Respaldo de material de tanatología

mitos africanos de la muerte

El origen de la muerte

Muchas culturas africanas poseen mitos que explican el origen de la muerte: para los zulúes, el Creador envió al camaleón Unawabu, a decirle a la humanidad que no moriría y a Intulo, la lagartija, a decirle lo contrario. EL camaleón tardó mucho en llegar, pero la lagartija llegó miu pronto por lo que el mensaje llegó antes. La versión de los hotentores refiere como la luna envió a un insecto decir: “como yo muerto y muriendo vivo, así han de hacer ellos”. En el camino el insecto se encontró con la liebre. Al oír su encargo, la libre dijo que corría más rápido y que iría ella. Al llegar a la tierra, le dijo a la humanidad que el mensaje de la luna era, “Como yo muero y muriendo perezco, así vosotros moriréis y llegaréis a vuestro fin”. Cuando la libre retornó y le dijo a la nuna el mensaje que había dado, se enfadó y la golpeó en el morro. Desde entonces el hocico de la liebre está partido en dos, sin embargo, los humanos siguieron creyendo lo que dijo la liebre.

STA DE VIVOS Y MUERTOS

STA DE VIVOS Y MUERTOS

El Día de los Difuntos se originó en México hace 3.000 años, pero la celebración se ha extendido a Latinoamérica. Eso sí, el ritual es extraordinariamente diferente en cada país. Son tradiciones autóctonas que, en algunos casos, podrían considerarse algo macabras. La proximidad del Día de los Muertos (o de los Santos Difuntos, como también se le llama) tiene a miles de vivos ocupados en la preparación de los rituales con los que rendirán tributo a sus parientes que ya partieron. México es el punto de partida de esta tradición que se extendió al resto de Latinoamérica; esto porque fueron las antiguas culturas indígenas de los aztecas, mayas, purepechas, nahuas y totonacas las que, desde hace 3.000 años, realizaban rituales dedicados a sus ancestros en estas fechas. Tras la conquista por parte de los españoles y con la instauración del catolicismo se empezó a festejar el 1° de noviembre como el Día de Todos los Santos, y el 2 de noviembre como el Día de los Fieles Difuntos.

En México, esta tradición entraña una verdadera fiesta de rituales en honor a ?la calaca?, como le llaman a la muerte. Los actos de recordación arrancan desde el 28 de octubre, día dedicado a los fallecidos en accidentes o asesinados; el 1° de noviembre rinden culto a los muertos niños, y el 2 de noviembre a los mayores. Los altares en las casas se levantan varios días antes y el 31 de octubre se colocan canastas llenas de frutas. También se adornan con calaveras de dulce, pan de muerto (bollas de pan dulce con un decorado que simboliza huesos), refrescos, agua bendita, candelas y algunas imágenes religiosas. No pueden faltar las flores de tzempaxuchitl, de color amarillo, que desde la época precolombina han servido de ofrenda para los difuntos. En el centro del altar se colocan objetos que la persona disfrutaba en vida, su fotografía, sus platillos favoritos y hasta su licor predilecto porque, según algunas creencias, el difunto puede presentarse ese día en la casa. Por ello, una vez listos los bocadillos que compartirá la familia tras los rezos, sus miembros salen de la casa unos minutos para dar oportunidad al difunto de que llegue a degustar los manjares servidos en su honor.

El 2 de noviembre se visitan los cementerios en medio del doblar de las campanas y del incienso que se quema en señal de despedida: es hora de que los muertos regresen a su santa morada. El ritual se prolonga incluso hasta el 3 de noviembre, cuando se da un intercambio de ofrendas como cestas de pan y fruta entre familiares y amigos, lo que se conoce popularmente como ?donar la calavera?. Cada país a su manera. Aunque siempre se mantienen algunos rasgos comunes entre la celebración mexicana y la de otros países latinoamericanos, también hay marcadas diferencias. En Guatemala, por ejemplo, se tiene la creencia de que las ánimas benditas salen de los cementerios y visitan sus antiguas moradas, por lo que muchos dejan los altares caseros con un vaso de agua, una lámpara y una fotografía del difunto. Algo muy típico en este país es la ?flor de muerto?, de color amarillo, que solo florece en esta época y que, junto con el ciprés, es usada para la decoración de las casas . Pero hay dos celebraciones con las que los guatemaltecos se diferencian por completo del resto de los países latinoamericanos: la corrida de caballos y el vuelo de los barriletes (papalotes) gigantes.

Un poblado aislado en las montañas de Los Cuchumatanes llamado Todos Santos Chumatán es el lugar donde se celebran carreras de caballos en un ambiente distendido con ancianos indígenas que cuentan anécdotas mientras se deleitan con la comida típica: tamal negro. La otra tradición en extremo colorida se celebra en el pueblo de Santiago Sacatepéquez. Ahí, desde muy temprano se reúnen sus habitantes en el cementerio, donde empieza el vuelo de enormes papalotes (cometas) que, al mover sus flecos multicolores, envían mensajes a los seres queridos del más allá. Recuerdos y anécdotas.

Otros que creen fielmente que las almas de los muertos regresan en su fecha son los peruanos de las zonas rurales. Por ello preparan el altar con todas las dedicatorias posibles al fallecido y un verdadero manjar que dejan a solas durante toda la noche, para no inhibir al difunto. Otra costumbre muy arraigada en este país es reunirse a tomar un café con un único tema en el tapete: recordar al fallecido y sus anécdotas. Mientras que en países como Venezuela, El Salvador o Costa Rica, ?la procesión va por dentro? (los honores se rinden sin grandes festejos pero sí con solemnes visitas al cementerio y muchas flores), en Nicaragua sí se toman a pecho esta fecha y van más allá que los deudos en otras latitudes.

En este país muchos festejan en el cementerio y por la noche, donde esperan el alba para acompañar a los suyos en su propia tumba. Se acurrucan y duermen al lado de los sepulcros. Un lugar donde la tradición constituye una verdadera fiesta es Ecuador. Allí las familias se reúnen alrededor de una comida tradicional: guaguas de pan (figuras de pan con forma de niños) y colada morada, una bebida hecha a base de maíz y moras. Muchos visitan los cementerios y colocan la mesa sobre las tumbas de los familiares; ahí pasan el día entero, en una especie de festín gastronómico y en estrecho contacto con sus familiares. En algunas regiones se les traen además las armas y los objetos que le eran valiosos, o se invita al muerto a jugar el ?juego del Piruruy? (un juego de dados). Según la suerte que tire, se pueden conocer sus necesidades o sus reproches. Y gracias a este dado tallado en un hueso de llama, se pueden también resolver los desacuerdos? Bolivia es otro país que celebra la fiesta de Todos Santos (así la llaman) como uno de los momentos más importantes en su calendario de efemérides.

Durante esta fiesta, se cultiva la memoria a los muertos con cuantiosos sembradíos sobre sus tumbas. Acá, el 1° de noviembre a mediodía, las familias de los muertos alistan una mesa sobre la cual disponen un mantel (blanco si el difunto es un niño, negro u oscuro si era un adulto), y encima ponen elementos simbólicos que pueden ser objetos o comida. También se instala encima una foto del muerto y velas encendidas, con una cantidad de alimentos que, según la situación económica de la familia, puede ser un banquete realmente impresionante, acaso digno de cosacos. Los parientes se sientan alrededor de la mesa y reciben visitantes toda la noche, quienes los acompañan en sus oraciones y, por supuesto, en la comilona. Al día siguiente, hasta se ven grupos de rock o de mariachis cantando para los difuntos, mientras las familias arman la mesa ceremoniosamente sobre las mismas tumbas. Al mediodía empieza el ritual de despedida de las almas que deben regresar al mundo subterráneo. De nuevo, se sirve una comida abundante, porque ?el muerto necesita mucha energía para su viaje de vuelta?.

En síntesis, se puede decir que en Bolivia, especialmente en las zonas rurales, los cementerios se transforman, por unas cuantas horas, en un gigantesco festín sobre el pasto. Tal vez uno de los rituales más atípicos se da en Haití, donde el 2 de noviembre se celebra la fiesta tradicional de las almas en una especie de culto que combina música, etnia y tradición. Aquí, el vudú, heredado de las antiguas naciones africanas que fueron exiliadas al Nuevo Mundo tiene un papel preponderante. En Puerto Príncipe, las multitudes se visten de rojo y negro ?colores que representan los espíritus de sus antepasados?, y los congregados se encaminan en procesión al camposanto principal con el afán de despertar a los espíritus malignos y honrar al guardián de los muertos. Todos bailan y cantan, al tiempo que limpian las tumbas y las adornan con velas y flores. Además dejan ofrendas de pan y ron en las tumbas. Nunca falta un poseído, quien se frota con jugo de chile sobre su cuerpo y toma ron mientras la música estridente no deja de sonar. En las últimas horas, la celebración se desboca, pues en medio del frenesí de cánticos y bailes, charlan con sus muertos como si estos pudieran escucharlos. Al anochecer, igual que en otras latitudes, los deudos regresan a sus casas y dejan a sus muertos descansar en paz… hasta el próximo 2 de noviembre.

http://www.nacion.com/proa/2006/octubre/29/reportajes871093.html

reflexiones sobre la muerte

LA MUERTE

HE RENACIDO MUCHAS VECES, DESDE EL FONDO DE ESTRELLAS DERROTADAS, RECONSTRUYENDO EL HILO DE LAS ETERNIDADES QUE POBLÉ CON MIS MANOS, Y AHORA VOY A MORIR, SIN NADA MÁS, CON TIERRA SOBRE MI CUERPO, DESTINADO A SER TIERRA.

NO COMPRÉ UNA PARCELA DEL CIELO QUE VENDÍAN LOS SACERDOTES, NI ACEPTÉ TINIEBLAS QUE EL METAFÍSICO MANUFACTURABA PARA DESPREOCUPADOS PODEROSOS. QUIERO ESTAR EN LA MUERTE CON LOS POBRES QUE NO TUVIERON TIEMPO DE ESTUDIARLA, MIENTRAS LOS APALEABAN LOS QUE TIENEN EL CIELO DIVIDIDO Y ARREGLADO.

TENGO LISTA MI MUERTE, COMO UN TRAJE QUE ME ESPERA, DEL COLOR QUE AMO, DE LA EXTENSIÓN QUE BUSQUÉ INÚTILMENTE, DE LA PROFUNDIDAD QUE NECESITO. CUANDO EL AMOR GASTÓ SU MATERIA EVIDENTE Y LA LUCHA DESGRANA SUS MARTILLOS EN OTRAS MANOS DE AGREGADA FUERZA, VIENE A BORRAR LA MUERTE LAS SEÑALES QUE FUERON CONSTRUYENDO TUS FRONTERAS.  Pablo Neruda

LOS CINCO RECORDATORIOS

1. Estoy hecho de la naturaleza del envejecer. No hay forma de evitar la vejez. 2. Estoy hecho de la naturaleza del enfermar. No hay forma de evitar la enfermedad. 3. Estoy hecho de la naturaleza del morir. No hay forma de evitar la muerte. 4. Todo lo que me gusta y todos los que quiero están hechos de la naturaleza del cambio. No hay forma de evitar ser separado de ellos. 5. Mis acciones son mis únicas verdaderas pertenencias. No puedo evitar las consecuencias de mis acciones. Mis acciones son el suelo donde me paro.  El Buda

Nunca hay que pactar con el error, aún cuando aparezca sostenido por textos sagrados. Mahatma Gandhi

La concepción de la muerte de Platón en el relato de Er

La concepción de la muerte de Platón en el relato de Er

Por Florencia Sal
Universidad Nacional de Mar del Plata

RESUMEN: Relato de Er. ¿Por qué Platón usa un mito para referirse a la muerte?. Alma,
muerte y vida justa. Concepción de la muerte en Platón.

El relato de Er se encuentra al finalizar la República. Platón tiene como costumbre hacer
alguna reflexión respecto del mito expuesto, lo que no sucede en este caso. ¿Por qué
terminar la República con ese relato? ¿Por qué no explicarlo?.

En su obra, Platón se ha ocupado, partiendo del tema de la justicia, de problemas
políticos, éticos, psicológicos, gnoseológicos, metafísicos. Estos últimos se hacen
manifiestos al exponer el relato de Er. En él se mencionan, la cuestión de la supervivencia
del alma después de la muerte, la del sufrimiento en relación con el aprendizaje de las
verdades últimas de la vida, la de la libertad para elegir la virtud, la de la estructura del
mundo, y la diferencia entre vida justa e injusta.

A continuación expondremos brevemente el mito y analizaremos sus características a fin
de responder a nuestra pregunta inicial.

I. Relato de Er

Platón recurre a una revelación divina, como broche final de la exposición más amplia y
meditada de su filosofía. El Mito de Er, se encuentra al final de la República en el libro X,
en 614 b – 621 d. Eres un hombre de Panfilia, hijo de Armenio, a quien Clemente de
Alejandría identifica con Zoroastro, y es quien nos relata sucesos referidos a lo que
acontece al alma en el más allá. De esta manera y como culminación de la tesis expuesta
desde el libro I: es preferible una vida justa a una injusta, Platón nos conduce por el
camino del mito para ilustrar lo expresado mediante la dialéctica. La vida injusta está
unida principalmente al uso del poder, – tema ampliamente tratado a lo largo de
República-, pero en especial al que se realiza de manera arbitraria y sin límites o sea al
que detenta el tirano, que sin embargo, pareciera ser el más deseable debido justamente
a su desmesura. Pero Platón contrapone a esta forma de vida, lo que llama vida justa,
aunque la misma no sea deseable a simple vista, pues no reporta los increíbles beneficios
que, según aquellos que sólo se guían por la opinión, detenta el poder absoluto; esta, en
vez, ofrece el camino hacia el conocimiento y hacia el bien. Platón corrobora la validez de
su tesis a través del relato mítico sobre la muerte, el enjuiciamiento de las almas y la
encarnación.

Se expondrá a continuación brevemente, dicho relato:

Diez días después de una batalla, al recoger los cadáveres para cumplir con los ritos funerarios, el
de Er, guerrero de Panfilia, no muestra los naturales signos de corrupción y cuando yacía sobre su
pira, vuelve a la vida relatando lo presenciado en el trasmundo.

Su alma había abandonado su cuerpo y junto a otras se había dirigido a un bello lugar en donde
había dos aberturas en la tierra y dos en el cielo. Entre medio de las mismas, tres jueces
pronunciaban las sentencias correspondientes a cada alma; los justos se dirigían hacia la abertura
derecha del cielo con una inscripción en el pecho que declaraba sus méritos, los injustos
descendían por la abertura izquierda de la tierra con sus acciones inscriptas en la espalda.

Pero por el otro orificio de la tierra salían los que ya habían purgado sus castigos, llenos de polvo
y podredumbre; y aquellos que trataban de salir, sin haber cumplido su condena aún, eran
rechazados y maltratados por los guardias. Por el segundo orificio del cielo bajaban quienes ya
habían cumplido su tiempo en él, con el cansado aspecto de los viajeros pero con signos de haber
gozado de los bienes y del éxtasis celestial.

Todos juntos se reencontraban en una pradera y relataban lo vivido en esos mil largos años de
viaje. Los relatos más terribles correspondían a los del inframundo pues contaban los males
padecidos y los que vieron padecer a otros.

Bajo una luz brillante se encontraban la diosa Necesidad y las tres Moiras: Laquesis, que canta las
cosas pasadas, Cloto, que canta las presentes y Atropo, que canta las futuras. Allí se repartían en
suerte los turnos para elegir nuevas vidas, y si bien eran más las vidas que los vivientes, quien
elegía último corría con desventaja. Las vidas a elegir eran variadas, de tiranos todopoderosos, de
animales, de héroes “deportivos”, de personas comunes, etc.

Pero ¿qué vida elegir?. Un sagrado heraldo advertía sobre el peligro de una mala elección; la virtud
podía ser poseída en mayor o menor grado según se la aprecie o desdeñe. Quienes elegían con
más cuidado, habían padecido el mundo subterráneo, en cambio quienes gozaron de los placeres
del cielo lo hacían despreocupadamente. Las mejores vidas eran las que conducían al alma a ser
más justa y las peores las que conducían al alma a cometer mayores injusticias. Odiseo es quien
elige último, el astuto héroe, retiene para sí la existencia de un hombre común. Finalmente todos
tomaban agua del Leteo, y eran arrojados a la existencia mortal.

Parte 1
PARTE 2

II. ¿Por qué Platón usa un mito para referirse a la muerte?

Platón hace referencia continuamente a los relatos probables
o argumentos “mítico”. Algunos comentadores consideran que
el uso de los mismos se debe a la imposibilidad de
manifestar ideas de difícil conceptualización. Platón hace un
uso reiterado de estos en sus diálogos, los cuales
manifiestan sus ideas centrales. Es probable que lo haga
ante la imposibilidad de expresar algunos temas
fundamentales mediante el logos. O como dice Marcos,
cuando se trata de dar razón del orden visible, imagen o
símil de lo inteligible, no queda más que contentarse con
un discurso o relato verosímil . Piepper por su parte,
considera que “la verdadera historia mítica, por el contrario,
no habla sólo de algo indudablemente real; y sobre todo no
mira algo distinto, sino que tiene que ver exclusivamente con
lo que se expresa en ella misma, aún cuando esto pueda
seguir siendo algo inalcanzable e indemostrable para la
aprehensión racional”. Droz, considera que, sin debilitar por
ello la autoridad del relato, el mito verosímil (eikos mythos) es
lo más plausible que el espíritu humano, en su flaqueza y a
falta de algo mejor, puede decir. Lo que el devenir es al ser, lo
verosímil a la verdad. La certeza de la verdad desaparece aquí
delante de la conjetura de lo más verosímil. El mito tiende aquí
hacia el modelo teórico hipotético.

Sin embargo sería posible que este sea un modo utilizado por
Platón para difundir masivamente algunos conceptos, sin
necesidad de explicar abiertamente sus ideas, aquellas
reservadas exclusivamente para el ámbito de la Academia
evitando así difundir sus enseñanzas entre personas poco aptas
para recibirlas. El uso del mito es un indicio más de un saber
que no puede o no quiere ser expresado.

¿Cuánto muestran del pensamiento platónico los mitos que utiliza?
Los relatos míticos que utiliza Platón, si bien no siempre pueden
tomarse literalmente, expresan con claridad sus ideas principales,
y no expresan ideas que Platón no acepte. Caso contrario,
debiéramos preguntarnos si Platón es un gran fabulador que
disfruta inventando historias.

En el Timeo, por ejemplo, pone en boca de Critias el relato de la Atlántida,
que indudablemente se refiere a un gobierno ideal semejante el planteado
en la República, y luego en boca de Timeo el relato posible del origen del cosmos.

En otros tres momentos del mismo diálogo, Platón enfatiza y recuerda al
lector el uso del mito o relato probable. En ellos sostiene, que dada la
naturaleza de nuestra condición humana no es posible acceder a una
explicación más acabada, pues ciertas cosas solo son reveladas por los
dioses, a los más amados.

Olivieri considera que el uso del mito es característico de la oralidad, el mito
compromete más que la tradición escrita, lo escrito es un texto fijado, inmutable.
Hay indudablemente una diferencia entre la palabra escrita y la palabra hablada,
pues esta última actúa sobre las emociones de manera directa. El mito es una
narración arquetípica con cualidades dramáticas, y su función es revelar
determinado paradigma.

Olivieri, argumenta que podemos contraponer al uso explicativo – expositivo que
hace Platón del mito, el uso dialógico cuando aplica el método dialéctico. En la
República, el relato mítico es la culminación de la dialéctica. El Mito de la Caverna
es de carácter pedagógico y resume lo expuesto por la Imagen del Sol, que es de
carácter metafísico; tanto como lo expresado mediante el Esquema de la Línea,
cuyo contenido es de tipo gnoseológico. El método dialéctico desencadena el mito.
O como dice Reale el mito no esta subordinado al logos en si mismo, sino que
trata de estimularlo, fecundarlo y enriquecerlo.

Entonces el Mito de Er es lo que armoniza toda la argumentación dialéctica
sostenida a lo largo de la República sobre el valor de la justicia en la vida,
reforzando el argumento con lo que ocurre al alma en lo acaecido después de la
muerte.

En el Político, Platón pone en boca de un Extranjero lo es que un mito:

“Creo, sin embargo, que hay algo que pasa inadvertido a la mayoría: que algunas
realidades, por su propia naturaleza comportan símiles sensible fáciles de
comprender, que pueden exhibirse sin mayor dificultad cuando se quiera dar, a
quien la pida, una explicación sobre alguna de ellas, sin ninguna complicación y
argumento; pero de las realidades más altas y valiosas, en cambio, no hay
imagen alguna nítidamente adaptada a los hombres; en tales casos, entonces si
se quiere contentar al alma de quien pregunta, no hay posibilidad de señalar algo
sensible que corresponda a tal realidad y que bastaría para complacerla. En
consecuencia, es imprescindible ejercitarse para poder dar y recibir razón de cada
cosa. Pues las realidades incorpóreas, que son las más bellas e importantes,
pueden mostrarse con claridad sólo valiéndose de la razón y por ningún otro
medio; y es a ellas, sin duda, a las que apunta lo dicho hasta el momento”.

Nuevamente se habla respecto de las dificultades que presenta la enseñanza de
las verdades últimas, así como de la necesidad de una larga ejercitación, de un
público capacitado como oyente y de contentar al alma de quien pregunta.

Respecto del uso de los mitos, Reale, hace algunas observaciones: en primer lugar
es a partir del Gorgias en adelante que Platón da una singular importancia a los
mitos. En segundo lugar el mito para Platón tiene otros significados , como por
ejemplo, el de ser una historia como es el caso del Timeo, en donde, dadas las
dificultades del problema cosmológico, Platón sostiene que no es posible dar
razones verdaderas, sino razones probables. Y por lo tanto usa el mito en el
sentido de una historia probable.

En tercer lugar, a criterio de Reale, el uso de mitos se debe a las influencias
órficas y al predominante poder del componente religioso, el mito es una
expresión de fe no solo de la imaginación. Los discursos filosóficos de Platón
sobre ciertos temas escatológicos, adquieren forma de fe racional. Al poder de la
fe, o sea al poder del mito, Platón confía el objetivo de elevar al intelecto humano
a un ámbito superior de visión intelectual, al de la razón puramente dialéctica.

Consideramos también, que Platón no quiere hacer público el contenido más
fundamental de sus enseñanzas, pero que sin embargo quiere influir sobre
aquellos que pudieran tener una inclinación hacia la filosofía. Es por ello que el
mito es usado intencionalmente para no revelar lo que está reservado para unos
pocos o sea el conocimiento contemplativo de las verdades últimas, o si se quiere,
para poner un velo sobre ese saber último, así como para influir o persuadir a los
posibles amantes de la sabiduría.

PARTE 3

III. Alma, muerte y vida justa

El tema del alma y de su supervivencia después de la muerte, son temas mistéricos,
relacionados con el más allá y con las verdades últimas, lo que de acuerdo con lo visto,
los hace apropiados para su tratamiento a través de relatos míticos.

En el caso específico del mito de Er, Platón expone a sus lectores la idea del alma que
sobrevive a la existencia del cuerpo, la presencia de un juicio en el que se reciben premios
y castigos según la conducta seguida durante la vida terrena, la elección de una nueva
vida y la consecuente encarnación en otro cuerpo mortal. La importancia de la vida en la
tierra radica en que las mejores, las más virtuosas, acompañadas del conocimiento, serán
las que elijan apropiadamente su vida futura.

Szlezák afirma que Platón al hablar del alma, se silencia. Son múltiples los pasajes que
ejemplifican esto. En Timeo se establece una estrecha relación entre cosmología y
doctrina del alma. En Fedro 270 c, Platón dice que no puede conocerse el alma sin
conocerse el Todo. En el mismo diálogo, en 246 a 4-6, habla de la inmortalidad del alma y
de su configuración, y afirma que exponer la estructura de esta llevaría a una larga y
divina explicación y que por ello sólo se limitará a decir a qué se parece. En República libro
IV, encontramos una teoría del alma con limitaciones. En Gorgias 491 e-492 c habla del
alma que permite conocer la Forma con la imagen del carro tripartito. La estructura
dicotómica del alma con el corte ontológico de la parte inmortal o logistikón y las dos
partes mortales, se expresa claramente -según Szlezák- además de en Timeo y
República, en Leyes 713 c y Político 309 c, mientras que en el Fedón es claro que las ha
supuesto.

En Fedro Platón se vale de la narración escuchada a Estesícoro de Himera para hablar del
alma, la encarnación y las consecuencias de la conducta recta. Este relato presenta rasgos
similares al de Er. Para explicar cómo es el alma utiliza la imagen de los caballos alados,
uno bueno y otro malo, guiados por una auriga, eludiendo nuevamente una explicación
racional.

Más adelante cuenta que el alma perfecta y alada, surca y gobierna el Cosmos; iniciando
así el relato de un viaje con los dioses en los que el alma del hombre pierde las alas por
no acceder totalmente a la contemplación de la Verdad; encarnándose, según lo que haya
podido atisbar de las Ideas, en diferentes tipos de hombre. Quien más haya visto, se
encarnará en un filósofo. Aquel que haya llevado una vida justa es partícipe de un mejor
destino, y el que haya vivido injustamente, recibirá uno peor. Finalmente este hombre sin
alas busca algo sólido en que instalarse transformándose así en un mortal.

En el mismo relato menciona un período de diez mil años, tiempo necesario para
recuperar las alas perdidas y retornar al lugar de partida del viaje celeste. Este período,
se subdivide a su vez en períodos de mil años, en los que el alma elige la vida humana que
desea, a continuación de un juicio que la sentencia al mundo subterráneo o al celeste.
Después de tres períodos de elecciones acertadas retorna al lugar en que las almas inician
el viaje con los dioses . Advertimos, en líneas generales, semejanzas entre ambos
relatos; en un caso se enfatizan más los elementos referidos al juicio y castigo, en el otro
se detalla la contemplación de las Ideas y las características del alma.

Los argumentos racionales que da Platón respecto de la inmortalidad del alma se
relacionan con el movimiento, en Fedro 245 c-d, en Timeo 37 a-b, en Leyes 892-895 b;
pero la explicación exhaustiva respecto de la muerte y la vida extra mundana, la realiza
recurriendo al mito.

Según estos relatos ¿qué es la muerte?. La muerte es una oportunidad. Es también una
prueba. Por un lado quienes gozaron una vida justa son premiados con los deleites
celestiales ratificando así la tesis de que la vida justa es mejor que la injusta. Por otro es
la oportunidad para contemplar la verdad, para elegir con corrección la próxima vida,
mostrando así que tipo de conocimiento se adquirió; también es la oportunidad para
descubrir que clase de persona se es. Es la ocasión para que el alma recupere su alas,
para que recupere su esencia. Es el momento para elegir una próxima vida acorde al bien
y la virtud, es la oportunidad de aprender lo que no se aprendió en la vida terrena.

Dos últimas reflexiones respecto de lo contado por Er. La elección de Odiseo, el más
astuto de los héroes griegos, es la más llamativa pues quiere reencarnar en un hombre
común. Platón parece sugerirnos que la vida más alejada del éxito, los honores, el poder
y la gloria es en realidad la única que puede conducir al hombre a la virtud, al bien y al
conocimiento. La segunda reflexión se relaciona con que aquellos que sufrieron los
tormentos en el inframundo o vieron padecerlos a otros son quienes eligen con mayor
esmero su próxima vida, y no ocurre lo mismo con quienes descienden del mundo celeste,
que deberían ser los más preocupados por volver a él. Quizás la sugerencia sea que el
dolor y el sufrimiento, si bien no son deseables en sí mismos, son mejores maestros.

PARTE 4

IV. Concepción de la muerte en Platón

Platón utiliza la narración de Er para finalizar la República porque contrapone un relato
mítico a toda su exposición dialéctica, contrapone la fe a la explicación racional, con el fin
de facilitar al otro la contemplación de las Ideas. Al tratar éste sobre la muerte y las
verdades últimas, Platón no desea sino sugerir una respuesta, capaz de ser develada por
almas preparadas a lo largo de muchos años, amantes de la verdad y del saber.

El beneficio que reporta una vida justa elegida gracias al conocimiento buscado, queda
claramente ilustrado mediante este mito.

¿Podríamos inferir otras conclusiones respecto de la concepción de la muerte para Platón
como hombre? El ser humano se diferencia de los demás animales en que si bien morirá
como los demás tiene conciencia de ello, lo que lo lleva a reflexionar respecto del tema.
La experiencia de la muerte del otro, vivida dolorosamente, nos conduce a
cuestionamientos sobre la justicia y la vida después de la muerte. El vacío dejado por la
desaparición física del otro es una experiencia extrema de pérdida y fracaso, que sin
embargo se diferencia de la experiencia de la muerte propia, ya que en caso de tener
conciencia de la misma, es una experiencia particular, única, y a la que nos enfrentamos
en nuestra singularidad.

¿Puede ser diferente la impresión de Platón al respecto? Cuando leemos el relato de los
últimos momentos de la injusta muerte de Sócrates, Platón nos trasmite una vivencia que
trasciende el tiempo y que semeja nuestra desazón e impotencia frente a la inexorable e
injusta muerte del otro. La revalorización de la vida justa llevada por su maestro, también
nos es sugerida a través del Mito de Er, como a través de la argumentación de la
República. Quizás estas analogías surgidas en parte, de los diálogos, en parte de su
autobiografía, expresada en la Carta VII, no tengan la suficiente rigurosidad que el
análisis filosófico exige, pero la coherencia entre el accionar de Platón y su obra justifican
plenamente la reflexión.

NOTAS

G. DROZ, (1992) Los mitos platónicos, Barcelona, Editorial Labor S.A., 1993.
G. MARCOS, “Sobre la naturaleza dialéctica del relato verosímil del Timeo” en Revista
Venezolana de Filosofía N° 35, 1997
G. REALE,(1979) Storia della Filosofia Antica, II Platone e Aristotele, Milano, Vita e Pensiero,
versión consultada: II Plato
and Aristotle, A History of Ancient Philosophy, Albany, State University Press, 1990.
F. J. OLIVIERI, “Aspectos del Mito en Platón” dictado dentro del seminario “La cultura clásica
y el mito” en la Universidad Nacional de Mar del Plata, durante los meses de abril a julio de 1999.
PLATÓN, Diálogos, Madrid, Gredos, 1992. Fedro, tomo III, traducción de E. Lledó Íñigo;
República, tomo IV, traducción C. Eggers Lan; Político, tomo V, traducción M. I. Santa Cruz;
Timeo, tomo VI, traducción F. Lisi; Carta VII, tomo VII, traducción J. Zaragoza.
PLATÓN, Platonis Opera, recognovit brevique adnotatione critica instruxit Ioannes Burnet,
Oxonii, typographeo clarendoniano, tomus I, II et IV, 1901.
PLATONE, Mito di Er, Firenze, Vallecchi Editore, introducción, comentarios y traducción de
Lorenzo Giovannacci,1952
J. PIEPPER, (1965) Sobre los mitos platónicos, Barcelona, Herder, 1984.
T. A. SZLEZÁK, (1991) Leer a Platón, Madrid, Alianza, 1997.

Vida larga, muerte lenta:

Vida larga, muerte lenta: Un hombre sensible e inteligente frente al final de la vida.

“El tiempo pasa. Escucha. El tiempo pasa”. Dylan Thomas

A medida que me voy acercando a la estación terminal de la vida contemplo con creciente tristeza, desde la plataforma del último vagón, cómo huyen los brillantes raíles hacia un pasado irrecuperable, cómo se van perdiendo en la lejanía alegres prados de niños sonrientes, borrosas colinas de adolescentes inseguros, atardeceres de amigos y familiares prematuramente desaparecidos, viejos cerezos a los que ya no esperan nuevas primaveras, sonrisas perdidas en la niebla que sólo a mí me es posible recordar.

Se trata de mi biografía, única, irrepetible, que se escapa fugaz a través de los raíles, a la vez que me anuncia, sin que apenas me aperciba de ello, la proximidad del fin del viaje. “La muerte tiene mil puertas”, nos recuerda Nuland en su conocido best seller Cómo morimos.

Así, en Estados Unidos, 450.000 infartos de miocardio conducen todos los años a sus ciudadanos a una “muerte súbita e inesperada”. De forma similar, una investigación realizada en seis países europeos muestra que una de cada tres personas muere -lejos de los tsunamis, la malaria, el hambre, las guerras y los huracanes- de “muerte súbita e inesperada”.

Y no deja de ser curioso que en ambos datos, procedentes de dos revistas médicas de reconocido prestigio (N Engl J Med y Lancet), se utilice el mismo adjetivo, inesperado, para un acontecimiento aparentemente sorprendente al que, debido a su elevada frecuencia, deberíamos estar acostumbrados.

También sabemos que en los próximos ocho años se producirán en el mundo 45 millones de nuevas infecciones por VIH y que, lejos de nuestras eficaces terapéuticas antirretrovirales, a una gran parte de las personas infectadas les espera una muerte terrible en plena juventud. Debemos, sin duda, luchar contra éstas y todas las muertes prematuras (de infarto, accidente de tráfico, leucemia, homicidio, etcétera), pero también debemos aprender a aceptar la muerte cuando nos llegue el tiempo de morir, que en las sociedades occidentales podría establecerse alrededor de los 80 años. Lo más probable es que, para la mayoría, la muerte tenga tendencia a demorar su aparición, pues nuestro entorno medicalizado -señala Callahan- “ha cambiado una vida corta y una muerte rápida por una vida larga y una muerta lenta”.

Lo mismo opina Norberto Bobbio, señera figura contemporánea de la filosofía del derecho, quien, a los 84 años, escribe: “La verdad es que, aunque sea difícil de entender para los más jóvenes, el descenso hacia ninguna parte es largo, más largo de lo que había imaginado, y lento, hasta el punto de parecer casi imperceptible (mas no para mí). El descenso es continuo y, lo que es peor, irreversible: bajas un pequeño peldaño cada vez, pero una vez puesto el pie en el peldaño más bajo, sabes que no volverás al peldaño más alto. No sé cuántos quedan aún, pero no me cabe duda de una cosa: son cada vez menos”.

Hace muchos siglos, Cicerón se preguntaba en De Senectute, con el mismo título que el libro de Bobbio: “¿Acaso sería menos gravosa una vejez a los 800 años que a los 80?”. Como contrapunto al pensamiento anterior, el jesuita Díaz Alegría, en una entrevista reciente (EL PAÍS, 29 de mayo de 2005), matiza, en la línea de Borges: “A la muerte hay que aceptarla como un bien. Si esta vida no se acabara nunca, sería algo horroroso; si no hubiera noches no se podría vivir. Atisbo en mí una muerte plácida, con una tranquilidad enorme porque me entrego en manos de Dios”. Aceptar la muerte. Abandonarse en las manos bondadosas de un Dios; o cumplir, serenamente, sin la certeza de Dios alguno, con el destino de todo ser humano. Asignatura difícil en una sociedad en la que permanentemente se nos repite que nuestro objetivo en la vida es adquirir, poseer, acaparar cada vez más cosas, sin tener en cuenta que la muerte llegará un día y que la misma implica desprendimiento, pérdida, de todas ellas, de las que hemos conseguido con nuestro trabajo o arrebatado a otros, e incluso de aquellas, como el amor, la amistad o la belleza, que nos han sido regaladas.

Disponemos de datos de enfermos de cáncer avanzado que, encontrándose en la fase final de su existencia, manifestaban, como Díaz Alegría, sentirse bien por cosas tales como la visita de un hijo, la carta de un amigo, la sonrisa de una enfermera o la autorización del médico para salir al jardín a tomar el sol. Curiosamente, nada que pueda comprarse con dinero.

Aceptar el sufrimiento y la muerte, y ayudar a los demás a morir en paz, este es el difícil y atractivo programa que nos presenta el informe Hastings sobre los fines de la medicina del siglo XXI (www.fundaciongrifols.org).

La propuesta de un cambio de paradigma, de una esperanza solidaria para una humanidad en crisis: dar prioridad a la prevención de muertes prematuras, universalizar los cuidados paliativos, atender el sufrimiento o investigar qué facilita el proceso del bien morir, colocados al mismo nivel que la genética molecular, la personalización de las terapias oncológicas o las tecnologías médicas avanzadas.

Tal vez la respuesta al problema se reduzca a las extrañas palabras de Simone de Beauvoir ante la muerte de su madre -“he comprendido por mí misma, hasta el tuétano de mis huesos, que en los últimos momentos de un moribundo se puede encerrar el absoluto”-, a las no menos misteriosas de Saint-Exupéry -“contemplad el cielo y preguntaos: la oveja, ¿se ha comido, o no, la flor? Y veréis como todo cambia…”-, o a las últimas frases de uno de los relatos de James Joyce difundidas por John Huston, ya enfermo, en una película póstuma perfecta que consigue transmitirnos con sobrecogedora sencillez la tristeza de la vida y de la muerte.

Es posible que todo lo que podamos hacer ante la muerte sea dejarnos disolver sin resistencia, manteniendo algún tipo de esperanza y soslayando la desesperación trágica de Unamuno, escindido entre el escéptico y el místico. “La muerte tiene mil puertas”. Siento que el tren en el que viajo disminuye la velocidad. Estamos llegando a una pequeña estación de montaña llena de geranios. Quizá nos detengamos en ella unos minutos. Me gustaría aprovechar la parada para bajar al andén, pasear un poco y reflexionar. La locomotora, con su vieja caldera de vapor, necesita un descanso. Es posible que no haya llegado al fin del viaje y que, tras el próximo túnel, me esperen hermosos bosques de abetos y prados en flor. Quizá pueda todavía aprender a mirar los brillantes raíles sin que se humedezcan mis ojos. Tal vez aún pueda compartir el último tramo del viaje con seres humanos maravillosos; o encuentre consuelo en algún pensamiento, alguna mirada, algún gesto, una palabra. O tal vez no.

* Ramón Bayés es profesor emérito de la Universidad Autónoma de Barcelona (ramon.bayes@uab.es)

EL PAÍS – 06-09-2005

REFLEXION DEL LIBRO "no te mueras con tus muertos" DE TROSSERO

Dios,

tú no eres Dios

si no eres el Dios del Amor y de la Vida. Entonces iba a decirte que no creo en ti;

que no creo que eres el Amor, porque murió…;  que no creo que eres la Vida, porque murió…;

Pero, más bien te digo que creo como nunca, que creo en ti y te creo a ti, solamente, oscuramente, desnudamente, porque me siento impotente, sin ninguna explicación ante la muerte.. Por eso te confieso que me duele en el alma la muerte de… Siento dolor y rabia, angustia, impotencia y rebeldía. ¡Me siento una criatura acorralada! Y, finalmente, acepto la muerte de…, aunque no comprendo nada.

Creo en Ti, Dios del Amor y de la Vida, porque necesito que la muerte tenga alguna explicación y algún sentido, y quiero pensar que tú lo sabes, aunque yo lo ignore, y espero que mis muertos vivan, aunque yo no sepa cómo ni dónde…

No olvides de donde vienes

Las personas piensan con frecuencia que los cirujanos del corazón son las divas de la arrogancia del mundo de la medicina. Pero aquellos que conocen al doctor William DeVries, el cirujano pionero del corazón artificial, no pudieran estar en mayor desacuerdo. – Sus compañeros en el Hospital Humana Audubon en Louisville, Kentucky, describen al doctor DeVries como el tipo de médico que se presenta los domingos sólo para animar a sus pacientes descorazonados. En ocasiones cambia su atuendo, a lo considerado por tradición como un trabajo de enfermera, y si el paciente desea que se quede un poco de tiempo y converse, él siempre lo hace.

DeVries expresa que los amigos son unos “zapatos viejos” que encajan con lo que lleves puesto. A él le gusta ponerse botas de vaquero con su atuendo de cirugía, y a menudo repara los corazones a son de Vivaldi o jazz. Él siempre ha tenido una sonrisa acechando -dice un cardiólogo de Louisville, doctor Robert Gooding-, y siempre busca la forma de mostrarla.

No importa cuán alto subas, nunca olvides que comenzaste el nivel más bajo. Incluso si naciste entre gran fortuna y privilegios, fuiste un bebé indefenso. El verdadero éxito no viene por pensar que has llegado al lugar donde otros deban servirte, sino en reconocer que cualquiera que sea tu ubicación, has llegado a una posición donde puedes servir a los demás.

No le pidas a Dios lo que piensas que es bueno; pídele aquello que Él considera bueno para ti.

Pero el mayor de vosotros será vuestro servidor. Mateo 23:11

www.RenuevoDePlenitud.com

El Milagro De La Muerte

El Milagro De La Muerte

Traducción: Paloma Fernández Fernández. artesyoficios@arnet.com.ar
Reedición y correcciones: www.caminosalser.com

Queridos maestros, en el plano terrestre de la existencia, los seres humanos se regocijan por el nacimiento de un niño, ya que verdaderamente es un milagro de creación, mientras que la muerte de un ser querido los enluta, ya que lamentan profundamente la pérdida individual de esa persona. Sin embargo, la muerte también es un milagro y, desde el punto de vista espiritual, también es tiempo de regocijarse, ya que es un tiempo de retorno a un ?estado de la existencia? más auténtico.

Ya hemos hablado de la ?conciencia atenuada?, y es hora de que entiendan que el proceso de ascensión implica que expandan su consciencia para integrar todas las facetas de la expresión consciente. Ustedes no sólo son un ser humano con un alma, son seres maravillosos que han experimentado una enorme variedad de ?expresiones físicas de la conciencia?.

En la antigüedad, cuando experimentaron los reinos materiales en forma sólida o semisólida en diversos grados (mientras estaban en las dimensiones cuarta superior y quinta inferior, ya fuese en la Tierra o en otros planetas de su galaxia o sistema solar), ustedes mantenían su misma forma durante un tiempo mucho más largo que ahora. De hecho, seguían con el mismo vehículo físico durante miles de años de su cuenta temporal. El proceso de transición y el abandono de un vehículo físico al finalizar un periodo vital eran algo tan natural como desechar un traje viejo. La muerte tal y como ustedes la conocen no existió hasta que la humanidad se sumió en la densidad de las dimensiones tercera y cuarta, cuando ustedes olvidaron que su estancia en la Tierra no era más que un interludio muy breve de entre el enorme bagaje de experiencias acumuladas a lo largo de su asombrosa travesía por el cosmos.

Tras una conmovedora ceremonia de despedida, el alma que partía se introducía en una ?fontana de la transición? especial, en la que la Llama Violeta de la Transformación refulgía con brillantez (La Llama Violeta no es caliente, sino suave y apaciguadora), y él o ella eran transportados inmediatamente al entorno dimensionalmente superior más apropiado. Los que se quedaban en el reino físico podían comunicarse telepáticamente con los seres queridos que habían partido, sabiendo que volverían a encontrarse con ellos nuevamente en algún momento futuro. También sabían que les iba a ser posible interactuar etéricamente con sus seres queridos durante sus viajes nocturnos, que eran tan reales y memorables como sus experiencias diurnas.

En algún momento futuro, la humanidad dejará de temer a la muerte y entenderá que es parte integrante del proceso creativo. Hay un flujo natural de nacimiento, muerte o transición, descanso y asimilación, y renacimiento, cuya finalidad es que experimenten la asombrosa variedad de modelos, formas, tamaños y realidades que, como cocreadores, tienen a su disposición. Entretanto, deben liberar muchos de sus viejos tabúes e ideas ?fijas? sobre la muerte y lo que viene detrás de ella, hasta que lleguen a darse cuenta de que la vida que están experimentando actualmente no es más que un ?instante? en el tiempo universal.

Una de las cosas más importantes que deben entender es que todo lo que experimentan empieza ?adentro?. Ustedes son un microcosmos o un universo en miniatura dentro del macrocosmos que contiene a la totalidad de la experiencia Omniversal. A ustedes se los ha descrito como ?células? que están dentro del corazón/mente del Creador Supremo; es una descripción válida. Todo lo que existe en la Creación contiene ?Esencia?, la Energía de Amor/Luz de la Creación, una Chispa de lo Divino. Este espectro de Luz, de niveles de ?iluminación? progresivamente atenuados, fue proyectado por nuestro Padre/Madre Dios y los grandes Seres que ayudaron a crear este universo. Nada de lo que hay en los universos manifiestos podría existir sin ella, ni tampoco ustedes.

A menudo habrán oído o leído acerca de alguien que tuvo una ?experiencia cercana a la muerte? y fue atraído hacia la Luz. Con mucha frecuencia, la experiencia es la misma con muy pocas variaciones. Las personas, por lo general gravemente enfermas o en una situación traumática, son atraídas a la Luz e invadidas por una sensación de júbilo y de un amor abrumador e increíble. Es frecuente que vean a un Ser de Luz al que reconocen o, a veces, a un ser querido ya fallecido. Suelen tener un sentimiento de que lo único que pueden hacer es alejarse de esa Luz; después son atraídos de vuelta a su cuerpo físico otra vez. A veces, el Ser de Luz habla con ellos, pero no siempre. A veces se les da a elegir entre volver a su existencia física o continuar avanzando hacia la Luz, mientras que otras veces se les dice que tienen que volver porque aún no han completado su misión.

Ya hemos explicado que el ?Velo? no está ?ahí afuera?, sino en el interior de su propia estructura cerebral; lo mismo sucede con la experiencia cercana a la muerte. Todo sucede en el interior de su propia ?Mente Sagrada? dimensionalmente superior, estando orquestado todo ello por su Ser Superior. Una experiencia cercana a la muerte suele ser una encrucijada vital, un momento de decisión y una oportunidad de entrar en el sendero de la iluminación y, muy a menudo, pero no siempre, se produce la ?fusión álmica? de ustedes con la parte más inmensa de su Ser Álmico, que reside en su chakra de la Estrella del Alma (situado aproximadamente entre quince y veinte centímetros por encima de sus cabezas) y que se instala en el Centro de su Corazón Sagrado, dando inicio al proceso por el que ustedes se convierten en los directores de sus experiencias vitales en reemplazo de su personalidad del deseo egoico. Durante la experiencia cercana a la muerte se produce una reacción química que facilita la admisión de una porción de la mente superior, a partir de lo cual es posible tener acceso a zonas cerebrales específicas que contienen almacenados en su interior ?Paquetes de Luz de Sabiduría?. Estos Paquetes de Luz están compuestos por frecuencias superiores de Luz y contienen información a la que la persona no puede acceder comúnmente. Esto no sólo produce cambios en la apariencia de la persona y en la manera de sentir de su mente consciente, sino que a menudo le permite acceder a parte de su historia y, a veces, a su linaje y otras informaciones importantes.

Recuerden esto: todo lo que alguna vez hayan experimentado y todo lo que son, desde la primera vez que, como Chispa de lo Divino llegaron a tener una conciencia individualizada y se hicieron conscientes del hecho de que ?Yo Soy Eso, YO SOY ? YO SOY una Faceta del Creador?, queda almacenado en el interior de los Paquetes de Luz de Sabiduría que están en los niveles dimensionalmente superiores del cerebro. Almacenados en el interior de su estructura cerebral y de su sistema de chakras están todas las virtudes, atributos, cualidades y aspectos del Creador Supremo. Estamos esperando que ustedes reclamen sus ?llaves del reino? mediante la integración de las frecuencias superiores de Luz que les abrirán el paso a toda la magnificencia de su Herencia Divina.

Ustedes tienen un cuerpo etérico que contiene una réplica auténtica y completa de sus cuerpos físico, mental y emocional. Cuando mueren o abandonan por completo su cuerpo, su Cordón de Plata (como lo llaman), es cercenado y ustedes dejan totalmente vacío su vehículo físico que, inmediatamente, comienza a desintegrarse. Su alma va fusionándose lentamente con su cuerpo etérico y después se marcha a los reinos de las dimensiones superiores.

Muchos de ustedes tienen una falsa concepción de cómo son las dimensiones superiores. Los reinos superiores no son un entorno nebuloso desprovisto de sustancia, sino que para ustedes su aspecto no diferirá mucho del de sus ambientes físicos terrestres; sin embargo, cuando lo observen detenidamente verán que hay muchas diferencias. Al morir, ustedes tendrán forma y sustancia. Sí, su forma será más refinada y no tan sólida como lo es en el entorno de las dimensiones tercera y cuarta, pero la sentirán sólida y de la misma manera todo a su alrededor tendrá forma y orden. El nivel al que estén sintonizados o con el que sean compatibles será lo que determine lo ?conscientes? que estarán y las habilidades que tendrán, así como el aspecto de su entorno ambiental.

Repetimos que las frecuencias que proyecten o con las que resuenen determinarán a qué dimensión o sub-plano dimensional irán, así como el nivel de ?información cósmica? al que serán capaces de acceder. Su campo áurico es como un manto que rodea a su cuerpo etérico o astral, y puede ser un manto de Luz o un sudario tejido por la energía negativa e inarmónica que hayan acumulado a lo largo de sus muchas experiencias en esa vida pasada.

Ya les hemos explicado esto con anterioridad; sin embargo, es importante que tengan un entendimiento claro del proceso de transición, por lo que volveremos a ofrecerles una breve recapitulación de lo que pasa cuando el alma abandona el cuerpo físico. Los que están ?iluminados? y son conscientes de sí mismos son llevados de inmediato ante su consejo guardián para repasar su vida anterior; no es un juicio, únicamente una revisión para ver los desafíos y oportunidades acaecidos de manera positiva, con amor y compasión, así como las tareas que no hayan quedado completadas y que, por consiguiente, deberán ser experimentadas de nuevo. En los reinos superiores no se puede ocultar nada a nadie, ya que su aura cuenta su historia completa y cualquiera puede ver el ?resplandor y luminosidad? de su Ser, o su carencia de ellos. Su forma será bella y perfecta y podrán adoptar la apariencia correspondiente a cualquier edad o semblante que deseen.

Tras completar el ?proceso de repaso?, tendrán que hacer muchas elecciones. Pueden ir a las universidades de aprendizaje ubicadas en diversos sistemas estelares, pueden servir con multitud de capacidades, pueden disfrutar de la belleza de la Creación y ejercitar sus ?habilidades creativas? o vivir cualquier variedad de experiencias demasiado extensas para describirlas aquí. El avance del alma no es tan veloz en los reinos superiores como estando en un cuerpo físico, porque aquí ustedes son conscientes de las leyes universales y sus pensamientos y acciones tienen resultados inmediatos. Por eso todos están tan impacientes por encarnar en el plano terrenal, aunque esté plagado de desafíos, limitaciones y, a menudo, de dolor y sufrimiento. Aunque cueste creerlo, es una oportunidad maravillosa y un gran privilegio estar encarnado en el planeta Tierra en este tiempo de enorme transformación, y hay muchas almas que están ?con las alas desplegadas? a la espera de tener la oportunidad de volver a la Tierra y ser parte de este asombroso proceso evolutivo.

Por su disposición a venir a la Tierra y compartir su ?Luz? a fin de ayudar a la humanidad de su planeta, se les dio la oportunidad de encarnar tanta cantidad de su Ser Divino como puedan albergar y usar; esa es la Promesa Dorada que se les hizo antes de que regresasen a la Tierra para esta experiencia vital. Fue y es una oportunidad sin precedentes para que integren su Conciencia Divina y regresen a su verdadero estado como Seres de Luz.

La historia es diferente para los que hayan vivido una vida de odio, miedo y agresividad hacia los demás o tengan una gran acumulación de deuda kármica negativa que saldar. Esas almas son llevadas a lo que podríamos denominar una ?unidad de cuidados intensivos?, en la que son amorosamente atendidos por una hueste de Ángeles de la Misericordia. Dichas almas están encerradas en una prisión de su propia fabricación (formada por su campo áurico distorsionado) y vivirán en el estado de sueño constituido por sus creencias, acciones negativas y conceptos irreales. Es lo más parecido a lo que se podría llamarse ?infierno? o ?purgatorio?, ya que viven en un mundo de formas de pensamiento de baja frecuencia que han creado en la Tierra durante sus muchas experiencias vitales. Los Ángeles de la Misericordia irradian hacia ellos constantemente el Amor y la Luz del Creador y lentamente, con el tiempo y dependiendo de lo denso que sea el campo negativo, el elixir del amor va penetrando gradualmente y disolviendo esa costra instalada alrededor de su campo etérico y de su alma. Siempre hay oportunidad de hacer esta restitución aunque pueda llevar eones conseguirlo, dependiendo de la severidad y de la magnitud de la negatividad implicada.

Permítannos aclarar otra falacia: no es ?pecado? suicidarse o que una persona abdique de su vida antes de completar su misión. Hay muchas razones por las que la gente decide terminar con su vida o sacrificarla por otro. A veces ello se desencadena debido a alguna carga abrumadora de vergüenza, culpa o miedo; otras veces se debe a razones altruistas fuera de lugar (generalmente a resultas de algún complejo de mártir), o a que la persona tiene una enfermedad terminal y el dolor se hace insoportable. A esas almas se les enseñará a rectificar las situaciones que ocasionaron su sufrimiento, dolor o enfermedad, y se les dará otra oportunidad de ?arreglarlo?. Cuando la persona decide terminar su vida debido a situaciones dolorosas creadas por ella misma, le será imposible eludir esas mismas circunstancias en una vida futura, por lo que sólo habrá pospuesto los desafíos y las oportunidades de aprender sus lecciones vitales.

Recuerden que ustedes siempre son su propio juez y que son ustedes los que, con la ayuda de su consejo guardián, deciden cuáles serán los principales detalles de su próxima experiencia vital. En el ambiente de las dimensiones superiores, las almas siempre están ávidas de rectificar errores pasados, por lo que su campo áurico podrá ser limpiado de cualquier patrón vibratorio inarmónico; de esta manera, pueden proseguir su viaje hacia la iluminación. No importa que la gente niegue la verdad hacia la que estamos encaminándoles, es la Verdad Viva y la ley universal de que nunca se va a menos, y todas las almas son regidas y afectadas por los dictados del Plano Divino, lo crean o no. En esto, nuevamente, el velo interior está vigente; ustedes tienen que quebrar las limitaciones del ambiente negativo de las dimensiones tercera y cuarta para tener acceso a una prodigiosa conexión expandida con el Creador. Ustedes siempre han estado y siempre estarán conectados con el TODO LO QUE ES. La sensación de desconexión está sólo en su ?mente?, y la manera de ?abrir la puerta? al Río de la Vida está en el interior de su CORAZÓN SAGRADO. Abran su corazón, queridos, para que puedan llenarse a rebosar del Elixir Divino de Vida. Sepan que siempre estamos cerca para guiarlos, inspirarlos y protegerlos. YO SOY El Arcángel Miguel.

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Traducción: Paloma Fernández Fernández. artesyoficios@arnet.com.ar
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Una perspectiva islámica sobre la muerte y el fin del mundo

Una perspectiva islámica sobre la muerte y el fin del mundo

Abderrahmán Mohamed Maanan

El Fin del Mundo (yawm al qiyâma ), que aparece en el Cristianismo con un sentido muy concreto, tiende a producir cierto rechazo en mucha gente por lo aparentemente inverosímil del asunto, pero ¿qué se dice al respecto de este tema dentro del Islam? En primer lugar, debemos saber que éste es un tema central entre los musulmanes. Realmente, toda la Profecía (al-naba ), la noticia que trae el Profeta Muhammad, está profundamente relacionada con lo escatológico, es decir, con el Fin del Mundo y la posterior resurrección de todas las criaturas. Para analizarlo y enmarcarlo en la perspectiva islámica es necesario tener en cuenta una serie de elementos que son fundamentales.

Cuando los maestros sufíes analizan los textos escatológicos dentro del Corán, todos ellos hablan de una experiencia vivida a un nivel individual, es decir, como un acontecimiento que está describiendo el faná, la aniquilación del yo, del ego; toda la descripción coránica que hace referencia al Fin del Mundo es interpretada por los sufíes como el fin de tu mundo como consecuencia de tu evolución espiritual. Cuando el Corán dice que la tierra se quebrará o que los montes se partirán, para los sufíes se está haciendo referencia a la persona; por consiguiente, todas estas descripciones están dando cuenta de la experiencia individual y directa del sufí, de modo que el nafs (ego) del sufí se quiebra y se desmorona.

Es importante indicar el hecho de que las traducciones al uso que se hacen al castellano de estos versículos coránicos ?por otra parte, muy abundantes? suelen restringir la interpretación de los mismos, desde el momento en el cual se decide hacer referencia a unos acontecimientos que tendrán lugar en el futuro, mientras que en el original árabe estos pasajes también pueden ser interpretados en pasado o en presente. Por lo tanto, no sólo está haciendo referencia a un acontecimiento que está por llegar, sino a algo que ya le sucedió al mismo Profeta Muhammad y, por extensión, le sucedió o le puede suceder a quién es capaz de profundizar en la lectura del texto coránico.

Esto significa volver a interpretar la existencia desde otra perspectiva, desde el punto de vista de aquél para quien su mundo interior ha sido completamente borrado por la irrupción y la presencia del Uno-Único. Así, para Muhammad, su experiencia en la cueva de Hira, y cada vez que tenía una revelación, era la de un estremecimiento, sinónimo perfecto de la destrucción del mundo, de su mundo. Por eso, los textos coránicos referidos al fin del mundo pueden ser interpretados en pasado, pues este acontecimiento ya ha tenido lugar. Y tiene lugar para cualquiera que alcance ese mismo grado de experiencia en la cual la presencia del Uno-Único, de la Verdad (al-Haqq), absorbe absolutamente la presencia ilusoria en la que cotidianamente nos vemos sumergidos. El Fin del Mundo es, por tanto, el Fin del Mundo de la ilusión (wahm).

Un aspecto importante que es necesario aclarar es que, en el marco del tawhid, de la Unidad ontológica de todo lo creado, en el cual pretendemos introducirnos, no existe ninguna diferencia entre el fin de tu mundo y el Fin del Mundo. Ese ?acontecimiento? que experimentó Muhammad puede ser experimentado por cualquiera que sea capaz de vivenciar el hadiz del Profeta que dice ?morid antes de morir? (mutu qabla anta mutu).

En concreto, la sura al-salsala , uno de los capítulos del Corán que trata sobre el Fin del Mundo, afirma lo siguiente:

Cuando la tierra sea sacudida por su terremoto,
expulse aquello que le pesa,
Y diga el ser humano: ?¿qué le pasa?? [a la tierra cuando está siendo sacudida]
(Corán: 99, 1-3)

El comentario que algunos autores clásicos como Ibn Arabi o Ibn Ayiba hacen sobre estos versículos viene a decir que la presencia de Allah, al igual que un terremoto, invierte el orden de las cosas. Lo que está dentro emerge, y lo material muere y desaparece. Se muestra aquello que realmente pesa, aquello que constituye tu esencia y te estructura interiormente, mientras que lo ilusorio deja de existir. Se impone lo verdadero, lo Real (al-Haqq). Eso es lo que simboliza el terremoto y la destrucción del mundo. En definitiva, eso es lo que significa la muerte.

Esta es la razón por la cual las descripciones coránicas de la yanna (el Jardín, el Paraíso) y de la yahannam (el Infierno, el Fuego) y, en general, de todo lo que tiene que ver con la ultratumba, son tan tremendamente materiales y físicas.

Al respecto de la pregunta planteada por el ser humano en el versículo del Corán que hemos citado, ? ?¿qué le pasa?? [a la tierra cuando está siendo sacudida]? el comentarista Sayyid Qutb afirma que, si bien el hombre está acostumbrado a las catástrofes, éste se hace la pregunta porque esta catástrofe es de otro tenor, es otro evento sustancialmente diferente a cualquier otra catástrofe conocida por nosotros. Cuando la destrucción es total, la emergencia de Allah, de lo Real, es absoluta y definitiva. Pero la destrucción tan solo se refiere a la existencia material, pues lo Real es el mundo del espíritu, donde ya no hay ni tiempo ni espacio; por eso se habla de lo eterno, pues el espacio y el tiempo son únicamente categorías del mundo material. De ahí el estupor y la perplejidad del ser humano.

Pero, ¿quién experimenta este estado? Los sufíes, cuando progresan en la Vía espiritual, alcanzan un punto en el cual sufren esa sacudida que transforma todo su mundo. Y eso que los sufíes experimentan en vida es aquel estado que alcanzamos todos los seres humanos con la muerte física. Es el regreso de la sencilla gota de agua a la inmensidad del Océano; y lo realmente importante es que este camino de regreso es para todos. Por tanto, no hablamos de que cada uno de nosotros haga lo que pueda, sino que lo que cada uno de nosotros puede hacer es alcanzar lo Absoluto. De ahí que el sufí se proponga llegar a la plenitud (kamal), a abarcarlo todo, y llegar así a convertirse en el llamado ?hombre universal? (al-insân al-kâmil) [9] . Leyendo los anteriores pasajes coránicos desde esta óptica reunificadora, comprendemos que esa experiencia personal no deja de tener una dimensión absolutamente universal.

Nuestra resistencia para aceptar todo lo expuesto reside en el hecho de que la mayoría de nosotros tenemos, a priori, una imagen infantil, simplista y distorsionada sobre la cuestión del Fin del Mundo; y al hecho de que en nuestra sociedad la muerte sea tratada como un tema tabú. Pero el yawm al-qiyâma no es ese suceso espectacular que ridículamente nos describen los predicadores milenaristas, ni el suceso dramático que el mundo moderno pretende presentarnos a través de la muerte, sino una experiencia que se desarrolla en el interior de cada uno de nosotros y que, como dice Ibn Arabi, experimentamos en nuestra propia respiración (yawm al-qiyâma fil nafas), en cada una de nuestras inspiraciones y expiraciones, durante las cuales vivimos continuamente una pequeña muerte y resurrección.

Los pasajes coránicos que tratan sobre el Fin del Mundo no pretenden transmitirnos ningún dogma al respecto, sino tan solo reflejar una imagen lo más vívida y sugerente posible, con la cual se persigue emocionar y conmocionar al lector, incluso a través de los propios sonidos de la lectura del texto coránico. Este es el caso de la surat al-waqi?a (capítulo 56, ?El Acontecimiento?), la cual comienza con unas palabras repletas de sonidos guturales que vienen a simbolizar los estertores de la muerte: id â waqa?ati l-wâqi?atu laisa li-waq?atihâ kâ d iba.

Por tanto, no se trata de racionalizar y proporcionar un marco lógico a la experiencia de la muerte expresada en el Corán, pues esa pretensión sólo consigue coartar y limitar las posibilidades del texto, que está mucho más allá de la lógica y de la razón humanas. Es precisamente ese carácter desafiante a nuestra lógica que el Corán posee lo que nos permitirá zambullirnos en su dimensión más profunda y emocionarnos con su lectura o con la simple audición de su recitación.

A veces nos encontramos con personas que pretenden elaborar una especie de catecismo a partir de lo que nos dice el Corán: ¿creen los musulmanes en la resurrección de la carne? ¿resucitarán sólo las almas? ¿cuándo y cómo tendrán lugar el Fin del Mundo y el Juicio Final?…nosotros creemos que no tiene sentido establecer una doctrina sobre estas cuestiones, pues lo realmente importante es el cúmulo de emociones que generan estos textos y la fuerza transformadora que su lenguaje posee. La clave de la cuestión no está ni en la fe ni en la comprensión lógica del texto. No se trata de creer o de no creer, ni de comprender o no, sino de acercarse a la Revelación con la actitud adecuada y dejarse envolver y arrastrar por ella. Las personas con esta actitud son definidas en el Libro como ?aquellos que están abiertos a Allah, recogen el Corán y dicen ?esto es la verdad de Allah??. Por eso aquellos que están cerrados a esta intuición, cuando se acercan a éste o a cualquier otro Libro Sagrado, dicen: ?¿Qué nos está queriendo decir Allah con esto??. Sencillamente, no está queriendo decir nada. Ahí es donde nos equivocamos y equivocamos nuestra perspectiva, a causa de nuestra incapacidad de sentir, de nuestra excesiva racionalidad, de nuestra falta de inocencia, y de nuestro apego a las clasificaciones, las ortodoxias y los dogmas de fe. El camino de la espiritualidad humana no se basa en encontrar solución a todas las cuestiones más trascendentes, sino en la capacidad de plantearse las preguntas y aprender a crecer con ellas, a pesar de no ser capaces de encontrar las respuestas. Se trata de un camino a recorrer y no de un objetivo a alcanzar.

MORIR, ALGO HUMANO (ANÓNIMO)

MORIR, ALGO HUMANO (ANÓNIMO) 
http://www.ua-ambit.org/she005hermosi.htm

Propuesta para el diálogo:
Mucha gente se prepara, con esfuerzo especialmente hoy en día,
para hacer frente al futuro; y éste suele ser un tanto incierto.
Sorprende que, por el contrario, a menudo no se quiera reflexionar
sobre el único dato cierto que tenemos del porvenir de cada uno de
nosotros: nuestra finitud, que se rechaza o hasta se reniega de ella.
Es obvio que si no abrazamos con alegría el hecho de tener que
morir, no podemos abrazar con plenitud de alegría nuestra vida que
es mortal. Ser mortal significa que existimos. En este mundo sólo los
que no existen son los que no mueren. Con coherencia, pues, cada
uno puede decir: “He de morir, ¡qué bien!, eso quiere decir que
existo”.
(Hasta aquellos cristianos que afirman el “alma” reconocen que ésta,
si no fuera sostenida por Dios,  de suyo se aniquilaría. El
advenimiento de un nuevo don, indudable para los creyentes, pero
gratuito, no elude ni disimula la caducidad de la vida humana en
cuanto tal. Más aún, al ser humano le es necesario morir para que
pueda darse su resurrección).
Desearíamos vivir, sí, pero de otra manera: con una vida que no
fuera mortal, que fuera inmortal. Es decir, no estamos contentos de
ser lo que somos, seres humanos, que es nuestro real modo de ser
en vez de no haber sido nunca; desearíamos ser una especie de
dioses.
Esta frustración, ese descontento, influyen más o menos
conscientemente en todos nuestros pensamientos y actuaciones.
Nos roba en el fondo la verdadera alegría y solidaridad.
PREGUNTAS
¿Qué pensamientos y actuaciones nuestros vemos que están
influidos por esa frustración  y el descontento que tenemos de
nuestra contingencia?
¿Qué obstáculos que impiden la aceptación gozosa de tener que
morir podría aportar la pedagogía para que fluya más espontáneo y
pleno el gozo de vivir?