejercer en mejores condiciones su oficio, con el cual se fortalecen las culturas locales.

La medicina ind�gena tradicional ha sido rescatada de su medio natural para ser llevada al mundo urbano como una m�s de las medicinas alternativas. Comercialmente se pueden adquirir medicinas tradicionales que no han sido elaboradas por ind�genas, y se puede acudir a cl�nicas mestizas de medicina ind�gena y los conceptos de salud y enfermedad que explican el estado de un enfermo y su curaci�n tienen m�s que ver con una explicaci�n positivista que con sus viejas explicaciones. Obviamente en estas condiciones se practica la medicina ind�gena en espa�ol y la comunidad, y sobre todo la familia, no son un referente importante dentro del proceso de curaci�n.

Por estas razones era conveniente reflexionar con m�dicos tradicionales sobre algunas de estas ideas y ubicar la discusi�n en un contexto pol�tico.

Benjam�n Maldonado

Medicina tradicional y medicina ind�gena tradicional

Empecemos con una pregunta que nos ayudar� a precisar la relaci�n entre comunalidad y medicina ind�gena tradicional: �podemos establecer diferencias importantes entre medicina tradicional y medicina ind�gena tradicional en Oaxaca? Aparentemente no, porque la medicina tradicional es de origen ind�gena: los m�dicos, las plantas, sus conocimientos y el conjunto de conceptos sobre el funcionamiento y disfuncionamiento del mundo constituyen la parte medular de ambos tipos de medicina.

�Qu� es entonces lo que definir�a el car�cter ind�gena en este caso? �Podr�amos decir que la medicina ind�gena tradicional es s�lo la que se conserva en comunidades ind�genas? Eso excluir�a la posibilidad de su existencia y desarrollo en comunidades rurales que ya no son hablantes de alguna lengua ind�gena o que ya no se identifican como tales. �Es s�lo la que se practica en lengua ind�gena? Eso excluir�a a los m�dicos ind�genas que la ejercen en espa�ol (2). Entonces, si la diferencia no se encuentra con claridad en su origen ni en sus caracter�sticas, esto nos lleva a proponer que la diferencia entre ambas medicinas radicar�a en el contexto en que se desarrolla, que en el caso ind�gena es la comunalidad o vida comunal. De acuerdo a esto, consideremos entonces que la medicina ind�gena tradicional es la que se practica en un contexto comunal, mientras que la medicina tradicional en Oaxaca es la misma medicina ind�gena pero que se practica en contextos descomunalizados, tanto en ciudades como en comunidades donde la comunalidad no es ya la forma de vida de quienes recurren a ella (3).

El espacio de la vida india es principalmente la comunidad, donde se vive comunalmente, por lo que el espacio propio de la medicina ind�gena tradicional es tambi�n la comunidad. Pero la migraci�n ha ampliado las fronteras de pertenencia a la comunidad y hoy es posible hablar de comunidad transterritorial al referirse a la reconstrucci�n organizativa de los migrantes de un mismo origen en sus lugares de destino (Kearney, 1996; Coloquio, 1999; Barabas, 2001). De manera similar, podr�a hablarse de una medicina ind�gena tradicional transterritorial cuando los m�dicos migran y contin�an practicando su actividad. Pero la reproducci�n de lo cultural fuera de la comunidad ocurre b�sicamente entre migrantes que no han perdido vinculaci�n con su comunidad y que contin�an articulados a la vida comunal, aunque a distancia, cumpliendo c�clicamente con sus cargos, servicios y cooperaciones, asistiendo a fiestas y apoyando a sus familiares. Entonces, si la ampliaci�n de la comunidad m�s all� de sus fronteras territoriales es posible cuando se contin�a articulado con la comunidad, podemos decir que la medicina ind�gena transterritorial funciona en condiciones similares y que por lo tanto es la vinculaci�n de sus actores a la vida comunal la que la mantiene en una l�gica espec�fica, que es la l�gica india.

La comunalidad o modo de vida ind�gena

La comunalidad, lo comunal, no es s�lo lo que ocurre en lo local, en la comunidad, porque al hablar de lo comunal no nos referimos a un espacio sino a una forma de ser en distintos espacios. Esta forma de ser es espec�fica, aunque no exclusiva, de los ind�genas. El ind�gena vive en una comunidad territorial en la que es parte de una comunidad etnopol�tica, es decir una colectividad culturalmente espec�fica, estructurada en un tejido de relaciones sociales basadas en el principio de reciprocidad, y es una colectividad que ejerce el poder en un territorio de manera permanente a trav�s de la asamblea, y tambi�n lo ejerce por periodos a trav�s de su sistema de cargos.

Cada persona ind�gena, que vive generalmente en comunidades peque�as, forma parte de un conjunto grande de relaciones: tiene numerosos parientes a trav�s de la ramificaci�n familiar, tiene tambi�n bastantes parientes rituales (compadres, padrinos, ahijados), y tiene algunos vecinos sin relaci�n parental pero con muchos de los cuales mantiene relaciones de intercambio de bienes y de ayuda mutua. Esta red es todav�a m�s densa por la participaci�n en los tequios, en las asambleas y en las fiestas es colectiva, abierta pero obligatoria. Los ind�genas son comunidad en un territorio comunal y reiteran c�clicamente su pertenencia a ella a trav�s de su participaci�n en lo colectivo, en el cumplimiento de sus responsabilidades y obligaciones.

La persona forma parte no s�lo de su comunidad de origen sino tambi�n de una comunidad menor dentro de ella, que es la familia. La familia ind�gena funciona como comunidad, donde los derechos se respetan a quienes cumplen con sus obligaciones con la comunidad. Ser comunal es una pesada carga que implica mucho trabajo gratuito, responsabilidad y gastos; es una carga a la que a veces se rehuye pero a la que generalmente se acepta hasta con gusto. Servir a la comunidad es la v�a para sentirse y ser reconocido como parte de ella.

Este concepto de vida est� relacionado con su expresi�n en una lengua espec�fica, distintiva y propia, y con un conjunto de conocimientos del entorno que permiten saber vivir la vida comunal entre los humanos y con los sobrenaturales. En todo ello, la medicina tradicional ocupa un lugar fundamental, al mismo tiempo que lo comunal ocupa un lugar primordial en la medicina tradicional.

Salud y enfermedad en el cuerpo social y en el cuerpo humano

Es interesante establecer un paralelismo entre el cuerpo humano y la sociedad concebida como cuerpo social, para observar algunas de sus caracter�sticas relativas a la salud en el caso de las comunidades ind�genas. Para ello, giraremos en torno a la idea de que el concepto curativo de la medicina ind�gena tradicional forma parte del concepto curativo de la sociedad.

Todos sabemos que no existe ning�n humano que haya sido siempre saludable y que adem�s est� exento de accidentes que lo pudieran lesionar. Aunque la salud total es una aspiraci�n humana, no existe ni existir� alg�n humano que la pueda tener durante toda su vida. En ese sentido, la medicina atiende el desequilibrio provocado por la enfermedad.

De la misma manera, tampoco existe ni ha existido ni existir� ninguna sociedad humana que est� libre de problemas y conflictos. Es decir, que no hay comunidad que sea un para�so terrenal, una tierra sin mal o un cuerpo social siempre saludable. El cuerpo social est� frecuentemente enfermo: algunas veces padece enfermedades curables de larga o corta duraci�n (como algunos conflictos agrarios o disputas entre familias), otras veces llega a tener enfermedades incurables (como en muchos casos es la divisi�n por intereses pol�ticos) o mortales (como el caciquismo), o a padecer fracturas e incluso mutilaciones (como las expulsiones).

Ni el cuerpo humano ni el social tienen condiciones de inmunidad, por lo que contar con una estructura de curaci�n ha sido una de sus preocupaciones y sobre todo de sus principales �xitos para perdurar. Esta estructura la han autogenerado por muchos siglos, y s�lo recientemente ambos cuerpos han cedido en alguna medida la atenci�n de su salud a instituciones externas a su cultura.

La estructura curativa del cuerpo humano es el sistema de medicina tradicional, conformado por m�dicos, medicinas y su conocimiento. La estructura curativa del cuerpo social ind�gena son b�sicamente la asamblea comunitaria, sus autoridades y el derecho tradicional o consuetudinario. A trav�s de la asamblea se diagnostica y soluciona los problemas que enferman a la comunidad; las autoridades tienen por funci�n tratar de evitar que los problemas se presenten, pero una vez presentes deben encontrarles curaci�n, tomando medidas o recurriendo a la asamblea para acordarlas, cuando la magnitud de la enfermedad lo amerita.

Para los cuerpos humanos -siempre expuestos a enfermedades-, son los m�dicos quienes recuperan su salud, constituy�ndose con ello en un elemento estructural cuya funci�n es lograr la mejor calidad de vida saludable para el cuerpo humano. De la misma manera, la asamblea y las autoridades son los elementos estructurales de la comunidad ind�gena que tienen por funci�n generar las mejores condiciones de vida para el cuerpo social, al encabezar a la comunidad en la b�squeda de las maneras de solucionar y enfrentar todo tipo de problemas.

Y al igual que en el cuerpo social, para que el cuerpo humano recupere la salud a la manera tradicional, se requiere de un contexto comunal de curaci�n, dado b�sicamente por la participaci�n familiar en torno al enfermo.

La estructura de salud que podemos llamar tradicional tanto para el cuerpo humano como para el social, se desenvuelve dentro de un contexto espec�fico, que es el contexto comunal. Tanto las personas como la sociedad han sido tradicionalmente comunales entre los ind�genas. Es con base en una concepci�n comunal, colectivista, de la vida, que han moldeado sus instituciones y que han adoptado elementos provenientes de otras culturas. Por ejemplo, el municipio es una instituci�n no ind�gena de gobierno que se adopta en Oaxaca durante el siglo XIX y que no requiere de una organizaci�n comunal para funcionar, como se puede ver en municipios grandes de Oaxaca y en municipios mestizos de diversos estados de la Rep�blica. Pero a pesar de ello, los municipios ind�genas de Oaxaca son, en general, municipios comunales, es decir, que se les ha dado una caracter�stica particular, espec�fica, que es propia de los ind�genas.

Gran parte de las comunidades ind�genas ya no tienen una estructura curativa constituida s�lo por la medicina tradicional y se ha incorporado en ellas la medicina al�pata, el m�dico hegem�nico, la ciencia excluyente y su templo, que es el centro de salud. Al igual que en el caso de la lengua, en ocasiones la convivencia entre lo propio y lo ajeno (a lo que se tiene derecho) es relativamente equilibrada, pero en otras significa un proceso de desplazamiento o de sustituci�n de la medicina tradicional, quedando anclada la comunidad a una estructura que no es autogenerada sino que depende del subsidio gubernamental para funcionar, y por lo tanto su funcionamiento est� fuera de sus manos. La medicina occidental no es inocua y al curar genera trastornos tanto en el cuerpo humano como en el social (4).

Lo importante es considerar que una sociedad como la india, que genera su estructura de curaci�n y la pierde o abandona, est� condenada a ser consumida por la enfermedad o a recurrir a nuevas estructuras; en un contexto colonial, este cambio es generalmente inducido por el gobierno, de manera que la sociedad es orillada a renunciar a lo propio y transformarse. Los gobiernos no ayudan a los pueblos indios a curarse sino que los presionan para dudar de su salud, aceptarla como enfermedad y buscar las formas cient�ficas de curarla.

Medicina tradicional y autonom�a

Finalmente, es necesario no perder de vista que el momento actual de las luchas indias muestra una tendencia a la construcci�n de formas auton�micas de vida no exclusivas en el seno de la sociedad nacional. Esta autonom�a, en el caso de los indios, est� cimentada en su experiencia hist�rica de organizaci�n comunal, y es a partir de esa comunalidad que la autonom�a adquiere una dimensi�n cercana.

La autonom�a no es tal si se le separa de la autogesti�n, y es precisamente la comunalidad la que ha generado experiencias autogestivas s�lidas en la vida india: por ejemplo, en el ejercicio del poder local, en la articulaci�n econ�mica regional, en la procuraci�n de justicia, de salud, de educaci�n. Si entendemos a la autogesti�n como la capacidad social de hacerse cargo de sus cosas sin el concurso indispensable del Estado u otros agentes externos, debemos reconocer que las comunidades indias han sido autogestivas, y la medicina ind�gena tradicional es uno de sus aspectos m�s evidentes: a trav�s de ella, la sociedad india -ya sea a nivel comunitario o regional– ha contado con todos los recursos necesarios para curarse (m�dicos, medicinas, conceptos). Por siglos, no hubo intervenci�n del Estado en la atenci�n a la salud de los indios, y con sus recursos fueron lo suficientemente saludables para rehacer su vida y adem�s cumplir con el pago de tributos e impuestos. Tampoco necesitaron de maestros para educar a sus hijos, ni de abogados para resolver sus conflictos cotidianos.

Es en su articulaci�n subordinada con la cultura totalitaria (Jaulin, 1989), tanto virreinal como mexicana, que los indios han ido perdiendo sus capacidades autogestionarias para depender cada vez m�s de agentes externos para la atenci�n de sus problemas y necesidades, lo que se ha traducido en que son cada vez m�s dependientes del Estado. Una perspectiva auton�mica no puede ignorar esto y proponer una sociedad completamente nueva o totalmente reconstruida del pasado, sino encontrar las formas en que lo occidental pueda ser incorporado a una estructura propia y autocontrolada.

Los m�dicos ind�genas tradicional son una estructura autogenerada fundamental en la conservaci�n con vida y salud tanto del cuerpo humano como del cuerpo social con base en su cultura originaria. En otras palabras, son una estructura autogestiva propia para la autonom�a. Adem�s, si consideramos los esfuerzos de los m�dicos ind�genas oaxaque�os por organizarse (el Consejo Estatal de M�dicos Ind�genas Tradicionales de Oaxaca tiene m�s de 600 miembros de distintos grupos etnoling��sticos), podemos ver en ellos un aporte adicional a la construcci�n de la autonom�a a trav�s de la vinculaci�n de intelectuales indios, que son los m�dicos.

Notas

(1) Este texto fue presentado como ponencia en el Seminario Permanente sobre Derechos Ind�genas y Medicina Tradicional convocado por el Consejo Estatal de M�dicos Ind�genas Tradicionales de Oaxaca y la delegaci�n estatal del INI, Oaxaca, 15 de mayo del 2003.

(2 Cada vez es m�s claro que la identificaci�n de lo indio con la lengua es insuficiente: las comunidades indias en las que la lengua originaria ya no es hablada por la mayor�a de sus habitantes, no por eso dejan de ser indias, pues en algunos casos sus habitantes siguen identific�ndose como indios en espa�ol y en muchos casos las comunidades siguen organizadas tal como las comunidades indias. Esto es evidente por ejemplo en el hecho de que son 418 municipios los que eligen a sus autoridades por el sistema llamado de Usos y Costumbres (que tiene como estructura a los cargos y como �rgano de expresi�n a la asamblea general de la comunidad), mientras que son apenas unos 250 municipios oaxaque�os los que son habitados mayoritariamente por hablantes de lengua ind�gena.

(3 Un contexto descomunalizado es un contexto en el que el individualismo tiende a desplazar al colectivismo comunal tanto a nivel de toda la comunidad como a nivel familiar y personal. Es en un contexto individualista en el que queda desubicada la medicina ind�gena tradicional: las pr�cticas curativas tradicionales no tienen la misma l�gica en un contexto comunal que en uno individualista aunque la forma de la pr�ctica m�dica pueda ser id�ntica.

(4 La salud del cuerpo social indio es apenas recientemente reconocida pero s�lo en algunos de sus aspectos (como el tequio y su utilidad); pero lo m�s com�n es que esa salud cultural sea concebida como enfermedad por la poblaci�n actualmente mayoritaria y tratada como tal por los gobiernos nacionales.

Bibliograf�a

Barabas, Alicia 2001 – Traspasando fronteras: los migrantes ind�genas de M�xico en los Estados Unidos, en: Cuadernos del Sur N�m.16, mayo, Oaxaca.

Coloquio 1999 – Coloquio nacional sobre pol�ticas p�blicas de atenci�n al migrante (Memoria). Oaxaca: Gobierno Constitucional del Estado.

Jaulin, Robert 1989 – Los indios y las m�scaras del totalitarismo (entrevista a Robert Jaulin), primera parte, en: El Medio Milenio N�m. 5, Oaxaca.

Kearney, Michael 1996 – La migraci�n y la formaci�n de regiones aut�nomas pluri�tnicas en Oaxaca, Coloquio sobre derechos ind�genas, Oaxaca: Instituto Oaxaque�o de las Culturas.

Maldonado, Benjam�n 2002 – Autonom�a y comunalidad india. Enfoques y propuestas desde Oaxaca. Oaxaca: INAH-Oaxaca / Secretar�a de Asuntos Ind�genas del gobierno del estado / Coalici�n de Maestros y Promotores Ind�genas de Oaxaca / Centro de Encuentros y Di�logos Interculturales.