Respaldo de material de tanatología

CUENTOS QUE CURAN. HACIA UNA LOGOTERAPIA NARRATIVA PSICO-EDUCATIVA

CUENTOS QUE CURAN. HACIA UNA LOGOTERAPIA NARRATIVA PSICO-EDUCATIVA

Wednesday, July 02, 2008
Alejandro de Barbieri y Marcela Arocena
Ps. Alejandro De Barbieri ? Lic. Marcela Arocena
Centro de Logoterapia y Análisis Existencial
Montevideo – URUGUAY

“Una de las tareas de la literatura es dejar ver una posibilidad más allá de la realidad, la posibilidad de cambiarla, de transformarla (…).  Si el escritor no es capaz de inmunizar al lector contra la desesperación, entonces tiene que abstenerse al menos de ‘infectarlo’ de ella? (Frankl, 1992, p. 185). Conferencia inaugural de la Semana del Libro,1975 en el Hofburg de Viena.

1. Introducción:

Uno de los ?sentidos? que ha guiado mi vida ha sido el de intentar unir psicología y literatura. La literatura me acompaña desde siempre; como lector me siento afortunado por los libros que llegaron a mis manos y que me marcaron en distintas etapas de mi vida.
Luego, como psicoterapeuta y como logoterapeuta he descubierto que muchos de mis pacientes recurren a la literatura para ayudarme a ayudarlos. Algunos suelen describir una situación vivida o un sentimiento que han experimentado haciendo alusión a un libro o una película, afirmando que a ellos les suceden cosas similares a los personajes. Toda literatura (en forma de cuentos, poesía, cine, mitos, etc.) nos habla de vivencias profundamente humanas; vivencias que necesitamos conocer para comprendernos mas y mejor a nosotros mismos y a nuestros pacientes y poder así acompañarlos mejor.
El Centro de Logoterapia y Análisis Existencial (CELAE) viene realizando desde hace un año, un encuentro mensual titulado ?Cuentos que curan?. Estos encuentros están enmarcados en el contexto de diversas actividades del centro, pero surgen con el objetivo de crear un espacio diferente a los demás. Surge por la necesidad de transmitir la Logoterapia como psicología preventiva.
Esta propuesta no solo se diferencia de las actividades tradicionales de formación y atención del centro, sino también de otras propuestas aparentemente similares por su contenido narrativo o literario.
Los cuentos que hemos utilizado, son de la literatura clásica en su mayoría, escritos por autores ajenos al mundo ?psicológico?. Es decir que no son cuentos hechos por psicoterapeutas con una intención pedagógica o terapéutica (excepto la obra de Yalom que tiene específicamente estos objetivos).
Son luego utilizados como disparadores emocionales y los personajes como ?co-terapeutas? para ayudarnos a entrar en nuestro mundo interior y ver alternativas allí donde solo veíamos un túnel cerrado y oscuro.
La literatura universal es amplia y rica en todo tipo de historias, cada relato toca distintos aspectos de la vida. Es por eso que consideramos que no hay mejor recurso que un cuento para ?disparar? nuestros afectos, para abrir ese mundo interno.
La literatura que por lo general aparece en un espacio íntimo entre el libro, el autor y el lector, se vuelve de esta manera, vehículo de interacción social.

2. Objetivos generales:

1. Acercar la literatura clásica al público general y ubicar a la persona en el lugar de ?oyente? de un cuento, con todos los beneficios que esto incluye.

2. Generar un espacio de encuentro e intercambio afectivo emocional, combatiendo el aislamiento y la soledad a través de una tarea psicohigiénica de prevención y orientación.

3. Prevenir las llamadas ?neurosis colectivas?, presentando estrategias para abordar cada problemática.

4. Alcanzar objetivos comparables a los de un proceso terapéutico.

5. Ubicar al psicólogo en el rol de promotor de salud y ?compañero de camino? más que de técnico diagnosticador o reparador de un ?aparato descompuesto?. 
6. Contactar con nuestro inconsciente espiritual, a través de vivencias que nos llegan indirectamente al inconsciente y nos conectan con nuestras potencialidades dormidas.

1. La propuesta tiene como primer objetivo acercar los grandes autores de la literatura al público y colocar a la persona en el lugar de oyente, de escucha de un cuento, incluso en el lugar de niño, recordando aquellos momentos en que le leían un cuento para dormir. Este momento tan ansiado por el niño y tan olvidado por el adulto tiene muchas virtudes.
La lectura de un cuento es un tipo de actividad que no suele ser aprovechada en toda su potencialidad. El cuento no solo entretiene sino que seduce al que escucha, lo compromete con sus personajes y lo hace ?vivir? otras vidas.
El cuento relaja, permite viajar, imaginar y entrena en el ejercicio de las posibles respuestas que se buscan a veces sin saberlo. Habilita una identificación con ciertos roles que la persona no se permite desempañar en su vida real; destapa emociones que se reprimen en el diario vivir. Permite odiar, envidiar, amar y sentir al igual que el personaje, permite también rechazar ciertas actitudes de algunos personajes. Mientras tanto, muchas veces sin darnos cuenta, el cuento nos va ?curando?, nos va desprejuiciando, dando ideas para actuar, mostrando miedos que enfrentar y la oportunidad de imaginar otro mundo posible para salir del real, cuando éste se vuelve insoportable o insostenible.

2. El segundo objetivo es generar un espacio de encuentro, de intercambio afectivo emocional, combatiendo asimismo el aislamiento y la soledad que muchas personas viven hoy en día. Se trata en este sentido de una tarea psicohigiénica de prevención y orientación, dirigida hacia un público heterogéneo pero con sufrimientos similares. Más que de prevención es una tarea de promoción de la salud, ayudando a la persona a tomar contacto con los aspectos sanos de si misma y encontrar así herramientas para hacer frente a sus sufrimientos.
Recordamos aquí el testimonio de una psicóloga que asistió a uno de los encuentros y comentó que un paciente suyo le decía que no encontraba espacios sociales para relacionarse con gente ya que los grupos estaban reservados para alcohólicos, adictos, obesos anónimos u otras patologías. No encontraba grupos para gente ?normal? o sana que busca promocionar redes sociales.

3. Desde el punto de vista psicopatológico, se propone combatir las llamadas ?neurosis colectivas?: actitud provisional ante la existencia, postura fatalista ante la vida, pensamiento colectivista y fanatismo. Muchos de los dolores que sufrimos individualmente, se relacionan con estas actitudes, que son una manifestación del vacío existencial que crece ?a nivel social- en la gente que no encuentra sentido a su vida. Se trabaja entonces sobre determinada temática, con el objetivo de presentar estrategias para abordar esa problemática. Los personajes de los cuentos nos señalan el modo en que salieron adelante o no. De esta manera, también se logra implementar junto con el público y sugerir si es necesario, estrategias y alternativas para el manejo de situaciones conflictivas.

4. A lo largo de un proceso psicoterapéutico y logoterapéutico, se pueden detectar 4 etapas o pasos:

1. Catarsis
2. Interpretación
3. Psico-educación
4. Transformación (cambio y descubrimiento del sentido)

En diferentes instancias de la vida social, las personas tienen la posibilidad de hacer ?catarsis?, con sus amigos o familia contando lo sucedido durante su día de trabajo, en la calle, etc. cumpliendo así con la primera etapa del proceso antes mencionado. Pocos son los espacios, más allá del proceso psicoterapéutico en sí mismo, en los que la persona puede profundizar y elaborar su problemática.
El cuarto objetivo sería abordar (con sus limitaciones, claro está) el segundo y tercer paso con claridad. Es decir que las personas no sólo hablan de lo que sienten (catarsis) sino que también reciben una orientación o señalamiento y luego un seguimiento cuando es necesario o la situación lo requiere.
Asimismo, hemos observado en numerosas ocasiones elementos que revelan un insight por parte del participante, llegando posiblemente a cumplir con la cuarta fase del proceso, la de transformación.
En este punto, recordamos una señora quien luego de trabajar sobre el cuento ?Mama y el sentido de la vida? del libro homónimo de Irvin Yalom, comentó: ?Este cuento me hizo tomar consciencia de algo que en muchos años de terapia no había logrado.? Esta señora había perdido a su madre hace años y era un tema recurrente en su terapia, la no elaboración de ese duelo. El relato de Yalom, le abrió una nueva visión.

5.Finalmente, la coordinación por parte de un psicólogo, tiene como objetivo acercarle al público general la mirada psicológica, la palabra del psicoterapeuta como promotor de salud y compañero de camino y no como un técnico a quien consultar frente a dificultades. El coordinador realiza un cierre abordando la problemática psicológica que se desprenda del cuento y de los aportes del público. Se posibilita de esta manera, el análisis de las problemáticas actuales más importantes, presentadas con la ayuda de la literatura, como ser: el vacío existencial, la depresión, el suicidio, las adicciones, los miedos, las ansiedades, relaciones afectivas familiares, el sentido de la vida, las crisis vitales, el sentido del trabajo, el sentido del sufrimiento, las pérdidas, el crecimiento de nuestros hijos, situaciones traumáticas, los diagnósticos médicos, la búsqueda de la identidad, la afectividad, etc.

6. Todo logoterapeuta se esfuerza por llegar al inconsciente espiritual. En esta dimensión radican todas las posibilidades que esta persona en particular tiene para desarrollar y que por distintas razones, no ha podido o no ha sabido cómo actualizarlas. El desafío y el arte de nuestra vocación es llegar a este espacio para ayudar a que la persona pueda ?pescar luz caída? como dice Neruda. Porque nuestro trabajo, se podría resumir en ?acompañar para despertar? o para pescar, siguiendo aquellos versos del poeta chileno:

Si cada día cae dentro de cada noche
Hay un lugar en donde la claridad esta encerrada
Hay que sentarse a la orilla del pozo de la sombra
Y pescar luz caída, Con paciencia

Aquí el poema resume todo. Pescar luz caída, esa es la esencia de nuestro trabajo logo terapéutico. Sentarnos, con paciencia, en el pozo de la sombra a pescar luz caída, a ayudar a pescar.

3.  Descripción de la técnica:

A. El público y los participantes: la actividad está dirigida a todo público. La franja etárea de los participantes es bastante amplia. El único requisito para participar es estar interesado en la propuesta. La convocatoria se realiza mensualmente y asisten un número promedio de 25 participantes.

B. Objetivos específicos de la actividad:
Expresión de las emociones.
Expresión de las posibles identificaciones con los personajes del cuento.
Comenzar un proceso de toma de conciencia y de elaboración personal.
Iluminar los posibles campos de sentido que el cuento ofrece.
Tomar contacto con el inconsciente espiritual reprimido, y hacer surgir así una opción de respuesta distinta y nueva para la persona.
Promocionar la continuidad de este proceso una vez que la persona se retira del grupo; para este fin se proponen algunas alternativas:
a. Reescribir una o varias partes del cuento con el objetivo de lograr una mayor identificación y buscar un cambio de actitud (asumiendo nuestra libertad y responsabilidad).
b. Escribir libremente a partir de lo que nos quedó resonando: sensaciones, asociaciones con nuestra propia situación de vida, el significado que tiene para nosotros el cuento, las ideas y opiniones que se nos ocurren al respecto.
c. Escribir un cuento.
d. Generar vínculos entre los participantes del grupo, ya sea con la intermediación de la institución o sin ella, ya sea en el siguiente encuentro o fuera de este ámbito.

C. Metodología:
La propuesta: consiste en un encuentro semanal de una hora y media coordinado por dos psicólogos logoterapeutas.

El procedimiento:
1. Se lee un cuento que tiene una duración variable entre 10 a 20 minutos.
2. Se plantean algunas preguntas, en primer lugar, orientadas a que se expresen emociones, sensaciones, sentimientos: ¿Cómo se sintieron? ¿Que sensaciones tienen? ¿Qué generó el cuento en ustedes?
3. Se realiza una discusión entorno al cuento, fomentando la participación del público presente y apuntando al logro de los objetivos.
4. Se plantean consignas para trabajar a nivel grupal, cumpliendo con los objetivos de la actividad (expresión de identificaciones, toma de conciencia, iluminación de campos de sentido, etc.), definiendo a su vez objetivos específicos para cada cuento. Por ejemplo, ponernos en lugar del personaje principal del cuento y vernos en la situación (autodistanciamiento). ?Si yo estuviese ahora en esa situación: ¿cómo me sentiría??
5. Luego de haber ?vivenciado? la catarsis, la identificación con los personajes y las alternativas, se sugiere que la persona intente pensar en su vida actual y piense en un posible cambio de actitud o una toma de decisiones que el cuento haya iluminado o revelado.
6. El coordinador retoma algunas de las ideas planteadas y realiza el cierre de la sesión, abordando la problemática psicológica que surge a partir del debate.

D. Las sesiones y el grupo:
Cada encuentro tiene su comienzo, desarrollo y cierre en si mismo, es decir que no hay una continuidad entre uno y otro. Es único, independiente de los otros. La propuesta es siempre la misma, pero con un cuento distinto a cada sesión.
No podemos definir al grupo como abierto ya que lo que lo caracteriza es, no solo ser abierto sino más aún, volverse a conformar en cada encuentro.

E. Los cuentos:
En el ciclo 2007-2008, los cuentos leídos (narrados logopsicoeducativamente) hasta el momento son los siguientes:

1. Mamá y el sentido de la vida. Irvin Yalom (libro homónimo)
2. Verde y sin Paula, Mario Benedetti (Geografías)
3. Nunca creí que me pasara a mi, Irvin Yalom (El verdugo del amor)
4. Casa tomada, Julio Cortázar (Bestiario)
5. Dos sonrisas, Irvin Yalom (El verdugo del amor)
6. Háblame de ti, Inés Fernández (Inédito)
7. Joyas en el basurero, Juan Antonio Vallejo-Nágera (Concierto para instrumentos                      desafinados).
8. Sólo vine a hablar por teléfono, García Márquez (Doce cuentos peregrinos).
9. Una flor amarilla, Julio Cortázar. (Final del juego)

4. Algunos de los factores terapéuticos de ?Cuentos que Curan?: (Seguimos aquí las premisas del libro ?Guía breve de psicoterapia de grupo? de Yalom y Vinogradov, Ed. Paidós)
?Las experiencia grupales en sí son omnipresentes, pero las experiencias grupales de cohesión, de apoyo o de autorreflexión parecen ser cada vez más difíciles de alcanzar en nuestra moderna e industrializada vida. Los grupos constituyen una parte esencial de nuestra experiencia de desarrollo, desde nuestra primera unidad familiar, pasando por la clase, hasta las personas que nos rodean en el trabajo, en el ocio y en el hogar. Al mismo tiempo, llegan a nuestros oídos quejas sobre una creciente alineación interpersonal en la vida moderna, una sensación de aislamiento, anonimato y fragmentación social?. (p23).
De esta manera, Yalom destaca no solo la importancia que tienen las interacciones interpersonales en nuestro desarrollo psicológico, sino también la excepcional herramienta terapéutica que brinda el escenario grupal.
Este autor ha desarrollado un inventario de base empírica, construido por once factores, de los mecanismos terapéuticos que operan en la psicoterapia de grupo. Presentaremos a continuación alguno de estos factores en forma sintética con el fin de extrapolarlos a la actividad en cuestión, ya que consideramos que muchos de ellos son elementos que están presentes en los encuentros de ?Cuentos que curan?.

1. Infundir esperanza:
La fe en un tipo de actividad es en sí terapéuticamente eficaz, afirma Yalom, tanto cuando el participante tiene altas expectativas de ayuda como cuando el coordinador cree en la eficacia de la misma.
Hemos observado en estos encuentros, personas infundiendo esperanza a otras, hemos escuchado comentarios de algunos participantes admirados e inspirados por la actitud de otros. 
El hecho de reunirse para escuchar un cuento, hablar y compartir lo que hemos vivenciado con dicha lectura, infunde esperanza respecto a la posibilidad de enfrentar las propias problemáticas.
El escenario grupal desempeña un papel fundamental en mantener la confianza de que se pueden superar las dificultades.

2. Universalidad
Muchas personas sienten una abrumadora sensación de aislamiento. Están convencidos de que su soledad es única, de que sólo ellos tienen ciertos problemas o impulsos inaceptables. Estas personas están a menudo socialmente aisladas y tienen pocas oportunidades de intercambio social franco y sincero. En un grupo de estas características, las personas experimentan, por lo general, un gran alivio cuando descubren que no están solos, que sus problemas son universales y los comparten otros miembros del grupo.

3. Transmisión de información-Instrucción didáctica
La transmisión de información tiene lugar en el seno de un grupo siempre que un terapeuta instruye didácticamente a los participantes sobre el funcionamiento mental o físico o siempre que el líder u otros miembros del grupo dan consejos u orientación directa sobre problemas vitales.

4. Altruismo
En estos grupos, los participantes se ayudan mucho entre sí. Comparten problemas similares, se ofrecen mutuamente ayuda, sugerencias e insights, y se tranquilizan unos a otros. Para una persona que se siente desmoralizada y cree que no puede ofrecer nada de valor a nadie, la experiencia de ser útil a otros miembros del grupo puede resultar sorprendentemente gratificante y es una de las razones por las cuales los grupos incrementan con tanta frecuencia la autoestima.
El acto altruista no sólo potencia la autoestima, sino que también distrae a las personas que malgastan gran parte de su energía psíquica inmersos en una obsesiva concentración en si mismos. Muchas veces la persona que se encuentra atrapada en cavilaciones sobre sus propias tribulaciones psicológicas se ve repentinamente obligada a ser útil a otra persona.

5. Comportamiento imitativo
Resulta difícil calcular la importancia que tiene el comportamiento imitativo como factor terapéutico, pero la investigación psicológica y social indica que los psicoterapeutas subestiman su importancia. Los miembros se benefician de la observación de otra persona que tiene problemas similares, un fenómeno que se denomina aprendizaje vicario.

6. Catarsis
La catarsis, o dar rienda suelta a las emociones, es un factor terapéutico complejo que está asociado con otros procesos grupales, especialmente con la universalidad y la cohesión. El puro acto de dar rienda suelta a las sensaciones, en sí mismo, raramente promueve un cambio duradero, aunque va acompañado de una sensación de alivio emocional. Lo que es de primordial importancia es compartir con los demás el propio mundo interior con el fin de ser aceptado en el grupo. Ser capaz de expresar emociones fuertes y profundas, y aun así ser aceptado por los demás, es algo que pone en entredicho que seamos repugnantes e inaceptables o que nadie pueda sentirse capaz de querernos.
Para lograr que se produzca el cambio, la persona, primero tiene que experimentar algo con intensidad en el escenario grupal, y sufrir la sensación de catarsis que acompaña a dicha intensa experiencia emocional; después debe proceder a integrar el suceso catártico a través de la comprensión de su significado, primero en el contexto del grupo, y segundo en el contexto de su vida exterior.

7. Factores existenciales
Uno de los enfoques existenciales para comprender los problemas de los pacientes postula que la lucha primordial del ser humano es aquella que tiene lugar contra los hechos dados de la existencia: la muerte, el aislamiento, la libertad y la carencia de sentido vital.
En los encuentros de ?Cuentos que curan?, tales hechos existenciales desempeñan un papel central en el desarrollo de la actividad, considerando las temáticas elegidas a través de la selección de cuentos, temas esenciales a la antropología de la Logoterapia.

8. ?Verde y sin Paula? de Mario Benedetti
Relataremos aquí a modo de ejemplo, el trabajo que se puede realizar en torno al cuento de Benedetti.

Síntesis del cuento:
Este cuento se enmarca en una época histórica particular de nuestro país, la dictadura vivida dese el año 1971 al 1984 y el exilio al que muchos uruguayos se vieron obligados. El personaje principal del cuento (sin nombre) se encuentra en Europa exiliado. Había huido de su país por temas políticos, con una ?muerte a cuestas?.
A partir de este hecho determinante ?la muerte de un hombre-, el personaje cae en una profunda depresión y no ve otra alternativa a su vida que el suicidio.
Aparece en todo el relato la figura de Paula, quien conoce su dolor pero no puede hacer nada para impedir su decisión.
El desenlace nos sorprende, cuando al límite del ahogo, el hombre grita y grita a su vez una niña que también se está ahogando; el la salva salvándose a si mismo.

Análisis del cuento:
Luego de la lectura (de gran impacto emocional) guardamos minutos de silencio y poco a poco vamos recogiendo los sentimientos de las personas.
El coordinador, va trasladando las características de los personajes y la dinámica del relato, a los conceptos logo terapéuticos. Se analizan algunas de las ideas centrales del cuento y sus significados: la culpa, el azar, Paula, el rápido recorrido a través de los años vividos, el mar, la niña, etc. 
Nos ubicamos en el personaje, en el ?cuerpo? del personaje, ?somos el personaje? por unos minutos, para vivenciar el cuento. Vamos caminando junto al, hacia la nada, hacia la muerte, vamos repasando nuestra vida, nuestros afectos, qué fue de ellos, cuales fueron aquellas frases decisivas, aquellos goces y sufrimientos que me marcaron. A medida que el agua sigue subiendo por mis piernas, por mi estómago, también yo me voy ahogando, no encuentro otra salida, me justifico, me exonero de culpa, cargo con una muerte a la cual no le encontré sentido. Soy un ?pobre hombre? como dice Benedetti, con una muerte a cuestas. Después ocurre la sorpresa, la salida, el nadar sin pensar, para salvar a la niña que se ahoga y volver a la orilla y darme cuenta que hay otros, que la niña pregunta por mi y que debo subir rápido al hotel, antes que la mucama recoja el sobre (que incluye la carta de despedida a Paula).
Todo este proceso lo voy viviendo en mi mismo y pienso:
? ¿Quién está a mi lado?
? ¿Quién es mi ?niña salvadora??
? ¿A quién debo rescatar, para rescatarme a mí?
? ¿A quien le he escrito mi carta de despedida?
? ¿Estoy abierto al misterio? ¿A la posibilidad de esperanza mas allá de toda desesperanza?
? ¿Cuántas veces caigo en la actitud fatalista y depresiva del protagonista ?sin nombre? que no ve otra salida que ahogarse en el mar?
? ¿Confío en el Inconsciente espiritual?

En este resumen podemos recorrer nuestra vida, nuestra búsqueda de sentido, nuestras vivencias de ?sin sentido? y nuestras ?niñas rubias? que emergen a nuestro lado para rescatarnos.

9. Conclusión: No nos dejemos convencer
Al inicio de este articulo, Frankl, nos dejaba una maravillosa cita donde nos plantea que el escritor debe ser capaz de inmunizar al lector contra la desesperación.  Este es quizá el objetivo mas importante de la propuesta de CUENTOS QUE CURAN, generar un espacio comunitario, una comunidad de vida, donde al leer cuentos y vivenciarlos, podamos continuar viviendo y buscando un sentido autotrascendente a la vida.
Un sentido que nos mantenga siempre alertas y ?despiertos? frente al mundo que nos quiere dormir, para que sigamos consumiendo, para que sigamos siendo victimas y terminemos al final desesperados y apáticos.
No nos dejemos convencer por los inventores de enfermedades, no se dejen seducir por los ?nuevos fármacos? que todo lo curan y nos prometen quitarnos todo sufrimiento en la vida. La vida no tiene cura, tiene que ser vivida. Para nosotros no solo el ser espiritual no enferma, para nosotros, la persona no enferma, porque nuestro concepto de persona es diferente.
Intentamos generar una experiencia a su vez de PSICOEDUCACION PREVENTIVA, contra el vacío existencial, la apatía y las neurosis colectivas. Intentamos que cada integrante de los grupos de CUENTOS QUE CURAN, se lleve un contacto con sus posibilidades dormidas, de manera tal que al despertarse, las pueda realizar y pueda hacer algo para cambiar lo que somos. Somos lo que hacemos para cambiar lo que somos dice el autor uruguayo Eduardo Galeano.
En realidad, vamos siendo, vamos caminando, vamos a construir frente al tedio y a la desesperación, una comunidad de sentido, de vida, que transforme las ?oficinas? (al decir de Sabina) que son los hogares y matrimonios actuales, en vida y ganas de vivir.

No se dejen seducir por la apatía, porque en el fondo, cuando uno menos lo espera, la niña rubia, emerge y se hunde y emerge y se hunde? tenemos que estar despiertos, no sea cosa que se emerja y no nos de tiempo para salvarla, para salvarnos, para retirar la carta que le escribí a Paula y pedirle que venga de nuevo, que ya no está la muralla, que ahora si, ahora si la vida ha derrotado a la muerte.
La logoterapia es terapia de las vidas futuras, no de las vidas pasadas, es ayuda para que lo que está por-venir, venga y se haga realidad.

Bibliografía:
? Benedetti, Mario. Geografías. Ed. Planeta Bs As
? Cortázar, J. (1951): Bestiario. Ed. Sudamericana, Bs. As.
? De Barbieri, A. (2005): Lo que cura es el vínculo. Miscelánea Comillas. Revista de Ciencias Humanas y Sociales. Julio..Diciembre 2005, No. 123 Vol. 63, Madrid. 
? Frankl, V. (1988): La presencia ignorada de Dios. Ed. Herder, Barcelona.
? Frankl,V.(1991):El hombre en busca de sentido. Herder, Barcelona.
? Galeano, E. (1989): El libro de los abrazos. Ed del chanchito, Mdeo.
? Paz, O. (1995): Los signos en rotación y otros ensayos. Altaza, Barcelona.
? Yalom, I. (2002): El don de la terapia. Ed. Emecé. Bs As.
? Yalom y Vinogradov. Guía breve de psicoterapia de grupo?  de Ed. Paidós

Curriculum abreviado de los autores:
Alejandro De Barbieri
? Psicólogo Clínico, egresado de Universidad Católica del Uruguay en 1994
? Profesor ayudante de la Facultad de Psicología de la Universidad Católica de las Materias: Análisis Existencial, y Fundamentos de Terapia Existencial.
? Egresado de la Fundación Argentina de Logoterapia ?Viktor E. Frankl? en 1996
? Doctorando, Universidad de Flores, Buenos Aires.
? Ha dictado cursos y conferencias sobre Logoterapia en Uruguay, Argentina, Paraguay, México, España e Italia.
? Ejerce como Psicólogo y Logoterapeuta en el plano educacional y clínico.
? Egresado del Postgrado en Psicología Clínica, Universidad Católica del Uruguay.
? Director del CELAE, Centro de Logoterapia y Análisis Existencial.

Marcela Arocena Ponce de León
Licenciada en Psicología, Universidad Católica del Uruguay,1996.
Logoterapeuta, 1996-1999.
Docente de los Cursos Introductorio, de Especialización y de Logoterapia Grupal en el CELAE, 2000- presente.
Psicóloga educacional del Colegio San José en Nivel Inicial y Primaria
Psicóloga en el CAIF Nstra. Sra. de Luxemburgo, 1997-2000.
Psicóloga clínica en el ámbito comunitario y privado, 1997-presente.
Egresada del postgrado en Psicología Educacional de la Universidad Católica, 1999-2000.
Diplomado en psiconeuroinmunoendócrinología en curso.
Curso de Formación Terapéutica. Centro de Psicología Humanista. Psic. Alondra Mendizábal, 1995.
Miembro fundador y docente de la Sociedad de Logoterapia del Uruguay, 1995-2000.
Miembro fundador y Directora del CELAE, 2000 ? presente.

MSN/ Email: alejandro@logoterapia.com.uy
Sitio Web: www.logoterapia.com.uy
Montevideo –  URUGUAY

ANEXO:

CUENTO: VERDE Y SIN PAULA
AUTOR: Mario Benedetti (Tacuarembó, Uruguay, 14 de septiembre del 1920)
LIBRO: GEOGRAFIAS  Reúne catorce relatos y otros tantos poemas escritos por Benedetti durante su exilio en España.  (1984)

Cuando se incorpora en la arena, dobla cuidadosamente la toalla, respira con fruición, camina hasta la orilla y se introduce lentamente en el mar, siente que no ha dejado nada a la improvisación. Allá arriba, sobre la almohada, en la habitación 512 del Hotel Cóndor, está el sobre con las cinco palabras en rojo: Para entregar a Paula Acosta. Lo recogerá la mucama cuando llegue, como siempre, a las doce. Le ha costado tres meses la decisión, pero a esta altura es irreversible. Francamente, ya no se soporta, hay que concluir. No tiene por qué apurarse, sin embargo. Cuando el agua le enfría los tobillos, sabe que ha comenzado el último capítulo. Uno de los primeros se remonta a otra playa, Atlántico por medio, con su madre y el padrastro, Víctor, caminando enlazados por la dura arena de Portezuelo, Joaquín tocando en la armónica una milonga cualquiera, y Mastín, minúsculo y húmedo, ladrando como siempre el bochorno de su nombre. Tiempos de candidez o de sordera, de inocencia o de soberbia, no lo sabe bien. Tiempos de acomodar sus diez o doce años saludables en el compacto bienestar, en las lenguas de sol, en la bocanada salitrosa, en las rocas limpísimas. Su madre y Víctor, tan jóvenes entonces y sin embargo (para él) tan antiguos. Y el padre que nadie menciona y a quien nunca conoció, aunque sí logró juntar pedacitos de su confusa historia a través de las revelaciones del primo José Carlos. La inesperada fuga, poco menos que delictiva, a algún lugar del extranjero, sin explicaciones ni carta, sólo noticias indirectas, desprendiéndose sin pudor de la mujer y el hijo. Imágenes de la madre llorando por horas y semanas, y también recuerdos de su recuperación seis años después, gracias a Víctor, que es atlético y bueno pero antiguo. En realidad, todos eran antiguos menos José Carlos y Paula, sus pares. Después de todo, se trata de un repaso consciente. No va a esperar la tradicional y vertiginosa película del ahogado promedio. Para qué. Tiene todo el tiempo disponible para ver la historia con calma. De modo que cuando el Mediterráneo roza sus rodillas, puede elegir el tramo adolescente, con sus notas brillantes y los veranos plácidos y la sincera alegría de Víctor, casi un padre, cuando él triunfa en los 800 metros llanos a nivel liceal, corriendo rezagado hasta los 600 para mostrar entonces toda su garra y pasar a los otros como a postes en el sprint final. Tiempo de lecturas, de primeros libros importantes y formativos. Y Paula. Regresos del liceo, tardecitas en el parque, descubrimiento de la Vía Láctea. Puede elegir las imágenes y hasta organizar el montaje. Es él, con los pies descalzos sobre las piedras del fondo, tan pulidas, y el agua ya en los muslos, es él quien traza inexorable el esquema. Por ejemplo el distanciamiento con Joaquín, que ya no toca milongas en la armónica y justifica frenéticamente la todavía apocada represión, se enrola en los grupúsculos de la ultraderecha, señala con el dedo a compañeros de clase. Y Paula. Química Orgánica con besos. Química Inorgánica con caricias. Física con todo. La madre en cambio tiene arrugas, pese a la cremoteca, y Víctor, a contrapelo de su paz interior, consigue una úlcera duodenal. El tiempo pasa. Unos abren los ojos, otros los cierran. La olita suave y traicionera le encoge los testículos. Aquí lleva tiempo adentrarse hasta lo hondo, hasta no hacer pie. La olita palpa el sexo. Paula también y ahí se quedó. Él creyó que para siempre y ella también. Se ha mantenido, en fin. Es él quien se va. La abandona por el mar infinito, por la paz enigmática. Paula es un cuerpo que él vio crecer, formarse, florecer, madurar, alojar un carácter. Y algo más. Paula, o la tentación de vida. Es arduo sobreponerse. Pero ya está. Todavía un ramalazo con la muerte de Víctor, en aquel desgraciado accidente del kilómetro 97, y el profundo desgarro de la madre, otra vez sola, más antigua que nunca. Sólo cuando el agua transparente le llega al estómago, la memoria estalla. No piensa en balaceras, porque detesta el léxico de las seriales norteamericanas, pero en realidad son eso: balaceras o ráfagas o fuego graneado. ¿Cuándo había arrancado la pesadilla? Tal vez cuando empezaron a caer los estudiantes. ¿Cómo quedarse quieto, arrinconado, a buen seguro? Y Paula. Otra forma de amor, casi un orgasmo comunitario. ¿Cómo no hacer algo, no participar? Y Paula. Qué riqueza, qué conmoción estrechar aquella vida fresca, igual y tan distinta. Qué riesgoso paraíso entrar en ella, fumar juntos, hacer proyectos, y volver a entrar en ella. Y salir después a las reuniones escondidas, donde hasta los gritos se murmuraban. Qué ciudad increíble, desacostumbrada, solidaria, discreta, osadísima, cordial, entrañable. Dos timbrazos en clave y puertas que se abren, mate, café, cerveza, planos de un trazo casi escolar, quién tiene fósforos, quémalo, chau. Y Paula. Por suerte ella no estaba cuando los pescaron en el chalecito de Atlántida. Fue a mediodía, entre turistas, bicicletas y vendedores ambulantes. Nadie pudo hacer nada. Lo habían previsto todo menos esa hora facilonga, ritual: el podrido mediodía. Los brazos horizontales, acariciando el agua, para que la olita lambetee por fin sus sobacos erizados. Es claro que había previsto la tortura y las obvias defensas mentales y los principios. Pero la realidad. Siete días y siete noches buscando y rebuscando algo para decirles que fuera verosímil y hasta medianamente cierto y que a la vez fuera inútil. Algo para que lo dejaran simplemente respirar. Y soltó aquella dirección, aquel apartamento donde ya no había nadie, porque una semana atrás ya todos se habían ido, dispersados. Y sin embargo le siguieron dando, larga, duramente, cuatro días y cuatro noches más, ya que, a partir de aquel dato, le exigían confirmaciones, continuaciones, epílogos. La vieja dirección donde ya no había nadie. Pero había. Carajo había. Mierda había. Y gracias a él, gracias a su desliz imperdonable, habían sorprendido a Omar, sólo a Omar, y se había defendido y lo habían acribillado. Ocho años desde aquello. Y nunca. El agua cada vez más fría es una soga alrededor de su pescuezo. Nunca pudo aceptarlo ante sí mismo. Aunque nadie lo supiera. Porque nadie lo supo, salvo Paula. Él mismo se lo dijo, aquí en Europa, ya aparentemente libre, porque un pasado así era demasiado para una sola memoria. Y él agradeció que ella no lo disculpara ni lo perdonara ni lo justificara ni le dijera qué vas a hacer ya pasó, él agradeció que sólo se abrazara a él y le dijera pobrecito mío. Porque eso era más o menos. Un pobre tipo con Omar a cuestas. Con Omar a quien nunca había visto, pero a quien sin quererlo había ayudado a liquidar. Y Paula. Desde ahí la relación fue otra. Porque ella comprende, comprende que él se sienta así. Sabe que él se apoya noche a noche en la altísima, infranqueable muralla de aquella muerte absurda que es como su propiedad privada y que lo separa de los otros, del mundo. Y ella se arrima y se recuesta con él en la lúgubre muralla, pero de ningún modo niega que ésta exista. Lo ayuda a encontrar soluciones, pero nunca falsas coartadas sino salidas reales. Pero no hay. Salvo ésta de entrar lentamente en el mar. Después de todo, no se va a asombrar cuando su cabeza, y con ella su pasado, su presente y su futuro, queden para siempre bajo el agua. Tiene experiencia de ese ahogo. Y el agua del Mediterráneo, pese a las denuncias sobre contaminación, es muchísimo más limpia que la del tanque con mierda de los cuarteles. O sea que es una compensación, algo como un premio que se otorga a sí mismo: ahogarse en un agua limpia, purificada y purificadora. Y Paula. La dejó bastante tranquila, en Barcelona, porque inventó que tenía que hablar sobre el Comité con Tito y Beatriz, que pasaban aquí sus vacaciones. Pero en rigor vino a hablar con el mar, con el Mediterráneo tan verde y sin Paula. Ese mismo Mediterráneo que ahora está en su mentón y sube hasta sus labios la salmuera de siempre. Y el sabor llega contemporáneamente con el grito, agudísimo en su desesperación. Sólo el ruido del agua y enseguida retorna, desgarrándose, más lejos en el aire, más adentro en el mar. No puede ni tiene derecho a hacer cálculos o a reflexionar. Dispone apenas de uno, dos segundos. El grito, que puede ser auxilio, o socorro, o simplemente ay, vuelve a quebrar la paz, esa paz enigmática ya a punto de acogerlo. Y no tiene otra opción que alzarse, sacudirse, flotar, detectar de dónde viene, y nadar, nadar, nadar con todo el vigor y la práctica de que dispone. La niña, aterrada y rubia, emerge y se hunde y emerge y se hunde y emerge y él aprovecha para asirla del pelo y sostenerla y acomodar su cuello bajo su brazo e impulsarse hacia la orilla con el otro, racionalmente, sin perder la calma, y nadar, nadar, nadar, con una nueva, acumulada, dinámica obsesión. Todo sucede como en un largo instante. Por fin la muchachita está tendida sobre la arena, y él contempla, con ojos acuosos y lejanos, cómo dos o tres robustos le aplican todos sus conocimientos sobre respiración artificial y boca a boca. Por lo menos cincuenta personas rodean el cuerpo tendido, y a cada rato alguno o alguna salen del ruedo y se le acercan y le tocan un hombro o le sonríen o le dicen bravo hombre o gracias a usted o si no es por su coraje o amigo te ganaste el día. Porque de pronto advierte que lo empiezan a tutear y la muchachita ha podido incorporarse y le han vuelto los colores y pregunta dónde está el que la trajo. Todo se va normalizando, pues. Y, sin que nadie se lo haya preguntado, alguien informa que son las once y media. Entonces él, sin el menor estupor y sin ninguna duda, es consciente de que debe subir corriendo hasta el hotel, a ver si consigue llegar a la habitación 512 antes de que la mucama recoja el sobre.