Respaldo de material de tanatología

Participación del profesional de enfermería en la promoción de estilos de vida

Participación del profesional de enfermería en la promoción de estilos de vida saludables para prevenir complicaciones derivadas de la hipertensión arterial, en los usuarios de la unidad clínica de consulta externa del hospital “Dr. Miguel Pérez Carreño”

        1. Resumen
        2. Introducción
        3. El Problema
        4. Marco Teórico
        5. Diseño Metodológico
        6. Conclusiones y recomendaciones
        7. Referencias Bibliográficas
        8. Anexos

Resumen
El presente estudio estuvo dirigido a determinar la participación del profesional de enfermería en la promoción de estilos de vida saludables relacionadas con la promoción de hábitos de salud y el autocuidado destinados a prevenir complicaciones por hipertensión arterial (HTA), en los usuarios de la Consulta Externa del Hospital “Dr. Miguel Pérez Carreño” durante el periodo comprendido entre junio- noviembre de 2004. Para ello se propuso una investigación de campo de carácter descriptivo. La Muestra esta constituida por un total de 70 pacientes atendidos en la Consulta Externa del Hospital “Dr. Miguel Pérez Carreño, ubicado en Bellavista-Caracas “, los cuales fueron seleccionados de un total de 250 pacientes con HTA que ingresaron durante el periodo de estudio a dicha consulta. La selección se realizó de manera no probabilística siguiendo los criterios de conveniencia y juicio del investigador. Para la recolección de la información se propone la aplicación de un cuestionario autoadministrado elaborado bajo la modalidad de escala tipo Likert, dirigido a los enfermos con HTA seleccionados. El análisis de los datos se desarrollará de manera predominantemente descriptiva, siguiendo los criterios propuestos por Hernández, Fernández y Baptista (1998), para el análisis de los resultados de las escalas Likert. Esta investigación es importante por sus aportes al mejoramiento de los cuidados de enfermería proporcionados a los enfermos con HTA que asisten a la Consulta externa del Hospital “Dr. Miguel Pérez Carreño, disminuyendo la posibilidad de complicaciones que pudieran derivarse por el manejo inadecuado de esta enfermedad.
Descriptores: hipertensión arterial, autocuidados, estilos de vida saludables.

http://www.monografias.com/trabajos24/profesional-enfermeria/profesional-enfermeria.shtml

Estrés en la atención pre-hospitalaria

Estrés y afrontamiento en trabajadores de una institución de coordinación y asistencia de emergencias. Formato de archivo: PDF/Adobe Acrobat – Versión en HTML Ana Luisa Quevedo, Adonias Lubo Palma, Maria Montiel, … servicio.cid.uc.edu.ve/multidisciplinarias/saldetrab/vol13n2/13-2-3.pdf En: Revista Salud de los Trabajadores, ISSN 1315-0138, Vol. 13, Nº. 2, 2005, pags. 97-105 en el portal de la Cruz Roja, zona de descarga El estrés de los intervinientes en emergencias y catástrofes. ¿Quiénes resultan afectados en una situación de emergencia?. PDF. Zip 10.8 MB.(pesados)son dos folletos muy explicativos del tema http://www.cruzroja.es/pls/portal30/url/ITEM/F08C3093CD8E4849E0340003BA5D2517

La Prevalencia Del Síndrome De Desgaste Por Estrés Laboral En Profesionales De La Salud De Instituciones Públicas Y Privadas http://www.iztapalapa.uam.mx/amet/congresoqueretaro/ponencias/29_prevalencia.doc

Intervención psicológica con intervinientes en emergencias Formato de archivo: PDF/Adobe Acrobat … El trabajador de la emergencia esta sometido al ESTRÉS, con todo lo que ello … www.coplaspalmas.org/07biblio/desas/desas02.pdf

Perfil de salud en personal de atención pre-hospitalaria … Los primeros antecedentes sobre atención médica prehospitalaria tienen origen remoto y … El estrés ocasionado por el tipo de situaciones a las que deben … www.monografias.com/trabajos16/atencion-hospitalaria/atencion-hospitalaria.shtml

Estrés Asistencial en el Profesional de la Salud http://www.dnsffaa.gub.uy/revista/Vol25/P76a83V25.htm

Interacción entre estrés ocupacional, estrés psicológico y dolor lumbar : Un estudio en profesionales sanitarios de traumatología y cuidados intensivos / M.A. Morata Ramírez, V.A, Ferrer Pérez Formato de archivo: PDF/Adobe Acrobat http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=1065115&orden=44642&info=link

Mobbing: La Violencia Psicológica Como Fuente De Estrés Laboral http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=307222&orden=2271&info=link

El Estres en la Emergencia Sanitaria Formato de archivo: Microsoft Word … atención primaria, atención especializada y emergencia prehospitalaria. … Actores del estrés. En toda situación de emergencia sanitaria existen unos … www.capitalemocional.com/Textos_Psico/ESTRES1.doc

Influencia del estrés ocupacional en el proceso salud- enfermedad En este trabajo relacionado con las fuentes del estrés profesional, … El estrés, la salud, el rendimiento laboral, la familia y la red social, … http://bvs.sld.cu/revistas/mil/vol32_2_03/mil11203.htm

COMPENDIO DE GUÍAS E INTERVENCIONES: http://200.89.18.146/lildbi/docsonline/digitalizacion/pdf/spa/doc76/doc76.htm

UN PACIENTE INFORMADO, ES UN PACIENTE SEGURO

UN PACIENTE INFORMADO, ES UN PACIENTE SEGURO: Editorial de la Dra. Zulma Ortiz en el Boletín de Seguridad de Paciente y Error en Medicina.

La información que reciben los pacientes y sus familiares acerca de su estado de salud es un aspecto de significativa importancia, ya que determinará en gran medida el grado de aceptación de su condición y la adherencia al tratamiento. Sin embargo, la sola consideración de la información sin tener en cuenta aspectos comunicacionales -tales como el tipo de mensaje, la claridad del emisor, la pertinencia del canal- y un buen vínculo entre pacientes-familiares y profesionales de la salud no logran aumentar la motivación para manejar sus enfermedades, mejorar sus condiciones de salud y apropiarse de ese conocimiento. Los pacientes que no participan en el proceso de decisión, ni están informados, tienen una menor probabilidad de aceptar el tratamiento elegido por el médico y de hacer lo que es necesario para permitir que el tratamiento dé resultado.

¿EN QUE MEDIDA UN PACIENTE INFORMADO ES UN PACIENTE SEGURO?

Si se parte de la premisa que los errores médicos tienen una elevada frecuencia en nuestro país y en el mundo, que las tasas de errores con medicamentos y de episodios de reacciones adversas a fármacos son tal vez los más frecuentes, sobre todo en niños; que existen medicamentos de aspecto o nombre similar, que las intervenciones quirúrgicas en el sitio erróneo, con el procedimiento erróneo o la persona errónea son más frecuentes de lo que uno imagina, es muy importante que los pacientes y sus familiares tengan información no sólo sobre su enfermedad sino también, sobre los errores que pueden ocurrir durante el proceso de atención.

Por ejemplo, cuando el médico extiende una receta, tenemos que asegurarnos de poder leerla. Si usted no puede leer la letra del médico ¿qué hace pensar que si podrá hacerlo el farmacéutico? Otro ejemplo puede ser: si está hospitalizado, debemos asegurarnos que todo el personal de atención médica que tenga contacto directo con el paciente se haya lavado las manos. Lavarse las manos es una manera importante de evitar la diseminación de infecciones en los hospitales.

Los errores médicos suceden cuando algo que estaba planeado como parte de la atención médica no sale bien, o cuando inicialmente se usa un plan equivocado. Los errores médicos pueden ocurrir en todas partes del sistema de atención médica: hospitales, clínicas, consultorios médicos, farmacias hasta en el hogar del paciente. La mayoría de los errores son causados por problemas creados debido a la complejidad del sistema de atención médica y requieren de soluciones que mitiguen su ocurrencia y el impacto sanitario y económico. A modo de ejemplo, los errores de medicación puede afectar hasta 1.5 millones de personas en Estados Unidos y esto representa un costo anual de 3.5 mil millones de dólares [1].

Recientemente se han propuesto nueve soluciones para ser analizadas con miras a ser implementadas mundialmente. Se entiende por soluciones para pacientes, cualquier diseño de sistema o intervención que haya demostrado la capacidad de prevenir o mitigar daños que sufre el paciente y que están relacionados con los procesos de atención médica.

Las soluciones apuntan a: 1. Medicamentos de aspecto o nombre similar 2. Identificación de los pacientes 3. Comunicación para la derivación de los pacientes 4. Intervenciones quirúrgicas en el sitio erróneo, con el procedimiento erróneo o la persona errónea 5. Medicamentos con concentración elevada de electrolitos 6. Conciliación de medicaciones 7. Conexiones erróneas de catéteres, sondas y cánulas 8. Reutilización de agujas 9. Prevención de encefalopatía bilirrubínica (Kernicterus)

Si uno sabe lo que podría pasar, estará mejor preparado si ocurre, o si sucede algo inesperado. De ese modo, se puede informar el problema inmediatamente y obtener ayuda. En nuestra cultura un supuesto básico es que un paciente informado ?bien informado? es mejor para su salud.

Ahora bien, ¿cuántas veces les hablamos sobre las potenciales fallas del sistema? ¿Quién se ocupa de hablar sobre estos aspectos de la atención?

Institute of Medicine. Preventing medication errors. Julio 2006. Disponible en http://www.iom.edu/CMS/3809/22526/35939.aspx

«Hay que dar al enfermo la información que demanda»

Desde hace cinco años preside el Colegio de Enfermería de Vizcaya, y lo hace por defender la profesión, una profesión que ella, María José García Etxaniz, se toma con una seriedad indiscutible.

-¿Son suficientes tres años para aprender enfermería?

-No. Eso sirve para empezar a andar, pero debemos formarnos continuamente.

-¿Cuántas personas pertenecen al Colegio de Enfermería?

-Unas 6.000 y mayoritariamente trabajan en la pública. Las mujeres somos el 85%.

-Defina el oficio de enfermera.

-Tres ‘ces’: Ciencia, conciencia y compromiso. Ciencia porque debemos tener una formación; conciencia porque es una profesión en la que debemos ser conscientes de con qué estamos trabajando; y compromiso porque estamos comprometidos con la salud.

-¿Por qué hay tantas mujeres?

-La primera cuidadora es mujer, pero está cambiando porque también la sociedad está cambiando.

-¿Desde cuándo se conoce el oficio?

-Florence Nightingale, durante la guerra de Crimea (1854-56), se dio cuenta de que dando los cuidados de una forma variaban los resultados, por ejemplo, usando cataplasmas para las heridas de bala evolucionaban de otra forma.

-¿Cuándo se establecieron los estudios de enfermería?

-En el siglo XIX, aunque inicialmente era gremial. Durante un tiempo no se permitió el ejercicio de la enfermería a las mujeres casadas.

-¿Y eso?

-Era la ley. Duró hasta los años sesenta.

-Antes había muchas monjas.

-Sí, porque los hospitales estaban regidos por religiosas. Tenían muchos conocimientos prácticos pero sin base científica.

-En esta profesión no hay paro.

-No, y hay un déficit grande de matronas. No hay paro pero hay contratos no muy buenos; con mucha movilidad en el puesto.

-¿Cómo se siente una profesional cuando un paciente que ha estado hospitalizado muchos meses recibe el alta?

-Ahora la prestación de cuidados está estructurada de otra forma. Si la hospitalización va a ser larga, se organiza de otra manera.

-¿No hay hospitalizaciones largas?

-Las psiquiátricas, pero ahora se opta por pisos tutelados. Se tiende a que el enfermo esté la menor cantidad de tiempo en el hospital.

-Planteaba el lado humano de la separación de un enfermo a quien se ha tratado durante un largo periodo.

-Depende de cómo ha evolucionado. Si ha sido positivo, te sientes parte importante de ello, porque no son solo los cuidados, también es el trato humano. A veces creemos que lo único que cura es aplicar una medicación. Es incierto. También cura el que yo me dé cuenta de que un día no ha tenido visitas y debo dedicarle más tiempo a hablar que a su cura…

-¿Y cuando se va?

-Me siento reconfortada y después vuelven a visitarnos, porque se ha establecido un nexo mayor que el meramente profesional.

-Tendrán que ser prudentes con eso también.

-Indudablemente.

-¿Dónde está el límite a esa relación?

-Depende de cada cual.

-¿Y cuando esa larga relación enfermera-paciente concluye en muerte?

-También se tiene un duelo, de diferente forma a como lo sufre la familia pero es un duelo. En cierto modo, es un fracaso, porque nuestra función es curar y cuidar.

-A veces no hay fracaso.

-Pero a veces la familia decide no comunicar al enfermo la patología, aunque yo como enfermera creo que lo debe saber.

«Cometemos errores»

-¿Hay alguna circunstancia en la que los profesionales se puedan saltar ese deseo de la familia?

-Si el enfermo es consciente le debo dar la información que me demande.

-¿Si pregunta, hay que contestarle?

-Claro, pero yo no puedo decirle algo que él no quiere saber y algunos no quieren saber.

-¿Cómo lo expresan?

-Plantean que lo que les sucede es pasajero, por ejemplo.

-Pero si no lo es, le tendrán que decir que no.

-Puede serlo la circunstancia concreta o un episodio de una dolencia muy grave.

-No todos los profesionales son tan exquisitos como usted plantea.

-A mi me enseñaron que la exquisitez no se debe dejar nunca de lado, ni como enfermera ni como persona, porque trabajamos con gente que está sufriendo. Cometemos errores y no sirve de disculpa pero trabajamos estresados. La enfermera es una persona cercana y el paciente la respeta y se manifiesta contento con el trato.

-Imagine una unidad de cuidados posoperatorios y las enfermeras discutiendo el turno de vacaciones.

-No lo disculpo, pero para nosotros es una rutina, nuestro lugar de trabajo, y debemos hablar.

-¿Están subordinados a los médicos?

-No, somos complementarios.

-¿Pueden tomar una decisión contra la opinión del doctor?

-Para eso se debe tener mala relación, pero, por ejemplo, la decisión sobre cómo se cuida una herida es mía.

¿Qué espera enfermería?

¿Qué espera enfermería?
Carmen García Rivas

Martes, 01 de abril de 2008

 
Ésta es una pregunta que se vienen haciendo, desde los distintos foros y centros de opinión enfermeros, sobre el papel que tendrá la profesión enfermera en el sistema sanitario en los próximos cuatros años, con una mayoría parlamentaria socialista consolidada y un presidente que tendrá ante sí el reto de desarrollar sus políticas sanitarias sin la necesidad de contar, en la mayoría de los casos, con el apoyo de los grupos parlamentarios nacionalistas o de otras minorías parlamentarias para imprimir un liderazgo sanitario a esta nueva legislatura que ahora empieza y de la que se espera tanto, no sólo en la esfera económica y social, sino sobre todo en Sanidad y en Dependencia, dos pilares básicos del Estado del Bienestar.

En el último año, y especialmente durante la campaña electoral, se ha venido hablando mucho sobre el papel de la profesión enfermera en el Sistema Nacional de Salud. Existe una corriente de opinión multidisciplinar dentro del propio sistema sanitario, deseoso de una mayor responsabilidad de la profesión enfermera en la toma de decisiones no sólo en el contexto de los cuidados, sino en la profundización en otras áreas en que hasta ahora venía atendiendo, como es el caso de las consultas de enfermería e incluso entrando en el territorio de los medicamentos, con la prescripción, o en la gestión de los recursos sanitarios, donde ya se vislumbra un marco de posibilidades mayores para toda la profesión de Enfermería. El liderazgo de los enfermeros y enfermeras en la dirección sanitaria está llamado a ocupar un papel fundamental en los próximos años, como nos demuestra el documento aprobado recientemente por la consejera de Sanidad de la Generalitat catalana, Marina Geli, con el Consejo de la Profesión Enfermera de Cataluña, abriendo en canal un río de nuevas competencias para la Enfermería española, marcando un rol hasta ahora insospechado para nuestra profesión.

¿Será capaz Rodríguez Zapatero de impulsar la profesión enfermera al máximo nivel competencial en un Sistema Nacional de Salud que tiene que enfrentarse a nuevos retos como los cambios demográficos, la inmigración, el envejecimiento de la población o la introducción de las nuevas tecnologías en el sistema sanitario? Ahora es el momento adecuado para aumentar las competencias enfermeras, en una etapa en que éstas acceden al grado (licenciatura), al master y al doctorado, ampliando su formación universitaria y capacitándola para ampliar sus competencias en el sistema sanitario no sólo en aspectos como la prescripción, sino accediendo además , con una preparación universitaria adecuada , a otros campos como la cirugía menor, como ya vienen realizando otros colectivos universitarios del mismo nivel que la profesión enfermera, sin que nadie levante la voz ni vean invasión de competencias.

Entramos en una legislatura nueva, llena de expectativas y con retos importantes que tenemos que resolver todos: el Gobierno, las Comunidades Autónomas y los agentes sociales, especialmente en Sanidad. Si tenemos un potencial profesional de primer nivel, como muy bien reconocen otros Estados miembros de la Unión Europea ?en donde Enfermería tiene un marco competencial mayor? no se entiende que renunciemos a la capacitación de nuestros profesionales por cierto temor a abrir el melón de las nuevas competencias, algo que la sociedad quiere y le vendría muy bien a las carencias que hoy presenta nuestro sistema sanitario, que serán mayores ?no cabe la menor duda? en los próximos años si no se introducen modificaciones en el marco competencial de la profesión enfermera a escala nacional, como ya viene anunciándose en algunas Comunidades Autónomas. Ése es el camino. Y la esperanza que se tiene en esta nueva mayoría gubernamental de Rodríguez Zapatero para desarrollar políticas enfermeras de liderazgo, como ya viene practicándose con normalidad en los países punteros de la Unión Europea.

Aires nuevos desde las autonomías

Con insistencia, venimos reclamando mayores reformas en el sistema sanitario. Éste no puede paralizarse, tiene que adaptarse e incluso adelantarse al futuro. Por ello, nos alegra el impulso que se está retomando desde algunas Comunidades Autónomas buscando soluciones, estrategias y plasmando nuevas alternativas para movilizar el Sistema Nacional de Salud, asegurando su viabilidad para las nuevas generaciones. Así, hay que ver las aportaciones que se realizan desde Cataluña o Andalucía sobre prescripción enfermera, o la visión que tiene Marina Geli al apostar por nuevas funciones directivas para el personal de Enfermería. En esta fuente deberían beber no sólo las autonomías, sino el Gobierno central, proyectando un nuevo rol de la profesión enfermera en todos los niveles del sistema sanitario.

>> Carmen García Rivas es enfermera y secretaria general autonómica del sindicato de Enfermería SATSE en Galicia.

http://www.xornal.com/article.php3?sid=20080401092533

Se Feliz Siempre…

Lic. Ysrrael Cardozo Castillo
Cranford, NJ USA
I was born to serve, not to be served
(Nací para servir, no para ser servido)

Los expertos en cuidados paliativos piden primar la voluntad del paciente

Fuente: http://www.elpais.com/articulo/sociedad/expertos/cuidados/paliativos/piden/primar/voluntad/paciente/familia/elpepusoc/20080605elpepusoc_2/Tes

Los expertos en cuidados paliativos piden primar la voluntad del paciente sobre la familia
Los médicos resaltan la necesidad de prever situaciones de impacto emocional

EFE – Salamanca – 05/06/2008

Los expertos sociosanitarios reunidos en el Congreso Nacional de Cuidados Paliativos han subrayado la importancia de conocer la voluntad del paciente para garantizar que ésta se va a cumplir, por encima de “imposiciones familiares” o de cualquier otro tipo.

“Es prudente ir indagando en el enfermo sobre aspectos como la sedación final, las disposiciones sobre el acompañamiento y consensuar posibles discrepancias sobre las partes implicadas, de forma anticipada”, ha señalado en su intervención Pilar Loncan, coordinadora médica de la Residencia Santa Susanna de Caldés, en Barcelona.

Ante los 1.300 especialistas reunidos en Salamanca, Loncan ha resaltado la necesidad de prever situaciones y disponer de mecanismos de actuación para el impacto emocional “en la familia y en el equipo que atiende al paciente”. Es, según la doctora, “éticamente necesario proporcionar la información sobre el proceso y las acciones terapéuticas a los acompañantes y al enfermo si éste así lo pide”.

También se ha revelado que el equipo multidisciplinar a cargo del enfermo terminal debe tener claro las acciones a seguir ante los casos de posibles diferencias entre familiares.

Otro de los aspectos abordados fue la importancia de mantener la confidencialidad de las historias clínicas que “a veces se revelan por malas prácticas en el funcionamiento de los centros hospitalarios”, según ha comentado el doctor el Instituto Catalán de Oncología, Jesús González Barboteo.

Para González Barboteo es “urgente y necesario” que las unidades de cuidados paliativos cuenten con un protocolo de gestión de historiales clínicos que evite el acceso a estos de personas ajenas a la unidad. El médico ha revelado un caso de denuncia en su centro por parte de una paciente cuyo historial estuvo “al alcance de los ojos de todos el mundo por un fallo en el sistema de almacenamiento y traslado”.

Diagnostico de muerte

Definición:
Tanatologia; deriva del nombre griego Thanatos: muerte y Logos: estudio. Es decir se refiere al estudio científico de los fenómenos referentes a la muerte.
También se le conoce como Medicina Neurológica: del griego nekros = muerte y logos = estudio.

DIAGNOSTICO DE LA MUERTE
* Lo primero que hace un medico para certificar la muerte de una persona es verificar si está realmente muerta, para luego emitir el certificado de defunción.
* Los parámetros que se explora son generalmente los siguientes:
– El estado de conciencia de la persona.
– La sensibilidad.
– Los movimientos.
Luego se procede a realizar algunas otras comprobaciones especialmente se examina los ojos, su hidratación, reflejos, color, etc.
Lo que se hace mediante una linterna o fuente de luz, se toma el pulso y se ausculta el corazón, puede ser que la persona solo se encuentre en estado de muerte aparente.

MUERTE APARENTE
Es el estado biológico en el cual las funciones vitales de circulación y respiración llegan a su mínima expresión, siendo prácticamente imperceptibles por los métodos corrientes, lo cual da la sensación de que la persona está muerta.

MUERTE  REAL
Es el estado biológico en el cual la persona ha perdido total y definitivamente la circulación  y  la respiración.
La primera definición de muerte se dio a finales del siglo XVIII.
La muerte real y aparente están ligados al tema de trasplantes de órganos.

Signos Inmediatos de la Muerte Real
Podemos agruparlos del siguiente modo:
A) Pérdida de Conocimiento:
Se dice que una persona que tiene conciencia está viva. Es decir la CONSCIENCIA es la facultad mental mediante la cual nos damos cuenta de nuestras propias acciones y de lo que ocurre a nuestro alrededor.
B.- Pérdida de la Motilidad:
Se refiere a la psicomotricidad, que es la realización de movimientos con intencionalidad psíquica, a diferencia de los cadáveres que pueden tener movimientos involuntarios, reflejos.
C.- Pérdida de la Sensibilidad:
Es la abolición de las funciones superiores del Cerebro.
La persona que está realmente muerta no reacciona al dolor, presión, etc.
Domésticamente se verifica explorando con un alfiler.
D.- Desaparición de la Respiración:
Es el cese irreversible del funcionamiento del centro de la respiración en el cerebro.
Frecuentemente se habla de algunas pruebas para comprobar el cese de la respiración:
– La Prueba de WINSLOW.
– La Prueba del Hidrógeno Sulfurado.
D.1.Prueba de Winslow: Afirmo que para probar que un sujeto está con vida basta con colocar un espejo limpio frente a la boca o nariz.

D.2.-Prueba del Hidrogeno Sulfurado: Consiste en identificar el hidrogeno sulfurado, que se forma inmediatamente por los fenómenos de putrefacción cadavérica y que sale por las fosas nasales.
El procedimiento consiste en colocar un papel de acetato de plomo, que es incoloro, frente a las fosas nasales y por la presencia del hidrógeno sulfurado, toma un color negro, debido a la formación del SULFURO DE PLOMO. Por lo que se presume a la persona muerta.

E.-Signos del Ojo o de Stenon Lowis:
Al fallecer la persona en el ojo ocurren fenómenos inmediatos, tales como:
E.1.- Midriasis Pupilar: La pupila se dilata por la pérdida de control del Sistema Nervioso Central.
E.2.- Ausencia de Reflejo Fotomotor: Es decir la pupila no se contrae por el estimulo luminoso.
E.3.- Deshidratación del Globo Ocular: Al fallecer la persona se inicia la deshidratación o pérdida de líquidos que se nota fácilmente en el ojo.
E.4.- Tinte Gleroso del Ojo: El ojo de la persona muerta se torna opaco y de color gris pizarra.

F.- Ausencia de la Circulación:
La abolición de la circulación se confirma con las siguientes pruebas:
– Prueba del Pulso.
– Desaparición de los ruidos cardiacos.
– Ligadura del dedo.

G.-Prueba de Icard:
Fue un autor que ideo la prueba de la FLUORESCEINA, que consiste en inyectar intramuscularmente fluoresceína en la persona presuntamente muerta.
Si la persona,  está viva esta sustancia entra en la circulación y todo el cuerpo toma un tinte amarillo, ya que esta sustancia es un colorante.
Además en las pupilas se ven círculos de color verde esmeralda. Si la persona esta muerta no se presenta ningún cambio porque el colorante no se esparcirá ya que no hay circulación sanguínea y por lo tanto la fluoresceína queda en el sitio de aplicación.
Cabe precisar que la persona en la persona viva no produce ninguna molestia, aparte de la coloración, esta sustancia se elimina por vía renal.

H.- PH de los Humores:
Se sabe que el PH del individuo vivo es alcalino, al fallecer la persona este se torna àcido. Tan rapidamente ocurre esto que cuando una persona sufre un paro cardiaco o respiratorio, lo primero que hay que hacer es aplicar bicarbonato por vìa intravenosa, para evitar la acidez del cuerpo.
H.1. Prueba de Dominicis:
                                            Consiste en levantar superficialmente la piel, de donde sale un lìquido amarillo, que es la linfa. Se toma un papel tornasol, rosado y se impregna de linfa, si toma color azul, la persona està viva, en el fallecido el papel conserva su color rosado.
H.2. Lecha Marza: 
                                Se hace la misma prueba  pero para ello se aprovecha la humedad del ojo, colocando papel tornasol azul.

Lic. Luís Alfredo Alarcón Flores
alarconflores@hotmail.com

Abogado
Magíster en la UNFV
Doctor en la UNFV
Conciliador Extrajudicial en CAPECA
Conciliador Especializado en Familia en CAPECA
Arbitro en CAPECA

El enfermo terminal y el derecho a una muerte digna

El enfermo terminal y el derecho a una muerte digna

(Fuente: © Rodríguez, P. (2002). Morir es nada. Barcelona: © Ediciones B., parte del capítulo 7, pp. 169-184)

Cuando la evolución de una enfermedad arrastra a uno mismo, o a un ser querido, hacia un fin próximo e inevitable, ¿es lícito adoptar cualquier estrategia médica a fin de intentar retrasar ese momento de la extinción?, ¿es justo mantener la vida en quien, a causa de su estado terminal, ya no es dueño de aquello que más humanos nos hace: voluntad, libertad y dignidad? Muchos responderemos sin titubear con un no rotundo a ambas preguntas, pero no pocos, influidos por motivaciones diversas, se decantarán por un sí con más o menos matices. Sin duda no se trata de imponer la opinión de los unos a los otros, ni viceversa, pero, en cualquier caso, debajo de la discrepancia ideológica anida un aspecto básico que debería ser indiscutible: cada cual es el único dueño de su vida y de su muerte y, por ello, el único con derecho a decidir cuándo y cómo quiere poner término a un proceso vital doloroso y/o degradante del que sabe que no puede evadirse.
Sólo uno mismo puede y debe decidir en qué punto y bajo qué condiciones el seguir vivo ha dejado de ser un derecho para convertirse en obligación. Si la dignidad es una cualidad inherente a la vida, con más razón debe serlo en el entorno de la muerte, que será la última vivencia y recuerdo que le arrancaremos a este mundo al apagar nuestro postrer suspiro… y también la última imagen de uno mismo que dejaremos en herencia a parientes y amigos. ¿Hace falta sufrir y hacer sufrir a quienes nos aman para pasar por este trance? ¿les sirve de algo, al enfermo o a su entorno familiar, una agonía (1) larga o una progresiva pérdida de facultades que desemboca en lo meramente vegetativo? En muchas culturas y en no pocas personas, incluso dentro de nuestra propia sociedad, el acto de morir rebosa dignidad, amor y hasta belleza, pero, en general, en la sociedad industrial, para tratar de hurtarle al destino un tiempo que tampoco podemos vivir -la enfermedad nos lo impide-, somos capaces de privarnos a nosotros de dignidad y cargar a los demás con el peso del dolor que causa contemplar tal degradación.
El artículo 15 de la Constitución Española, al igual que hacen sus equivalentes en las cartas magnas de otros países, establece que “Todos tienen derecho a la vida y a la integridad física y moral, sin que en ningún caso puedan ser sometidos a tortura ni a pena o tratos inhumanos o degradantes”. El texto es claro y rotundo, aunque algún segmento social, con criterio secuestrado por sus creencias religiosas, persista en una interpretación miope e interesada de este derecho fundamental que atañe tanto a la defensa de la vida, como a la de la integridad física y moral y, claro, al derecho de no tener que sufrir tratos inhumanos o degradantes; aspectos, estos últimos, que, en enfermos terminales, a menudo son vulnerados cuando se les somete a “encarnizamiento terapéutico”, eso es manteniéndoles con vida artificialmente y en condiciones que degradan notablemente la dignidad de la persona. Por ello, son muchos los juristas y organizaciones profesionales de juristas que vienen reclamando desde hace tiempo que este artículo que proclama el derecho a la vida se interprete de manera que reconozca igualmente el derecho a una muerte digna (2), dado que la vida impuesta por otros -por muy médicos o familiares que sean- no puede ser de ninguna manera un bien jurídico a proteger en un Estado de Derecho.
Esta postura, defendida también en todo el mundo por los colectivos que luchan por lograr el derecho a una muerte digna, se traduce en una serie de puntos que dibujan los derechos que debería tener -y exigir- cualquier persona afectada por una enfermedad terminal e irreversible:
1) Estar informado acerca del diagnóstico y tratamiento de su enfermedad en términos que sean comprensibles para el paciente (3).
2) Disponer, bajo el criterio, libertad y responsabilidad del paciente, del propio cuerpo y de la vida que le anima, pudiendo elegir libremente y con amparo legal -que proteja el consentimiento otorgado expresamente-, el momento y los medios adecuados para poder morir de forma dulce y sin sufrimiento. Para hacer posible este consentimiento informado se precisa del derecho a poder acceder y emitir un documento legal de últimas voluntades donde se establezcan por escrito las disposiciones oportunas respecto a las condiciones en torno a la propia muerte (documento que en este aspecto es conocido como “testamento vital”).
3) Poder tomar decisiones y tener la última palabra sobre el tratamiento -incluso si se trata de rechazarlo-, recibiendo siempre medios apropiados para evitar el sufrimiento.
4) Recibir una asistencia médica y psicosocial específica y adecuada para poder afrontar satisfactoriamente la situación en que se encuentre -cuidados paliativos-, debiendo respetarse siempre la voluntad declarada de alcanzar la muerte mediante ayuda médica -eutanasia activa o suicidio asistido- cuando, a pesar de dichos cuidados paliativos, el sufrimiento padecido resulte insoportable a su criterio.
Algunos de los derechos mencionados ya están legalmente regulados en algunas comunidades autónomas (en el caso español), estados (en el caso norteamericano) o países, pero no así su totalidad (por ejemplo no se admite como derecho la eutanasia activa). El que un enfermo pueda acceder a parte de ellos o a la totalidad, de momento, hasta que no haya una legislación clara y completa, dependerá mucho de su propia actitud, de la de sus familiares y, obviamente, de la del médico responsable de su proceso terminal (4).
Respecto al derecho incuestionable a tener una información veraz y completa del diagnóstico médico, con independencia de la capacidad del paciente para asumirla o no, en el caso de enfermedad terminal debe valorarse siempre que saber la verdad de la propia situación reduce la incertidumbre del enfermo -aunque deba pasarse antes por un proceso de adaptación, tal como ya vimos capitulo 6-, le posibilita tomar decisiones a fin de controlar el tiempo de vida restante, le cambia el significado que tiene la enfermedad -o más bien de lo que para esa persona implica “estar enfermo”-, y fortalece -transformándola positivamente- la relación con el personal médico.
En España se contempla como un principio básico en la atención médica a pacientes terminales la autodeterminación y autonomía, eso es el derecho del paciente a tomar por sí mismo las decisiones referentes a su salud, y este ámbito de decisión se contempla bajo las siguientes consideraciones: “1) Los pacientes o sus representantes tienen autoridad ética y legal para renunciar a todos o a algunos de los cuidados. 2) La autodeterminación obliga al equipo médico a otorgar los cuidados elegidos por el paciente, excepto cuando vayan contra la práctica médica acostumbrada. 3) Los pacientes no deben sufrir influencias que impidan su libre elección. 4) Es inaceptable que un paciente capaz de tomar decisiones sea excluido de la toma de las mismas. 5) Para el efectivo ejercicio de la autodeterminación se debe lograr que los pacientes comprendan su actual estado médico incluida la evolución, los efectos secundarios y la opinión del médico. 6) Se debe facilitar la atención espiritual, debiendo formar parte del tratamiento integral.”(5)
Aunque no hay, ni mucho menos, una sola posibilidad de reacción y actuación ante el anuncio de estar inmerso en un proceso irreversible y/o terminal -tal como vimos en el capítulo anterior-, puede servir de alguna ayuda u orientación, a quien se encuentre en este trance, el comenzar a caminar por una senda que ha sido trazada por la experiencia previa de los médicos y enfermos que ya la han recorrido. Veamos:
Tras recibir el diagnóstico y, claro está, su confirmación, resulta aconsejable preparar la siguiente visita al médico especialista con bastante antelación, dándose tiempo suficiente para poder reflexionar sobre todos los aspectos y dudas relativos al caso. Puede ser una buena idea confeccionar un listado por escrito a fin de no olvidar ninguna pregunta. Dada la naturaleza del proceso, será recomendable intentar establecer con el médico especialista una relación de confianza, de cercanía emocional, haciéndole partícipe no sólo de los síntomas experimentados a causa de la enfermedad -que como técnico le competen-, sino, también, de los aspectos clínicos, psicológicos o sociales que sean causa de ansiedad, temor, duda o preocupación, puesto que su experiencia en muchos casos similares podrá ser de gran ayuda para obtener orientación.
Será primordial entablar un conocimiento estrecho y cercano con el médico, dialogar acerca de las opciones que propone a fin de controlar los síntomas negativos ligados a la enfermedad -ansiedad, debilidad física, insomnio, agitación, dolor, vómitos, falta de apetito y/o dificultad para ingerir alimentos o bebidas, etc.- y darle tiempo -durante dos o tres visitas- y oportunidad para que pueda apoyar emocionalmente al enfermo. Salvo que el deceso se prevea muy cercano, en esas primeras visitas no resultará todavía apropiado reclamar algún tipo de ayuda concreta para morir dignamente -evitando agonías y encarnizamientos terapéuticos inútiles-, aunque sí puede ser ocasión para sacar a colación cuanto se relacione con el “testamento vital” del paciente, ya sea su intención de suscribirlo o las condiciones de uno ya previamente protocolizado.
La actitud y respuesta que el médico manifieste ante el “testamento vital” del paciente podrá ser un indicador muy importante para poder valorar sus intenciones y, fundamentalmente, la predisposición que tiene a respetar la voluntad de la persona que tiene ante sí. Un paciente con las ideas claras acerca de su derecho a tener una muerte digna no debería aceptar respuestas ambiguas por parte de su médico, ni tampoco una actitud de rechazo o indiferencia acerca de este derecho. En cualquier caso, independientemente de la actitud del médico respecto al “testamento vital” del enfermo, éste deberá obtener una aclaración precisa de hasta dónde está dispuesto a respetar su voluntad ante posibilidades tales como realizar pruebas diagnósticas o tratamientos no deseados, control del dolor, hospitalización, alimentación forzada mediante sonda nasogástrica, tratamiento antibiótico, sedación terminal, etc. Si un médico rechaza respetar la voluntad lícita y libremente expresada por su paciente acerca de las condiciones que atañen a su muerte, valdrá la pena modificar ese riesgo cuando todavía se está a tiempo. Hay que tratar de poner lo que quede de vida y la propia muerte en manos de otro médico que respete a la persona y merezca su confianza.

El testamento vital

Se entiende por “testamento vital” cualquier documento en el que su firmante exprese aquello que representa su voluntad acerca de las atenciones médicas que desea recibir, o no, en caso de padecer una enfermedad irreversible o terminal que le haya conducido a un estado en el que sea imposible expresarse por sí mismo.
Cada persona, según sus deseos, puede elaborar su propio testamento vital personalizado, haciendo figurar en él cuantas indicaciones y razonamientos considere oportunos y pertinentes en defensa de sus derechos. En su función específica, el “testamento vital” no está regulado legalmente en todas partes, ni mucho menos, pero conviene saber que, como cualquier otra declaración personal de voluntades, tiene plena validez en cuanto a lo que se declara desear, aunque también es cierto que puede chocar con el límite de aquello que la legislación vigente en un determinado momento y lugar permite asumir a médicos u otros (hoy, en la inmensa mayoría de países todavía se persigue como delito la eutanasia activa o el suicidio asistido).
En cualquier caso, con o sin dificultades legales, este documento, en la práctica, facilita extraordinariamente la toma de decisiones, por parte de quienes asumen la responsabilidad de un enfermo terminal imposibilitado de expresarse, respecto a las situaciones de enfermedad reseñadas en el documento y a las actuaciones médicas que se desean o no. Por otra parte, si debe acudirse a la Justicia para reclamar el cumplimiento de la voluntad expresada por un enfermo que en ese momento es incapaz de valerse por sí mismo, la existencia de este documento previo siempre resultará una prueba sumamente importante y decisoria.
En España, la primera regulación legal del derecho a suscribir un “testamento vital” fue aprobada el 29 de diciembre de 2000 por el Parlamento de Cataluña (6). Posteriormente, otros gobiernos autonómicos, como el de Extremadura (7) y Galicia (8), imitaron esta propuesta legislativa y aprobaron leyes similares. En suma, el “testamento vital” y la legislación de voluntades anticipadas aprobadas por los parlamentos catalán, extremeño y gallego, u otros textos legales que están en proceso de debate parlamentario, no son más que el desarrollo autonómico de lo aprobado en el año 1986 por la Ley General de Sanidad (9), promovida por el malogrado Ernest Lluch cuando fue ministro de Sanidad (10).
El texto de la ley catalana afirma que “La inclusión de la regulación sobre la posibilidad de elaborar documentos de voluntades anticipadas en la parte relativa a la autonomía del paciente constituye seguramente la novedad más destacada de la Ley. Incorporar dicha regulación supone reconocer de manera explícita la posibilidad de que las personas puedan hacer lo que comúnmente se conoce como testamentos vitales o testamentos biológicos, por primera vez en el Estado español, para poder determinar, antes de una intervención médica, sus voluntades por si, en el momento de la intervención, no se encuentran en situación de expresarlas. Un documento de estas características, de acuerdo con lo establecido por el artículo 9 del Convenio del Consejo de Europa sobre los derechos del hombre y la biomedicina de 1997, antes mencionado, debe entenderse como un elemento coadyuvante en la toma de decisiones, a fin de conocer con más exactitud la voluntad del paciente”.
Como idea central y básica, adoptada también por las legislaciones que la han seguido, la ley catalana, en su artículo 8º, referido a las voluntades anticipadas, establece que: “1. El documento de voluntades anticipadas es el documento, dirigido al médico responsable, en el cual una persona mayor de edad, con capacidad suficiente y libremente, expresa las instrucciones a tener en cuenta cuando se encuentre en una situación en que las circunstancias que concurran no le permitan expresar personalmente su voluntad. En este documento, la persona puede también designar a un representante, que es el interlocutor válido y necesario con el médico o el equipo sanitario, para que la sustituya en el caso de que no pueda expresar su voluntad por sí misma.
“2. Debe haber constancia fehaciente de que este documento ha sido otorgado en las condiciones citadas en el apartado 1. A dicho efecto, la declaración de voluntades anticipadas debe formalizarse mediante uno de los siguientes procedimientos:
a) Ante notario. En este supuesto, no es precisa la presencia de testigos.
b) Ante tres testigos mayores de edad y con plena capacidad de obrar, de los cuales dos, como mínimo, no deben tener relación de parentesco hasta el segundo grado ni estar vinculados por relación patrimonial con el otorgante.
“3. No se pueden tener en cuenta voluntades anticipadas que incorporen previsiones contrarias al ordenamiento jurídico o a la buena práctica clínica, o que no se correspondan exactamente con el supuesto de hecho que el sujeto ha previsto en el momento de emitirlas. En estos casos, debe hacerse la anotación razonada pertinente en la historia clínica del paciente.
“4. Si existen voluntades anticipadas, la persona que las ha otorgado, sus familiares o su representante debe entregar el documento que las contiene al centro sanitario donde la persona sea atendida. Este documento de voluntades anticipadas debe incorporarse a la historia clínica del paciente.”
A modo de guía, presentamos seguidamente las observaciones e instrucciones que propone, en España, la Asociación Derecho a Morir Dignamente para realizar este trámite mediante el modelo de impreso que facilita a sus socios (y que se adjunta en la página siguiente):
a) El “testamento vital” conviene firmarlo ante un notario para que éste dé fe de la autenticidad de su firma. De no ser así, rubricarlo ante dos testigos [la legislación posterior a estas normas señala la necesidad de tres] que no sean familiares o personas ligadas por intereses económicos a quien suscribe el documento.
b) En el “testamento vital” sugerido por esta asociación, se incluye la opción de que el firmante nombre un representante a fin de poder enfrentar la eventualidad de quedar imposibilitado para expresarse por sí mismo. En este caso, resulta obvio resaltar que la persona elegida como representante debe compartir o, al menos, comprender lo mejor posible, los deseos, valores y motivos personales que sustentan las decisiones del firmante respecto a las condiciones del final de su vida; siendo recomendable, también, que sea una persona que declare estar dispuesta a luchar por el cumplimiento íntegro de las instrucciones enumeradas en el “testamento vital” en caso de incumplimiento por parte de médicos y/o familiares. Puede resultar prudente nombrar un segundo representante, por si se diera la circunstancia de que el primero -por encontrarse ausente, haber fallecido o por cualquier otra razón- no pudiese cumplir con su cometido.
c) Los apartados 1, 2 y 3 del “testamento vital” sugerido por esta asociación contemplan distintas opciones para paliar el sufrimiento y evitar un alargamiento indeseado de la vida cuando el firmante considere que la calidad de ésta le resulta indeseable o inaceptable a causa de la degradación a la que le ha conducido su enfermedad. Si el firmante no está de acuerdo con parte de su contenido, lo que se solicita en estos puntos del documento puede eliminarse o variarse.
d) El firmante del documento puede suprimir también, según sea su voluntad, las enfermedades enumeradas en el punto 4 que no desea que figuren en su “testamento vital”.
e) A fin de garantizar al máximo el cumplimiento de la voluntad expresada en el “testamento vital”, resulta conveniente repartir copias del documento entre personas de confianza del firmante, incluido el médico de cabecera, si es factible. Es importante también dejar indicaciones sobre dónde localizarlo, por si un accidente o enfermedad súbitos impidieran al firmante poder expresarse. Como medida suplementaria, puede enviarse también una copia del “testamento vital” al Registro de Testamentos Vitales que esta asociación tiene abierto para sus socios; en este caso, además, el representante, al contactar con la asociación, puede recabar asesoría sobre cómo utilizar el “testamento vital” registrado.
f) El “testamento vital” puede anularse en cualquier momento. Basta con romperlo -sin olvidarse de las copias ya entregadas- o declarar el cambio de opinión por escrito o verbalmente ante testigos, tal como se indica en el propio documento.

Modelo de documento propuesto por la Asociación Derecho a Morir Dignamente para redactar el “testamento vital”:

MANIFESTACIÓN DE VOLUNTAD SOBRE EL FINAL DE MI PROPIA VIDA

Yo, ………………………………………………………, con D.N.I. nº…………………………….. mayor de edad, con domicilio en ……… ……………………………………………………………………………… en plenitud de mis facultades, libremente y tras prolongada reflexión, DECLARO:
Que, si llego a encontrarme en una situación en la que no pueda tomar decisiones sobre mi cuidado médico, a consecuencia de mi deterioro físico y/o mental, por encontrarme en uno de los estados clínicos enumerados en el punto 4 de este documento, y si dos médicos independientes coinciden en que mi estado es irreversible, mi voluntad inequívoca es la siguiente:
1. Que no se prolongue mi vida por medios artificiales, tales como técnicas de soporte vital, fluidos intravenosos, fármacos o alimentación artificial.
2. Que se me suministren los fármacos necesarios para paliar al máximo mi malestar, sufrimiento psíquico y dolor físico causados por la enfermedad o por falta de fluidos o alimentación, aun en el caso de que puedan acortar mi vida.
3. Que, si me hallo en un estado particularmente deteriorado, se me administren los fármacos necesarios para acabar definitivamente, y de forma rápida e indolora, con los padecimientos expresados en el punto 2 de este documento.
4. Los estados clínicos a los que hago mención más arriba son:
– Daño cerebral severo e irreversible.
– Tumor maligno diseminado en fase avanzada.
– Enfermedad degenerativa del sistema nervioso y/o del sistema muscular en fase avanzada, con importante limitación de mi movilidad y falta de respuesta positiva al tratamiento específico si lo hubiere.
– Demencias preseniles, seniles o similares.
– Enfermedades o situaciones de gravedad comparable a las anteriores.
– Otras: (especificar si se desea)
5. Designo como mi representante para que vigile el cumplimiento de las instrucciones sobre el final de mi vida expresadas en este documento, y tome las decisiones necesarias para tal fin, a:
Nombre del representante …………………………………………………….. D.N.I. ……………………..
6. Manifiesto, asimismo, que libero a los médicos que me atiendan de toda responsabilidad civil y penal que pueda derivarse por llevar a cabo los términos de esta declaración.
7. Me reservo el derecho de revocar esta declaración en cualquier momento, en forma oral o escrita.
Lugar………………… fecha ……………….. y firma.

TESTIGOS:
Fecha: …….. 1. Nombre …………………………………….. D.N.I. …………….. Firma: ……………
Fecha: …….. 2. Nombre …………………………………….. D.N.I. …………….. Firma: ……………
REPRESENTANTES:
Fecha: …….. 1º Representante: Nombre ………………… D.N.I. …………….. Firma: ……………
Fecha: …….. 2º Representante: Nombre ………………… D.N.I. …………….. Firma: ……………

Notas:

(1) La situación agónica se caracteriza por un gran deterioro físico, extrema debilidad, postración, disminución del nivel de conciencia e intolerancia para la ingesta de sólidos y líquidos y las tomas de medicación oral. Son frecuentes los estertores pulmonares, la incontinencia urinaria, las crisis de agitación, la fiebre y la disnea (dificultad en la respiración).
(2) El concepto de muerte digna implica morir sintiéndose persona, elegir el momento de la muerte o morir humanamente. Una encuesta realizada por Vega Gutiérrez, en Valladolid, afloró lo que médicos y pacientes consideran una muerte digna: morir rodeado del apoyo y cariño de los seres queridos, eliminando en lo posible el dolor y el sufrimiento, sin manipulaciones médicas innecesarias, aceptando la muerte con serenidad, con la asistencia médica precisa y con apoyo espiritual si se desea.
(3) Desde el otro lado, desde las obligaciones del médico, en los manuales de formación especializada se dice al respecto: “Es una de las cuestiones más espinosas en el tratamiento de los enfermos en una situación terminal, no porque no se reconozca este derecho, sino porque se supone que a veces el saber la verdad puede resultar perjudicial y se opta por no dar toda la información (…) El propio paciente actúa como regulador de la información que desea recibir (…) Es éticamente reprobable la omisión de la verdad a un paciente que quiere conocerla. Se debe dar la información que el paciente pueda asumir. Es fundamental que mantenga la esperanza pero no se deben ofrecer garantías de recuperación, manteniendo siempre la comunicación interpersonal. En algunos casos no habrá que decirla de manera completa, en otros las condiciones individuales cambian y lo que en principio no estaba indicado puede cambiar y otros pacientes que están capacitados pueden demandar la verdad desde el comienzo de la enfermedad. Debemos contemplar el derecho a no informarle si el paciente no desea saber el diagnóstico” [Cfr. Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (2001). Atención al paciente terminal. Barcelona: SemFYC y Semergen, p. 12].
(4) En algunos listados de “derechos del enfermo terminal” se explicitan como tales recomendaciones y circunstancias que en este libro son comentadas en sus respectivos capítulos. Veamos un ejemplo de listado “global” de derechos del enfermo terminal: Ser tratado como un ser humano vivo hasta el momento de la muerte. Ser respetado y poder expresar o compartir a la manera de cada cual los sentimientos y emociones respecto a la proximidad de la muerte. Obtener la atención de médicos y enfermeras, incluso si los objetivos de curación deben ser cambiados por objetivos de confort. Participar en las decisiones que afecten a los cuidados que deben aplicarse. Recibir los medios necesarios para combatir el dolor. Recibir una respuesta adecuada y honesta a todas y cada una de las preguntas que se formulen. No ser engañado. No morir solo, sino recibiendo el consuelo de la familia y amigos que el enfermo desee que le acompañen a lo largo de su proceso de enfermedad y en el momento de la muerte. Conservar la individualidad y mantener la jerarquía de valores, sin ser juzgado por las decisiones tomadas incluso si éstas son contrarias a las creencias de otros. Ser cuidado por personas sensibles y competentes, capacitadas para la comunicación en estos casos y que puedan ayudar a enfrentarse con la muerte. Morir en paz y con dignidad y que el cuerpo sea respetado tras la muerte. La familia ha de ser informada correctamente de las circunstancias del fallecimiento y recibir ayuda administrativa, psicológica y espiritual para poder hacer frente con serenidad a la etapa que se inicia tras la muerte.
(5) Cfr. Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (2001). Atención al paciente terminal. Barcelona: SemFYC y Semergen, pp. 12-13.
(6) Cfr. Ley 21/2000, sobre los derechos de información concerniente a la salud y la autonomía del paciente, y a la documentación clínica.
(7) Cfr. Ley 10/2001, de 28 de junio, de Salud de Extremadura.
(8) Cfr. Ley 3/2001, de 28 de mayo, Reguladora del Consentimiento Informado y de la Historia Clínica de los pacientes.
(9) Ley 14/1986, de 25 de abril, General de Sanidad. Publicada en el B.O.E. núm. 101, el 29 de abril de 1986.
(10) Ernest Lluch, persona, intelectual y político querido y admirado por todos, fue asesinado por un comando de ETA el 21 de noviembre de 2000.

Recomendaciones de libros

La madre de la tanatologia es sin duda la doctora Elizabeth Kubler Ross quien en sus diferentes libros te llavara a conocer cono nace la tanatologia ( sobre la muerte y los moribundos) duelos infantiles en Carta a un niño con cancer, y unsa luz que se apaga, en su libro vivir a hasta despedirno s te enseñara  casos muy interesantes y en la Rueda de la vida te contara su historia y como afronta ella el hecho de su propia muerte, existen otros titulos de ella y cuanquiera es buen0

Pepe Rodriguez autor español en su libro morir es nada aborda el tema de la muerte desde variso puntos de vista biologico, psicologico medico legal, ofreciendote respuestas ante el hecho de morir de adultos mayores, enfermos terminales,derechos de pacientes, duelo en niños adultos la muerte y el trato con lños servicos funerarios que aunque no se quiera es importante contemplar, te dara una vision de como aprender a vivir de otra manera.

Ursula Markham mi consentida en su libro como afrontar la muerte de un ser querido te llevara de una forma muy didactica y coloquial  desde como afrontar la perdida lo que viene despues, los asuntos pendientes, el dueloinfantil lapredida de un hijo, los caso atipicos, cuando se concede un margen y la celebracion de la vida, aportanto no solo datos importantes sino tips para la resolucion de cada caso Me encanta.

Isa Fonera de Jaramillo en çDe cara a la muerte te dara la vison latinoamericana sobre tanatologia es muy buena ademas en colombia de donde ella se esta generando un movimiento tanatologico que esta dando muy buenos resultados ya que lo hasta ahora escrito habia sido en base a experiencias con gente de europa y estado unidos y como tu sabes los conceptos cambian y la cultura marca otro ritmo al afrontar la muerte.

Susana Rocatagliata chilena en su libro Un hijo no puede morir deja ver una vez mas el modelo latinoamericano del duelo para padres que han perdido a un hijo y te presenta  varios casos incluso el de ella y la manera en como enfrentaron el duelo mas dificil.

Aprender de la perdida de Robert A neimeyer aporta tecnicas para la investigacion tanatologica, tecnicas para  entrevistas, ejercicios para enfrentar el duelo en terapia y tecnicas para evitar el sindrome del agotamiento emocional en el tanatologo

El Libro tibetano dela vida y al muerte de Sogyal Rimpoche te dara otra vision sobre la vida y como enfrentar la muerte es magnifico por que es la vision desde otra cultura casi magica ademas es historico religioso

Nancy Oconnor en Dejalos ir con amor de dira paso a paso como afrontar el duelo y tips sobre que decir y que hacer  ante quien sobrevive a la muerte.

Pero sin duda quien es basico para la comprension del duelo y de la propia muerte y la propia vida es Victor franckl en su libro El hombre en busca de sentido donde a trasvez de su autobiografia te mostrara como rescatar el sentido de la vida y los inicios de la hermana siamesa de la tanatologia La LOGOTERAPIA.

Existen mucho titulos que te hablan sobre la muerte para mi los basicos son los que te acabo de mencionar y claro dejo para el ultimo  a  ALFONSO REYES ZUBIRIA mexicano quien en su libro aporta datos sobre la muerte en mexico aspectos historicos culturales tan ricos en nuestro pais asi como proceso de duelo etapas etc.

otros titulos que no son tan tecnicos que te seran de utilidad son:

Tan veloz como el deseo de Laura esquivel quien en esta novela aporta datos sobre como afrontar varios duelos por distintos tipos de perdidas no solo la muerte.

La tia pita y otras muertes extraordianrias de una autora que ahora no recuerdo te llevara sinduda por un paseo super divertido de conceptos d muerte

La muerte de ivan Ilichs de Leon tosltoi es sin duda el mejor ejemplo de como no debe uno morir

Es importante que cheques codigos penales la ley de salubridad pues aqui encontrasras otra cara de la muerte y temas que seran dfe debate imprtante como la eutanacia, la distanacia, la ortotanacia etc.

Y aunque no tengo el dato concreto sobre en que libros viene estas ideas los conceptos de muertre de filosofos com platon aristoteles san andres, nitzhe, y otros son muy importantes para comprender mas a fondo.

¿Debemos siempre prolongar la vida por cualquier medio?

ZARINA  Enviando en: lunes, 28 de abril, 2003 – 02:34 pm

¿Debemos siempre prolongar la vida por cualquier medio?

Al contrario de lo que los propagandistas en pro de la eutanasia alegan, la Iglesia Católica nunca ha enseñado que debamos prolongarle la vida a todo enfermo terminal hasta el último momento utilizando para ello todo medio posible. “La Iglesia enseña que Dios es Quien determina el momento de la muerte de toda persona, y que por lo tanto es tan ilícito el intentar extender dicho momento como abreviarlo”

Pero, ¿qué es lo que constituye una prolongación ilícita de la vida y qué es lo que constituye una abreviación ilícita de la misma? En otras palabras, ¿cómo podemos distinguir entre, por un lado, la eutanasia y la distanacia (= el otro extremo de la eutanasia, la prolongación ilícita de la vida), y por el otro, el dejar morir en paz y dignidad? La respuesta está en la distinción entre “medios proporcionados” y “medios desproporcionados”, y en el siguiente principio moral: no estamos obligados a utilizar “medios desproporcionados” (siempre y cuando respetemos los legítimos deseos del enfermo), pero sí estamos obligados a utilizar siempre “medios proporcionados”. El no utilizar o el retirar “medios desproporcionados” (teniendo en cuenta los legítimos deseos del enfermo) no es eutanasia y el utilizar dichos medios sin respetar los legítimos deseos del enfermo es distanacia (también conocido como “encarnizamiento terapéutico”). Por otro lado, el no utilizar o el retirar “medios proporcionados” es eutanasia.

Pero, ¿qué son “medios desproporcionados” y qué son “medios proporcionados”? Antes, se distinguía entre “medios extraordinarios” y “medios ordinarios” Pero estos términos pueden ser imprecisos. Por eso la Declaración sobre la eutanasia de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe prefiere usar los términos “proporcionados” y “desproporcionados” para mejor clarificar la distinción entre lo constituye eutanasia y lo que no lo es.

La Declaración clarifica el sentido de estos términos pidiendo que se comparen las cargas, tanto económicas como humanas, y los beneficios que se derivan del uso de un determinado medio de la medicina: “En cada caso, se podrán valorar bien los medios poniendo en comparación el tipo de terapia, el grado de dificultad y de riesgo que comporta, los gastos necesarios y las posibilidades de aplicación con el resultado que se puede esperar de todo ello, teniendo en cuenta las condiciones del enfermo y sus fuerzas físicas y morales”.

A continuación la Declaración ofrece las siguientes clarificaciones para facilitar la aplicación de estos principios generales:

“1. A falta de otros remedios, es lícito recurrir, con el consentimiento del efermo, a los medios puestos a disposición por la medicina más avanzada, aunque estén todavía en fase experimental y no estén libres de todo riesgo. Aceptándolos, el enfermo podrá dar así ejemplo de generosidad para el bien de la humanidad.

2. Es también lícito interrumpir la aplicación de tales medios, cuando los resultados defrauden las esperanzas puestas en ellos. Pero, al tomar una tal decisión, deberá tenerse en cuenta el justo deseo del enfermo y de sus familiares, así como el parecer de médicos verdaderamente competentes; éstos podrán sin duda juzgar mejor que otra persona si el empleo de instrumentos y personal es desproporcionado a los resultados previsibles, y si las técnicas empleadas imponen al paciente sufrimientos y molestias mayores que los beneficios que se pueden obtener de los mismos.

3. Es siempre lícito contentarse con los medios normales que la medicina puede ofrecer. No se puede, por lo tanto, imponer a nadie la obligación de recurrir a un tipo de cura que aunque ya esté en uso, todavía no está libre de peligro [es decir, constituye el riesgo de causar una carga desproporcionada] o es demasiado costosa. Su rechazo no equivale al suicidio: significa más bien o simple aceptación de la condición humana, o deseo de evitar la puesta en práctica de un dispositivo médico desproporcionado a los resultados que se podrían esperar, o bien una voluntad de no imponer gastos excesivamente pesados a la familia o la colectividad.

4. Ante la inminencia de una muerte inevitable, a pesar de los medios empleados, es lícito en conciencia tomar la decisión de renunciar a unos tratamientos que procurarían únicamente una prolongación precaria y penosa de la existencia, sin interrumpir sin embargo las curas normales debidas al enfermo en casos similares. Por esto, el médico no tiene motivo de angustia, como si no hubiera prestado asistencia a una persona en peligro.”

Podemos resumir el significado de “medios desproporcionados” diciendo que dichos medios son aquellos que o son inútiles para conservar la vida del paciente o para curarlo y que constituyen una carga demasiado grave, en términos de dolor y sufrimiento, para el enfermo y cuya carga es mayor que los beneficios que reportan. Por el contrario, “medios proporcionados” son aquellos que sí son útiles para conservar la vida del paciente o para curarlo y que no constituyen, para el enfermo, una carga grave desproporcionada a los beneficios que se pueden obtener.

Reiteramos que el negar el uso de “medios desproporcionados” o el retirarlos, respetando los legítimos deseos del paciente, no constituye un acto de eutanasia, sino de dejar morir en auténtica paz y dignidad. Por el contrario, el negar el uso de “medios proporcionados” o el retirarlos sí constituye un acto criminal de eutanasia.

La pregunta que surge ahora es: en concreto, ¿qué son “medios desproporcionados” y qué son “medios proporcionados”? Es importante aclarar enseguida que la definición general que hemos dado de estos términos es una definición moral y no simplemente una definición médica. En otras palabras, estos términos, aunque incluyen el dato médico, no se reducen a él, sino que toman en consideración también, como lo dice la Declaración, “las condiciones del enfermo y sus fuerzas físicas y morales”. Esto implica que no es posible, al menos no siempre, dar una lista de “medios desproporcionados” y de “medios proporcionados” antes de tomar en cuenta el efecto de dichos medios en este paciente concreto aquí y ahora. Para un paciente determinado un tratamiento determinado podría ser “desproporcionado”; mientras que para otro, el mismo tratamiento podría ser “proporcionado”. Se debe proceder caso por caso en la aplicación de estos principios.

Hay que aclarar la confusión que existe en torno al ambiguo término de “medios artificiales”. Debemos evitar el uso del término “medios artificiales” en lugar del correcto término de “medios desproporcionados”, ya que los “medios artificiales” en relación con la medicina son prácticamente todos los medios que la medicina utiliza: los medicamentos y todos los aparatos — aún los más sencillos y usados, como por ejemplo los lentes, las muletas, etc..

Por lo tanto, el usar este ambiguo término es muy peligroso, sobre todo en el contexto de pacientes terminales. Puede incluso llevar a la eutanasia. Por lo que es aconsejable realizar un Testamento de Vida.

Esta distinción entre “medios desproporcionados” y “medios proporcionados” y los principios que guían la aplicación de su uso podrían crear la actitud negativa de que en algunos casos será difícil dicha aplicación y que para qué entonces existen estos principios. A esos tales respondemos que el hecho de que en algunos casos sea difícil aplicar estos principios, ese hecho no los invalida ni nos exime del esfuerzo por encontrar la verdad de lo que debemos hacer.

Ese esfuerzo es parte de nuestra actitud de solidaridad y compasión para con el enfermo, evitando así las fáciles pero falsas “soluciones” de la eutanasia y la distanacia. La vía del medio aquí es la más estrecha, pero es la de la paciencia y el amor.

Por otro lado, la complejidad de las situaciones no significa que los principios morales sean los complicados. Son los factores de la situación que rodea al enfermo y a los medios de la medicina los que complican a veces la evaluación moral de lo que se debe hacer. Los principios nos ayudan a desentrañar la situación, no a complicarla.

El tener esos razonables y válidos principios a mano es precisamente lo que nos ayuda a resolver el problema moral en cuestión. ¡Qué sería de nosotros si no los tuviéramos! Si no fuera por estos principios caeríamos en la trampa de la eutanasia, que es lo que quiere el movimiento en pro de ese crimen.

Fuentes: 1. Brian Clowes, Ph.D., The Facts of Life (Front Royal, Virginia, EE.UU.: Human Life International, 1997), 118.

Adolfo J. Castañeda, S.T.L.,
Coordinador Auxiliar para Latinoamérica de Vida Humana Internacional.