Respaldo de material de tanatología

TÉCNICA PARA ENUMERAR INFINITOS

TÉCNICA PARA ENUMERAR INFINITOS
CARTA DESDE ÁFRICA DE GONZALO SÁNCHEZ TERÁN
(TEXTO SACADO DEL SUPLEMENTO DEL GRUPO VOCENTO XL SEMANAL Nº 1036 DEL 2 AL 8 DE SEPTIEMBRE DE 2007)

El hallazgo del hombre, su conquista en la escarpada pendiente de los siglos no ha sido la democracia sino el Estado de derecho. Usamos la democracia, tal y como la conocemos, porque no se nos ha ocurrido nada mejor: es una imperfección útil que nuestra molicie intelectual, antes que nuestra ambición, ha consagrado. Prueba de ello es que una mitad del mundo sobrelleva serenamente la concatenación de democracias prostituidas, y la otra mitad aspira a alcanzar ese mismo modelo. La democracia es una herramienta del Estado de derecho, no su esencia. No hemos logrado aún que los pueblos posean el poder, pero vamos consiguiendo que no lo padezcan. Los blancos tratamos de exportar un renqueante sistema político nieto de la sangre en lugar de compartir lo más grande que podemos ofrecer, unos sistemas jurídico y educativo nietos de la inteligencia y del espíritu, la dignidad no se cría en los gobiernos o en los parlamentos sino en los tribunales y en las escuelas.

Aquí, en la región Dar Sila, al este del Chad, la tasa de escolarización jamás ha sobrepasado el siete por ciento. En poco más de un año, la guerra ha confinado a dos tercios de la población en una decena de campos de desplazados. Donde se alquitara tanto dolor, como ya te conté, asombrosamente las personas prorrumpen en semilleros: las comunidades han levantado escuelas, vamos encontrando y formando maestros, y miles de niños, por primera vez, se sientan apretujados en esteras, bajo lonas de plástico, frente a una pizarra donde se trazan letras y números. Poco a poco, estos colegios deben repartirse en cada una de las aldeas, ahora desiertas, de Dar Sila, cuando la paz permita el regreso.

Esta mañana hemos abierto la escuela en el campo de desplazados de Koloma: seis angares para algo más de 700 críos. Como siempre, no había sitio para todos los que querían entrar. Hicimos la selección tratando de incluir a todos los pueblos presentes en el campo porque todos participaron en la traída de material para los hangares. Al acabar, me tuve que dirigir a los cientos de críos que permanecían en pie, aguardando para entrar en una de las míseras aulas atestadas. Con el corazón masticado, les dije que debían esperar unas semanas hasta que los nuevos hangares fueran completados, que no se desanimaran, que pronto también ellos estarían en la escuela. No había acabado de hablar cuando una chica de unos 13 años, ignoro su nombre, gritó en árabe chadiano: <>. Por aclamación, se decidió que aquella muchacha se incorporara en ese momento al colegio y los padres marcharon en busca de troncos y ramas. Así sucedió.

Apenas confío en los políticos que residen a ambos lados de la hipocresía ni en sus adineradas camarillas. Pienso contrariamente que por la voz de esa niña, por ninguna otra parte, linda el hoy con el mañana.

Chad, 15 de agosto de 2007.