Respaldo de material de tanatología

Dos libros

http://books.google.com/books?id=HxVIlOF5plUC&pg=PA145&lpg=PA145&dq=tanatologa&source=web&ots=aOGmPiUmuf&sig=B-sMty4yZoguaxkZQOP7uTOE6og

Así fluye el amor: Como Creas Los Condiciones Necesarias Para Sentir El Amor Autor Laura Rincón Gallardo

http://books.google.com/books?id=j7DKzxCIR7EC&pg=PR11&lpg=PR11&dq=tanatologa&source=web&ots=yoh13YCB2e&sig=crMypQHHoccKuE9IobUTsqBhi7I

Un buen morir: Encontrando sentido al proceso de la muerte Autor Daniel Behar

CUESTIONARIO DE APROXIMACIÓN AL CONCEPTO DE MUERTE EN EL NIÑO

CUESTIONARIO DE APROXIMACIÓN AL CONCEPTO
DE MUERTE EN EL NIÑO
CACMuN
J. Montoya Carrasquilla, 2004

Entrevistador Fecha Realización

Nombre Edad Cultura Predominante

Escolaridad Estrato S-E Recursos sanitarios

Religiosidad de la familia Religiosidad del niño Participación en rituales religiosos

Violencia local Estadísticas de muerte violentas locales Acceso a los medios de comunicación

Disponibilidad de video juegos diarios Canales de TV que se ven en la localidad ¿Pérdida reciente? (especificar quién y fecha de la pérdida)

Cultura Predominante: Cultura que predomina donde el niño vive: urbana, rural, afrocolombiana, indígena (especificar), otra (especificar).
Escolaridad: Año escolar en curso.
Estrato S-E (socio-económico): Muy bajo, bajo, medio bajo, medio, medio alto, alto, muy alto.
Religiosidad de la familia: Para nada, un poco, bastante, mucho.
Religiosidad del niño: Para nada, un poco, bastante, mucho.
Participación en rituales religiosos: Para nada, un poco, bastante, mucho.
Violencia local: Para nada, un poco, bastante, mucho.
Estadísticas de muerte violentas locales: Nula, muy baja, baja, moderada, alta.
Acceso a los medios de comunicación: Para nada, un poco, bastante, mucho. Disponibilidad de video juegos diarios: Para nada, un poco, bastante, mucho.
Canales de TV que se ven en la localidad: Menos de 10, de 10 a 30, más de 30.
¿Pérdida reciente?: Especificar quién y fecha de la pérdida.

Responda por favor las siguientes preguntas, marcando con una ?x? en la o las casillas correspondientes. La elección puede ser múltiple. El cuestionario debe ser llevado a cabo por un adulto-cuidador.

1. Irreversibilidad de la muerte (la muerte como algo permanente):
Pregunta Si No
Cuándo alguien se muere, ¿puede volver?
Cuando alguien muere, ¿volvemos a ver a la persona?
Cuando alguien muere, ¿puede seguir haciendo lo que hacía antes?
¿Cómo haces que las cosas muertas vuelvan a vivir?:

2. Universalidad de la muerte (la muerte es para todos):
Pregunta Si No
¿Hay alguien o algo que no muera?
¿Cuáles personas o cosas no mueren?
¿Cuándo morirás?

3. Inevitabilidad de la muerte (la muerte como algo inevitable):
Pregunta Si No
¿Te puedes escapar de ella?
¿También te puede pasar a ti?
¿También les pasará a tus padres?
¿Se puede engañar a la muerte?

4. Cese de funciones (no funcionalidad de la muerte):
Cuando las personas o animales se mueren:
Pregunta Si No
¿Siguen sintiendo?
¿Respirando?
¿Comiendo?
¿Durmiendo?
¿Soñando?
¿Sintiendo hambre?
¿Sintiendo frío?
¿Sintiendo dolor?
¿Tienen que ir al baño?
¿Tienen que estudiar?
¿Pueden seguir jugando?

5. Causalidad de la muerte. ¿Qué hace que las cosas mueran? (¿por qué se muere la gente?):
Pregunta Si No
Por las flechas
Por las balas
Por las explosiones
Por los cuchillos
Son cosas de Dios
Por culpa de los hombres
Por culpa de los médicos
Por culpa de los violentos
Por las guerras
Por el destino
Por los pensamientos que uno tenga
Por los deseos que uno tenga
Por estar o ser muy viejo
Por estar enfermo
Para dejar espacio a otros
No se porqué se muere la gente
No tiene sentido
No se
Otro: (especificar)

6. ¿Qué es la muerte? (la muerte es):
Pregunta Si No
Separación
Inmovilidad
Un castigo por malas acciones
No sentir
No moverse
Podrirse
Un desorden en la casa
Mucho dolor en los adultos
Muchas lágrimas
La gente ya no ríe
Ya no lo cuidan a uno como antes
Algo muy maluco
No ver más a la persona
Es como estar dormido
No se
Otro: (especificar)

7. Cuando piensas en la muerte, lo que más sientes es:
Pregunta Si No
Miedo
Dolor
Angustia
Separación
Caos
Desorden
Rabia
Tristeza
Soledad
No siento nada
Otro: (especificar)

8. ¿Que crees que pasa cuando uno se muere?
Pregunta Si No
No pasa nada
Se va uno donde Dios
Se queda uno solo
Se pone uno triste
Se reúne con otros seres queridos
Se va para el cielo
Se va para el infierno si no fue bueno
Se va uno para el cementerio
Se va uno de viaje
Se duerme uno
Se pudre y se lo comen los gusanos
Pasa uno a mejor vida
El cuerpo se detiene del todo
El cuerpo deja de funcionar
El cuerpo ya no hará nada de lo que antes hacía
El cuerpo ya no sentirá dolor
El cuerpo ya no caminará
El cuerpo ya no respirará
El cuerpo ya no comerá
El cuerpo ya no necesitará dormir
El cuerpo ya no hablará
El cuerpo ya no podrá oír
El cuerpo ya no sentirá frío o calor
El cuerpo ya sentirá nada nunca más
Ya no podrá uno jugar
No se
Otro: (especificar)

9. Cuándo alguien está muerto, ¿a que se parece?
Pregunta Si No
A un muerto
A un esqueleto
A estar dormido
Uno no se mueve
A un monstruo
No se
Otro: (especificar)

10. La muerte está en (personificación):
Pregunta Si No
Las funerarias
Los carros fúnebres
Los cementerios
Los lugares oscuros
Los hospitales
En la oscuridad
En los muertos
En el esqueleto
En ninguna parte
En algún sitio que no se
En el hombre del chucho
En el hombre del saco
No se
Otro: (especificar)

11. Uno se muere (finalidad de la muerte):
Pregunta Si No
Porque así es la vida
Para destruir el cuerpo
Para poder ir al cielo
Para estar con Dios
Para dejar espacio a otros
No se porqué se muere la gente
No tiene sentido
Son cosas de Dios
No se
Otro: (especificar)

12. ¿Has visto alguna vez a una persona muerta?
Pregunta Si No
Si
Si has visto muertos, ¿cuantos has visto hasta hoy?
¿Qué edad tenías cuando eso ocurrió?
No, nunca he visto ninguno
Solo en televisión
Solo en fotos
Solo en revistas o periódicos

13. ¿Se te ha muerto alguien antes?
Pregunta Si No
Si
Si has perdido a alguien, ¿a quien fue?
No
He perdido una mascota
He perdido varias mascotas        (#______)

14. ¿Has participado en algún ritual funerario?
Pregunta Si No
Si
No
Si el niño ha participado en un ritual, ¿en cual ha sido?
Entierro
Velación
Novena
Conmemoración
Otro (especificar)

15. ¿Has visto alguna vez un cuerpo muerto en un ataúd?
Pregunta Si No
Si
En un entierro
En televisión
En una revista o periódico
No, nunca

16. Pinta una imagen o dibujo que mejor representa la muerte para ti.

MUERTE Y DUELO Y SUS MANIFESTACIONES EN LA REGIÓN DEL CHOCÓ, COSTA DEL PACÍFICO

MUERTE Y DUELO Y SUS MANIFESTACIONES EN LA REGIÓN DEL CHOCÓ, COSTA DEL PACÍFICO COLOMBIANO

El proceso de interconexión y estrecha relación que se vive a nivel mundial ha puesto de presente la fuerza de las peculiaridades culturales de diverso orden: desde las étnicas que rebasan sus bases biológicas, hasta las de lengua, religión, rituales funerarios o las políticas. El avance del proceso de integración mundial (globalización) ha permitido, aunque parezca contradictorio, construir una sensibilidad hacia la diferencia, como parte esencial del hombre mismo (1). Como nunca antes, el conocimiento sobre la variedad sociocultural humana podrá disminuir el temor casi instintivo frente a quienes se comportan de manera distinta a nosotros, para lograr su participación en un proceso mayor. Hoy en día sabemos que las mal llamadas sociedades primitivas no son salvajes amenazantes, y que una ética o una política excluyente y etnocéntrica es cada vez más insostenible a nivel mundial.

Estas ?peculiaridades culturales? son particularmente notables en los rituales funerarios, aún dentro de un mismo país, tal como sucede con la cultura afro-chocoana en Colombia respecto a las demás fuerzas presentes en el país. Es en este contexto que se describe la presente entrevista a ?Eugene? (pseudónimo), una mujer de origen afro-chocoano, de 45 años de edad, viuda hace 16 años, 4 hijos vivos (1 hijo muerto hace 30 meses, motivo por cual acudió y acude a nuestro grupo de duelo), vive en un estrato socio-económico grado 2 (pobreza casi absoluta), con su madre y 2 de sus hijos, es de religión católica (con poca religiosidad, según ella), 2 años de bachillerato como escolaridad y residente en Medellín hace 20 años (cultura urbana, de metrópolis).

ANTECEDENTES
La población chocoana y su entorno
El territorio chocoano, al noroccidente de Colombia, se extiende sobre 46.530 km, atravesado por un gran valle de orientación norte-sur, por donde corren los ríos Atrato y San Juan. Los ríos han sido los ejes del poblamiento, de la vida productiva, de la identidad social colectiva. Para 1993 el censo arrojó una población ajustada de 365.782 habitantes. Desde el punto de vista físico natural, “La región de Chocó es el epítome de la selva húmeda tropical”. Es el único lugar del neotrópico en donde se encuentra el
verdadero “bosque pluvial tropical”. Única en términos ecológicos, esta región es muy
probablemente la más lluviosa del globo y es igualmente probable que en alguna parte
de su geografía se encuentre el punto más húmedo del planeta.

Otra peculiaridad ecológica de la zona es la frecuencia con que se presentan en ella los suelos más deslavados y pobres en nutrientes: el subsuelo de arcilla blancuzca que se encuentra en algunas áreas es uno de los de menor contenido de elementos esenciales como el fósforo y de elementos menores como el boro y el zinc. Por otra parte, el Chocó se encuentra aislado bio-geográficamente por las cordilleras andinas del resto del territorio nacional. Esta característica natural ha incidido en un aislamiento relativo de los principales circuitos económicos nacionales.

Como consecuencia de su peculiar ecología, de su aislamiento geográfico y de las
culturas que lo han poblado, el Chocó alberga una de las selvas más sui géneris de toda Suramérica. El sur del territorio del Chocó al parecer contiene la proporción más elevada de endemismo específico de todo el continente. Pero la biodiversidad chocoana tiene como características fundamentales mucha diversidad y poca cantidad, lo que la hace ecológicamente frágil.

La mayor parte del territorio se encuentra dentro de las zonas de las calmas
ecuatoriales, por lo tanto el régimen de lluvias se prolonga durante todo el año. “Una
alta precipitación lluviosa se correlaciona, generalmente, con una gran riqueza en
especies vegetales y, sin lugar a duda, la espectacular diversidad que ostentan los
bosques chocoanos es el resultado directo de esta circunstancia”.

Una peculiaridad más de las tierras bajas del Chocó es que familias de plantas,
generalmente circunscritas a las alturas andinas, se encuentran aquí a nivel del mar o
muy cerca. La presencia de estas especies de montaña es una más de las similitudes
que tienen las selvas húmedas chocoanas con los bosques de niebla.

El Chocó, por la biodiversidad descrita someramente, se constituye en reserva y
patrimonio nacional. Pero distintas formas de intervención humana modifican con
celeridad el ambiente natural.

Características demográficas
A comienzos de los años sesenta, la conformación racial del Chocó se dividía así: Negros (80 %),  Indios (6 %), Blancos y mestizos (4 %), Mulatos (10 %). Actualmente, la población chocoana está constituida principalmente por los afro-chocoanos, en diferentes grados de mestizaje. Entre los grupos nativos indígenas se encuentran los Cuna, Emberá y Wanana. En los centros urbanos y ciertos sectores rurales de Quibdo (capital), Istmina, Tadó, Unguía, Riosucio, Acandí, El Carmen de Atrato y San José del Palmar, se encuentra población de colonos blancos provenientes de Antioquia, Risaralda, Caldas, Córdoba y Valle del Cauca, principalmente. La población indígena y negra se ubica al lado de los ríos, ejes primordiales para los asentamientos humanos y su economía se orienta a los recursos ribereños y los de la selva cercana.

Cuando los españoles llegaron al Chocó estaba habitado por una veintena de grupos indígenas que los conquistadores llamaron chocoes. En primera instancia se refirieron con esa denominación a los grupos Emberá que habitaban la parte superior de los ríos Atrato y San Juan y luego el término se amplió para designar también a todos los demás grupos de habla wanana del bajo San Juan. Por tanto, el término Chocó ha sido usado para designar tanto el grupo étnico como al grupo lingüístico integrado por los idiomas Emberá y Wanana.

En 1985 la mayor parte de la población censada (67.2%) era rural. Tan sólo el municipio de Quibdó tenía el 63.5% de sus pobladores en la cabecera. En 1973, el promedio de hijos por mujer era de 5.3 para la región Pacífica; en ese año, el 28.6% de la población del Chocó vivía en zonas urbanas. Para 1985, la población urbana aumentó al 32.8% y el número de hijos por mujer fue de 3.4, en tendencia similar a todo el país. No se dispone aún de esa información para 1993. Los rasgos demográficos más sobresalientes son la importancia de la población rural, la relativa baja densidad territorial (5,5 hab./km2) y la concentración de población en el casco urbano de Quibdó.

Para 1960, el nivel de salud del Chocó era el más bajo de los departamentos del país, con una esperanza de vida al nacer de sólo 35 años. La educación también era precaria, con 72.7% de analfabetismo. Quibdó era entonces la única ciudad con 9.640 habitantes. Al comparar este conjunto de índices con los promedios nacionales, el índice de calidad de vida en el departamento es de 27.9, mientras el nacional es de 39.0. La proporción de NBI (necesidades básicas insatisfechas) en el Chocó es de 82.8%, mientras en el país es de 45.6%. Ningún municipio alcanza el promedio nacional en cuanto a servicios básicos y para el nivel educativo, únicamente seis municipios lo superan. Las cifras no solamente reflejan las deficiencias o irregularidades en cuanto a la prestación de servicios, sino la carencia absoluta de ellas, para una parte importante de la población.

Dentro de los 1.000 municipios de Colombia, ordenados por grado de incidencia de pobreza, siete son municipios chocoanos con el porcentaje más alto de necesidades básicas insatisfechas del país. En 1985 el 60.3% de las viviendas no tenían ningún servicio de energía eléctrica, acueducto o alcantarillado y solamente el 7.9% tenía todos aquellos. Para 1993, quienes tenían este servicio aumentaron muy poco y cerca de la mitad de la población carece de todo servicio. La subnormalidad de las viviendas en el Chocó es de gran magnitud; el déficit estimado es cercano a 5.000 viviendas en total, y se concentra en las cabeceras, específicamente Quibdó. En la zona rural, la mayoría de las casas son fabricadas por sus mismos habitantes y la materia prima la encuentran en el bosque (maderas, palma). Pero el déficit de servicios de agua potable, alcantarillado y electrificación, aumenta el índice de necesidades básicas insatisfechas.

Según el Censo de 1985, la esperanza de vida al nacer en el Chocó era de 53.9 años, en Antioquia de 67.4 años y en Bogotá de 68.5. Chocó tenía la tasa más baja del país; el más cercano es Nariño con 61.2 años. “Por su parte, los indicadores de salud tomados por Planeación Nacional muestran que Chocó, Cauca y Nariño tienen los más bajos del país. El Pacífico cuenta con los mayores riesgos de morbi-mortalidad y la más baja esperanza de vida al nacer”.

Los registros del Servicio Seccional de Salud sobre mortalidad infantil en el Chocó muestran 100 niños menores de un año por cada 1.000 nacidos vivos, lo que equivale a 891 niños muertos antes de cumplir su primer año de vida, en 1988. Pero estas cifras presentan un subregistro considerable. Estudios nacionales sobre salud en Colombia muestran 150 niños muertos antes del primer año de edad, por cada mil nacidos vivos. En términos de morbi-mortalidad, la población está gravemente afectada por el pobre saneamiento ambiental. Las muertes están relacionadas con la carencia de alcantarillados, la deficiente disposición de basura y la calidad del agua para uso humano. Los ríos del Chocó son acueductos, alcantarillados, vertederos de sedimentos de la explotación minera y maderera, algunos de alta toxicidad, como el mercurio, bañaderos y vías. Las lagunas y pozos creados por la explotación minera de retroexcavadoras y motobombas se convierten en criaderos de zancudos y mosquitos, vectores de la malaria.  Igualmente, el dengue tiene el ambiente propicio para su proliferación. El paludismo y el cólera son enfermedades reconocidas como endémicas en el Chocó. Otras enfermedades como la tuberculosis, la parasitemia, que ocasiona entre otras cosas la desnutrición y la leishmaniasis, hacen grandes estragos en la población. En el Chocó se encuentran las diez especies que se conocen en el mundo del zancudo anopheles, transmisor de la malaria.

En el aspecto educativo, la situación del Chocó es sensiblemente inferior al promedio nacional. El analfabetismo en el departamento en 1985 alcanzó el 40.28% de la población total mayor de 5 años y quienes cursaron la primaria completa fueron el 43%, de manera que el porcentaje de analfabetismo efectivo era mayor. En 1993, el analfabetismo se redujo al 31.4% y el 48% completaron la primaria. Para el censo de 1985 en la educación por sexo, del total de población mayor de 5 años, el 18.33% de los hombres y el 19.86% de las mujeres eran analfabetas.

Es tan abrumador el panorama de carencias y dolencias, que parecería dibujarse una región triste y desolada. Pero quien la recorre desprevenidamente, por el contrario, se sorprende con la alegría y la presencia activa de lo festivo, bullicioso y sonoro en la vida cotidiana. Pero sin duda, también, sus carencias los llevan a dejar atrás los usos no destructivos de los recursos naturales y los presionan para entrar en la carrera para conseguir superarlas.

Grupos étnico-culturales, modelos de vida, interacciones y conflictos
En el departamento del Chocó se pueden distinguir como grupos étnico-culturales diferenciados, los negros, ahora también denominados afro-chocoanos, los indígenas y los blanco-mestizos. La población negra se estimaba en 300.000 personas, 80% del total departamental, pero si bien no se cuenta con cálculos sobre el número de blancos, se calcula que representaban alrededor del 10% de la población departamental. Los blanco-mestizos de las subregiones del San Juan y el Atrato medio difieren en cuanto al origen y la orientación cultural, de aquellos asentados en municipios como San José del Palmar, Unguía y el Carmen de Atrato, producto de la migración blanca de los departamentos de Antioquia, Caldas, Risaralda y Valle del Cauca. Los primeros pertenecen a una minoría demográfica que provino de corrientes migratorias del Cauca, la costa Atlántica y países árabes, ocurrida desde finales del siglo pasado y las primeras décadas del presente. De este grupo muy pocos permanecen en la zona. Tienen ciertos rasgos de influencia afrochocoana, como por ejemplo, patrones familiares y formas de socialización, entre otros aspectos, pues como élite local, sostuvieron un contacto directo con la población negra, aun a pesar de prácticas discriminatorias. Los blanco-mestizos de los municipios atrás mencionados, se encuentran en zonas de inmigración paisa, en general reciente y no han tenido un contacto interétnico prolongado.

Los indígenas pertenecen a los grupos cuna, emberá y wanana. Los dos últimos tienen diferencias lingüísticas pero comparten una cultura similar. Su población total está alrededor de 21.041 habitantes en algunos estimativos y en 26.700 en otros, distribuidos en 112 pequeñas comunidades en distintas partes del territorio chocoano. Representan el 8.4% de la población departamental.

Los tres grandes modelos culturales han tenido un contacto diferencial pero prolongado por centurias y marcado por la presencia hegemónica de los blanco-mestizos como patrón ideal de comportamiento y de supremacía sociopolítica. Los largos años de contacto han traído influencias recíprocas, además de lazos sociales y simbólicos. La organización familiar, las formas simbólicas de parentesco, los intercambios económicos y curativos, son algunos aspectos donde se reconocen los contactos históricos.

El trabajo se encuentra como una de las principales marcas de diferenciación étnica; en rasgos generales, los blanco-mestizos tradicionales no se ocuparon de actividades agrícolas, no fueron propietarios rurales y se ubicaron en los cascos urbanos, como comerciantes, o funcionarios en los cargos públicos. Las olas colonizadoras trajeron campesinos colonos hacia el suroriente del departamento (San José del Palmar, El Carmen de Atrato) y el norte (Urabá chocoano), han matizado esta distinción que, sin embargo, se mantiene para el grueso de la población. No hubo hasta fechas recientes, minero blanco.

La población negra se dedica a labores agrícolas, a la minería, y desde hace tres décadas ingresó a los empleos públicos, antes bajo predominio casi exclusivo blanco. Las mujeres negras venden frutas, hacen panadería, lavan ropas, actividades impropias de las blanco-mestizas. La gran minería estuvo, no obstante, en manos de blancos extranjeros, quienes ocuparon a los negros y blancos locales en escalas de labores diferentes. Desde la década pasada mineros blanco-mestizos de la región antioqueña se dedicaron a la mediana extracción de oro, compitiendo con la minería artesanal negra y con los pequeños empresarios negros.

Los indígenas, por su parte, se dedican casi exclusivamente a las labores de su chagra y venden esporádicamente artesanías, cestería en especial. Otro tipo de trabajo, el mágico curativo, es propio de los especialistas indígenas, los jaibaná. Sin embargo, se sabe de un “intercambio de procedimientos etnomedicinales” entre emberá y afro-colombianos y en otra proporción, con los blanco-mestizo. Entre los rasgos de diferenciación, otro campo son las celebraciones y rituales, de gran complejidad para las culturas cuna, wanana y emberá, asociadas a sistemas filosóficos de interpretación sobre la vida humana.

De la cultura negra, dice que los ritos colectivos de celebración, que cuentan con la presencia central de la música y el canto y el baile, según la ocasión, hacen parte de un viejo foco de resistencia proveniente de la época esclavista. Estos ritos de celebración van desde las celebraciones religiosas, hasta las seculares fiestas patronales (Ibid). En estas no han participado los blancos y hoy en día se limitan a dar sus aportes económicos. La distinción que existió en Quibdó hasta el incendio de 1966, entre las carreras (primera, segunda y tercera) y los barrios, los unos sitio de habitación de blancos y los otros de negros, estaba presente en las patronales de San Pacho, fiesta por excelencia de los barrios. Pero el baile de la chirimía y en general el gusto por bailar, cubre negros y blancos.

La música, por su parte, ha tenido un importante papel en la definición étnica de la identidad negra, aún adaptando modelos musicales europeos; el papel de la música negra, la chirimía, traspasa las fronteras étnicas y es símbolo de identidad regional, parte del ser chocoano de tradición. Los blancos chocoanos de la vieja élite, experimentan una gran carga emocional con esa música, aun cuando la escuchan desde Bogotá o Medellín. Es decir, a diferencia de otros campos, donde lo típico de un grupo, en este caso el negro, tiene connotaciones negativas para los otros, la música tiene una valoración positiva para los blancos tradicionales y es asumida como señal de un ser chocoano, que además les distingue de los paisas, vistos como recién llegados, como no chocoanos.

Los diferentes grupos étnico-culturales han vivido diferentes conflictos. Algunos han tenido como eje el predominio sociocultural blanco, las tensiones socio-raciales. Otros más recientes, se generan en la disputa por tierras y recursos forestales y mineros. En la actualidad, un foco de tensión se presenta entre las comunidades indígenas que hoy representan un bajo porcentaje de la población total y los campesinos negros y algunos colonizadores de otras regiones, en torno a la creación de nuevos resguardos y el saneamiento de los existentes. Los conflictos entre los colonos y los indígenas, entre éstos y los nativos negros, han llevado a la violencia en algunas zonas como el alto Andágueda, Tanela, Cutí, Arquía y Juradó.

Los conflictos territoriales están al orden del día y tienden a aumentar por la lenta respuesta institucional, sobre todo en las disputas entre indígenas y negros. Los procesos migratorios de colonos y mineros desde la Costa Atlántica y el interior del país aumentan las tensiones interétnicas actuales. La misma ley 70 de 1993 ha suscitado roces por liderazgo entre los activistas de las negritudes y entre éstos y comunidades indígenas.

Pero las interacciones no se limitan a los conflictos, a los enfrentamientos; entre los campesinos afrochocoanos y los indígenas emberá y wanana se estableció un circuito de intercambios y de alianzas, algunos de cuyos ejemplos ya se mencionaron. Incluso todo parece indicar que aprendieron unos de otros formas de manejo del ambiente húmedo que los rodea, hasta conformar un complejo de prácticas, conocimientos e interpretaciones. Entre los afrochocoanos de los cascos urbanos y los blancos de las élites tradicionales urbanas y posiblemente también con los actuales, se creó otro circuito de intercambios. Círculos más débiles se establecieron entre los blancos y los indígenas en este siglo; apenas algunas leyendas e imaginarios. Algunas nos hablan del enorme mero que un día surgió en el Atrato para devorar a la población, tal como el sábalo monstruo de los emberá; otros cuentan del mohán de Ichó, fiera entre tigre y león que podía devorar los niños y aún adultos del río Ichó, otra figura familiar a los emberá.

Sus rituales (2)
Para el afro-chocoano el mundo religioso se expresa continuamente en la vida a través de manifestaciones de fe y acción. Estas manifestaciones son: devoción a los santos, múltiples oraciones, leyendas, imágenes, símbolos, ritos, valores, costumbres, ceremonias, mitos y rituales con enseñanzas morales de gran valor y vigencia que tienen unas repercusiones de tipo económico y ético (2).

En esta región (también se incluye toda la Costa Pacífica Colombiana), hay dos acontecimientos especialmente transcendentales: el nacimiento y la muerte.

El nacimiento es un acontecimiento en el cual se celebra la vida como regalo de Dios, y el niño que nace va enriqueciendo paulatinamente la cultura: el nacimiento se convierte en un hecho de gozo, se celebra con una copa de ?viche, guarapo o aguardiente?, se celebra la vida en compañía de la familia, los amigos y los vecinos. Si el recién nacido es varón, se piensa que es la continuación de la descendencia y del apellido; se ve en él un respaldo para la familia, especialmente para el padre. Si es mujer, es el reemplazo de la madre y es quien va a colaborarle en los quehaceres de la casa.

En el otro extremo está la muerte, la realidad ineludible que hace parte de la historia misma del hombre. La muerte es un acontecimiento que el hombre de esta región vive con mucha aceptación y esperanza; lo que celebra no es la muerte, sino la vida misma. Es en la muerte en donde las relaciones que se habían perdido se reconstruyen nuevamente, se renuevan los vínculos de amistad. El luto une a todos los vecinos, todos colaboran en este momento, todo es estimación y solidaridad.

El muerto vive y participa de todo lo que está sucediendo a su alrededor: no es una persona que se ha ido, sino un hermano o un amigo que está participando de la vida del grupo, por eso el profundo respeto que se profesa al cadáver y el carácter sagrado de la tumba. Los signos que utilizan no significan fatalismo, magia u oscurantismo, significan que la muerte está relacionada con este mundo y con la vida del más allá. El difunto comparte con su familia y con sus allegados; es por esto que los lunes (día señalado para los difuntos), los templos se llenan y se celebra la Eucaristía por el alma de las personas fallecidas: el afro-chocoano sabe que al morir se vive para el Señor y asimila la dimensión trascendental.

1. Velorio o velatorio afro-chocoano
En el velorio se organiza una mesa a modo de tumba, que hace las veces de un altar, con sábanas blancas colgadas alrededor, en la parte superior central un moño negro que hace alusión a una mariposa; debajo de este moño va un crucifijo (esto significa luto, es decir que ha fallecido alguien de la casa). También se encuentra en la sala del velorio una cinta con el nombre del difunto; a los lados del ataúd se colocan cuatro cirios, dos adelante y dos atrás. El color negro expresa tristeza y luto, costumbre que aparece posteriormente y que es tomada del cristianismo traído por los españoles; lo negro se asocia con lo infernal, lo ignorante, lo primitivo, la mala suerte, el pasar apuros; mientras que lo blanco se relaciona con Dios, la pureza, la transparencia, la belleza, la limpieza, la persona laboriosa, educada, inteligente y civilizada.
El velorio comienza poco después que fallece la persona hasta el día siguiente, y a veces hasta 2 o 3 días. En el transcurso del mismo se recitan oraciones pidiendo el perdón de los pecados con el objeto de que el alma llegue al Padre; se cantan alabaos, se juega dominó, se reparten bananos, se brinda alguna comida y algunas bebidas (que se compran con el producto de las ganancias obtenidas en el juego), para mantener en pie a las personas que acompañan el velorio durante la noche y los días siguientes. Esta costumbre ha llevado a que se catalogue mal a los negros, llamándoles  ?borrachines?, ?fiesteros? y ?parranderos?. Esta costumbre puede llegar a prolongarse, una vez terminado el entierro, durante los 9 días que siguen con ?la novena?. No debe olvidarse que se considera que ?el alma del difunto se encuentra en la casa hasta el último día del novenario?.

2. El vaso con agua
Debajo del ataúd se coloca un vaso con agua mientras dura la velación, y posteriormente se deja por nueve noches sin cambiarla, para indicar que si, una vez muerto, el difunto tiene sed, podrá ir allí a tomarla (recuérdese el largo viaje mitológico de los difuntos ?por nueve días y nueve noches- desde su lecho de muerte hasta la región de los infiernos, propiamente hasta el Aqueronte). El agua va disminuyendo a medida que pasan los días. El agua que queda en el vaso, después de las nueve noches, tiene una connotación medicinal y se ofrece a las personas que sufren de ?asma, del corazón y de los nervios?. La ciencia convencional hablan de una evaporación durante este tiempo, mientras que los afro-chocoanos creen que la disminución del agua se debe a que ?el difunto se hizo presente allí para beberla?.

3. Vestido del difunto
Las personas, ?en vida?, piden cómo quieren ser vestidas en el momento de su muerte; algunos solicitan vestir el hábito de la ?Virgen del Carmen? o de algún santo de su devoción, o simplemente una túnica blanca; otros prefieren un ?traje elegante? (por ejemplo, el vestido de su matrimonio); la costumbre de ponerle los calcetines, sin zapatos, hace referencia a un pasaje del Èxodo: ?Quítate las sandalias, porque el lugar que pisas es santo? (Ex. 3,5); esto significa que el difunto ?va a un lugar sagrado?.  Por otra parte, el ?llevar ropa nueva? significa que el difunto ?no lleva el olor de esta vida?, porque el encuentro con Dios debe ser muy digno.

4. El cordón
La presencia de un cordón con siete nudos en la cintura del difunto tiene el propósito de sostenerle y evitar que se deslice en su llegada al cielo. Así como los sacramentos, que son siete y significan el camino progresivo que se va dando hacia la salvación, el difunto con el cordón va escalando el camino salvífico al encuentro con Dios.

5. Las joyas
Inmediatamente muere, el difunto es despojado de todas sus joyas y de las prótesis dentales, porque ?para llegar a Dios no se necesita de todas estas vanidades?.
6. No barrer la casa
Debido a que el difunto es un invitado especial y la persona más importante, todo gira alrededor suyo; por ello, cuando su cuerpo se encuentra todavía en la casa, ésta no se puede barrer pues ?esto es de mal gusto y es una falta de respeto?; sólo se debe barrer antes de traerlo a la casa. Por otra parte, existe otra creencia sobre la acción de barrer: si se hace, los familiares van muriendo en cadena.

7. Cabo del año
Se trata de una práctica muy difundida en todo el Pacífico Colombiano, si bien se ha ido perdiendo; su ritual se conserva al final de la Eucaristía, cuando se dicen los responsos. En la ceremonia se representa al difunto con un ataúd, el cual se cubre con una sabana negra en señal de duelo o luto, y se colocan cuatros cirios encendidos. El celebrante repite la ceremonia en cuerpo presente y al final se prodigan los responsos acostumbrados. Hoy día es frecuente la ?Celebración de la Palabra? al pie de la tumba, en el Campo Santo o en la casa del difunto, con la intención de pedir la intercesión de los fallecidos, conmemorar aniversarios, cumpleaños, día de la madre, fin de año, etc. Con esta actitud también se manifiesta el deseo de estar cerca del difunto y compartir al pie de la tumba aquellas canciones y rezos que ellos normalmente cantaban en Vida.

8. El Chigualo
Cuando un niño de tierna edad (menor de 7 años) muere, se vuelve un angelito y se va derechito al cielo. El Cadáver del niño es vestido de blanco o rosado. A veces se le coloca un ramo de flores en la mano derecha y una corona de papel en la cabeza. Aquí la madrina juega un papel preponderante. Ella es la responsable de los gastos de la fiesta. Ayuda en la preparación del cadáver y es la encargada de bailar al niño. Se le coloca en una silla especial durante toda la noche y una mesa con velas y flores preparada en forma de altar. Durante la noche no se reza por el niño muerto, sino que se baila el ?chigualo? y se le canta arrullos o ?salves?, acompañados del bombo, cununo, guasa y marimba. En el baile las mujeres forman un semicírculo alrededor de la mesa y del altar; la madrina, o una persona que ella delegue, coge al niño y mientras cantan lo van ofreciendo a los presentes. En algunos lugares interviene el padrino acompañando a la madrina en la danza. La madrina entrega el cadáver a una de las mujeres que están en el semicírculo. Este rito dura toda la noche. Se acompaña la ceremonia con bebidas típicas de la región. La madre del niño acompaña el acto sin participar en el semicírculo. Al día siguiente llevan al niño al cementerio. La procesión es acompañada por muchos cantos que expresan la alegría del nuevo miembro del coro de los ángeles. Al niño no se le hace novenario pues ?su alma no está penando?.

Bibliografía
1. Jimeno, M., Sotomayor, M.L. y Valderrama, L.M.: Chocó: diversidad cultural y medio ambiente. http://www.banrep.gov.co/blaavirtual/letra-c/choco/indice.htm
2. Candelo Perea, J.W.: la muerte y sus manifestaciones en la costa del pacífico. En: http://axe-cali.tripod.com/muerte-candelo.htm

ATRAVESANDO LA LUZ

ATRAVESANDO LA LUZ
POR  MELLER-THOMAS BENEDICT

Mellen-Thomas Benedict es un artista que sobrevivió una experiencia cercana a la muerte en 1982.  El estuvo muerto por más de una hora y media y durante ese tiempo el se elevó de su cuerpo y entró en la Luz. Curioso sobre el universo, el fue llevado lejos en las profundidades remotas de la existencia y aún más allá, en el energético Vacío de la Nada detrás del Big Bang. Con respecto a su experiencia cercana a la muerte, el Dr. Kenneth Ring ha dicho “Esta historia es una de las más destacadas que he encontrado en mi extensa investigación  sobre experiencias cercanas a la muerte”.
La ruta a la Muerte
En 1982 yo morí de un cáncer terminal.
La condición que yo tenía era inoperable, y cualquier clase de quimioterapia que pudieran hacerme me convertiría en poco más de un vegetal. Me habían dado entre seis y ocho meses de vida. Me habían dado una información extraña en 1970 y  me había vuelto cada vez más desconfiado sobre la crisis nuclear, la crisis ecológica y etc. Así que como no tenía una base espiritual, comencé a creer que la naturaleza había cometido un error y que probablemente nosotros éramos probablemente un organismo canceroso en el planeta. Percibí a todos los humanos como un cáncer y eso es lo que yo había logrado. Eso es lo que me mató. Tengan cuidado con su visión del mundo. Puede regresar sobre ustedes especialmente si es una visión negativa del mundo.
Eso es lo que me llevó a mi muerte. Yo intenté toda clase de métodos de sanación alternativos pero nada ayudo. Así que decidí que esto era realmente entre yo y Dios. Yo nunca antes me había enfrentado a Dios antes, ni siquiera trabajado con Dios. Yo no estaba en ninguna clase de espiritualidad en esa época pero comencé un viaje para aprender sobre espiritualidad y sanación alternativa. Empecé a leer todo lo que pude sobre el tema porque no quería recibir sorpresas cuando me fuera al otro lado. Así que comencé a leer sobre varias religiones y filosofías. Ellas eran todas muy interesantes y daban esperanzas de que había algo del otro lado.
  Por otra parte, como artista auto-empleado en vidrios de colores, yo no tenía ni seguro médico ni nada por el estilo. Así que los ahorros de mi vida se fueron de la noche a la mañana en pruebas. Entonces estaba enfrentando la profesión médica sin ninguna clase de seguro. No quería echar abajo financieramente a mi familia así que decidí manejar esto por mi mismo. No tenía un dolor constante pero había momentos oscuros. Supe que no me iba a animar a manejar y finalmente terminé en una cuidadora hospitalaria. Tenía mi propia cuidadora hospitalaria. Estuve muy bendecido por este ángel que vino conmigo durante la última parte. Yo duré unos 18 meses. No quería tomar un montón de drogas porque deseaba estar tan conciente como fuera posible. Entonces experimenté tal dolor que no tenía nada sino dolor en mi consciencia, afortunadamente solo por unos pocos días por vez.

La Luz de Dios
Recuerdo que desperté una mañana en casa aproximadamente a las 4,30 de la mañana y supe que  era el fin. Este era el día en que iba a morir. Así que llamé a unos pocos amigos y les dije adiós. Desperté a mi cuidadora hospitalaria y se lo dije. Yo tenía un acuerdo privado con ella de que dejaría solo a mi cuerpo muerto por unas seis horas, pues había leído que toda clase de cosas interesantes ocurren cuando uno muere. Me volví a dormir. La próxima cosa que recuerdo es el comienzo de una típica experiencia cercana a la muerte.
Súbitamente tuve total consciencia y estaba parado pero mi cuerpo estaba en la cama. Había alrededor a mí alrededor. El estar fuera de mi cuerpo era  aún más vívido que la experiencia ordinaria. Era tan vívido que yo podía ver todas las habitaciones de la casa, podía ver el techo de la casa, podía ver alrededor de la casa, podía ver debajo de la casa. Estaba esta Luz brillando. Me volví a la Luz. La Luz era muy similar a lo que muchas otras personas han descrito en sus experiencias cercanas a la muerte. Era tan magnifico, es tangible, tu puedes sentirlo. Es tan fascinante, tú deseas ir por ella así como desearías ir hacia los brazos de tu madre o padre ideal. Cuando comencé a avanzar hacia la Luz yo supe intuitivamente que si iba hacia la Luz estaría muerto. Así que mientras avanzaba hacia la Luz le dije “Por favor, espera un minuto, solo espera un segundo aquí. Yo quiero pensar en esto, me gustaría hablarte antes de irme”. Para mi sorpresa, toda la experiencia se detuvo en ese punto. Tú tienes el control inclusive en tu experiencia cercana a la muerte. No vas en un roler costero rápido. Mi pedido fue honrado y tuve algunas conversaciones con la Luz. La Luz seguía cambiando en distintas figuras, como Jesús, Budda, Krishna, mandalas, imágenes arquetípicas y signos. Pregunté a la Luz “¿que está ocurriendo aquí? Por favor, Luz, vuélvete clara ante mí! Yo realmente quiero conocer la realidad de la situación”. Yo no podía decir las palabras exactas porque era como una especie de telepatía.
La Luz me respondió. La información transferida fue que tus creencias forman la clase de feedback  que recibes ante la Luz. Si tú eres un budista o católico o Fundamentalista, recibes de regreso un lazo de tu propia cosa. Tienes una chance de mirarlo, examinarlo pero la mayor parte de la gente no lo hace. A medida que la Luz se revelaba a si misma ante mi, me volví consciente de que lo que realmente estaba viendo era la matriz de nuestro Ser Superior. La única cosa que yo puedo decirte es que se convirtió en una matriz, un mandala de almas humanas, y que lo que yo vi fue eso que llamamos nuestro Ser Superior en cada uno de nosotros como una matriz. Es también un conducto hacia la fuente; cada uno de nosotros viene directamente, como una directa experiencia de la Fuente. Nosotros todos tenemos un Ser Superior o una parte de suprema alma de nuestro ser. Se me reveló a mí en su forma de energía más verdadera. La única forma en que puedo realmente describirla es que el ser del Ser Superior es más como un conducto. No parecía eso pero es una conexión directa con la Fuente. Así que la Luz me estaba mostrando la matriz del Ser Superior. Y se volvió muy claro para mi que todos los Seres Superiores están conectados como un solo ser, todos los humanos están conectados como un solo ser, somos en verdad el mismo ser, distintos aspectos del mismo ser. No esta comprometido con una religión particular. Esto es lo que me volvía a mí. Y yo vi este mandala de almas humanas. Fue la cosa más hermosa que jamás he visto. Entré en ella y fue sobrecogedora.  Fue como si todo el amor que siempre quisiste y fue la clase de amor que cura, sana, regenera. Mientras le pedía a la Luz que siguiera explicando, yo entendí lo que es la matriz del Ser Superior. Tenemos una grilla alrededor del planeta donde todos los Seres Superiores están conectados. Esto es como una gran compañía, un próximo sutil nivel de energía alrededor nuestro, el nivel del espíritu, podríamos decir. Entonces, después de un par de minutos, yo pedía más aclaración. Yo realmente quería saber de que se trata el universo y estaba listo para irme entonces. Yo dije “Estoy listo, llévame”. Entonces la Luz se convirtió en la cosa más hermosa que jamás he visto, un mandala de almas humanas en este planeta. Ahora yo vine a esto con mi punto de vista negativo de lo que había pasado en el planeta. Entonces mientras le pedía a la luz que siga aclarándome las cosas yo vi en este mandala magnifico cuan bellos somos en nuestra esencia, nuestro centro Somos las creaciones más hermosas. El Alma humana, la matriz humana que todos hacemos juntos es absolutamente fantásticos, elegantes, exóticos, todo. Yo no puedo decir suficientemente como cambió mi opinión de los seres humanos en ese instante. Dije: “Oh, Dios, no sabía cuan hermosos somos!” En cualquier nivel, alto o bajo, en cualquier forma en la que tu estés, eres la creación más hermosa, lo eres. Estaba atónito por encontrar que no había mal en ningún alma.
Dije “¿Como puede ser esto?” La respuesta fue que ningún alma era inherentemente mala. Las cosas terribles que ocurrieron a la gente puede llevarlas a hacer cosas malignas pero sus almas no eran malignas. Lo que toda la gente busca, lo que las sustenta, es el amor, me dijo la Luz. Lo que distorsiona a la gente es la ausencia de amor. Las revelaciones que vienen de la Luz parecían continuar y entonces pregunté a la Luz “Significa esto que la humanidad será salvada?” Entonces como un golpe de trompeta y lluvia de luces espiraladas la Gran Luz habló diciendo: “Recuerda esto y nunca lo olvides; tu te salvas, te redimes y te sanas a ti mismo. Siempre lo haces. Siempre lo harás. Tu fuiste creado con el poder de hacerlo desde antes del comienzo del mundo”. En ese instante yo comprendí aún más. Comprendí que NOSOTROS YA HEMOS SIDO SALVADOS y nos hemos salvado a nosotros mismos porque fuimos diseñados para auto corregirnos como el resto del universo de Dios. De eso se trata la segunda venida. Yo agradecí la Luz de Dios con todo mi corazón. La mejor cosa que podía recibir fueron estas simples palabras de apreciación: “Oh, querido Dios, querido Universo, querido Gran Ser, yo amo mi vida”. La Luz pareció respirarme aún más profundamente. Era como si la Luz me estuviera absorbiendo completamente. La Luz Amor es, hasta este día indescriptible. Yo entré en otro reino, más profundo que el último y me volví consciente de algo más, mucho más. Era un enorme arroyo de Luz, vasto y pleno, profundo en el Corazón de la Vida. Pregunté que era esto.
La Luz respondió “Este es el RÍO DE LA VIDA. Bebe de esta agua maná para el contento de tu corazón” y así lo hice. Tomé un gran sorbo y luego otro. Bebí la Vida Misma! Yo estaba en éxtasis. Entonces la Luz dijo “Tu tienes un deseo” la Luz sabía todo sobre mí. Todo el pasado, presente y futuro. “Sí!” susurré. Pedí ver el resto del Universo; más allá de nuestro sistema solar, más allá de toda ilusión humana. La Luz entonces me dijo que yo podía ir con el arroyo. Lo hice y fui llevado por la Luz hasta el fin del túnel. Sentí y escuché una serie de suaves sonidos de estampidos. Que velocidad!
El vacío de la Nada
Súbitamente parecí ir en un cohete lejos del planeta en este arroyo de Vida. Vi la tierra volar lejos. El sistema solar en todo su esplendor, hizo un zumbido y desapareció. Más rápido que la velocidad de la luz yo volé por el centro de la galaxia absorbiendo más conocimiento a medida que iba. Aprendí que esta galaxia y todo el universo está bullendo con muy distintas variedades de VIDA. Vi muchos mundos. La buena nueva es que no estamos solos en este Universo! Mientras rodaba en este arroyo de conciencia por el centro de la galaxia, el arroyo iba expandiéndose en ola fractales pasmosas de energía.
. . Los súper grupos de galaxias con toda su antigua sabiduría desaparecieron aunque yo estaba yendo algún lado, realmente viajando. Pero cuando comprendí eso, mientras el arroyo se expandía, mi propia consciencia estaba también expandiéndose para tomar todo en el Universo! Toda creación pasó a mi lado. Fue una maravilla inimaginable! Yo verdaderamente era un niño Maravilla; un Bebe en el Mundo de la Fantasía! Parecía como si todas las creaciones del Universo rugían a mi lado y desaparecían en un punto de Luz. Casi inmediatamente, una segunda Luz apareció. Venía de todos lados, y era tan distinta; Una Luz hecha de más que todas las frecuencias en el Universo. Yo sentí y escuché varios estampidos sónicos aterciopelados nuevamente. Mi consciencia, o ser, se estaba expandiendo para hacer interfaz con el Universo Holográfico total y más. Mientras pasaba a la segunda Luz, me vino la conciencia de que acababa de trascender la Verdad. Estas son las mejores palabras que encuentro para ello pero intentaré explicarlo. Mientras yo pasaba a la segunda Luz, yo me expandía más allá de la Primera Luz. Me encontré a mi mismo en una profunda quietud, más allá de todo silencio. Podía ver o percibir PARA SIEMPRE, más allá del infinito. Yo estaba en el vacío. Estaba en la pre-creación, antes del Big Bang. Yo había cruzado el comienzo del tiempo -La Primer Palabra- la primer vibración. Yo estaba en el ojo de la Creación. Sentía como si yo estuviera tocando el rostro de Dios. No era un sentimiento religioso. Simplemente yo era uno con la Vida Absoluta y la Conciencia. Cuando yo digo que podía ver o percibir para siempre, quiero significar que podía experimentar toda la creación generándose a si misma. No tenía principio ni final. Ese es un pensamiento de expansión mental ¿no?
Los científicos perciben el Big Bang como un simple evento que creó al Universo. Yo vi que el Big Bang es solo uno de un número infinito de Big Bangs creando Universos sin fin y simultáneamente. Las únicas imágenes que aún se acercan a términos humanos serían los creados por supercomputadoras usando ecuaciones de geometría fractal. Los antiguos sabían esto. Ellos decían que la Cabeza Divina creaba periódicamente nuevos Universos mediante la exhalación y que des-creaba otros universos al inspirar. Esas épocas fueron llamadas Yugas. La ciencia moderna llamó a esto el Big Bang. Yo estaba en una consciencia absoluta, pura. Podía ver o percibir todos los Big Bangs o Yugas creando y des-creándose a si mismos. Instantáneamente entraba en todos ellos simultáneamente. Vi que cada pequeña pieza de la creación tiene el poder de crear. Es muy difícil tratar de explicar esto. Aún estoy sin palabras al respecto. Me llevó años luego de volver, para asimilar las palabras para toda la experiencia del Vacío. Puedo decirte esto ahora, el Vacío es menos que nada, sin embargo es más de lo que todo es! El Vacío es el cero absoluto, el caos formando todas las posibilidades. Es Conciencia Absoluta, mucho más que incluso la Inteligencia universal. Donde está el Vacío? Lo sé. El Vacío está dentro y fuera de todo. Tú, justo ahora, aún mientras vives, estás siempre dentro y fuera del Vacío simultáneamente. No tienes que ir a ningún lugar ni morir para llegar allí. El Vacío es el vacío o la nada que está entre todas las manifestaciones físicas. El ESPACIO entre los átomos y sus componentes. La Ciencia Moderna ha comenzado a estudiar este espacio que hay entre todo. Ellos lo llaman el punto Cero. Cuando quiera que ellos intenten medirlo, sus instrumentos salen de la escala o al infinito por decirlo así. Ellos no tienen forma, hasta ahora, para medir el infinito con seguridad.  Hay más de espacio cero en tu propio cuerpo y en el Universo que en ninguna otra cosa! Lo que los místicos llaman Vacío no es vacío. Está tan lleno de energía, una distinta clase de energía que ha creado todo lo que somos. Todo desde el Big Bang es vibración, desde la primer Palabra que es la primera vibración. El I Am (YO SOY) bíblico realmente tiene un signo de interrogación al final: “I Am what I Am? (en inglés la frase bíblica “Yo Soy el que Yo Soy puede servir también para decir Yo Soy ¿qué soy yo?) Así que la creación es Dios explorando a Dios Mismo a través de cada forma imaginable, en una exploración siempre andando, infinita, a través de cada uno de nosotros. A través de cada pedazo de pelo en tu cabeza, a través de cada hoja de cada árbol, a través de cada átomo. Dios está explorándose a Si Mismo, al gran “I Am”. Yo comencé a ver que todo lo que es, es el Ser, literalmente, tu Ser, Mi Ser. Todo es el gran Ser. Por eso Dios sabe aún cuando se cae una hoja. Eso es posible porque dondequiera que estás tú, es el centro del universo. Dondequiera que cualquier átomo está, ese es el centro del universo. Hay Dios en eso y hay Dios en el Vacío. Mientras yo exploraba el Vacío y todas las Yugas o creaciones, yo estaba completamente fuera del tiempo y espacio como lo conocemos. En este estado expandido, yo descubrí que la creación tiene que ver con la Absoluta Conciencia Pura, o Dios, viniendo a la Experiencia de la Vida como la conocemos. El Vacío mismo está desprovisto de experiencia. Está en la pre-vida, antes de la primer vibración.
  La Deidad es más que vida y muerte. Por lo tanto hay aún más que vida y muerte para experimentar en el Universo! Yo estaba en el Vacío y estaba consciente de todo lo que había sido creado jamás. Era como si estuviera mirando a través de los ojos de Dios. Me había vuelto Dios. Súbitamente ya no era yo nunca más. La única cosa que puedo decir es que yo miraba a través de los ojos de Dios. Y súbitamente yo supe por qué existía cada átomo y podía verlo todo. El punto interesante fue que entre en el Vacío y volví con esta comprensión de que Dios no estaba allí. Dios está aquí. De eso se trata todo. Así, en esta búsqueda constante de la raza humana para buscar a Dios… Dios nos dio todo a nosotros, todo está aquí, esto es todo. Y esto en lo que estamos ahora es la Exploración de Dios a través nuestro. La gente está tan ocupada tratando de volverse Dios que ellos debieran comprender que nosotros ya somos Dios y Dios se está volviendo nosotros. Eso es de lo que se trata. Cuando comprendí esto, terminé con el Vacío y quería volver a esta creación, o Yuga. Parecía que era natural hacer esto. Entonces yo súbitamente volví a través de la segunda Luz, o el Big Bang, escuchando varios estampidos aterciopelados más. Anduve por el arroyo de la conciencia de regreso por toda la creación y ¡que recorrido fue este! Las Súper Agrupaciones de Galaxias vinieron a través de mí con mayores visualizaciones aún. Pasé por el centro de nuestra galaxia que es un agujero negro. Los agujeros negros son los grandes procesadores y recicladores del Universo.
  Sabías que hay del otro lado de un Agujero Negro? Estamos nosotros, nuestra galaxia, que ha sido reprocesada desde otro Universo. En su total configuración de energía, la galaxia parecía como una fantástica ciudad de luces. Toda la energía de este lado del Big Bang es luz. Cada sub átomo, átomo, estrella, planeta, aún la misma conciencia está hecha de luz y tiene una frecuencia y/o partícula. La Luz es una cosa viviente. Todo está hecho de luz, aún las piedras, así que todo está vivo. Todo está hecho de la Luz de Dios; todo es muy inteligente.
La Luz del Amor

Mientras seguía por el arroyo, pude finalmente ver una enorme Luz viniendo. Yo supe que era la Primer Luz, la Matriz de Luz del Ser Superior de nuestro Sistema Solar. Entonces todo el Sistema solar apareció en la Luz acompañado por uno de esos estampidos aterciopelados. Yo vi que el sistema solar en el que vivimos es nuestro cuerpo local más grande. Es nuestro cuerpo local y nosotros somos mucho mas grandes de lo que imaginamos. Vi que el sistema solar es nuestro cuerpo. Yo soy una parte de esto y la tierra es este ser enorme creado que nosotros somos, y nosotros somos la parte de ella que sabe que es. Pero somos sólo esa parte de ella. Nosotros no somos todo pero somos esa parte de ella que sabe lo que ella es. Yo podía ver toda la energía que genera este sistema solar y es una show increíble de luz! Podía escuchar la Música de las Esferas.
  Nuestro sistema solar, como lo hacen todos los cuerpos celestes, genera una única matriz de luz, sonido y energías vibratorias. Civilizaciones avanzadas de otros sistemas de estrellas pueden focalizar la vida como nosotros la conocemos en el universo, por la impresión de la matriz de energía o las energías vibratorias. Es como un juego de niños. Los niños Maravilla de la tierra (seres humanos) hacen una abundancia de sonidos ahora, como los niños que juegan en el patio trasero del universo. Anduve en el arroyo directamente hacia el centro de la Luz. Me sentí abrazado por la Luz que me tomaba con su aliento nuevamente, seguido por otro suave estampido sónico. Estaba en esta gran Luz de Amor con el arroyo de la vida fluyendo a través mío. Debo decir nuevamente que es la Luz más amorosa la Luz que no juzga. Es el padre ideal para este Niño Maravilla “Y ahora que?” pregunté. La Luz me explicó que no hay muerte, somos seres inmortales. Hemos vivido por siempre! Comprendí que somos parte de un sistema natural vivo que se recicla a si mismo sin fin. Nunca me habían dicho que tenía que volver. Acababa de saberlo. Era solo natural por lo que yo había visto. No se cuanto tiempo yo estuve con la Luz en tiempo humano. Pero vino un momento en el que comprendí que todas mis preguntas habían sido respondidas y mi regreso estaba pronto. Cuando digo que todas mis preguntas habían sido respondidas en el otro lado, quiero decir justo eso. Todas mis preguntas han sido respondidas. Cada humano tiene una vida distinta y distintas preguntas para explorar. Algunas de nuestras preguntas son Universales pero cada uno de nosotros está explorando esta cosa que llamamos Vida en nuestra forma única.
  Así es cada otra forma de vida, desde las montañas hasta cada hoja de cada árbol. Y eso es muy importante para el resto de nosotros en este Universo. Porque todo contribuye al Gran Cuadro, la totalidad de la Vida. Nosotros somos literalmente Dios explorándose a Ser mismo de Dios en una infinita Danza de Vida. Tu unicuidad se expande en toda Vida
Su regreso a la Tierra
Cuando comencé mi regreso al ciclo de vida, nunca cruzó por mi mente ni me fue dicho, que yo regresaría al mismo cuerpo. Simplemente no importaba. Yo tenía una total confianza en la Luz y en el proceso de la Vida. Mientras el arroyo se fundía con la gran Luz yo pedí no olvidar jamás las revelaciones y los sentimientos de lo que yo había aprendido en el otro lado. Hubo un “si”. Se sintió como un beso a mi alma. Entonces fui llevado de vuelta a través de la Luz dentro del reino vibratorio nuevamente. Todo el proceso fue revertido, con aún más información que me era dada. Volví a mi hogar y me dieron lecciones sobre la mecánica de la reencarnación. Me dieron respuestas para todas esas pequeñas preguntas que yo tenía:”Como funciona esto?” Yo supe que yo reencarnaría. La tierra es un gran procesador de energía y conciencia individual  que evoluciona a partir de cada uno de nosotros. Yo pensé por primera vez en mi mismo como un ser humano y fui feliz de serlo. Por lo que yo había visto, podía ser feliz de estar en un átomo en este universo. Un átomo. Así ser la parte humana de Dios… esta es la bendición más fantástica.
  Es una bendición y esta bendición está más allá de cualquiera de nuestras más increíbles imaginaciones. Para cada uno de nosotros ser la parte humana de esta experiencia es pasmoso y magnífico. Cada uno de nosotros, no importa donde estemos, atornillados o no, somos una bendición para el planeta, allí donde estemos. Así que fui a través del proceso de reencarnación esperando ser un bebé en alguna parte. Pero me dieron una lección sobre como evoluciona la identidad individual y la conciencia. Así que me reencarné de vuelta en este cuerpo. Me sorprendió tanto cuando abrí mis ojos! No se por qué, porque yo lo comprendía, pero aún así fue tal sorpresa estar de vuelta en este cuerpo, de nuevo en mi habitación con alguien mirándome y llorando desconsoladamente. Era mi cuidadora hospitalaria. A ella le habían dado una hora y media luego de encontrarme muerto. Ella estaba segura de que yo estaba muerto; todos los signos de la muerte estaban allí ? yo estaba rígido. No sabemos por cuanto tiempo yo estuve muerto, pero si sabemos que fue por una hora y media desde que fui descubierto. Ella hizo honor a mi deseo de que mi cuerpo nuevo muerto fuera dejado solo por unas pocas horas, tantas como ella pudiera. Teníamos un estetoscopio amplificado y muchas formas de controlar las funciones vitales del cuerpo para ver lo que estaba ocurriendo. Ella podía verificar que yo estaba realmente muerto. No era una experiencia de muerte cercana. Yo experimenté la muerte misma por lo menos durante una hora y media. Ella me encontró muerto y verificó con el estetoscopio, la presión sanguínea y un monitor de corazón durante una hora y media.
Entonces me desperté y vi la luz afuera. Intenté levantarme para ir allí pero me caí de la cama. Ella escuchó un fuerte “clunk”, corrió y me encontró en el suelo. Cuando me recuperé, me sorprendí mucho y aún me atemoricé por lo que me había ocurrido. Al principio toda la memoria del viaje que acababa de hacer no estaba allí. Seguí resbalándome de este mundo y seguía preguntando “estoy vivo?”. Este mundo parecía más un sueño que un mundo.
  En unos tres días ya me sentí nuevamente normal, más inteligente, sin embargo distinto de lo que me había sentido en mi vida. Mi recuerdo de la travesía volvió más tarde. No podía ver nada equivocado en ningún ser humano que yo había visto. Antes yo tenía mucha tendencia a juzgar. Pensaba que mucha gente estaba realmente torcida excepto yo. Pero lo veía más claro a todo eso. Unos tres años más tarde un amigo dijo que yo debiera hacerme un control, así que fui y pasé por escaneos y todo eso. Realmente me sentía bien así que temía recibir malas noticias. Recuerdo al doctor de la clínica mirando los escaneos de antes y después y diciendo: “bueno, ahora no hay nada aquí”. Yo dije: “realmente, ¿será un milagro?”. El dijo “No, estas cosas ocurren, ellas son llamadas remisiones espontáneas”. El actuaba sin estar impresionado en absoluto. Pero aquí había un milagro y yo estaba impresionado aún si nadie más lo estuviera.
Las Lecciones que aprendí
El misterio de la vida tiene poco que ver con la inteligencia. El universo no es un proceso intelectual de ninguna manera.
El intelecto sirve de ayuda, es brillante, pero justo ahora, es todo con lo cual procesamos, en lugar de hacerlo con nuestros corazones y con la parte más sabia de nosotros. El centro de la tierra es este gran transmutador de energía, como lo ves en las fotos del campo magnético de nuestra tierra. Ese es nuestro ciclo, siendo almas reencarnadas que pasan y vuelven por el nuevamente. Una señal de que ustedes están logrando un nivel humano es que están comenzando a evolucionar su conciencia individual. Los animales tienen un alma grupal y ellos reencarnan en almas grupales. Un reno será  muy probablemente siempre un reno. Pero solo ser nacido un humano, ya sea deformado o genial, muestra que tu estás en el sendero de desarrollar una conciencia individual. Esa es en si misma parte de la conciencia de grupo llamada humanidad. Vi que las razas son grupos de personalidad. Naciones como Francia, Alemania y China cada una tiene su propia personalidad. Las ciudades tienen su personalidad, su alma grupal local que atrae cierta gente. Las familias son almas grupales. La identidad individual está evolucionando como ramas de un fractal; el alma grupal explora nuestra individualidad. Las preguntas distintas que cada uno de nosotros tiene son muy, muy importantes. Así es como la Divinidad está explorando al Ser de Dios, a través de ustedes. Así que hagan preguntas, hagan su búsqueda. Encontrarán su propio Ser y encontrarán a Dios en ese Ser porque es solo el Ser. Más que eso, comencé a ver que cada uno de nosotros los humanos, somos almas compañeras. Somos partes de la misma alma fractalizándose en muchas direcciones creativas, pero aún así sigue siendo la misma.
Ahora veo cada ser humano que siempre veré y veo a mi alma compañera, la que siempre estuve buscando. Más aún, la más grande alma compañera que jamás tendrás eres tu mismo. Cada uno de nosotros, hombres y mujeres. Lo experimentamos en el útero y en estados de reencarnación. Si ustedes buscan esa última alma compañera o gemela fuera de ustedes, nunca la encontrarán, no está allí. Así como Dios no está “allí”. Dios está aquí. No busquen “por ahí afuera” a Dios. Búscalo aquí a Dios. Mira a través de tu propio Ser. Comienza teniendo el mayor asunto amoroso que jamás tuviste… con tu Ser. Amarás todo desde allí. Yo tuve un descenso en lo que podrías llamar Infierno y fue muy sorprendente. No vi a Satán ni al mal. Mi descenso al infierno fue un descenso en la miseria humana de costumbres en cada persona, en la ignorancia y la oscuridad de no saber. Parecía una eternidad miserable. Cada una de los millones de almas a mi alrededor tenía una pequeña estrella de luz siempre disponible. Pero nadie parecía prestarle atención. Estaban tan consumidos por su propio dolor, trauma y miseria! Luego de lo que pareció una eternidad, comencé llamando a esa Luz, como un niño pide ayuda a  sus padres. Entonces la Luz se abrió y formó un túnel que vino justo a mi sacándome de ese temor y pena. Eso es lo que el Infierno realmente es. Lo que estamos aprendiendo es a tomarnos de las manos, andar juntos. Las puertas del Infierno están abiertas ahora. Vamos a unirnos, tomarnos las manos y salir juntos del infierno.
La Luz vino a mí y me volvió un enorme ángel dorado. Yo dije “eres un ángel de muerte?”. Me expresó que era mi suprema alma, la matriz de mi Ser Superior, una súper vieja parte de nosotros mismos. Entonces fue llevado a la Luz. Pronto nuestra ciencia cuantificará al espíritu. Los físicos usan colisiones atómicas para aplastar átomos y ver de que están hechos. Lo desglosaron en quarks y magia y todo eso. Bien un día ellos llegarán hasta la pequeña cosa que hace la unión de todo y ellos tendrán que llamarla… Dios. Con los colisionantes atómicos ellos no solo están viendo que está allí sino que están creando partículas. Gracias a Dios la mayor parte de ellas viven solo milisegundos y nanosegundos. Estamos comenzando a entender lo que estamos creando también mientras avanzamos. Mientras veía por siempre, llegué a un reino en el que hay un punto por el que pasamos todo conocimiento y comenzamos creando el próximo fractal. Tenemos ese poder de crear a medida que exploramos. Y ese es Dios expandiéndose a si mismo a través nuestro. Desde mi regreso experimenté la Luz espontáneamente y he aprendido como llegar a ese espacio casi en cualquier momento en que medito. Cada uno de ustedes puede hacerlo. No tienen que morir para hacer esto. Está dentro de tu equipo, tú ya tienes el cableado para hacerlo. El cuerpo es el más magnífico ser de Luz que hay. El cuerpo es un universo de increíble Luz. El Espíritu no nos empuja a disolver este cuerpo.
  No es eso lo que está ocurriendo. Dejen de intentar volverse Dios. Dios se está volviendo ustedes. Aquí. La mente es como un niño que corre por el universo pidiendo esto y pensando que el creo el mundo. Pero yo pregunto a la mente: “Que tiene que hacer tu madre con esto?” Ese es el próximo nivel de conciencia espiritual. Oh! Mi madre! De golpe abandonas el ego, porque no eres la única alma en el universo. Una de mis preguntas a la Luz fue “que es el cielo?” Me dieron un tour de todos los cielos que han sido creados: los Nirvanas, Las Tierras de Felices Cacerías, todas ellas. Pasé por ellas. Estas son creaciones mentales de formas que hemos creado. Realmente no vamos al cielo, nosotros somos reprocesados. Los milagros y la magia ocurren naturalmente en un universo amoroso.

                             

PD:

El mensaje es textual; no quise cambiar un ápice aunque los verbos y tiempos sean dudosos en algunos párrafos.

Se trata de una vivencia personal, queda a criterio del eventual lector su veracidad.

El poder del ahora Tolle

EL PODER DEL AHORA

UN CAMINO HACIA LA REALIZACIÓN ESPIRITUAL

ECKHART TOLLE

CONTRATAPA

El poder del Ahora es un libro para releer una y otra vez, y cada vez que lo haga, usted logrará profundizar más y encontrar nuevos significados. Muchas personas querrán estudiarlo toda la vida, pues es una guía, un curso completo de meditación y realización. Es un libro con el poder de cambiar vidas, de despertarnos para comprender plenamente quiénes somos. El mensaje de Tolle es el mismo que Cristo y Buda enseñaron: se puede alcanzar un estado de iluminación, de realización espiritual, aquí y ahora. Es posible liberarnos del sufrimiento, de la ansiedad y la neurosis de la vida diaria. Para lograrlo sólo tenemos que llegar a comprender que la causa de nuestros problemas no son los demás, ni “el mundo de allá afuera”, sino nuestra propia mente, aparentemente incapaz de concentrarse en el ahora por estar siempre pensando en el pasado y preocupándose por el futuro.
Como dice Marc Allen, el editor de la edición norteamericana, en el Prefacio, “sin estar alineado con ninguna religión, doctrina o gurú particular, la enseñanza de Tolle proviene del corazón, de la esencia de todas las demás tradiciones y no contradice a ninguna de ellas. Tolle es capaz de hacer lo que todos los grandes maestros han hecho: mostrarnos con un lenguaje simple y claro que el camino, la verdad y la luz están dentro de nosotros”.
Escrito en un formato de preguntas y respuestas que lo hace muy accesible, El poder del Ahora es una invitación a la reflexión, que le abrirá las puertas a la plenitud espiritual y le permitirá ver la vida con nuevos ojos y empezar a disfrutar del verdadero poder del ahora. Eckhart Tolle nació en Alemania, donde vivió hasta los trece años. Se graduó de la Universidad de Londres y fue investigador de la Universidad de Cambridge. A los 29 años una profunda transformación espiritual cambió el rumbo de su vida. En los años siguientes se dedicó con devoción a entender, integrar y profundizar esa transformación que marcó el inicio de un intenso viaje interior. Durante los últimos diez años ha sido consejero y maestro espiritual y trabaja con personas indepen¬dientes o grupos pequeños en Europa y Norte América.
Su página web es: www.namastepublishing.com

?Este libro puede verse como una nueva exposición para nuestro tiempo de la enseñanza espiritual atemporal que es la esencia de todas las religiones. No se deriva de fuentes externas, sino del interior de la verdadera Fuente, así que no contiene ni teoría ni especulación. Hablo desde mi experiencia interna, y si a veces soy fuerte en lo que digo, es para poder cortar las gruesas capas de resistencia mental y así llegar al lugar en su interior donde usted sabe de verdad, así como sé yo, y donde la verdad se reconoce tan pronto se escucha.
Entonces allí hay una sensación de exaltación y vida intensa, como si algo dentro de usted dijera: Sí, sé que esto es cierto”.

¬Eckhart Tolle

ÍNDICE

Prefacio del editor
Prólogo
Introducción
El origen de este libro
La verdad que hay dentro de usted

CAPÍTULO UNO. Usted no es su mente
El mayor obstáculo para la iluminación
Liberarse de su mente
La iluminación: elevarse por encima del pensamiento
La emoción: la reacción del cuerpo a su mente

CAPÍTULO DOS. La conciencia: el escape del dolor
No crear más dolor en el presente
El sufrimiento pasado: disolver el cuerpo del dolor
Identificación del ego con el cuerpo del dolor
El origen del miedo
La búsqueda del ego de la totalidad

CAPÍTULO TRES. Avanzar profundamente hacia el Ahora
No busque su propio ser en la mente
Terminar con la ilusión del tiempo
Nada existe fuera del Ahora
La clave de la dimensión espiritual Acceder al poder del Ahora
Dejar ir el tiempo psicológico
La locura del tiempo psicológico
La negatividad y el sufrimiento tienen sus raíces en el tiempo
Encontrar la vida que hay oculta en su situación vital
Todos los problemas son ilusiones de la mente
Un salto cuántico en la evolución de la conciencia
La alegría de ser

CAPÍTULO CUATRO. Estrategias de la mente para evitar el Ahora
La pérdida del Ahora: el engaño fundamental
Inconsciencia ordinaria e inconsciencia profunda
¿Qué están buscando?
Disolución de la inconsciencia ordinaria
La liberación de la infelicidad
Donde esté, esté plenamente allí
El propósito interno del viaje de su vida
El pasado no puede sobrevivir en su presencia

CAPÍTULO CINCO. El estado de presencia
No es lo que usted cree que es
El significado esotérico de “esperar’.
En la quietud de su presencia surge la belleza
Realizar la conciencia pura
Cristo: la realidad de la presencia divina que hay en usted

CAPÍTULO SEIS. El cuerpo interior
Su yo más profundo es Ser
Mire más allá de las palabras
Encontrar su realidad invisible e indestructible
Conectarse con el cuerpo interior
La transformación a través del cuerpo
El sermón sobre el cuerpo
Tenga raíces interiores profundas
Antes de entrar en el cuerpo, perdone
Su vínculo con lo No Manifestado
Hacer más lento el proceso de envejecimiento
Fortalecer el sistema inmunológico
Deje que la respiración lo introduzca en el cuerpo
El uso creativo de la mente
El arte de escuchar

CAPÍTULO SIETE. Puertas de entrada a lo No Manifestado
Entrar profundamente en el cuerpo
La fuente del Chi
El dormir sin sueños
Otras puertas
El silencio
El espacio
La verdadera naturaleza del espacio y del tiempo
La muerte consciente

CAPÍTULO OCHO. Relaciones iluminadas
Entre en el Ahora desde donde esté
Relaciones de amor/odio
La adicción y la búsqueda de la plenitud
De las relaciones adictivas a las relaciones iluminadas
Las relaciones como práctica espiritual
Por qué las mujeres están más cerca de la iluminación
Disolver el cuerpo del dolor colectivo de las mujeres
Renuncie a la relación consigo mismo

CAPÍTULO NUEVE. Más allá de la felicidad y la infelicidad hay paz
El bien superior más allá del bien y del mal
El final del drama de su vida
La impermanencia y los ciclos de la vida
Usar y abandonarla negatividad
La naturaleza de la compasión
Hacia un orden de realidad diferente

CAPÍTULO DIEZ. El significado de la entrega
La aceptación del ahora
De la energía mental a la energía espiritual
La entrega en las relaciones personales
Transformar la enfermedad en iluminación
Cuando el desastre golpea
Transformar el sufrimiento en paz
El camino de la cruz
El poder de elegir
Agradecimientos

Tú estás aquí para permitir que el divino propósito del universo se despliegue.
¡Esa es tu importancia!

¬-Eckhart Tolle

PREFACIO DEL EDITOR

POR MARC ALLEN
Autor de Visionary Business y A Visionary Life

Quizá solamente una vez cada diez años o incluso una vez cada generación surge un libro como El poder del Ahora. Es más que un libro; hay en él una energía vital que probablemente usted puede sentir en cuanto lo toma en sus manos. Tiene el poder de crear una experiencia en los lectores y de cambiar su vida para bien.
El poder del Ahora se publicó por primera vez en Canadá, y la editora canadiense, Connie Kellough, me dijo que había oído múltiples historias de cambios positivos e incluso milagros que han ocurrido cuando la gente se ha adentrado en el libro. “Los lectores llaman”, dijo, “y muchos me hablan de las maravillosas curas, transformaciones e inmenso gozo que están experimentando porque han seguido este libro”.
El libro me hace consciente de que cada momento de mi vida es un milagro. Esto es absolutamente cierto, me dé cuenta de ello o no. Y El poder del Ahora me muestra cómo hacerme consciente de ello una y otra vez.
Desde la primera página de su obra, resulta claro que Eckhart Tolle es un maestro contemporáneo. No está alineado con ninguna religión, doctrina o gurú particulares; su enseñanza proviene del corazón, de la esencia de todas las demás tradiciones y no contradice a ninguna de ellas, sean la cristiana, la hindú, la budista, la musulmana, la indígena o cualquier otra. Es capaz de hacer lo que todos los grandes maestros han hecho: mostrarnos con un lenguaje simple y claro que el camino, la verdad y la luz están dentro de nosotros.
Eckhart Tolle empieza por presentarnos brevemente su historia, una historia de depresión y desesperación tempranas, que culminó en una tremenda experiencia de despertar una noche no mucho después de haber cumplido veintinueve años. Durante los últimos veinte años ha reflexionado sobre esa experiencia, meditado y profundizado su comprensión.
En la década pasada se convirtió en un maestro universal, un gran espíritu con un gran mensaje, el mismo que Cristo y Buda enseñaron: se puede alcanzar un estado de iluminación aquí y ahora. Es posible vivir libre del sufrimiento, libre de la ansiedad y la neurosis. Para lograrlo sólo tenemos que llegar a comprender nuestro papel de creadores de nuestro dolor; nuestra propia mente causa nuestros problemas, no son los demás, ni “el mundo de allá afuera”. Es nuestra propia mente, con su corriente casi constante de pensamientos, pensando sobre el pasado, preocupándose por el futuro. Cometemos el gran error de identificarnos con nuestra mente, de pensar que eso es lo que somos, cuando de hecho somos seres mucho más grandes.
Una y otra vez Eckhart Tolle nos muestra cómo conectarnos con lo que él llama nuestro Ser:

El Ser es la Vida Una, eterna, siempre presente, que está más allá de las miles de formas de vida que están sujetas al nacimiento y a la muerte. Sin embargo, el Ser no sólo está más allá sino también profundamente en el interior de cada forma como su esencia más invisible e indestructible. Esto significa que es accesible a usted ahora, como su propio ser más profundo, como su verdadera naturaleza. Pero no busque asirlo con su mente. No trate de comprenderlo. Sólo puede conocerlo cuando la mente se ha acallado, cuando usted está presente, completa e intensamente en el Ahora… Recuperar la conciencia del Ser y permanecer en ese estado de ‘sensación-¬realización’ es la iluminación.

Es casi imposible leer de corrido El poder del Ahora; usted necesita dejarlo periódicamente y reflexionar sobre lo que dice y aplicarlo a su experiencia. Es una guía, un curso completo de meditación y realización. Es un libro para releerlo una y otra vez, y cada vez que lo haga, usted obtendrá más profundidad y significado. Es un libro que muchas personas, incluyéndome a mí, querrán estudiar toda la vida.
El poder del Ahora tiene un número creciente de lectores devotos. Ya es considerada una obra maestra; se diga lo que se diga, es un libro con el poder de cambiar vidas, de despertarnos para comprender plenamente quiénes somos.

Marc Allen Novato, California Agosto de 1999

PRÓLOGO

POR RUSSELL E. DICARLO
Autor de Towards a New World View

Cobijados por un cielo azul, los rayos anaranjados del sol poniente pueden, en ocasiones especiales, obsequiarnos un momento de belleza tan considerable, que nos encontramos momentáneamente pasmados, con la mirada congelada. El esplendor del momento nos deslumbra de tal modo que nuestras compulsivas mentes charlatanas hacen una pausa, como para no llevarnos mentalmente a un lugar diferente del aquí y el ahora. Bañados en luz, parece que se abre una puerta a otra realidad, siempre presente, pero raras veces presenciada.
Abraham Maslow las llamaba “experiencias cumbre” puesto que representan los momentos más altos de la vida, cuando nos encontramos gozosamente catapultados más allá de lo mundano y lo ordinario. Podía igualmente haberlas llamado experiencias de “atisbo”. Durante estas ocasiones de expansión vislumbramos un destello del reino eterno del Ser. Aunque sólo sea por un breve momento, llegamos al hogar de nuestro Verdadero Ser.
“Ah” podría uno suspirar, “Tan grandioso… si pudiera quedarme aquí. ¿Pero cómo tomar residencia permanente?” Durante los últimos diez años, me he aplicado a averiguarlo. Durante mi búsqueda, he tenido el honor de entablar diálogos con los más osados, inspiradores y penetrantes “pioneros de paradigmas” de nuestro tiempo: en medicina, ciencia, psicología, negocios, religión/espiritualidad y potencial humano. Este diverso grupo de individuos tienen en común la percepción de que la humanidad está dando un salto cuántico hacia adelante en su desarrollo evolutivo. Este cambio va acompañado de un giro en la visión del mundo, la imagen básica que tenemos de “cómo son las cosas”. Una visión del mundo busca contestar dos preguntas fundamentales: “¿Quiénes somos?” y “¿Cuál es la naturaleza del Universo en el que vivimos?” Nuestras respuestas a esas preguntas determinan la calidad y las características de nuestras relaciones personales con la familia, los amigos y los jefes/empleados. Cuando se consideran en una escala mayor, definen las socieda¬des.
No es sorprendente que la visión del mundo que está emergiendo ponga en duda muchas de las cosas que la sociedad occidental considera verdaderas:

MITO # 1 La humanidad ha alcanzado el pináculo de su desarrollo.

El cofundador de Esalen, Michael Murphy, rastreando estudios de religiones comparadas, medicina, antropología y deportes, ha sacado la estimulante conclusión de que hay etapas más avanzadas de desarrollo humano. En la medida en que una persona alcanza esos niveles avanzados de madurez espiritual, empiezan a florecer extraordinarias capacidades de amor, vitalidad, personalidad, conciencia personal, intuición, percepción, comunicación y voluntad.
Primer paso: reconocer que existen. La mayoría de las personas no lo reconoce. Sólo entonces, se pueden emplear métodos con intención consciente.

MITO # 2 Estamos completamente separados unos de otros, de la naturaleza y del cosmos.

Este mito del “distinto de mí” ha sido responsable de las guerras, el asolamiento del planeta y de todas las formas y expresiones de la injusticia humana. Después de todo ¿quién en su sano juicio haría daño a otro si experimentara a esa persona como parte de sí mismo? Stan Grof, en su investigación de estados no ordinarios de conciencia, resume diciendo que “la psique y la conciencia de cada uno de nosotros es, al fin y al cabo, correspondiente con “Todo Lo Que Es”, porque no hay fronteras absolutas entre el cuerpo/ego y la totalidad de la existencia”.
La medicina Era¬-3 del doctor Larry Dossey, en la que los pensamientos, las actitudes y las intenciones de curación de un individuo pueden influir en la fisiología de otra persona (en contraste con la Era-¬2, en la que prevalece la medicina mente-¬cuerpo), está muy bien sustentada por estudios científicos sobre el poder curativo de la oración. Ahora bien, esto no puede ocurrir de acuerdo con los principios conocidos de la física y con la visión del mundo de la ciencia tradicional. Sin embargo la abundancia de las evidencias sugiere que de hecho ocurre.

MITO # 3 El mundo físico es todo lo que hay.

Atada a la materia, la ciencia tradicional asume que cualquier cosa que no pueda ser medida, examinada en un laboratorio o comprobada por los cinco sentidos y sus extensiones tecnológicas, simplemente no existe. Es “irreal”. La consecuencia: toda la realidad se ha reducido a la realidad física. La dimensión espiritual, o lo que yo llamaría dimensiones no físicas de la realidad han sido desterradas.
Esto choca con la “filosofía perenne”, ese consenso filosófico que se extiende a través de épocas, religiones, tradiciones y culturas, que describe dimensiones de la realidad diferentes, pero continuas. Estas van de las más densas y menos conscientes ¬ -lo que llamaríamos ‘materia’- ¬ a las menos densas y más conscientes -que llamaríamos dimensiones espirituales-.
Curiosamente, este modelo extendido, multidimensional, de la realidad es sugerido por teóricos cuánticos tales como Jack Scarfetti, que describe el viaje superluminal. Otras dimensiones de la realidad se usan para explicar los viajes que ocurren a velocidad mayor que la de la luz, el último de los límites de velocidad. O considere el trabajo del legendario físico David Bohm con su modelo multidimensional de la realidad desarrollada (física) e implicada (no física).
Esto no es mera teoría: el Experimento Aspect de 1982 en Francia demostró que dos partículas cuánticas que habían estado conectadas alguna vez, cuando eran separadas por vastas distancias permanecían conectadas de alguna manera. Si se cambiaba una

Percepción de la muerte a lo largo de la vida

Percepción de la muerte a lo largo de
la vida

Indice
1. Introducción
2. Percepción de la muerte del infante
3. Percepción de la muerte del adolescente
4. Percepción de la muerte en adultos jóvenes
5. Percepción de la muerte de un adulto intermedio
6. Percepción de la muerte en ancianos
7. Enfrentar la muerte
8. La pena de muerte y el duelo
9. Terapia para el dolor
10. Significado de la muerte
11. A modo de conclusión
12. Bibliografía

1. Introducción.

Cada día hay más personas que manifiestan interés por saber algo, hacer algo más, experimentar, por leer algo… sobre la muerte. De hecho, hablar de la muerte es algo delicado y complejo, y a la vez absolutamente simple ya que es el final ineludible de nuestras vidas. Depende de la madurez y reflexiones previas de cada persona. En este trabajo voy a hablar del espacio que ocupa la muerte en nuestras sociedades, y de la manipulación ideológica de que es objeto. Además de la forma en que la muerte es vivida en diferentes etapas de la vida y cómo podemos ayudar desde nuestra naturaleza humana a las personas que viven cercenas a la muerte y cómo, a su vez, podemos permitir que ellos nos ayuden a nosotros mismos, enseñándonos cómo el sentido de la muerte puede dirigir nuestras vidas hacia una expresión enriquecedora de la muerte y el dolor. 

El miedo que tenemos a enfrentar a la muerte es un miedo a algo desconocido, la muerte es una experiencia que nadie jamás en vida podrá conocer a ciencia cierta, por lo cual nos genera gran ansiedad. Nuestra tendencia es a alejar  a la muerte de nuestro espectro de vida, sentenciarla al encierro hospitalario, o a los cementerios cada vez más compactos.
Si bien es cierto, tanto la muerte  como el nacimiento están indicados por importantes cambios biológicos y culturales que puntúan la existencia de cada persona. En la muerte misma es la biología quien impone sus leyes entrópicas, no obstante  nuestra cultura tradicional ha sabido encontrar elementos para postergar la muerte, el avance tecnológico ha producido el desplazamiento de la muerte principalmente al final del ciclo vital, cuando antes lo fue constante en cualquier periodo de la vida. Esto repercutió en nuestra conciencia de ella, y convirtió a la muerte en algo fuera de nuestra cotidianeidad. Dejo de hablarse de la muerte, por lo tanto se perdió la posibilidad de enfrentarla  cara a cara. A cambio de eso encontramos a la televisión inundando de información distorsionada sobre la muerte a nuestros hijos, se produce así una paradoja, en la cual por temor a el impacto que pueda causarle el acontecimiento a nuestros niños le ocultamos la información, sin embargo permitimos que por medio de la televisión accedan a información contaminada con violencia que genera a su vez mayor ansiedad.
A lo mejor nuestro rechazo a la muerte es algo que se ha construido junto con nuestra evolución cultural, en el sentido que, nuestro desarrollo cultural occidentalizado se ha planteado en términos de seguridad planificada y predictibilidad, que se refuerzan en la matriz valórica, y de significaciones culturales que consideramos esenciales para vivir. La muerte ataca la misma raíz fundamental de los valores que estamos persiguiendo en nuestras sociedades. Se ve atacada la necesidad humana de vivir en un mundo predecible ( fundamento de la ciencia) y que sea seguro, conocido lo cual va muy ligado al concepto de revelar los misterios antaño desconocidos por el hombre y hoy asequibles por la ciencia.
La muerte entonces es socialmente rechazada, en cuanto atenta con nuestro mundo material, el único que existe. Nos vemos culturalmente motivados a dedicarle menos tiempo a la muerte, por que el morir perjudica la productividad, la tristeza debe resolverse lo antes posible, dado que el mundo ?real? requiere de los cuerpos y las mentes limpias de los que trabajan para su crecimiento. Esta vida en sociedad exige ciertos sacrificios, entre ellos el desconocer a la muerte como parte de este mundo, cerrar los ojos aún cuando el sol se retira cada anochecer para volver al día siguiente iluminándolo todo, cuando en cada otoño muere el mundo vegetal para verlo renacer a la primavera siguiente. El significado de la muerte se expresa claramente en la vida, pero la gente ve lo que los demás quieren que vean. Cuando por fin entiendan que en la muerte hay mucho mas que aprender sobre la vida que en la evitación permanente de la naturaleza, cuando por fin sean capaces de aceptar la muerte sin maquillarla de juventud, cuando nuestra tanatofobia seda paso al compartir con los muertos, solo entonces podremos comenzar a vivir, por que la única postura coherente y sólida ante la muerte, como ante cualquier otro evento o conflicto de la vida humana, es encararla, tomar consciencia de ella, conocerla hasta donde sea humanamente posible ; respetar y observar frente a frente es la fórmula para librarse de ello.

2. Percepción de la muerte del infante

El desarrollo psicológico del niño lo imposibilita para darse realmente cuenta del fenómeno de la muerte y sus implicaciones. Su aparato psíquico se encuentra en esta etapa centrado en su propia perspectiva y en la realidad vivenciada desde sí mismo, por lo cual su pensamiento presenta las características de egocentrismo y animismo entre otras, que distorsionan sus experiencias en la formación de su realidad configurada particularmente.
La falta de introspección y la incompleta cimentación de su individualidad, que aún está en desarrollo hacen que la muerte para el niño tenga un significado libre en gran medida de angustia y crueldad, por lo cual difiere de la significación adulta de la muerte. Sin embargo, el niño vivencia el fenecer como un viaje o un abandono, por lo que puede experimentarlo con mucha ansiedad y considerar esta dolorosa separación como un acto de agresividad contra él, ej.  ?la persona se murió por que no quiere estar conmigo?.
Los niños asocian la muerte principalmente a la pérdida de su objeto amoroso más preciado, su madre, y con ella todas las garantías de cuidado y amor incondicional que solían protegerlo del mundo desconocido y hostil. Todo esto, además de temor le produce ira, pues como ya dijimos, el niño cree que la muerte es una afrenta contra él, dado que el morir es para él dejarse morir sin perder la vida, sino solamente alejándose como en un viaje. A su vez desconocen la posibilidad de su propia muerte dado que ésta constituye algo externo, ajeno, situación en la cual no hay amenaza vital. En este sentido los niños tienden a ver la muerte como algo remoto en cuanto la aversión que les provoca los obliga a alejarla hasta el punto que quede fuera de nuestra realidad. Ellos creen que el que evita la muerte, engañándola, no muere. Esta es una característica de su pensamiento egocéntrico, el cual no le permite entender la muerte por que va más allá de su experiencia personal, y además es consecuencia de que los niños tienen en parte la noción de la inevitabilidad de la muerte, sin embargo, desarrollan defensas psicológicas tales como el pensamiento mágico, para sobreponerse al sentimiento de indefensión que le produce.
Los psicólogos abocados a la investigación de la ontogénesis de las distintas capacidades a lo largo del desarrollo humano, han realizado diversos trabajos con niños. Ellos en sus distintos estudios encontraron que a los 4 años la idea de muerte es muy limitada, y el hecho de que ésta ocurra o se mencione su concepto no supone una emoción intensa, ni tanto positiva como negativa. Antes de esta edad el niño tiene ciertas nociones ligadas a la muerte, pero éstas se traducen en intuiciones emocionales ligadas a la ausencia de la madre.
Entre los 5 y los 7 años, los niños comienzan a entender que la muerte es irreversible, universal, o sea que todas las cosas que están vivas inevitablemente tienen que morir, también comprenden que todas las funciones de la vida terminan con la muerte. Según Piaget estas características se desarrollan cuando los niños pasan del pensamiento preoperacional al operacional concreto. Durante esta etapa el niño busca reafirmar su conocimiento objetivo, y vuelca sus esfuerzos al entendimiento de las pautas de su cultura. En este sentido los códigos de significación cultural constituyen una buena base para la elaboración más acabada del concepto de muerte. Las explicaciones fantasticas ya no le son funcionales, pasando de un razonamiento mágico a un pensamiento materialista positivo. Aún más, en esta etapa la muerte adquiere una connotación emocional mucho más intensa para el niño, que comienza a temer la muerte de sus seres queridos. El hecho de morir se tiñe en su mente con las ansiedades de su cultura, y pese a no tener conciencia de la posibilidad objetiva de morir, si reconoce a la muerte como una clara experiencia humana.
Ya a la edad de 8- 10 años acepta que todos moriremos, asimila con todo realismo el hecho de tener que morir más adelante.
No todos los autores concuerdan en cuanto al grado de consciencia real que tienen los niños sobre las diferentes dimensiones de éste acontecimiento, y prefieren hablar de etapas no tan marcadas y otorgar un poco más de flexibilidad en el desarrollo de la elaboración de un concepto tan complejo como lo es la muerte. De esta manera hablar de etapas sin referentes en el plano etario es útil para captar la secuencia del desarrollo o formación del concepto. Diversos autores reconocen ésta secuencia de etapas como adecuadas :

1. 1º  etapa en que el niño es incapaz de comprender el problema de la muerte.
2. 2º etapa  en que la muerte se relaciona con una ausencia provisional.
3. 3º etapa en que la muerte se integra en una imagen del mundo mediante elementos culturales.
4. 4º etapa en que el niño elabora la idea de su irremediable destrucción.
El hecho de que la cultura otorgue un espacio dentro de su dinámica donde el dolor y la muerte se resuelvan, mantienen la armonía de su continuidad.
Una cultura debe estructurar este dolor por que su sentido se configura a través de las historias personales que la atraviesan. El orden y la continuidad de la misma depende de la construcción simbólica de rituales que orienten la identidad de todos los individuos a la conformación de la unidad estructural y funcional de la cultura.
Ahora bien, basta dar una mirada hacia el interior de nuestra cultura  y nos encontramos con la sobreexaltación de la vida, basada en su energía, en su dinámica y en su desarrollo, una cultura que esconde a sus moribundos en hospitales donde no logren infectarnos con la muerte y que reducen las tumbas en los cementerios donde cada domingo cientos de personas caminan sobre los cuerpos de nuestros ancestros que simbólicamente yacen extendidos en el césped. Nuestra cultura no acepta la muerte, la arroja lo más lejos de sí para no entorpecer su funcionamiento. En esta cultura la muerte debe ser un proceso rápido, dado que se ha convertido en un tabú, así como alguna vez lo fue el sexo. Esta situación disminuye las posibilidades de que logremos un duelo verdadero, dado que el duelo negado es el peor de los duelos.
El niño quiere saber que ocurre cuando está frente a la muerte, busca la respuesta en sus padres quienes no confían en su capacidad de entender la situación, y creyendo protegerlo lo envuelven en un manto de fantasía. Nuestra cultura nos enseña a proteger a nuestros hijos de algo que es tan natural como la vida misma y lo único que logramos es condenarlos a una vida a medias, una vida orientada al absurdo de la imposible eternidad, una ansiedad perpetua, una vida irreal.
Entonces el niño calla al ver la cara de sus padres timoratos ante la muerte y calla para protegerlos, el sabe que odiamos a la muerte y lo que le espera como herencia es este odio, quien odia la muerte odia a la vida y por lo tanto se odia a sí mismo y vive temiendo.
Un niño solo requiere expresar sus emociones, sus temores, sus inquietudes, solo requiere de un adulto capaz de escucharlo y saber explicar con palabras simples y sensibles qué es lo que ocurre, sin mentiras. En este sentido la religión puede ser muy beneficiosa, siempre y cuando su acción esté dirigida a resolver  los conflictos humanos existenciales en la forma más honesta, evitando la sobreexplotación  de artificios y que pueda brindar un soporte espiritual para el niño.
Desde el punto de vista del psicoanálisis, la muerte es tan poderosa que nuestros impulsos dirigidos a ella constituyen parte de nuestra personalidad. Estos impulsos no son privativos del hombre, dado que operan en todas las criaturas vivientes y tienden a reducir la vida a su materia inerte original, estos impulsos son los responsables de las tendencias destructivas  y agresivas. Esto se traduce en que parte de nuestra naturaleza busca la muerte, se dirige a ésta como también se dirige al amor. Esta dualidad posee al niño en su corporalidad y en su psiquis, por eso a temprana edad inician su exploración con la muerte de pequeños seres vivos, buscando la forma para asegurarse a sí mismo su individualidad y su potencia, actuando con superioridad ante estos seres, pero a la vez reteniendo sus impulsos agresivos e identificándose proyectivamente con sus víctimas. Esta experiencia condiciona de manera inevitable una buena parte de las respuestas del niño y su desarrollo cognitivo respecto al concepto de muerte.
En la medida en que el niño va desarrollando más destrezas tanto en el área biológica, social, cognitiva y emocional  el concepto de muerte va evolucionando hacia causas más abstractas, como ?enfermedades?, ?hacerse mayor?, etc. el punto de cambio para esta parte del concepto de algo concreto a algo abstracto parece situarse alrededor de los 7 años. A esta edad se produce en el niño un gran temor en cuanto a su salud dado que la relación que establece entre la enfermedad y la muerte lo atormenta cuando él está enfermo, cualquier síntoma; fiebre, catarro, estornudos, etc. le hacen creer que se va a morir.
Los niños que se ven enfrentado al hecho de la muerte presentan una serie de reacciones, que si bien  pueden no darse en un orden específico, ni aparecer todas ellas, si nos sirven para comprender el cómo lo vivencian en general:
1.  La negación: el niño niega que la muerte haya ocurrido y parece que ésta no le ha afectado. Normalmente esto significa que la pérdida ha sido demasiado grande para él y que sigue pretendiendo que la persona en cuestión está viva.

2.  Aflicción corporal: la muerte produce en el niño un estado de ansiedad que se expresa en síntomas físicos y/o emocionales.
3.  Reacciones hostiles contra el difunto: el niño toma la muerte de una persona o animal como una afrenta personal por parte del difunto, que lo ha abandonado.
4.  Reacciones hostiles hacia otros: el niño, generalmente, culpa a otros de la muerte acaecida.
5.  Sustitución: el niño rápidamente comienza a buscar el afecto de otros con el fin de sustituir la figura del difunto.
6.  El niño asume las maneras del difunto, intentando conseguir sus mismas características.
7.  Idealización: el niño sobrevalora las cosas buenas del difunto y elimina los recuerdos de sus defectos, llegando incluso a falsear los recuerdos respecto al carácter y la vida real del difunto.
8.  Reacciones de ansiedad y de pánico, preocupándose por quién le cuidará en el futuro.
9. Reacciones de culpa: el niño puede pensar que la muerte tiene que ver con que «es malo» o ha tenido mal comportamiento, y elaborar a partir de aquí fantasías de muerte.

El dato esencial es que toda muerte requiere un duelo, y esta es una ley de la naturaleza, dado que si bien la estructura cultural de la vivencia varía, el sentido de la perdida es universal, con distinto matiz connotativo emocional, pero que no obstante revela su cualidad netamente humana.
El niño debe poder desidentificarse de la causa de la muerte y estar desprovisto de todo deseo de muerte inconsciente (los cuales llevan en sí sentimientos de culpabilidad o remordimiento) además debe elaborar y aceptar a través de su experiencia la propia muerte futura en tanto que destino.

3. Percepción de la muerte del adolescente.

La adolescencia se expresa en las siguientes necesidades: mayor autonomía, necesidad de estabilidad y seguridad, reconocimiento del grupo de amigos y necesidad de diferenciación. Estos podrían considerarse un buen marcador de la etapa, sin embargo la falta de un hito psicológico que determine el cambio de etapa hace necesario un espacio social de soporte para el adolescente en su lucha por integrar su identidad, este espacio estaría constituido por la familia. La falta de este soporte trae graves consecuencias al adolescente quien ve como se ve absorbido por situaciones que escapan de su control, apareciendo sentimientos de incontrolabilidad ante factores sociales, políticos y económicos para construir un proyecto de vida. Las características de esta etapa hacen del adolescente un ser muy vulnerable a sentimientos ligados a la autodestrucción. La muerte en estos casos puede presentarse como una alternativa favorable en pos de darle fin al dolor psicológico que abruma al adolescente. El considerarse solos, alienados, que no son amados pueden constituir motivos suficientemente fuertes como para elegir extinguirse, para comprender esto es necesario pensar en que el joven está esencialmente volcado hacia las relaciones con otros y su aceptación, por lo que hasta los fracasos académicos adquieren una fuerza desconocida dado que en estas actividades sociales el joven va configurando su autoconcepto. Otros puntos de vista versan sobre el suicidio adolescente no como una fuerza o tendencia a la autodestrucción, sino más bien como una súplica por llamar la atención y pedir ayuda, por lo que prefieren hablar de prevención considerando el mejor modo de hacerlo, el tomar conciencia del cuidado del adolescente y ser sensible a sus peticiones.   
En otro sentido, el adolescente vivencia la muerte como un hecho romántico, entregando su vida  por la lucha por ideales, el ejercito, etc. a los jóvenes les importa mucho más la calidad de la vida que la cantidad, este es otro factor que acerca a los jóvenes al suicidio. Dentro de su desarrollo mantienen una idea egocéntrica  llamada ?fábula personal? la cual les hace creer que pueden tomar cualquier clase de riesgos dado que a ellos jamás les ve a ocurrir nada, manejan imprudentemente, toman decisiones descabelladas, experimentan potentes drogas y formas de placer.
Cuando los adolescentes se encuentran cara a cara con la muerte reaccionan de maneras sorprendentes y contradictorias, elevando algunos las cuotas de misticismo o religiosidad. O bien otros jóvenes enfermos optan por negar su condición y hablan como si se fuesen a recuperar aunque tienen la certeza de que eso no será así. Sin embargo pese a lo dramático de esta situación y a los problemas que acarrea la utilización de mecanismos de defensa en cuanto a la elaboración e integración de los hechos sin distorsión, la negación y la represión de las emociones constituyen  herramientas útiles que ayudan a muchos jóvenes enfermos a tratar y superar este golpe agobiante para sus expectativas de vida. Los jóvenes enfermos por lo general están más enfadados y disgustados que reprimidos. Ocupan mucho menos tiempo en pensar en el suicidio en comparación a adultos de la misma condición, y probablemente están mucho más dispuestos en buscar a alguien a quien culpar.
Las distintas maneras de reaccionar ante el hecho de la muerte inminente está supeditada en gran medida al estilo de personalidad.

4. Percepción de la muerte en adultos jóvenes.

Los adultos jóvenes están abocados al término de sus tareas sociales, y se encuentran ansiosos por desarrollar sus planes de vida, para lo cual ya se encuentran capacitados. Su gran tarea es lograr la intimidad para lo cual destinan una no menospreciable cantidad de su tiempo y energía. La muerte es algo lejano, asumido como algo inevitable, sin embargo con una certeza inconsciente de que a uno jamás le va a pasar, comienza la carrera por la consecución de lo que uno pueda llegar a ser, y junto a quienes ame, construir una vida plena de satisfacción.
Para un individuo que se encuentra en esta etapa de la vida, la aparición de una enfermedad catastrófica se vivencia como algo muy frustrante y difícil de llevar debido a la imposibilidad de conquistar las metas anheladas. Su trabajo no ha valido de nada y esta injusticia lo enfurece, es el paciente más conflictivo y el más lábil emocionalmente, a esto se suma la dificultad del personal que por lo general tiene la misma edad que el paciente para tratar asertivamente a un desahuciado de su mismo grupo etáreo.
Estos adultos piensan de manera evasiva, rehuyen de la muerte pues es un tema que no les agrada.

5. Percepción de la muerte de un adulto intermedio

En esta edad se produce la defunción de los padres, y este hecho constituye el motivo por el cual es en esta etapa donde se instala la certeza de la muerte en nuestros corazones, en esta etapa sabemos muy adentro que de veras moriremos. Sin embargo este no es el único dato sobre su condición que recibirá en esta época; los obituarios comenzaran a llenarse con nombres conocidos, los organismos e instituciones enviaran información sobre nuestra condición y se encargará además de hacernos saber que tan aceptados seremos en el mundo en el que supuestamente nosotros (los de esta etapa) tenemos el poder. Los adultos intermedios cambian  el referente de su cuenta de edad, pues ahora los días que faltan son mucho menos que los que ya han pasado. Esta sensación de limite impulsa al sujeto a buscar sacarle provecho a lo que le resta de vida, y nace un nuevo ímpetu por hacer mayores cambios en su vida. La evaluación a la que se someten será crucial en cuanto una vida satisfactoria propugna integridad y autoestima, y por el contrario la inconformidad genera desesperanza, frustración y un sentimiento de vacuidad.

6. Percepción de la muerte en ancianos.

La muerte puede sobrevenir en cualquier etapa de la vida, sin embargo el orden natural supone que se produzca al final del ciclo completo, cuando su cercanía forma ya parte de la experiencia cotidiana. En esta edad casi la mayoría del tiempo está destinada a la solución de asuntos acerca de la muerte y están significativamente menos ansiosos que los adultos intermedios con respecto a la muerte.
Es necesario considerar que el mundo frente al cual se enfrenta el anciano es un mundo distinto, irreconocible, perturbador, obviamente que nuestra es la responsabilidad de que no le sea hostil. Antes su mundo estaba poblado por determinadas personas que fueron muy significativas en su vida. Con el correr de los años todo eso de alguna manera, por no decir literalmente, ha desaparecido. Es probable que los problemas cotidianos de hoy le resulten algo abrumador e inexplicable. Ante esta situación uno puede entender el por qué los abuelos están cansados de la vida, y por qué es tan natural que muchas veces los inunde la tristeza.
La gran tarea del anciano es reorganizar sus pensamientos y sentimientos para aceptar su propia muerte. Los problemas físicos impiden que el anciano vea las cosas de un modo  alentador y placentero, al contrario, esto se suma a la lista de estímulos que lo abandonan a la muerte.
Cuando la persona ha construido un autoconcepto estable y satisfactorio, y cuando ha sido rodeada de amor logra concebir de manera más tranquila su propia muerte, aceptando este final natural.

7. Enfrentar la muerte.

La forma en que nos dispongamos frente a la muerte definirá nuestro proceso de muerte, por que ¿qué es la muerte, sino un nacer a otra cosa ? como plantea la doctora E. Kübler-Ross ; quien dice que la muerte no es más que un pasaje hacia otra forma de vida. Esta profesional de la salud supo comprender el real significado del término ?salud? y lo aplicó a sus moribundos, esos tantos que lejos de ser sustancias en desecho, son verdaderos maestros de la vida, por que allí donde  ésta se extingue aflora todo su esplendor, al acompañar la muerte se nos regala la belleza de la vida, cuando el último aliento adorna nuestras caras con expresiones de felicidad por que algo se ha descubierto, en nosotros mismos.
Volviendo a lo nuestro, Kübler-Ross después de realizar una cantidad de estudios de campo inimaginable sobre enfermos terminales , dio a conocer la existencia de 4 etapas de la muerte y la agonía, las cuales serían :
1. negación : cuando una persona se entera de que sufre una enfermedad mortal su primera reacción es la negación, aquel mecanismo de defensa que ante la evidencia nos hace decir ?no, no puede ser?, esto constituye una  autosugestión que implica la no aceptación de la condición, la persona se convence de que ha habido errores en los resultados de laboratorios o radiografías y cambiando de médico para obtener otra respuesta. La negación es un mecanismo normal que nos ha acompañado a lo largo de toda nuestra vida  en relación al tema de la muerte, y la negación parcial de ésta hasta se hace necesaria para asumir algunos riesgos, pero ante la noticia de una muerte inminente se hace total. La negación permite una tregua entre la psiquis y la realidad, le otorga el tiempo al individuo para pensar su muerte de manera más distanciada, buscando la adaptación del evento  que ha asaltado su psiquismo de manera muy abrupta. La negación constituye un mecanismo de amortiguación del efecto.
Es importante destacar que la negación, a su vez, no es un fenómeno absolutamente individual, dado que nuestra cultura poco a poco ha ido negando los eventos de la muerte, no se habla de ella, los velatorios se trasladaron de la cama de la propia casa donde se era acompañado por gran cantidad de familiares y amigos, a una camilla de terapia intensiva, con restricción de visitas y con la soledad que un lugar tan descarnado como ese provoca.
2.  ira : cuando el enfermo acepta por fin la realidad se rebela contra ella, y nace la pregunta ¿por qué yo ? la envidia comienza a corroer el alma, que injusto es que me haya tocado a mi morir, deseos de tener la vida de los demás, su ira inunda todo a su alrededor, nada le parece bien, nada le conforma. Todo lo que ve le produce un agudo dolor, recordar su condición le inunda de odio y rencor, esta etapa se caracteriza por la negación de dios, los insultos. Su autosestima  está atropellada por no ser él el elegido para permanecer con vida. Los enfermos en esta etapa necesitan expresar su rabia para librarse de ella.
3.  pacto o negociación : se asume la condición, pero aparece una tentativa por negociar el tiempo, se intenta hacer un trato, dado que en vida este recurso más de alguna vez lo sacó de algún apuro, aunque la realidad le indique que para eso es demasiado tarde, ej. El eterno fumador que cuando se entera que tiene cáncer promete no fumar nunca más. Los adultos en estas circunstancias se vuelven regresivos, pidiendo tiempo a cambio de buena conducta. La gran mayoría de estos pactos son secretos y sólo quienes los hacen tienen consciencia de ello.
4.  depresión : esta aparece cuando se tiene conciencia de  que todos los pasos anteriores fracasan ante el desarrollo de la enfermedad que provoca gran invalidez, dolores u hospitalizaciones continuas. Las consecuencias psicosociales que acarrea una enfermedad catastrófica, entre ellas ; decadencia física, imposibilidad de trabajar o desempeñarse en tareas habituales, problemas económicos y familiares, sensación de inutilidad y de constituir una carga innecesaria, provocan en el enfermo un estado natural de depresión. La depresión es producto de lo ya perdido, pero también un proceso de preparación ante la propia muerte. En esta etapa, es saludable para el enfermo expresar la profundidad de su angustia en vez de esconder su dolor.
5.  aceptación :  requiere que la persona haya tenido el tiempo necesario para superar las fases anteriores. La persona ha trabajado con la muerte a través de la ansiedad y la cólera, y ha resuelto sus asuntos incompletos. A esta etapa se llega muy débil, cansado y en cierto sentido anestesiado afectivamente. En su lucha por desprenderse del mundo y de las personas prefiere estar solo, preparándose para morir, durmiendo demasiado, a lo mejor en un proceso de evaluación mnémica que es una experiencia privada y personal. El paciente ha comenzado a morir, a renunciar a su vida en paz y armonía, en esta etapa no hay ni felicidad ni dolor, solo paz, el dolor está en quienes rodean al enfermo, éste solo desea el silencio para terminar sus días con un sentimiento de paz con sigo mismo y con el mundo.
Estas etapas no se dan rigurosamente como una secuencia invariable, alguien puede morir enojado con el mundo, o sin jamás aceptar la muerte por que su amor a la vida es más fuerte que su paz interior, por lo general quien no desea morir llegando su hora ha dejado algo pendiente, resolver sus asuntos de la mejor forma puede ser un incentivo para el buen morir. Lo importante es que a través de estas etapas Kübler-Ross supo plasmar una anatomía psíquica de la muerte, acompañada de todo su carácter emocional, ahora algo podemos entender el proceso de la muerte, para poder aceptar su llegada de mejor manera.

8. La pena de muerte y el duelo.

Como ya he repetido antes toda muerte exige un duelo, o sea una elaboración e integración del acontecimiento de la muerte como parte de la vida de un sujeto, se debe asimilar hasta el punto de reconstruir la vida sin el ser amado, recordándole con amor y cariño, y  comenzar el desarrollo de una vida normal, cumpliendo con todas la exigencias sociales.
La muerte es un hecho muy duro, tanto como para quien lo vive como para los que lo rodean (sobrevivientes). Estos últimos  deben aceptar su aflicción, o sea el hecho objetivo de la perdida y el cambio de su condición social de vida en cuanto a la desaparición de la persona muerta. Así una esposa debe asumir su condición de viuda, por ejemplo.
Una cultura debe estar dispuesta a resolver el problema del dolor de sus miembros por medio de rituales y ceremonias, y en resumen por medio de espacios para elaborar la pérdida con un gran soporte social. Por ello sus condiciones de luto serán primordiales para lo que a salud mental se refiere. Esta acción eminentemente cultural permite abordar la muerte desde una mirada social de reconocimiento de sus miembros, como una pérdida total de la cultura y no una difusión particular sin importancia. Las culturas deben estructurar el dolor por medio de tradiciones y ritos que ayuden a sobrellevar el dolor.
La forma en que sentimos la pérdida como algo muy doloroso tiene gran importancia. La persona afligida debe aceptar la dolorosa realidad, para ello debe dejar el vínculo con la persona fallecida, organizar la vida sin esa persona y desarrollar nuevos intereses y relaciones. Para poder describir una pena normal debemos mencionar las etapas que subyacen en ella:
? Fase inicial: (varias semanas) la muerte se vive como algo impactante e increíble, los sobrevivientes se sienten muy abrumados, aturdidos y confundidos. Estas condiciones constituyen en algún aspecto una defensa de los dolientes para protegerse de sus reacciones intensas. Todo este periodo está acompañado de un fuerte correlato fisiológico, emocional y psicológico  que vulnerabiliza en demasía al individuo. Tiene accesos de nauseas y un profundo sentimiento de vacuidad por la impotencia ante la vida.
? 2º fase: (6 meses o más) persiste la preocupación por la persona fallecida. Realiza un gran esfuerzo por entender la muerte sin lograrlo debido a que no es capaz de aceptarla, en esta etapa hay mucho llanto, insomnio, fatiga, pérdida de apetito, etc. este periodo de crisis es necesario, pues en medio de este dolor se evalúa emocionalmente la relación que en vida tuvo con el fallecido. Para elaborar la muerte esto es esencial, dado que en este periodo se rescata la intensidad de las emociones compartidas y se tiñen los recuerdos para revivirlos hasta la eternidad.
? Fase final: el tiempo es muy variable, esta es el periodo de la resolución, la persona reanuda el interés por sus actividades diarias, recordando al muerto con cariño y tristeza en vez de dolor y nostalgia. Se asume la idea de que la vida continúa y de que existen otros motivos por los cuales luchar.
Cuando deformamos el dolor que sentimos por el fallecido nos arriesgamos a vivir una pena patológica, es muy probable que a la base de ésta exista un desorden de la personalidad o una relación altamente dependiente u hostil con el fallecido. Muchas veces se vivencia la pena de esta manera debido a las circunstancias traumáticas en que pudo ocurrir el episodio de muerte y la prestancia social de apoyo deficiente que pudo sufrirse. Esta forma distorsionada de elaborar la pérdida puede traer con sigo la presencia de hiperactividad conpulsiva, identificación patológica con la persona muerta, deterioro físico, depresión, culpa, ira, etc.

9. Terapia para el dolor.

La Tanatologia, como disciplina de ayuda profesional, concibe integralmente a la persona en su ser bio-sico-social-espiritual, para vivir en plenitud. Proporciona ayuda profesional al enfermo terminal y a sus familiares, a personas con ideas suicidas y a todo individuo que haya tenido una pérdida significativa.

El apoyo de la tanatología como alternativa para revalorar la vida descansa en el principio de la condición mortal de todo ser humano. ¿Cómo condiciona o determina la vida de un individuo este principio del cual no existe la menor duda? La respuesta es variable de acuerdo a las convicciones y circunstancias personales, pero de una u otra forma tiene que asimilarse este hecho. De ahí la importancia de aprender a elaborar el propio duelo no como una carga lóbrega sino como un acontecimiento necesario en la vida, y, en base a ello, vivir plenamente el “mas acá” de la muerte. Se sugieren dos caminos para aproximarse a ella: por la vía teleológica en base a la propia imaginación y por la reflexión de acontecimientos de muerte – como las enfermedades incurables -, la misma muerte de familiares o amigos muy queridos o del dolor que se experimenta por separación del ser amado, que es una forma de vivir la muerte.
El cómo ayudar a las personas a resolver la muerte constituye una tarea ardua, y más aún en una sociedad donde la muerte se suele ocultar. Es primeramente necesario comenzar por la educación infantil, ayudando a los niños a disminuir su ansiedad hacia la muerte, o sea se debe educar al niño a nivel cognitivo impersonal por medio de la enseñanza  cultural (escuela) y a un nivel emocional personal (en el seno familiar).
La tanatología cumple un papel fundamental, su nombre proviene de Thanatos: muerte; y Logos: que quiere decir tratado, constituye una disciplina que proporciona ayuda profesional al enfermo terminal y a sus familiares, a personas con ideas suicidas y a todo individuo que haya tenido una pérdida significativa.
La ideología de esta disciplina versa sobre los siguientes puntos:
A) La muerte y el miedo a la muerte son fuente de muchos de los problemas humanos. Eliminar estos miedos es dar vida: vida a plenitud, vida llena de calidad.

B) El suicidio es un mal que se puede prevenir. En la mayoría de los casos, quienes tienen ideas suicidas prefieren recibir ayuda adecuada, en lugar de fabricar su propia muerte.

C) Por último, de acuerdo con Kubler Ross, creo que el amor incondicional es un ideal asequible.

En suma, la meta última del tanatólogo es orientar al enfermo hacia la aceptación de su realidad, aceptación que se traduce en ESPERANZA REAL. En ella está contenida el verdadero sentido de la vida. Esto incluye una mejor calidad de vida, la muerte digna y en paz. 
La educación para la muerte  tiene ciertos objetivos que vale la pena revisar, entre ellos están; ayudar a crear en las personas sistemas de creencias propios sobre la vida y la muerte, pero no en un sentido de fantasía enajenante, sino como una revelación intima del sentido de la muerte que presupone su aceptación como algo natural, también tiene por uno de sus objetivos el preparar a la gente para asumir la muerte propia y la de las personas cercanas  al individuo, enseñar a tratar humana e inteligentemente a quienes están cercanos a la muerte. Entender la dinámica de la pena desde un punto de vista muy humano, donde se acentúe la importancia de las emociones más que cualquier otro aspecto de la psicología.
?Por último, la tanatología se propone con su educación y trabajo, hacer de la agonía una actitud lo más positiva posible, destacando la importancia de minimizar el dolor, ofreciendo cariño, cuidado personal, involucrando a la familia y a los amigos cercanos, en el cuidado de la persona agónica y siendo susceptible a los deseos y necesidades del moribundo.??
Una terapia para el dolor debe contemplar la expresión de la pena y sus sentimientos de pérdida y culpa , apoyar en el moribundo la revisión de sus relaciones, e integrar la muerte dentro de la vida. A su vez debe brindar ayuda práctica y emocional, por medio del encuentro de personas que sufren un proceso parecido, y con la confianza de que al ser un proceso natural las personas disponen de las herramientas para superar esta situación.
Es muy importante para las personas explorar sus actitudes hacia la muerte, involucrarse afectiva y cognitivamente con ella ayuda a descubrir cuáles son nuestros temores frente a ella  y como podemos superarlos.

10. Significado de la muerte.

El sentido de la muerte se encuentra en la vida misma, en cuanto sabemos que vamos a morir, dirigimos nuestros esfuerzos hacia la vida intensamente vivida, el morir nos enseña a amar, querer, recordar. La muerte postergada hacia la eternidad no puede sino constituir el mas absurdo de los absurdos. En cuanto ésta dejaría de ser fuente de vida, vivir en el más acá, requiere la certeza de la finitud. La muerte es un espejo en el cual contemplamos nuestra vida entera, la historia personal se perfila hacia un proyecto común de todos los hombres, de los que están y los que vendrán, el dialogo del espíritu con el corazón, resuelven su acuerdo de vida en un instante, el corazón ofrece energía para la acción, y el espíritu ofrece un viaje hacia el crecimiento. Entender esto, significa entender que la vida misma no es más que un periodo pequeño de nuestra existencia.
La vida cobra sentido en cuanto se revela como un transito, morir es cambiar de estado y el bien morir puede ser entendido en términos de desprenderse finalmente de todo lo material que nos confina a este mundo para facilitarnos el paso a la eternidad. El bien morir es estar dispuesto con humildad a despedirse de la vida, entregar la existencia que nos fue dada, sin rencores ni arrepentimientos, sin culpa y sin dolor.
¿por que vivir si sabemos que vamos a morir ?
por que en la vida encontramos el significado de la existencia y en la muerte encontramos el significado de la vida, el convencimiento de nuestra muerte nos impulsa a trabajar, a hacer, a producir, sin posponer inútilmente nuestro destino. La presencia de la  muerte nos pone frente a nuestra responsabilidad, que es la de hacer de la vida el sentido mismo de la existencia.

11. A modo de conclusión

Quisiera, a partir de este pequeño análisis de la muerte abordar un tema muy conflictivo, a modo de conclusión, en lo que se refiere a la sociedad ante el problema de la muerte. Se trata de la eutanasia definida como una teoría o práctica que defiende la licitud de acortar la vida de un enfermo incurable, para poner fin a sus sufrimientos físicos y psicológicos. A partir de las ?ventajas? entregadas por la tecnología podemos alargar la vida aún en condiciones de extremo daño físico, sin embargo muchas personas defienden la idea de la eutanasia pues asumen que es necesario que prevalezcan los criterios de calidad de vida por sobre los de cantidad de vida.
El día 9 de noviembre de 1999 se realizó, en el auditorio de la facultad de medicina de la universidad de la Frontera de Temuco, una charla con respecto a este tema llamada ?eutanasia: el derecho de morir o asesinato? en esta sala se reunieron las opiniones de un médico el doctor Arturo Pinto, un asistente jurídico la sta. Claudia Turra, desde el plano de la ética se presentó la sra. Margarita Zeggy y como representante de la religión se presento el padre Luis Acuña.
La posición del doctor Pinto estaba sustentada en la ética profesional del médico, y dado que el hombre constituye una unidad, los valores que como médico había jurado defender estaban a su vez en el seno de los valores que como ser humano lo definen. El doctor pregunta: ¿matar tiene justificación? yo creo que no, y mucho menos como profesional de la salud. Es necesario, comenta, que se tome en cuanta la importancia de esta situación, dado que la relación del médico con el paciente está basada en la confianza del segundo que deposita su vida en las manos del primero, a su vez el médico a jurado luchar por la vida de las personas a toda costa, haciendo lo posible por ayudarlo en su condición de enfermo. Si el médico ofrece la muerte se quiebra el vínculo entre paciente y médico.
El doctor finaliza con una reflexión, ¿es lícito decidir ser esclavo ? no, no lo es estamos condenados a nuestra libertad, tampoco debe de sernos licito decidir morir, pues estamos condenados a la vida.
La sta. Claudia Turra plantea el término de eutanasia como una figura delictual que recibe una sanción penal por parte del estado. El estado modera la interacción de las personas y dirige su actuar en forma bastante  determinante, esto significa que el estado con su pena, priva de libertad, por que existe un bien jurídico afectado que el estado trata de proteger mediante el castigo.
Sin embargo, al considerar la eutanasia como el derecho a bien morir, asumimos el hecho de que nuestra vida nos pertenece en nuestra corporalidad y el derecho penal defiende nuestra vida de la acción de otros. La decisión de morir pasa por el sujeto solamente evitando de esta manera entrar en criterios utilitaristas de la eutanasia.
El problema que se suscita en la legislación de la eutanasia es el responder a su cuestión ética ¿puede un tercero intervenir en la muerte, aún siendo consentida por el actor ?, jurídicamente la respuesta es no . la muerte consentida se puede extrapolar al asesinato consentido, o sea al aprobar mi propia muerte cualquiera que yo desee puede matarme.
Por eso la eutanasia requiere un análisis contextual, si la causa de la motivación a morir es una falta de cuidado, o una carencia afectiva, la muerte no se puede permitir.
La sra Margarita Zeggy considera que la discusión sobre este tema pasa por el bien morir y el bien vivir, en este sentido el amor propio nos puede impulsar al deseo de muerte. Al hombre hay que entregarle la libertad que posee como derecho propio, por que se confía en él, pues es perfectamente capaz de evaluar sus propias condiciones de vida  como para asumir este tipo de responsabilidad.
La eutanasia se enmarca en un plano multidimensional que toma aspectos ; emocionales, de consciencia, costumbres, valores, y además es un problema eminentemente social por lo que debe resolverse en esta esfera. El cómo resolver estos problemas asumiendo que engloba aspectos que van mucho más allá del individuo, pasa por el otorgar la importancia que le corresponde a la emoción en la toma de decisiones a este respecto. 
El ambito de los derechos humanos apunta a los derechos a la vida, buscando reafirmar la condición humana, en este sentido la ética se plantea en dirección a la calidad de la vida, el derecho a morir como se ha vivido. Aunque esto signifique el cese de la vida, se reafirma el derecho a vivir y morir bajo nuestras propias convicciones.
Desde la religión el padre Luis Acuña plantea que el hombre está constituido a imagen y semejanza de Dios, es más somos parte de dios. La muerte es un evento natural, es la voluntad de Dios, tenemos acaso el derecho supremo de contradecir los dictados del señor.
El valor de la vida humana es el fundamento de la convivencia, no se puede sujetar a consenso, por que no puede estar en manos de nadie, sino sólo de Dios (lo que Dios creó, solo Dios puede destruirlo).
El proferir la propia muerte niega el deber que tenemos para con los demás, por que yo no solo vivo para mí. La vida es un bien aquí en la tierra y es útil en la relación entre nosotros los hermanos. El suicidio, por que eutanasia yace en el limite entre el suicidio y el asesinato, es el rechazo a la soberanía de dios, es la renuncia a lo humano, es la ruptura del compromiso para con el otro y para con la sociedad.
Desde mí punto de vista, las opiniones vertidas en el foro tienen mucho de razón, considerando que todas, aún siendo contradictorias, se apoyan en el derecho y el deber a la vida. Sin embargo, me inclino a la idea de libertad planteada en el discurso de la sra Margarita, dado que creo en el hombre, y aún cuando muchos crean que detrás de una decisión como la eutanasia existan intereses alternativos, es inevitable pensar en el sufrimiento del que muere. Compartir su dolor es comprenderlo, sí, es cierto su vida fue un regalo, pero es igual de cierto que la vida sin libertad es una condena del alma. La eutanasia se inscribe en la problemática social y en tanto sea así, las opiniones siempre van a divergir, es necesario  considerar la vida particular de los individuos, para tomar una decisión humana y razonable.

12. Bibliografía.

? Silvia Di Segni De Obiols, ?psicología: unos y los otros.? Argentina. 1997. A. Z. Editores
? Craig, Grace. ?Desarrollo Psicológico?. México.1997. E.d prentice- hall
? Papalia, Diane. ?Desarrollo Humano? . México.1988. editorial Mcgraw-hill
? Laplanche, Jean. ?Vida y muerte en psicoanálisis?. Argentina.1973. Amorrotu Editores
? Revista de la asociación española de neuropsiquiatría (A.E.N) Nº 65 Enero/Marzo 1998
? http//caramuto.com/tanatolo.htm
? http//www.pangea.org.

Trabajo enviado y realizado por:
Boris Isla Molina
isla@telsur.cl                                       
Estudiante de psicología de la universidad de la Frontera,
Temuco Chile,
Asignatura Desarrollo psicológico

Muertes inesperadas Grecco

Muertes inesperadas

Manual de autoayuda para los que quedamos vivos

Eduardo H. Grecco
Muertes Inesperadas
?2000, Ediciones Continente Corrección: Susana Rabbufeti Diseño de cubierta: Estudio Tango Digitalizador: ? Hernán (Rosario, Arg.) L-68 ? 20/10/03

PRÓLOGO
por Claudio María Domínguez
PRÓLOGO II
por Jorge Llambías
INTRODUCCIÓN

INTRODUCCIÓN A LA SEGUNDA EDICIÓN
1. MUERTES ANUNCIADAS, MUERTES SORPRESIVAS
2.LA MUERTE COMO POLARIDAD
3. ESTACIONES: SORPRESA, DOLOR Y DESPEDIDA
4.CUENTAS PENDIENTES, PROYECTOS TRUNCADOS
1. 5. EL DESGARRO
2. 6. EL APEGO
3. 7. ES POSIBLE DECIR ADIÓS Y SEGUIR RECORDANDO
4. 8. ENFRENTAR LA MUERTE INESPERADA
5. 9. VIVE PARA QUE VIVAN

10.CÓMO PODEMOS AYUDARNOS
APÉNDICE

La muerte es una experiencia. A veces aparece de un modo progresivo, en otros casos de manera inesperada, pero anunciada o sorpresiva, siempre llega a tiempo. Cada persona muere como vive y como crece; de modo inconsciente, cada ser humano planea su propia forma y momento de morir.
La muerte es inevitable y puede ocurrir de mil maneras, pero en lo que nunca debe convertirse es en una muerte sin sentido, ya que toda muerte trae consigo un mensaje para los que quedamos vivos. Aprender la lección que nos enseña evita que una muerte sea un sacrificio inútil.
Eduardo H. Grecco, a partir de la propia experiencia y de haber ayudado a personas desgarradas por la pena de la pérdida sorpresiva de alguien amado, ha escrito este libro, lleno de fuerza y de esperanza, pero sin falsos espejismos ni consuelos. Un libro de autoayuda para sanar el dolor, la tristeza y el apego, y para comprender la muerte desde el punto de vista de “los que quedamos vivos”.
¿Es posible pensar otra cosa que en la muerte de quien murió? La muerte de un ser querido hace entrar en crisis el apego y fortalece el amor o hace entrar en crisis el amor y fortalece el apego. Es necesario vi vir todo el proceso, del cual el dolor forma parte, pero ese dolor tiene una significación que hay que descubrir. El poder dolerse por la “muerte en sí” y no por la “muerte de” es un paso crucial del trabajo de despedida. Es la diferencia que media entre el amor y el apego.
El punto de partida es comprender que la muerte siempre posee un sentido; que morimos como vivimos y crecimos, que construimos nuestra propia muerte y que una muerte puede ser inesperada pero nunca debe ser inútil. La muerte inesperada es una experiencia que puede transformarse en aprendizaje. Este libro nos enseña a no perder esta oportunidad que la vida ofrece. ..
Eduardo Horacio Grecco, formado en el campo de la Psicopatología, está dedicado desde hace más de una década a la investigación y la docencia de la Terapia Floral, campo sobre el cual ha escrito varios libros. La preocupación central de sus obras se orienta hacia la comprensión del sufrimiento del hombre y el sentido de su presencia en la vi da. Así han surgido textos como Los afectos están para ser sentidos y el presente. Otras obras del mismo autor publicadas por esta editorial son: Terapia Floral y Psicopatología, Volver a Jung, Lo no revelado de la Novena Revelación e Interpretación iniciática de la Décima Revelación.
Este libro está dedicado a la memoria de Mónica Morán, Mónica Kloster y Carlos Moreira, tres amigos que a lo largo de mi vida murieron inesperadamente. De cada uno de ellos aprendí algo, por lo cual les estoy agradecido y los recuerdo con amor a cada a uno. Han desaparecido de esta tierra como seres visibles, pero sé que moran como ángeles guardianes de las vidas de todos los que los amamos. Al recordarlos, coincido con Antoine de Saint: “Merecemos todos nuestros encuentros, han sido concedidos a nuestro destino y tienen un sentido que cada uno deberá descubrir”.

El gran temor del mundo occidental se dirige a la incertidumbre de la muerte. Nos paralizamos en vida tantas veces por el temor a la partida.
Morir vamos a morir todos, el tema es morir bien. Muere bien, quien vive bien.
La gran diferencia entre Oriente y Occidente, con respecto al enfoque de la muerte, es simple y llanamente el hecho del cambio de ropaje y de plano, que para los hermanos orientales es algo claro e intuido, y para nosotros, una utopía lejana y en el mejor de los casos, una ilusión de la vapuleada nueva era.
No es el temor a la muerte el que nos impide vivir. Si permitimos que la máscara se derrita, nos damos cuenta de que es el temor a la incertidumbre, el secreto final, aquél que nos inmoviliza hasta la deses¬peración.
Si comenzamos por intuir qué es la vida, nos será más fácil llegar a comprender el modo en que a todo fenómeno vital le sigue un declive y un nuevo comienzo.
Obviamente, para quien cree que sólo somos un cuerpo o una mente, la muerte se presenta como el corolario de la finitud.
Para aquél que sabe que hay un espíritu inmanente que guía todo movimiento físico y mental y que permanece como el auténtico espectador de la película, viendo cómo las imágenes externas desfilan por la pantalla, la muerte, incluso, se presenta como una aliada bendita de descanso v evolución, como ese remanso ansiado que permite un renovar de fuerzas y aprendizajes.
¿Cómo hablar de la muerte sin apego?
¿Cómo encarar la grandeza de la partida con claridad?
¿Cómo reemplazar el miedo y la queja patética por la confianza en la esencia divina que nos nutre y alienta?
Planteándonos el eterno interrogante de la existencia y sabiendo escuchar la consiguiente, y muchas veces, instantánea respuesta del alma: “¿Quién soy yo?, ¿quién soy yo?”.
El universo se alza en una sola voz y le responde al buscador genuino, al que pide con la convicción de ser escuchado: “Somos seres divi nos destinados a la evolución y protagonistas de la sublime aventura, en la cual nacemos y morimos, para seguir avanzando en ese camino hacia la comprensión de lo que realmente somos”.
El libro de Eduardo excede con creces todo esperado comentario de consuelo y realismo.
Se mete con sabiduría y compasión en los vericuetos del ser. Focaliza el tema de las muertes inesperadas, para partir desde esa prueba de la cual nadie está exento y proyectarse hacia el temario completo del sentido de la vida.
Eduardo nos habla de cuerpo y espíritu, de grandezas y miserias, de apego y sufrimiento, de desapego y goce con serena humanidad; avanzando sin pudores lanza saetas que dan de lleno en el centro de nues¬tros miedos ancestrales y al desacralizarlos, nos libera de ellos.
Su libro es una caricia sensible y al mismo tiempo un golpe rotundo, que nos permite valorarnos y apreciar en forma intensa, cada momento presente al lado de los compañeros de trayecto que la vida nos presta.
Mas aún, nos hace vibrar en plenitud ante la visión del camino que siguen quienes dejan este plano y continúan su viaje hacia la luz. Libro sereno, rotundo, imprescindible…
Su autor, tocado por la gracia, comunica con fluidez ideas que siempre estuvieron en nosotros y no nos permitimos explorar; ahora esas ideas son expuestas en estas páginas de un modo tan entrañable que es imposible no abrir la cabeza y el corazón y decir: ¡Gracias! ¡Gracias porque existimos y porque somos parte del milagro!
El texto de Eduardo es un testimonio del alma, que al acercarnos a lo mejor de nosotros, cumple con creces su misión en el plan perfecto de amor y servicio, en el cual todos estamos avanzando.
Es verdad que algunos lo hacen mucho más rápido que otros.
Leer este libro es un estímulo para lograrlo con entusiasmo y bendiciones.
Uno se va adonde quiere irse; lo demás es parte del juego del Señor. ¿Por qué no jugarlo junto a Él?
Lo que durante tanto tiempo nos detuvo y estancó, en forma dolorosa, ahora se revela frente a nosotros, en forma clara y accesible.
En esta obra tenemos la posibilidad de transmutar el dolor en aceptación y armonía, para merecernos, cuando el equilibrio divino disponga, volver a estar con las energías de luz que hemos amado tanto, pero viviendo otro estado de amor, más completo, más radiante, perfecto.
CLAUDIO MARÍA DOMÍNGUEZ

No es frecuente encontrar en las librerías trabajos sobre la muerte: se trata de un tema tabú, cuanto más alejado de nuestra conciencia y sumergido en la “sombra” esté, pensamos que es mucho mejor.
Eduardo Grecco no sólo se anima a colocar el tema sobre la mesa, sino que lo hace con una delicadeza y conciencia propias de quien habla desde el corazón, después de haber recorrido muchos caminos.
Nuestra “compañera de viaje”, la muerte, es presentada a lo largo del libro como maestra para quienes somos testigos de su acontecer. No se trata de un tratado idealista, no se trata de negar su dureza; se trata de tomar conciencia, de percibirla con “nuevos mapas”: es la aventura de un cambio de percepción.
La muerte inesperada, la que viene como un ladrón a robarnos la paz ya establecida, es analizada y desmenuzada, con prolijidad y paciencia, con ternura y comprensión, presentando cada capítulo un nuevo matiz, que enriquece la imagen holográfica y total que nos deja el libro.
Este “Manual de autoayuda para los que quedamos vivos” viene a llenar un vacío en la literatura abierta a los nuevos paradigmas. Con claridad enfrenta la delicada problemática que invade a quienes pierden a un ser muy querido: la pérdida, la depresión, el apego, el recuerdo purificado.
Grecco vuelca aquí toda su experiencia como terapeuta y todo lo aprendido como persona humana, inquieta y buscadora, como guerrero impecable, que busca su misión en el presente de este tramo de nuestra vivencia.
Por eso, esta invitación al crecimiento, este canto a la vida renovada, viene a constituirse en un bálsamo reconfortante, en una eficaz guía para cuando nos toque pasar por situaciones de desgarro ante la muerte de alguien próximo.
JORGE LLAMBÍAS

Dicen que la distancia es el olvido pero yo no concibo esa razón.
ROBERTO CANTORAL
La muerte es una separación. Una experiencia de desprendimiento tanto para el que muere como para los que quedan vivos. Es un adiós de las almas a los apegos terrenales: afectos, personas, lugares, objetos.
Morir no es sólo perder el cuerpo, es algo más profundo y doloroso, que implica siempre la posibilidad de un aprendizaje. Morir es aprender a despedirse y lo curioso es que el hombre sabe desde niño que la muerte ocupa un lugar en su vida y en cierto modo se prepara para ese acontecer, pero la muerte, por mejor dispuesto que se esté hacia ella, siempre sorprende.
Sin embargo, es bien diferente la resonancia de una muerte súbita a una cita esperada. La última permite cierto espacio de preparación, de ir cortando lazos v cerrando historias, mientras que la muerte repentina acontece con un sabor de hecho incomprensible, irreparable e inexplicable, con una carga de fatalidad v de destino que reviste un cierto sabor de “injusticia”.
La muerte inesperada no da espacio para saldar cuentas pendientes, decir adioses, limar rencores o dar un abrazo más. Muchas veces hace nacer, en los que quedamos vivos, sentimientos de bronca, indignación e impotencia que se aceptan sólo con resignación. Uno se ve obligado a aprender de golpe, y todo junto, algo para lo cual aún no estaba preparado.
La muerte inesperada es una cirugía sin anestesia, algo parecido a la ruptura de un orden natural. Y es común que nos preguntemos, frente a ella, ¿por qué?, ¿por qué esto?, ¿por qué ahora?, ¿por qué él
o ella?
Es que ocurre, al principio, que la muerte inesperada nos deja sin “sentido”. En su doble significación: por una parte, con la conciencia aturdida, desmayado nuestro psiquismo, vulnerada nuestra seguridad y, por otra, sin entender y comprender el significado de lo acontecido. Como vacíos de respuestas.
La muerte inesperada de alguien amado nos desgarra el corazón y nos arranca parte de nuestra alma. Sabemos que morir es un viaje, tanto para el que se va como para los que quedamos. Pero se trata de recorridos por continentes diferentes. Salidas sin aviso previo que truncan los proyectos que teníamos para realizar con el otro y nos enfrentan con la pérdida, la soledad y el desapego.
¿Se puede estar preparado, alguna vez, para recibir, aceptar, asimilar y trasmutar esta vivencia en crecimiento, aprendizaje y sabiduría interior? No creo que nadie pueda llegar a estarlo totalmente, pero sí puede conseguir llevar el proceso del duelo de una manera que lo haga arribar a un buen puerto y hacer que lo vivido no haya sido en vano.
En esta dirección está la intención original de este libro, en donde he intentado volcar mi experiencia personal, así como la de muchas otras personas que han atravesado la situación de perder a alguien amado de una manera sorpresiva.
Me ha parecido oportuno iniciarlo con algunas ideas sobre los imaginarios que acerca de la muerte solemos tener los seres humanos. Puede llegar a resultar un tema interesante, porque muchas de las diferentes reacciones que solemos tener ante el suceso de la muerte se deben al modo como, cada uno, está parado frente él, como lo percibe, como lo siente y como lo valora. Hay un “mapa mental de la muerte” dentro de cada uno de nosotros, que construimos a lo largo de la vida, y que nos hace ver este suceso, a cada quien, de diversas maneras.
Hoy, al volver sobre sus páginas, tengo una fuerte sensación de haber liberado algunos de los fantasmas que me atormentaban y de estar brindando una renovada esperanza de ayuda a quienes están pasando o han pasado por la experiencia del dolor, frente a una muerte inesperada de alguien querido o cercano.
Al escribirlo he tenido, necesariamente, que viajar por los repliegues de mi alma, buceando en mis recuerdos, mis miedos y mis anhelos, preparando imaginariamente mi partida, que ha de ocurrir cuando haya concluido lo que he venido a hacer. Dios es sabio y me espera en el momento más oportuno para mí.
La muerte es un tránsito y un descanso, un amanecer y un anochecer, una despedida y un encuentro, una realización y una promesa, una partida y una llegada. En suma, una polaridad como todo el resto del universo. Una oposición, no entre nacer y morir o entre morir y vivir, sino entre dos situaciones de una misma existencia, tan plenas, completas y necesarias ambas, que sólo cuando miramos una a la contraluz de la otra puede comprenderse totalmente la razón de sus presencias.
Nuestra vida no comienza cuando nacemos y no termina cuando morimos. Sólo es pasar un tiempo para madurar y crecer un poco. Avanzar un paso, tener la oportunidad de evolucionar un escalón más en el proceso hacia la realización plena como seres perfectos. Quien muere repentinamente es porque eligió este acontecimiento como la mejor manera de recorrer esta experiencia y, aunque resulte inentendible, tiene una razón.
La muerte inesperada es la presencia de un sentido que, oscurecido por lo sorpresivo, revela lo que nosotros, los que quedamos, tenemos que aprender. Es un mensaje personal para los que seguimos vivos, un legado que nuestros seres queridos nos dejan, como enigmas, junto con su lejanía, para que descifremos.
Quiero agradecer a Ediciones Continente por su fe en mi escritura y, en particular, a Susana Rabbufeti, Mora Digiovanni y Jorge Gurbanov por su trabajo para hacer posible este libro.
EDUARDO H. GRECCO Otoño de 1997

La verdad es que no puedo echarte de menos porque estoy lleno de ti.
ANTHONY DE MELLO
Han pasado casi tres años de haber plasmado en palabras este libro y casi dos de su publicación. Cuando lo escribí lo hice llevado por una fuerza interior y misteriosa, como una respuesta en acto al anhelo de poner en voz una experiencia por la que había transitado en mi vida y que necesitaba comprender.
Nació de un modo impensado, como una especie de “mapa de viaje de mi alma” desde el sufrimiento a la luz, desde la pena a la alegría y desde la resistencia a la aceptación. Sin proponérmelo, resultó ser un camino sanador de mis heridas y una manera de reconciliarme con la vida. Luego, por la acción de las cosas, se transformó en un texto que se independizó de mí y comenzó a rodar tocando a las almas de otras personas atravesadas por una historia similar.
Muchas de ellas se acercaron, de diversas maneras, para contarme que al leer el libro se habían sentido identificadas con lo escrito, como si mi texto hablara de ellas, o bien para decirme que su lectura las había ayudado en el proceso de sanar su dolor.
A todas y a cada una las sentí como hermanas con quienes compartíamos una misma historia y a sus palabras como una caricia generosa de la vida que me devolvía con creces la ayuda que Muertes inesperadas, al parecer, había derramado.
Sin embargo, en cada nuevo encuentro el borrador de una idea se iba transformando en una firme certeza: hay vivencias arquetípicas sobre la muerte, inscriptas en el corazón de los seres humanos, que se repiten una y otra vez. Que, independientemente de la singularidad de cada relato y cada historia, existe un repertorio común y restringido de posibilidades que se actualizan en cada presente, como modos diferentes de una misma estructura, que delatan la esencia universal de la condición humana. Que al vivir la que nos toca estamos reviviendo algo que yace dormido en el espíritu del hombre esperando su
momento. Que cada muerte evoca todas las muertes, y que cada lágrima derramada a causa de la partida
de un ser querido es un llanto por todos los muertos, aunque nuestra conciencia lo ignore.
Esta certeza me hizo descubrir que la muerte nos une y que la vida es lo que, a veces, nos separa. Que la muerte nos enseña a repensar la vida como una red y no como un muro. Que la vida es un coincidir sin coincidencias, que todo lo que nos sucede es lo que la vida nos ofrece porque es lo que debemos enfrentar. Que no hay errores en la existencia, sino aciertos. Que lo que vivimos, muchas veces, sólo podemos comprenderlo después de trascurrido, cuando la conciencia se serena y se abre a lo que el alma dice en emociones y vínculos y a lo que el cuerpo grita con sus síntomas.
Entonces, con la conciencia serena, podemos dejar de mirar a la muerte inesperada de un ser querido desde el ombligo de nuestro propio yo para verla desde la perspectiva del alma. Podemos dejar de tener con la muerte una relación tormentosa, de lamentarnos con la vida y de llorar por su injusticia, para comprender que aquélla es siempre significante, don, revelación y profecía, una experiencia que hay que saber interpretar y de la cual hay mucho que aprender.
Al tiempo de escribir estas líneas he recibido nuevamente el renovado dolor de una pérdida, pero me he dado cuenta de que el trabajo realizado no ha sido en vano. Que mi corazón ha reaccionado de otro modo y que, a diferencia de tiempo atrás, mi alma responde en paz al llamado de lo inesperado y espera confiada y que mi conciencia ha aprendido a tener fe en la vida. Que la muerte ha dejado de ser, para mí, un sacrificio inútil, para convertirse en un mensaje, y que la adversidad es un modo que tiene la vida para despertar mi conciencia a sus enseñanzas.
He agregado, en esta edición, un nuevo capítulo que intenta mostrar cómo la muerte inesperada de un ser querido reabre la herida esencial que cada quien trae en esta vida y cómo nos conecta con la
*
dimensión arquetípica y transpersonal del hombre.
Quiero agradecer la generosidad de Claudio María Domínguez al prologar esta nueva edición y la
energía que su presencia agrega como valor a este libro, a mis editores, y a mis seres queridos,
especialmente a mi madre, que me ha ayudado, a su modo, en estos años, a reencontrar mi camino
en la vida.

EDUARDO H. GRECCO
Primavera de 2000

Pabloy yo un relato de la vida real

Enrique V. Conde

PABLO Y YO

Un Relato de la Vida Real
                                                                   A ti Pablito y a ti Enriquito,
                                                                que inspiraron estas páginas.                                     
                                   “El amor es la fuente última de la vida cósmica”
                                                                                     Daisaku Ikeda
                                      Introducción
       “La felicidad no llegará a ti a través de todos los libros del mundo,
éstos sólo te guiarán, en silencio, hasta tu reino interior.”
                   
                                                                                   Hermann Hesse

PRIMERA PARTE
ENRIQUITO
                “En lugar de lamentar que la rosa tenga espinas, deberíamos     celebrar que un arbusto espinoso como el rosal, pueda dar capullos tan hermosos.”
                                                                                        Carl Hilty

Una Llamada

     El 16 de setiembre de 1993, a eso de las dos de la tarde, estaba podando la parra, cuando de pronto se acercó mi vecina Marta diciéndome que en su teléfono había una llamada urgente de mi sobrina Anita.
     Yo me sobresalté, pues no era la hora habitual en que podía recibir un llamado de la  familia de mi hermano que vive en Pinamar y menos aún de mi sobrina Anita que a esa hora estaría trabajando.
     Con el nerviosismo propio de la circunstancia, me acerqué tenso al aparato.
     De inmediato la voz de Anita, entrecortada por el llanto,  confirmó mis temores, pues, en medio de su angustia, le oí aquellas fatídicas palabras: “Enriquito se quitó la vida”…
     En mi mente todo sucedió como en el vértigo de una pesadilla ¿cuándo?… ¿cómo era posible?… ¡Dios mío! 
     Sólo atiné a decir, “salgo inmediatamente para allá”.
     Hoy, a la distancia, me imagino la angustia de esa hermana enfrentada a dar la noticia de la trágica muerte de su hermano…
     Aturdido como estaba, cargué un poco de ropa en un pequeño bolso, le di instrucciones a Juana para que atendiera a algún cliente que ocasional-mente pudiera venir al “Hospedaje 25” y me dirigí de inmediato a la terminal de ómnibus, con la esperanza puesta en que saliera algún coche con destino a Montevideo.
     Ya en el ómnibus, nuevamente escuchaba la voz lastimera de Anita, “fue recién”… “estaba muy deprimido”.
     Durante el viaje, el llanto de Anita martirizaba mi mente.       
     Mientras mis pensamientos recorrían, en detalle, las veces que estuve con Enriquito, su rostro se me presentaba sonriente…
     ¡No tenía manera de pensar en algo distinto!       
     Enriquito era muy chiquito cuando en el año 1962 yo vine para Rivera y estando a quinientos kilómetros de Montevideo, cuando aún la actual ca-rretera era tan solo un camino de balasto, lleno de piedras, se hizo muy difícil que nos pudiéramos ver a menudo, en consecuencia, nuestros con-tactos no fueron muy frecuentes.   

Sus Sueños

     Tanto Ana, mi cuñada, como mi hermano,
siempre contaban que de niño, Enriquito se dirigía a la escuela con andar cansino, arrastrando su cartapacio como si éste pesara toneladas y cual-quier causa le era válida para enlentecer su marcha y no permitía que ninguno de sus hermanos menores, Héctor o Anita, se le adelantaran en el camino.
     Era como si buscara no llegar nunca… y si encontraba una excusa, todos debían detenerse a esperarlo.
     Una tarde dijo: “Paren, tengo que rascarme una pierna”.
     Sus movimientos, para ir y venir de la escuela, hacer los deberes y volver a prepararse para la clase del día siguiente, realizados en cámara lenta, no ocultaban su desencanto por esa forma de vida, reglamentada al ritmo del reloj.
     Pese a su carácter dócil, en esas circunstancias, parecía dominado por un sentimiento de rebeldía.
     Su actitud cambiaba al sacase la túnica y alejarse de los libros, entonces, se le veía con ritmo de vértigo, arriesgado, alegre, seguro de sí mismo, creativo… libre…
     Era como si desde muy pequeño, hubiera captado y comprendido que la libertad es el principal requerimiento del espíritu humano.
     El circo lo fascinaba de una manera casi indescriptible y    petrificado en su asiento, se sentía ora trapecista, ya malabarista, o traga-fuego; el tigre, el león, el elefante, el caballo, el oso, el mono, en fin, toda el arca de Noé, le obedecía, en su fantasía, sin necesidad de látigo… entonces, sus ojos negros brillaban en su rostro cetrino, reflejando  las luces de colores.
     Imbuido de la magia del circo, luego repetía  en el fondo de la casa, los papeles desempeñados bajo la carpa del circo, y, aún de grande, sus ojos se volvían a iluminar como las luces del arco iris y en su rostro relampa-gueaba una sonrisa al recordarlo.
     Así, en plena libertad, sin tablas ni reglas gramaticales, sin horarios ni limitaciones de espacio, su fantasía volaba libérrima, aunque más no fuera por un instante.
     El canto atrajo su atención y su timbrada voz, repetía, sonoramente, “La de vestido celeste”, “Solita estaba en la arena”, “Que bonita flor”, “Taba-reeé…”, “Gurisito pelo chuzo”, que él interpretaba poseído por esos perso-najes que lo acercaban a su ansiada libertad, etérea como el pentagrama… sin peso ni dimensión…
     Como el estudio, aún el de solfeo, no entraba en sus cálculos, su experiencia musical naufragó en la orilla.
     De esa etapa, sólo le quedaron las letras de algunas canciones que yo le oí repetir, modificadas a su antojo, cambiando, por ejemplo, el vestido celeste por una prenda femenina íntima del mismo color… y así por el estilo, agregando a su repertorio otras canciones tales como “Mi pollera amarilla” de la “bomba” tucumana.
     Pese a que sus manos se mostraban torpes e inseguras frente a las “b”, las, “d” y las “p”, sin embargo, volaban hábilmente en los trabajos manuales, y así, mientras  sus manos se manchaban de tinta en el  banco de la escuela, esas mismas manos se vestían con los colores del arco iris en la clase de cerámica, dando rienda suelta a su fantasía…
     Según cuenta mi hermano, él era quien saltaba primero del auto, cuando pinchaba un neumático y desde pequeño se las ingeniaba para cambiar solo una cubierta.
     Con imaginación de inventor, no lo detenían problemas mecánicos; su vista parecía penetrar en la carcasa que cubre mecanismos, y a través de ella descubría cual era su funcionamiento. Nació así su afición por las herramientas, con las que realizaba toda clase de trabajos, no sujetos a horarios, plazos ni condiciones.
     Su destreza física lo llevó a las canchas de fútbol y de la misma manera que su imaginación volaba tras sus fantasías, su físico también volaba tras un balón con ansias de gol, atrapándolo junto al palo o descolgándolo de un ángulo.
     También allí los límites lo constriñieron.
     El hubiera querido ser, a la vez, en un mismo partido, quien evitara los goles como arquero y  también quien, como delantero, los convirtiera para su equipo.
     Como si el reloj de su mente marchara adelantado, ansiaba resultados pronto, pero como la vida está reglamentada en otro tiempo, al no coincidir los hechos con sus ilusiones, se sentía con las manos vacías, campo propicio para que, cuando alguien un día susurrara a su oído: “ya deberías haber triunfado… otros a tu edad ya lo han hecho”… decidiera, sin más, abandonar la práctica del fútbol a los 19 años.
     Luego, cuando las hojas del almanaque lo enfrentaron a las responsabilidades de la vida, la rutina lo sujetó a normas rígidas, absurdas para él, y lo hizo sentir como la locomotora, que sola, se siente libre silbando alegre al viento, pero ligada a los vagones y ceñida a su camino de hierro, arrastra tras de sí una pesada carga, haciéndola gemir en medio del vapor y el humo que van nublando su camino.
     Enriquito siempre soñó con la libertad plena, como la del ave que vuela por encima de los volcanes.
     Él intuía que por el camino de la libertad, el mismo camino por el que un día la humanidad erradicó del planeta la servidumbre y por el que luego también se extirparía la esclavitud, la humanidad lograría sacudir el yugo de la sumisión de los humildes frente a los poderosos y lograría la dignificación del hombre en el trabajo.
     Si no hubiera, decía, quienes buscaran sacudir ese yugo, la humanidad podría caer sumida, otra vez, en la esclavitud o el servilismo.
     Su peor enemigo era el péndulo del reloj que, marcando implacable el curso de un tiempo perentorio, se agota a cada instante, convirtiendo cada segundo del presente en  pasado que sólo le dejaba la amargura de su tiranía, productora de apuros, de ambiciones, de injusticias, de pretensiones y de egoísmos que avasallando al individuo, lo hacen esclavo de las cosas, en desmedro del valor de los ideales.
     En ese ambiente de falso presente, en un gesto de defensa y de rebeldía a la vez, se calzó los zapatos de buzo que, como cuando niño, hicieron lentos sus movimientos, como queriendo permanecer dueño de ese tiempo que se le fugaba a cada instante.                                       
      Para él no había otro tiempo que el tiempo eterno, aquel en que nacen, florecen y dan fruto las ideas, intangible a la prepotencia, a los juicios apresurados, a las conveniencias, a las pasiones o a los intereses manejados por el egoísmo.
     El tiempo eterno, aquel en que el viento transforma en arena las rocas del desierto, aquel en que el río labra su lecho, aquel en que la gota orada la piedra, aquel en que el mar forma la playa de arena fina, batiendo contra la roca furiosas olas, o rompiendo mansamente en la orilla.
     Empero, mientras su mente volaba en busca de nuevos horizontes de libertad, sus pies debían posarse sobre el fango de la incomprensión y de la falsedad.
     Uncido a un yugo invisible, transitaba mansamente, mientras sus ojos ostentaban el fulgor de los que tienen sueños de libertad.
     “El Manso” le llamaron sus compañeros de trabajo.
     Pero, pese a sentirse encadenado a la roca de su cuerpo, él quería volar por todos los espacios, sin límites, sin vallas ni ataduras, en busca de la vida, en busca del amor, en busca de la libertad, en busca de la eter-nidad…
     Todo su ser parecía decir, quiero viajar al azul del infinito cielo, y, surcando el firmamento, extasiarme con el titilar de las estrellas… y en la grandiosidad de los astros, dormir… dormir flotando en el espacio, liberado de la gravedad…   
     Visitar al cóndor en la cima de la montaña, y de la nieve, sentir su frío cortando mi cara, y oír el silbido del viento, y el tronar de la tormenta, y el rugir de la avalancha y, luego… escuchar de la nube que pasa, su silencio de paz… y ver el sol que asoma, transformando la blanca alfombra en agua que corre silenciosa y cristalina hacia el valle… y bañarme entonces de inmensidad…
     Y dormir… dormir mecido por la brisa…
     Vivir en el valle con sus vastas praderas, que como alfombras de esmeralda, se extienden al infinito, salpicadas de flores, y bañarme en el lecho del río… y desde la escarpada roca, zambullirme temerario una y otra vez, y sentir el agua ahogando mi respiración… y luego… tendido sobre la blanda arena, gozar de la caricia del sol en la playa desierta, y admirar el follaje de los árboles, escuchar el canto de los pájaros, ver el majestuoso volar de las aves, el ir y venir de la mariposa… y acariciar las flores… sintiendo la tersura de sus pétalos…
     Y dormir… dormir a la vera del río arrullado por el murmullo del agua que pasa cantando…     
     Quisiera llegar a lo profundo del océano… y sentir el mudo andar de los peces rondando junto al arrecife de coral y hundido en la oscura profundidad del silencio, olvidar la luz, y sentir la ausencia, allí  donde el tiempo sea eterno… 
     Y dormir… dormir acunado por el silencio…
     Ir al encuentro del amor, con el corazón  lleno de fantasía yo quisiera… y que en el cielo gris de mi alma, sólo ella brillara, rompiendo la oscuridad, y que el silencio sea el único testigo, cuando trémula me abrace… e, incrédulo, mis labios busquen sus labios… y al sentir la tierna y tibia caricia de su boca, despierte en mi el deseo de que sea mía… y que también lo pueda leer en sus ojos turbios de pasión…   
     Y… cuando venga la noche y el silencio…  temblantes y ansiosos…  acariciar sin ropaje nuestro amor…
     Así eran sus sueños…                           

Sus Desencantos

     En una oportunidad, cuando pasé un tiempo en casa de mi hermano, aprendimos a apreciarnos mutuamente; Enriquito me decía “bubuchi” por una gorra que yo usaba parecida a la del oso Yoggi y yo “Yogurcito”, pues le decía que había sido hecho con leche de descarte, lo que daba motivo a que él también me llamara, a veces, “Yogur”; esto da idea de cual era nuestro trato, siempre jovial.
     Sin embargo, la última vez que nos vimos, no lo noté tan activo como en otras circunstancias, sin embargo, mantenía su carácter alegre, dispuesto siempre a una chanza.
     La vida, igual que a mí, lo había golpeado duramente; también a él como a mí, lo había traicionado su mujer.
     Cuando, en medio de mi enfermedad, ella me abandonó con la promesa de reencontrarnos en la intimidad, yo, ¡crédulo de mí!, decía, fui a su encuentro pero en esos días nunca podía.
     Cada vez que iba le llevaba algo de lo que había dejado en casa de mis padres, una vez el tapado de piel, otra el video, otras veces otras cosas, pero ella nunca estaba dispuesta a cumplir su promesa de intimidad.
     Entonces supe que era mentira, pues cuando le llevé todas las cosas, me dijo que prefería no verme más.
     Un día que llamé a mi casa para hablar con mis hijos, cuando aún no había transcurrido mucho tiempo de mi última frustrada visita, descubrí que allí, en mi propia casa, estaba con un tipo.
     “Es un amigo que está arreglando una canilla del baño”… dijo ella…
     ¡Y lo hacía en mi cama!, así me lo contó el nene, él lo sabe y quizá lo recuerde por siempre.
     ¡En qué hogar se van a criar mis hijos!
     En las noches, yo me abrazo con los fantasmas, mientras ella  lo hace con ese tipo, en mi propia cama… decía, y lo inundaba el silencio… y la tristeza…
     Luego supe de sus últimas palabras a su madre:
     “Mientras yo me revuelco en esta cama sin poder conciliar el sueño… ella se revuelca con su macho ¡en mi casa, en mi propia cama!”   
     El pasado lo acechaba con sus fantasmas y el futuro lo espantaba con  la incertidumbre…
     Se sentía encadenado a esa roca que era su cuerpo… mientras, en sus ojos, se leía  el clamor de su alma… en busca de libertad…           
     ¡Ese soy yo! dijo una vez leyendo el siguiente fragmento:
             
     “No me hieras removiendo las cenizas de un amor que no dio llama…
     Hoy me nubla el humo oscuro del recuerdo.
     ¡Negros tizones sin luz, ni calor!     
     A mis ojos convocan lágrimas de dolor.
     Y mis manos se crispan hiriendo mi carne, sin sentido.
     ¿Por qué he de arrastrar este dolor que me corta las alas, cuando mis ojos, con ansias de cielo, buscan la ruta para volar?
     Anclas que me apegan al pasado.
     Cenizas que el viento llevó…         
     Vivir el presente yo quisiera, sin el temor del ayer, sin la zozobra del mañana, y descubrir que hay un lugar en el mundo donde caben mis ansias…     
     El lugar maravilloso de los sueños… suspendido en el tiempo y en el espacio…
     Un tiempo eterno… donde se conjugue el amor… la paz… y la libertad…”

     Quizá Enriquito pensó que cuando no tuviera  su cuerpo se sentiría libre de su dolor.
     En su fantasía, se reflejaba el signo de la muerte…
     Su alma mustia y abatida, no encontró consuelo… por eso lo de hoy…
     Almas errantes, pensé, que van por el mundo buscando a tientas donde apoyarse y el mundo les es esquivo, traicionero y efímero.
     Yo sabía que cuando huye el amor, el corazón se inunda de pena, el dolor anida como para siempre… una negra noche te envuelve de silen-cio… y los miedos desgarran el alma, que vaga triste como una sombra por los rincones…
     Y un negro pensamiento de muerte te asalta, empujándote paso a paso, hacia la tumba… que se orna con flores arrancadas al corazón.
     De sus ojos negros y profundos, parecía escaparse un lamento:

“Ahora… en mi derredor todo es silencio…
Un día acaricié el pétalo de una rosa,
sentí el perfume de madreselvas y jazmines,
y me inundó la caricia de tus manos…
     
Yo, quería ir a lo profundo del insondable mar,
y en la soledad del silencio oír tu voz…
Yo, quería ir a la cumbre nevada de la montaña,
junto al agua cristalina que corre hacia el valle…

Yo, quería llegar con mis manos al cielo
y abrazar, trémulo, la nube que pasa silenciosa…
Yo, quería vivir en el valle junto a la rosa,
y sentir en mi cuerpo el dolor de las espinas…

Hoy, evanecidas la rosa, la flor, y tus manos…
¿Qué fue del perfume de la flores?
¿Dónde está aquella rosa?     
¿Qué de las caricias de tus manos?

Ahora, aquí, en la soledad  de mi alma,
lejos el mar, la  montaña, la nube y la rosa,
de silencio de mi alma rebosa…

Yo no sé, si cuando mañana,
yazca mi cuerpo inerte,
podré, en la soledad la tumba,
convocar al silencio de la muerte.”
                 
*

      Así eran sus desencantos…