Respaldo de material de tanatología

Si te encuentras al borde del suicidio

Si te encuentras al borde del suicidio

Todos hemos nacido con capacidad para quitarnos la vida. Cada año un millón de personas escogen este camino. Incluso en las comunidades en que el quitarse la propia vida es ilegal o tabú, la gente aún se suicida.

Muchas personas piensan en el suicidio, porque les parece que no les queda otro recurso. Para ellas en este momento la muerte es su mundo y no se deberá subestimar la desesperación real, fuerte e inmediata que las lleva a pensar en el suicidio como último recurso.

No hay remedios mágicos.
Pero también es verdad que:

    * El suicidio es a menudo la solución permanente de un problema pasajero.
    * Cuando estamos deprimidos tenemos la tendencia de enfocar las cosas bajo un punto de vista muy estrecho. Con el paso de una semana o un mes, las cosas podrían cambiar completamente de aspecto.
    * La mayoría de las personas que han contemplado alguna vez el suicidio, posteriormente se alegran de estar vivas. Dicen que no querían poner fin a sus vidas – sencillamente deseaban evitar la pena.
    * El paso más importante es hablar con alguien. Las personas que están al borde del suicidio no deberán intentar arreglárselas a solas. Tienen que buscar ayuda AHORA.
    * Hablar con la familia o amigos. El solo hablar con un miembro de la familia o con un amigo o compañero puede aportar un gran alivio.
    * Hablar con un “Befriender”, que es uno que ofrece amistad. Hay personas que no pueden confiarse con la familia o amigos. Para algunas es más fácil hablar con un extraño. Por todo el mundo hay centros que ofrecen apoyo y amistad, donde se puede hablar con voluntarios que han sido entrenados para escuchar.
    * Hablar con un médico. Si una persona está pasando por un largo período de abatimiento o al borde del suicidio, es posible que él o ella sufra una depresión clínica. Este es un estado médico causado por un desequilibrio químico que generalmente puede ser tratado por un médico mediante la prescripción de medicamentos y/o unas sesiones de terapia. dime más.

El tiempo es un factor importante para progresar, pero lo que ocurra durante ese período es también importante.

Cuando una persona está al borde del suicidio, debe hablar inmediatamente de sus problemas.

Duelo por el suicidio de un ser querido

Español

    * Introducción
    * Si estás contemplando el suicidio
    * Ayuda a un amigo que se encuentra a punto del suicidio o deprimido
    * Señales de aviso del suicidio
    * Relativo a la depresión
    * Duelo por el suicidio de un ser querido

Trabaja a través del mundo con 31.000 voluntarios en más de 40 Países para prevenir los suicidios
Duelo por el suicidio de un ser querido

No existe una forma fácil de reconciliarse con la pérdida de un ser querido por suicidio. A continuación presentamos información que esperamos ayude a soportar el duelo de forma algo menos dolorosa. Existen otros recursos que pueden serle de utilidad y que encontrará en: Ayuda y apoyo.

Los centros de ayuda ofrecen apoyo emocional confidencial a las personas que están en estado de crisis.

La pérdida de alguien cercano produce un dolor y un duelo intensos. La pérdida de alguien por suicidio provoca con frecuencia distintas respuesta y emociones. El duelo tras una muerte por suicidio es prolongado. El estado de shock, el aislamiento social y el sentido de culpa son a menudo mayores y el elemento de elección plantea cuestionamientos dolorosos.

Puede experimentar alguno de los siguientes estados o todos ellos:

Intenso shock

El estado de shock e incredulidad que sigue a una muerte de este tipo puede ser muy intenso. Un aspecto habitual del dolor es recurrir a imágenes de la muerte, incluso si ésta no se presenció. El descubrimiento del cuerpo puede resultar otro acontecimiento traumático e imborrable. La vuelta una y otra vez a las aterradoras y dolorosas imágenes de la muerte y los sentimientos que provocan resulta una necesidad natural.

Uno se pregunta ¿por qué?

El duelo tras una muerte por suicidio implica con frecuencia una búsqueda prolongada de una explicación de la tragedia. Muchas personas llegan a aceptar finalmente que nunca sabrán realmente el porqué. En esta búsqueda de explicaciones, distintos miembros de la misma familia pueden tener ideas muy diferentes relativas a la razón por la que ha tenido lugar una muerte. Ello puede provocar una tensión sobre las relaciones familiares, especialmente cuando hay implicado un elemento de culpa.

Uno se pregunta ¿podría haberse evitado?

Es habitual volver una y otra vez a la pregunta de cómo podría haberse evitado la muerte y cómo podría haberse salvado al ser querido. Todo puede parecer dolorosamente obvio, cuando se mira hacia atrás. Los «¿Qué hubiera ocurrido si…?» pueden parecer interminables. Rebobinar los acontecimientos es una forma natural y necesaria de hacer frente a lo ocurrido. Hay estudios que indican que algunas personas desconsoladas por el suicidio experimentan más culpa, autoculpa y autocuestionamiento que otras, que padecen de una forma distinta.

Abandono/rechazo

Puede experimentar una sensación de rechazo. Es habitual sentirse abandonado por alguien que “elige” morir.

“Estaba disgustado porque no había acudido a nosotros para hablar. Creo que todos pasamos por una fase de ira en algún momento. Piensas: “¿Cómo pudiste hacernos esto?””.

Una hermana cuyo hermano se quitó la vida.

Miedos y sentimientos suicidas

La desesperación es una parte natural del proceso de duelo, pero tras el suicidio de un ser querido la desesperanza puede ir combinada con miedo por la propia seguridad. La identificación con alguien que se ha quitado la vida puede ser profundamente amenazadora para el propio sentimiento de seguridad. Puede sufrir más ansiedad que las personas que se desconsuelan de un modo distinto y ser más vulnerable a los sentimientos suicidas.

La atención de los medios

Una muerte por suicidio u otras causas inesperadas puede atraer el interés público. La investigación que se puede abrir por ley llama la atención sobre la persona que ha muerto y sobre los familiares y amigos cercanos. La atención de los medios puede ser muy estresante para los familiares y amigos afligidos, en especial cuando los medios cubren una muerte de forma insensible o poco precisa.

Estigma y aislamiento

Las actitudes sociales frente al suicidio están cambiando, pero aun así pueden limitar el apoyo que se encuentra disponible. El silencio de los demás puede reforzar los sentimientos de estigma, vergüenza y de “diferencia”. Si los demás se sienten avergonzados, incomodados o evasivos respecto al suicidio, uno puede llegar a sentirse intensamente aislado. Pueden negarse las oportunidades de hablar, recordar y celebrar todos los aspectos de la vida y personalidad del ser querido. Asimismo, puede sentirse la imperiosa necesidad de proteger al ser querido y a sí mismo del juicio de los demás.

Una madre que escribió sobre la muerte de su hijo señaló que no nos han enseñado nunca qué decir a alguien que ha padecido un suicidio en la familia. Comentaba su necesidad de oír lo mismo que puede decirse a alguien que ha experimentado la muerte de un ser cercano: “Siento muchísimo tu dolor, ¿hay algo que yo pueda hacer? Si necesitas hablar sobre ello, sé escuchar. Tengo un hombro sobre el que puedes llorar”.

© The Royal College of Psychiatrists (El Real Colegio de Psiquiatras) 1997 Extraído del dossier informativo sobre el duelo por el suicidio de un ser querido, de Kate Hill, Keith Hawton, Aslog Malmberg y Sue Simkin
Reproducido con la amable autorización de The Royal College of Psychiatrists

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Necesidades

Se consultó a un grupo de canadienses que experimentaba el duelo por el suicidio de un ser querido. Sentían que necesitaban ayuda y apoyo en:

    * ver el suicidio en perspectiva
    * superar los problemas familiares causados por el suicidio
    * sentirse mejor con sí mismos
    * hablar sobre el suicidio
    * obtener información objetiva sobre el suicidio y sus efectos
    * contar con un lugar seguro para expresar sus sentimientos
    * entender y superar las reacciones de otras personas frente al suicidio
    * obtener consejos sobre cuestiones prácticas/sociales

© The Royal College of Psychiatrists (El Real Colegio de Psiquiatras) 1997 Extraído del dossier informativo sobre el duelo por el suicidio de un ser querido, de Kate Hill, Keith Hawton, Aslog Malmberg y Sue Simkin
Reproducido con la amable autorización de The Royal College of Psychiatrists (El Real Colego de Psiquiatras).
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Duelo por el suicidio de un ser querido

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Ayuda y apoyo

¿Cuándo es el momento de obtener ayuda?

La pena es dolorosa y agotadora. No resulta siempre fácil decir cuándo puede haber llegado la hora de pedir ayuda. Puede elegir buscar ayuda si:

    * continúa sintiéndose paralizado y vacío unos meses después de la muerte del ser querido
    * no puede dormir o sufre pesadillas
    * siente que no puede soportar los sentimientos intensos o sensaciones físicas como el agotamiento, la confusión, la ansiedad o pánico y la tensión crónica
    * se siente abrumado por los pensamientos y sentimientos que le han sobrevenido a causa de la muerte de un ser querido, como pueden ser la ira, el sentimiento de culpa o de rechazo
    * siente la necesidad de compartir su dolor pero no tiene a nadie con quién hacerlo
    * se mantiene constantemente activo para no sentir (por ej. trabajando todo el tiempo)
    * constata que ha estado bebiendo o tomando drogas de forma excesiva
    * constata que se está preocupando o está pensando sobre el suicidio usted mismo
    * tiene miedo porque las personas que le rodean son vulnerables y no pueden hacer nada frente a su dolor

Algunas fuentes de apoyo y el modo en que pueden ayudarle:
Grupos de autoayuda

Éstos permiten el encuentro con otras personas para compartir sentimientos y experiencias, lo que puede aportarle consuelo..

Médicos locales

    * pueden escuchar, hablar y ofrecer apoyo emocional
    * pueden ayudarle respecto a problemas como el insomnio, la ansiedad o la depresión
    * pueden aconsejarle sobre otras fuentes de ayuda

El apoyo variará en función del médico. No siempre es posible hablar sobre lo que ha ocurrido en una visita corta. Podría escribir al médico antes de la visita para tomarse el tiempo suficiente.

Asesoramiento

    * ofrece más tiempo para hablar sobre las cosas o un apoyo a más largo plazo
    * no le fuerza a hurgar en el pasado, sino que por lo contrario le ofrece ayuda en la crisis emocional y los cambios vitales a los que pueda estar haciendo frente
    * puede suponer un alivio pues le permite hablar con un desconocido en un entorno seguro

Religión

    * puede ser una fuente de fuerza y apoyo si tiene creencias religiosas
    * los representantes religiosos locales pueden constituir una inestimable fuente de apoyo

Centros de ayuda

    * ofrecen un apoyo confidencial a quienquiera que se encuentre afligido o desesperado y que pueda estar experimentando sentimientos suicidas. Para encontrar una línea de ayuda telefónica, haga clic aquí.

Organizaciones especialistas en el duelo por el suicidio de un ser querido

Los siguientes enlaces corresponden a algunas organizaciones especialistas en el duelo:

sociación Internacional para la Prevención del Suicidio
www.med.uio.no/iasp/english/cs.html

Asociación Americana de Suicidología
www.suicidology.org/displaycommon.cfm?an=6

Asociación Canadiense para la Prevención del Suicidio
www.casp-acps.ca

El suicidio adolescente

El suicidio adolescente
Saturday, April 16 2005 @ 12:48 AM ART
Autor: labrys
http://www.labrys.com.ar/index.php?topic=MundoPsiííhttp://www.labrys.com.ar/index.php?topic=MundoPsi
Los diferentes estudios que se vienen realizando sobre el suicidio tienen distintas valoraciones: religiosas, culturales, sociológicas, psiquiátricas. Tomando las distintas religiones podemos comenzar en occidente por el cristianismo, quien condenó al suicidio desde sus orígenes. El Corán lo censura severamente. El Talmud enfatiza el carácter sagrado de la vida y condena al suicidio como pecado.

Durante la edad media, en lo que luego se constituiría como Europa, la legislación de algunos reinos ordenaban la mutilación del cadáver del suicida y la confiscación de la propiedad.

Los Brahamanes en la India, honraban a las personas que voluntariamente se liberaban de su cuerpo. Los griegos permitían el suicidio de criminales y convictos. El filósofo Sócrates , condenado a beber cicuta, es el caso más conocido de ese tiempo.

En Japón el ?Seppuku?- conocido como Harakiri- fue practicado como rito ceremonial. Eran los nobles quienes tenían el privilegio de castigarse asi mismos y también se utilizaban para eludir la humillación del fracaso; mostraban también así su fidelidad a un amo o emperador fallecido.

Durante la Segunda Guerra Mundial se adoctrinaba a los soldados japoneses como ?banzai? (cargas suicidas) y como ?Kamikase? (pilotos suicidas) para defender el imperio. Desde la literatura fue Dostoievsky quien en palabras de sus personajes, reflexionaba acerca del suicidio, pero es Camus- en su ensayo filosófico ?El mito de Sísifo? ? en Lo absurdo y el suicidio, que escribe: ? No hay más que un problema filosófico verdaderamente serio: el suicidio. Juzgar que la vida vale o no la pena de que se la viva es responder a la pregunta fundamental de la filosofía. Las demás , si el mundo tiene tres dimensiones, si el espíritu tiene nueve o doce categorías, vienen a continuación?. Este libro Camus lo escribe durante la ocupación nazi en Francia., aclara en el prólogo: ?Las siguientes páginas tratan de una sensibilidad absurda que puede encontrase dispersa en el siglo y no de una filosofía absurda que nuestra época, hablando propiamente no ha conocido?. (1)

En el siglo XIX, Emile Durkheim, fue el primero en analizar las cifras del suicidio europeo. El suicidio era más frecuente en las ciudades que en las áreas rurales; la incidencia del suicidio era mayor sobre los solteros y los divorciados que sobre los individuos casados. Era más alto el suicidio en hombres que en mujeres, más entre los ricos que entre los pobres y entre los protestantes que en los católicos. Para explicar estos datos estadísticos, tomados en la segunda mitad del siglo XIX, Durkheim dividía los suicidos en tres categorías:

1)El suicidio egoísta, era la resultante de la falta de integración del individuo a la sociedad; personas sin lazos familiares estrechos y con falta de relaciones interpersonales. La religión protestante favorecía menos la cohesión que la católica, las comunidades rurales gozaban de un grado superior de integración que las urbanas. La integración familiar o la ausencia de la misma podía utilizarse para explicar porque los individuos solteros resultaban más vulnerables al suicidio que las casadas.

2)El suicidio Altruista, describía la excesiva integración en un grupo, siendo el suicidio la consecuencia de tal integración. Durkheim daba como ejemplo ciertas clases de la sociedad japonesa y en el tipo de integración que rige en el seno de un grupo militar, susceptible en su caso de requerir de un individuo el sacrificio de su vida. Dispone su vida en obediencia a la costumbre de ese grupo. En ciertos casos el suicido se considera obligatorio u honorable.

3)El suicidio anómico, resulta del fracaso de las normas sociales en la regulación de la vida del individuo. Son muy corrientes en épocas de crisis, no solamente por la pobreza, sino por el estado de anomia (falta de normas) La dimensión social que iniciaba Durkheim , con sus estudios tenía en cuenta el desarrollo industrial y científico, en el siglo XIX, y que la familia, el Estado y la Iglesia habían dejado de ser las fuerzas de integración social que fueron en otro tiempo y tal vez el individuo, la gente no había encontrado nada que viniera a suplantarla. Esta dimensión social nos llevaría a la dimensión de la existencia.

Freud, no se ocupó explícitamente del suicidio. Su primera mención escrita aparece en ?Psicopatología de la vida cotidiana? (1901) donde habla del suicidio como una forma de castigo que el individuo se impone a sí mismo. En 1916 Freud, escribe en ? Duelo y melancolía?, que el odio dirigido contra uno mismo, manifestado en la depresión, procedía de una hostilidad contra un objeto de amor tornada por el individuo contra sí mismo. En la melancolía el Yo se trata a sí mismo como el objeto perdido y dirige en contra suyo la misma hostilidad que desearía dirigir contra el otro. Para Freud los suicidios van precedidos de un deseo reprimido de matar.

En 1938, K Menninger (psiquiatra) clasificó al suicidio en a) ?los suicidios crónicos?, que comprenden: : el ascetismo y el martirologio, el invalidismo neurótico, la adicción alcohólica, la conducta antisocial y la psicosis. b) ?los suicidios parciales?, enumera: las automutilaciones, la simulación de la enfermedad, los accidentes intencionales.

Comienza en estas clasificaciones a estudiarse el perfil del suicida, en los países anglosajones. Estos estudios permitieron determinar: edad, sexo, estado civil, religión, nacionalidad, raza y ocupación, modos de suicidio, causas. También se tiene como datos confirmados que se suicidan más hombres que mujeres y correlacionaban la edad avanzada, y la viudez.

Se tomaron en cuenta datos sobre la residencia en grandes ciudades, historia de un hogar roto en la infancia, desorden mental.

Empezaron a tenerse en cuenta criterios comparativos sobre ?modos de suicidio? entre Inglaterra y Estados Unidos. Aparecieron los primeros datos, ya que en USA, las armas de fuego son más accesibles. Otras formas de quitarse la vida era el gas (monóxido de carbono), envenenamiento por narcóticos y píldoras somníferas, ahorcamiento y asfixia por inmersion. Ninguna teoría alcanza a explicar acabadamente el suicidio. Achille- Delmas afirma que los suicidas pertenecen a dos grandes tipos de personalidad: los ciclotímicos y los hiperemotivos. Los primeros son personas melancólicas, angustiadas, depresivas, irritables, inquietas, inseguras. Los segundos se caracterizan por reaccionar desproporcionadamente frente a situaciones conflictivas. Este autor afirma que los suicidios son en un 90% ciclotímicos y en un 10% hiperemotivos. Estudios psicoanalíticos permiten hoy trazar un perfil psicológico del suicida como de las condiciones que lo predisponen.(2)

Nazim Yampei ha planteado la presencia de alguno de los siguientes requisitos en el suicida: 1- un Yo empobrecido, con mecanismos de defensa rígidos. Un Yo con riesgo de desorganizarse, ante cualquier stress.

2- Un Superyo inexorable y sádico, constituido sobre una figura que odia y somete de un modo cruel.
3- La vigencia de fuertes impulsos agresivos, consecuencia de conflictos infantiles no resueltos.
4- Ideas y fantasías de muerte.
5- Comportamientos crónicos de carácter destructivo: drogadicción, perversiones, psicopatías.
6- Relaciones simbióticas o de intensa dependencia, con dificultad para soportar separaciones o pérdidas.
7- Rigidez en el manejo de la ansiedad, la rabia o la culpa.

Volviendo a otros estudios de investigación que se realizaron en EEUUU, es difícil la predicción del suicidio porque no es en si mismo, una enfermedad curable o no curable, define George E. Murphy : ?Lo que define la evolución final del cuadro es la patología de base, que determina la conducta suicida. La circunstancias del contexto y la celeridad y eficacia del equipo tratante?. (3)

En Latinoamérica no tenemos estudios sobre suicidio: Los datos que hemos mencionados (como muchas de las teorías) pertenecen a la esfera del primer mundo. Solo hay datos esparcidos y con la confirmación que han ido en aumento en estas dos últimas décadas.

La epidemiología es la disciplina que nos permite conocer la aparición de las enfermedades, en un tiempo y espacio. La epidemiología en salud mental, hoy están arrojando algunas estadísticas sobre el tema que nos convoca. Uno de los primeros acercamientos al tema son las cifras de suicidados en los veteranos de guerra., los ex combatientes en las Islas Malvinas. Sobre 650 muertos que hubo en el conflicto, hasta la fecha van llegando a 400 los suicidados. ¿Los motivos? Variados. La falta de continuidad del programa de salud que realice el seguimiento del tratamiento, de incorporación en la sociedad civil a través del trabajo, de contención emocional.

En la década del `90 las tasas de mortalidad adolescente de 15 a 19 años crecieron. Fueron registradas por suicidios y por agresiones como homicidios, heridas de armas de fuego y blancas. En 1991 se registraron 30 de cada cien mil. En el 2000 fueron 64 sobre cien mil los casos de suicidio. Las muertes por agresiones de causas externas aumentaron un 60%. Por la década del 90, eran 1000 de cada cien mil adolescentes (15- 19 años) y en el 2000 estaban en 163. La psiquiatra Edith Serfaty en el artículo ?Los números del suicidio? dice : ?La agresividad, violencia y el suicidio pueden ser distintas facetas de un aspecto: la disconformidad, la depresión, la sensación de desesperanza, la infelicidad. Inclusive, desde el punto de vista biológico las conductas agresivas (ya sea hacia uno mismo o hacia los demás) tienen un sustratum de disfunción neuroquímica cerebral en común. La irritabilidad, la hostilidad, la agresividad ocurren cuando los sentimientos son negativos, depresivos, de insatisfacción. Las personas felices, en general, no son agresivas ni atentan la vida propia ni ajena?.

Así como no hay una teoría única sobre el suicidio, tampoco hay formulas absolutas para la intervención si se quiere trabajar con criterios preventivos.

La experiencia que puede obtener en el 2004 fue:

1) sobre la situación en Chamical- La Rioja, con 8 suicidios en dos meses. La edad iba entre los 16 y 21 años. Todos varones, con estudios primarios y completando sus estudios secundarios. La muerte de todos ellos fue por horca.

Conversando con docentes, con los integrantes del equipo de salud de la zona, comprobamos que de los ocho, cinco habían dado indicadores con ?intentos de suicidios?. Habían tenido alguna atención por la guardia del hospital. Habían dado ?señales? . Estos datos son fundamentales como para empezar a generar lo que conocemos como ?red?; pero primero tiene que estar ubicado, reconocido o aceptado el problema.

Por eso no existen datos fidedignos sobre el suicidio. En su mayoría son registrados como ?accidentes?. De los casos que se conocen en Buenos Aires, muchos de ellos son por armas de fuego, que hay en los hogares. Existe un índice muy alto de gente armada en el país. El otro dato muy alto que tenemos en las guardias de salud mental es el ingreso por intoxicación de psicofármacos. La mayoría de las veces esos fármacos no los toma el adolescente, los consumen los padres. Argentina es el primer consumidor en psicofármacos de Iberoamérica.

2) En un Congreso sobre suicidio en la Facultad de Psicología-UBA, señalan que Malvinas Argentinas, municipio del Gran Buenos Aires, tiene uno de los índices más altos en suicidios adolescentes. En las escuelas los docentes no son capacitados, para que puedan dar respuestas integrales a las nuevas problemáticas de violencia. Falta integrar las áreas de educación, salud y los juzgados de menores. Pero sí los docentes están sosteniendo y conteniendo desde lo asistencial toda la violencia social.

Las cifras actuales sobre el 47% de la población argentina bajo la línea de pobreza, la desocupación de los padres, la falta de un PROYECTO DE VIDA, son algunas de las variables a tener en cuenta en este amplio diagnóstico. Los medios de comunicación, especialmente la televisión, no han tocado estos temas. Solo lo hizo la prensa escrita con investigaciones esporádicas, pero que van dando un mapa de cómo aparece esta endemia silenciosa en todo el país.

Lic. Carlos Liendro

Referencias:
(1) El mito de Sísifo. Albert Camus
(2) El valor de la vida. Sobre suicidios e intentos de suicidio Antonio Alberto Mendez. Revista Psicologías en Bs As (año2 n 19)
(3) George E Murphy. Amer Jour of psychotherapy. Why is it so difficult the prediction of siuicide?

labrys.com.ar

Es un grave problema el suicidio de menores

Es un grave problema el suicidio de menores

* De cada 100 niños, 15 tienen tendencia o ideas suicidas

En México, el suicidio infantil es un grave problema pero el subregistro no ha permitido mostrar su magnitud, pues la mayoría se definen como intoxicaciones o percances automovilísticos, además de que los padres, las instituciones y la sociedad no quieren ver esa realidad.

Así lo afirmó José Luis Vázquez Ramírez, especialista del Hospital de Psiquiatría “San Fernando”, del IMSS, e indicó que por cada 100 niños de entre ocho y diez años, 15 tienen tendencia o ideas suicidas, y de ellos, 5 por ciento logran su cometido.

Por otra parte, comentó que el 80 por ciento de los menores que intenta o logran suicidarse lo anuncian verbalmente o por escrito días o meses antes, por lo que es importante atender sus reclamos y no pensar que se trata sólo de chantajear o de llamar la atención.

Como medida preventiva, el experto del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) recomendó, en un comunicado de prensa, que los padres convivan y jueguen con sus hijos, nunca perder la comunicación y siempre demostrarles su amor.

El especialista refirió que en las consultas en psiquiatría o en las cartas de despedida se ha detectado que las principales causas por las que un pequeño pierde el deseo de seguir viviendo son: el maltrato físico, verbal o emocional, el abuso sexual, la desintegración familiar y las exigencias o fracasos escolares.

Vázquez Ramírez anotó que actualmente este sector llega a tener un falso concepto del valor de la vida, ya que en libros, televisión y cine, la muerte está vista como algo cotidiano y simple, e incluso en los juegos electrónicos es tratada como algo intrascendente, ya que se puede volver a vivir, únicamente apretando un botón.

Por otra parte, informó que los niños, menores de ocho años, también intentan quitarse la vida, aunque en menor proporción, ya que únicamente representan el 5 por ciento del total y sólo 1 por ciento de éstos lo logra.

En general, dijo, estos pequeños no tienen definido el concepto de la muerte, lo hacen por curiosidad o pensando que morir es algo pasajero, ya que lo vieron en alguna película, “piensan que es como dormirse y que así les darán una lección a sus padres”

El galeno explicó que la manera en que los menores de ocho años intentan suicidarse es: aventándose desde las alturas; más de ocho años tratan de morirse ingiriendo raticidas (veneno) o productos de limpieza, lanzándose ante un vehículo en movimiento o a las vías del Metro; en tanto que los de mayor edad (10 años en adelante) con el uso de armas, como cuchillo o pistola.

Entre las niñas, lo más frecuente es que recurran al ahorcamiento y a la ingesta de pastillas, así como lanzarse desde puentes peatonales o dejándose atropellar.

Empero, alertó que el 70 por ciento de los niños suicidas son niños y el 30 por ciento restante niñas; “esto se debe a que el varón tiende a ser más agresivo y quizá por ello lleve a cabo sus ideas de privarse de la vida”.

Fuente: Notimex

Zarina Moderador  Enviando en: sábado, 30 de agosto, 2003 – 10:21 pm

OCHO PUNTOS DE LA DEPRESIÓN QUE ORIGINAN EL SUICIDIO

1 La depresión es una enfermedad severa, pero estable.

La depresión es más que una baja temporal de estado de ánimo.

Los síntomas de la depresión afectan pensamientos, sentimientos y comportamiento.

Sin tratamiento adecuado los síntomas pueden durar meses, años o toda la vida.

2 La depresión se presenta en formas diferentes.

Algunos episodios depresivos ocurren en forma repentina, sin causa aparente.

Algunos son desencadenados por experiencias desagradables.

Determinadas personas tienen un episodio en su vida y otras tienen episodios recurrentes.

Los síntomas son tan severos que afectan la vida diaria del paciente.

Otros tienen síntomas crónicos que no interfieren con su vida, pero si con su estado de ánimo.

Algunas personas tienen alteración bipolar (enfermedad maniaco depresiva), experimentan ciclos de baja del estado de ánimo y ciclos de elevación del estado de ánimo.

3 Algunos síntomas de la depresión incluyen:

Tristeza persistente, pérdida del interés o placer por las actividades ordinarias incluyendo el sexo.

Disminución de la energía, fatiga, alteraciones del sueño (insomnio, despertares tempranos, somnolencia), alteraciones del apetito (pérdida de éste y peso o ganancia de peso), dificultad para concentrarse, sentimientos de culpa y de infelicidad, pensamientos suicidas, intento de suicidio, irritabilidad, llanto excesivo, dolores crónicos y dolores que no responden al tratamiento.

4 Algunos no reconocen su enfermedad.

Dos tercios de los pacientes deprimidos no tienen un tratamiento apropiado porque sus síntomas nos son reconocidos, son atribuidos a otra enfermedad, son mal diagnosticados y erróneamente tratados.

5 La mayoría de la gente puede ser ayudada rápidamente

Con los tratamientos disponibles, el 80 % de los pacientes con depresión pueden mejorar significativamente; los síntomas pueden ser aliviados usualmente en semanas. existe medicación efectiva y tratamientos psicológicos que frecuentemente son usados en combinación.

Varios tipos de medicación están disponibles y ninguno de ellos provoca hábito.

Algunos pacientes necesitan psicoterapia (terapia hablada) para tratar sus problemas psicológicos o interpersonales asociados con su enfermedad.

Otros tratamientos biológicos pueden ser de ayuda, por ejemplo el tratamiento electroconvulsivo, etc.

Los individuos responden de manera diferente al tratamiento, si después de varias semanas los síntomas no han mejorado, el plan de tratamiento debe ser re-evaluado.

6 El costo de la depresión puede ser reducido.

Cuando se diagnostica tempranamente en el curso de la enfermedad, los pacientes deprimidos usualmente pueden ser tratados como pacientes externos y mejorar su productividad, evitando la pérdida de horas de trabajo y reduciendo los altos costos por tratamiento prolongado, hospitalización y tratamiento por otras alteraciones físicas mentales resultantes de la depresión no tratada.

7 La ayuda puede ser recibida de:

* Médicos generales.

* Psiquiatras.

* Psicólogos.

* Sociedades médicas.

* Centros de salud mental.

* Hospitales psiquiátricos.

* Grupos de apoyo.

8 Los pacientes deprimidos pueden necesitar ayuda para “conseguir ayuda”

Es muy natural que los pacientes deprimidos puedan interferir con las personas que desean ayudarlos, la depresión hace a las personas sentirse cansadas, inútiles indefensos, sin esperanza, por lo tanto:

* La gente deprimida severamente necesita el apoyo de su familia y amigos para aceptar su enfermedad y acudir al médico.

* No ignorar los pensamientos suicidas, palabras o actos; buscar ayuda profesional inmediatamente.

Factores de riesgo suicida en el anciano

El suicidio ha constituido desde siempre uno de los grandes enigmas de la humanidad, planteando cuestiones filosóficas, sociales, psicológicas, religiosas y morales. Es un tema que ha deambulado entre las insuficientes explicaciones de la medicina y del psicoanálisis, que ha sido escrutado incesantemente por la literatura y los medios audiovisuales, analizado por la ética y la teología y constituye hoy un problema sanitario de proyección mundial.

El suicidio tiene cualidades pluridimensionales y una etiopatogenia multifactorial, por ello, en la consumación del acto suicida, se deben considerar factores genéticos- neurobiológicos- psicopatológicos- de interacción familiar- de stress psicosocial.

Es decir, que es una acción multideterminada por diversos factores intervinientes que, al conjugarse, se potencian.

Además de su rica patoplastia, los fenómenos suicidas están sometidos a una indudable influencia transcultural, por ello cualquier intento de ordenamiento de estos fenómenos nace con un carácter precario y explica la inestabilidad nosológica del suicidio. Hace un tiempo, en una clásica, Stengel consideró al suicidio como un acto deliberado de autoperjuicio en el cual la persona que lo concreta no puede estar segura de sobrevivir. Hoy, la línea de demarcación entre el que se suicida, el que piensa en ello y otras conductas de riesgo o de autoagresión que han dado en llamarse “equivalentes” o parasuicidios, tiende a esfumarse.

Surgido el concepto de “proceso suicida”, en un intento de abarcar todo ello, algunos autores acuñaron el término “suicidalidad”, para designar al potencial de todas las fuerzas y funciones psíquicas tendientes a la autodestrucción.

En el tratamiento de este tema es importante destacar que los datos estadísticos siempre constituyen estimadores bajos de la incidencia verdadera, ya que por diversas razones psicosociales, muchos comportamientos suicidas no se reconocen como tales.

Aunque todos los estudios epidemiológicos coinciden en que los ancianos tienen la tasa más elevada de suicidio, no son excesivos los trabajos de investigación dedicados al estudio de esta temática. Desde ya son mucho mayores los que han investigado el suicidio de los jóvenes y adolescentes. Cuando un joven concreta el suicidio representa un hecho dramático, con un gran impacto familiar y social. Por el contrario, el suicidio de un anciano suele ser asumido como algo existencialmente justificado, atribuyéndolo a una decisión libre, racional o existencial, consecuencia lógica de la edad, la soledad y el hastío de vivir. Estos son prejuicios que deben ser desterrados definitivamente, no solo porque el suicidio del anciano es, en muchas ocasiones, tan o más evitable que el de los jóvenes, sino además porque el dramático acto de matarse a sí mismo es prematuro a cualquier edad, constituyendo una pérdida de talento, experiencia y recursos que ninguna sociedad civilizada debe aceptar.

LA CONDUCTA SUICIDA EN LOS ANCIANOS

Este grupo de edad constituye la parcela social en la cual la conducta suicida alcanza con más frecuencia su expresión más grave: la consumación.

Los estudios epidemiológicos ponen de manifiesto un incremento progresivo de la tasa de suicidio con la edad en los varones. Así, la tasa de suicidio de los varones mayores de 70 años es de 2 a 5 veces superior a la de los adolescentes de 15 años. En las mujeres también se constata un incremento de la tasa de suicidio con la edad, pero el pico se produce alrededor de los 55 años, disminuyendo levemente en las décadas siguientes. Estas tendencias se repiten en diferentes países, lo que cambia entre ellos es únicamente las tasas más o menos altas de suicidio.

En nuestro país (Argentina), para el grupo comprendido entre los 65 y 74 años, la tasa de mortalidad por suicidio cada 100.000 habitantes es del 19,2 %, según datos de la Organización Panamericana de la Salud de 1992 (Tabla).

En la etiología multifactorial de la conducta suicida del anciano suelen desempeñar roles coprotagónicos, la soledad, el aislamiento, la enfermedad somática y la depresión. El perfil más probable del anciano suicida estaría representado por un hombre con antecedentes de un primer episodio depresivo después de los 40 años, que vive solo, con historia familiar de depresión o alcoholismo y que ha padecido una pérdida reciente.

El propósito de morir en el anciano suele caracterizarse por su firme convicción y por la utilización de métodos eficaces para concretar sus intenciones. Es una conducta suicida activa, no pocas veces reflexiva y premeditada. Por ello el porcentaje de suicidios intentados /suicidios consumados, es para el anciano de 2 a 1, mientras entre los adultos jóvenes es de 7 a 1.

Las tentativas son menos frecuentes en las Instituciones que en el domicilio particular o en las casas de familia. Se debe tener en cuenta si el ingreso a la Institución fue voluntario o se produjo en forma compulsiva, considerando seriamente la sensación de desarraigo y el sobre esfuerzo de adaptación que implica la institucionalización para este tipo de pacientes.

Los métodos más frecuentemente utilizados por el hombre son las armas de fuego, el ahorcamiento y el salto al vacío. Las mujeres prefieren el envenenamiento o la sobredosis de droga. Un método creciente en los últimos años en las grandes urbes, para las ancianas, es la precipitación y la utilización de armas de fuego. En general, en el suicidio consumado, con el aumento de la edad se incrementa la proporción de métodos categóricos y violentos. Esto podría fundamentarse en la mayor presencia de síntomas psicóticos en la depresión con la edad.

Otro mito muy difundido es pensar que los ancianos comunican menos frecuentemente sus intenciones suicidas que los jóvenes. Se debe estar muy atento a los “avisos presuicidas”, sin la expectativa de que éstos sean claros y directos. Las “comunicaciones indirectas” de los deseos de concretar suicidio pueden estar manifestadas por la necesidad de poner los asuntos familiares en orden o el interés por despedirse de amigos o familiares con los cuales hace tiempo que no se ve. No es infrecuente “la despedida” al médico de cabecera, en forma de reconocimiento y gratitud, en la última consulta previa al intento.

Un interesante estudio de Cattel y Jolley (1995) señala que sólo un 14% de los ancianos que consumaron suicidio recibían atención psiquiátrica, mientras un 43% habían estado en contacto con sus médicos generales en el mes previo. Este bajo porcentaje de ancianos suicidas con asistencia psiquiátrica especializada también podría influir en el bajo porcentaje que se les acredita en comunicar su intención de suicidarse.

Todas estas características afirman la gravedad de la conducta suicida en este grupo de edad, que casi siempre traduce una clara intencionalidad de morir y no, como en otros grupos, la intención de valerse de la categoría de la muerte para negociar con el entorno. Por ello, los intentos suicidas en los adultos mayores pueden considerarse suicidios frustrados y su perfil se parece notablemente al de los ancianos que consuman el suicidio en la misma medida en que se diferencia de los intentos que realizan las personas menores de 60 años.

En contraposición a esta conducta suicida activa y categórica, el anciano, también con mayor frecuencia que otros grupos de edad, suele presentar “conductas suicidas encubiertas”, lentas y silenciosas, consistentes en el abandono progresivo, el rechazo de la alimentación y de toda medicación o tratamiento médico. Estas conductas de abandono suelen terminar en la muerte -suicidio pasivo- y dadas las circunstancias de soledad y aislamiento que las acompañan, pueden influir en cierta infraestimación de las muertes por suicidio en este grupo de edad.

INTERACCIÓN DE LOS FACTORES DE RIESGO

En la etiología multifactorial de la conducta suicida en este grupo de edad, los principales elementos a considerar en el riesgo de suicidio están constituidos por:

-factores psicosociales

-enfermedades psiquiátricas

-enfermedades somáticas crónicas

Estos factores se potencian por su frecuente interacción. El sexo masculino, los antecedentes familiares de suicidio y la existencia de intentos anteriores en el mismo paciente, ensombrecen el pronóstico.

Factores psicosociales

La elevada prevalencia de síndromes depresivos en edades avanzadas se produce con marcada presencia de las depresiones endosituativas, en la que los factores psicosociales desempeñan un rol fundamental. Entre estos factores se incluyen:

-situación de soledad y aislamiento afectivo

-imposibilidad real de reponer el objeto perdido: muerte de familiares y amigos,

-jubilación, deterioro económico y pérdida de status y roles

-carencia de soporte familiar, institucional o social

-impacto psicológico de los trastornos somáticos invalidantes

El sentimiento de abandono, la sensación de vacío, la desesperación ante el desmoronamiento orgánico y la autopercepción de ser una persona inútil, sin proyectos, genera lo que algunos sociólogos han dado en llamar “vergüenza social”. Esto conlleva a que la importancia de los factores psicosociales en la depresión y el suicidio del anciano sea considerablemente más determinante que en los sujetos de menor edad.

El progresivo deterioro de la calidad de vida con la ausencia de planes concretos de apoyo económico y social, determina que la mayor parte de los ancianos viva con recursos catalogados como de pobreza y con frecuencia no pueden afrontar una atención médica apropiada, como consecuencia de un sistema previsional deficiente y poco equitativo.

William Blake decía: la vejez debe ser una manera digna de llegar al palacio de la sabiduría por el camino de la experiencia. La dramática vigencia de los factores sociales alejan al anciano de esta poética definición y lo enfrentan con la culpa, la incertidumbre y la vergüenza, sintiendo a veces que sólo se redime con la muerte.

Enfermedades psiquiátricas

Depresión: Varios estudios indican que el diagnóstico predominante en los suicidios consumados en personas mayores de 60 años ha sido la depresión psicótica, en cambio, para las edades entre los 40 y 60 años, predomina el alcoholismo y para las personas menores de 40 años las psicosis esquizofrénicas.

Utilizando el método de la autopsia psicológica se ha encontrado la presencia de depresión mayor en aproximadamente el 70% de las historias examinadas.

Un dato interesante es que más del 50% de los ancianos suicidas padecen un trastorno depresivo mayor por primera vez, siendo menos frecuentes los otros trastornos afectivos de inicio más precoz: depresiones recurrentes- trastorno bipolar- trastorno distímico (Gráfico). Por ello muchos ancianos suicidas carecen de antecedentes psiquiátricos, lo cual conjuntamente a las peculiares características de la depresión en este grupo de edad con predominio de la ansiedad, de las preocupaciones hipocondríacas y de la quejas somáticas, suelen dificultar un diagnóstico y tratamiento correctos.

Las consecuencias de una depresión no reconocida ni tratada adecuadamente en el adulto mayor, suele determinar: estancias hospitalarias más prolongadas, aumento del gasto en salud, rechazo al tratamiento, sufrimiento personal y familiar y una morbilidad y mortalidad mayor a causa, tanto de enfermedad médica, como del mayor riesgo del suicidio.

En la clínica de la depresión senil es importante considerar que este cuadro suele presentarse en forma atípica, otorgándole las quejas somáticas con matices hipocondríacos un carácter de depresión enmascarada, a las cuales se suman la pérdida de interés, los trastornos conductales, la inquietud o agitación, ideas delirantes persecutorias y síntomas cognitivos. La mencionada ideación hipocondríaca, está presente en alrededor de un 60 % de las depresiones de la senectud y es un factor de riesgo suicida. Asimismo, la frecuente asociación de estos trastornos depresivos con enfermedades somáticas hace imperioso discriminar si la depresión es primaria o secundaria a estas enfermedades físicas o a la habitual polimedicación que este tipo de pacientes suele recibir para el tratamiento de su patología de base.

Psicosis: Los ancianos pueden, ocasionalmente, padecer cuadros psicóticos de evolución tardía. Estas psicosis evolutivas presentan potencialidad suicida cuando las ideas de muerte aparecen relacionadas con sus producciones delirantes o con alucinaciones auditivo-verbales de contenido tanático. La potencialidad suicida de estas psicosis crece considerablemente combinada con el alcoholismo en los adultos mayores. Un momento de especial cuidado es el de la externación, en donde el paciente, mejorado de su sintomatología psicótica, adquiere una noción sombría en relación a su futuro inmediato.

Aunque de aparición esporádica y dentro del grupo de las psicosis tardías (luego de los 45 años) se debe mencionar el Trastorno delirante tipo somático (D.S.M.IV- F.22-0) constituido por ideas delirantes de contenido hipocondríaco a mecanismo interpretativo, bien sistematizadas, no alucinatorias, de evolución crónica e insidiosa, con quejas y humor sombrío y que se desarrolla sobre una personalidad psicopática paranoide o caracteropatía paranoica. Suele tener muy mala respuesta a la medicación y la ideación suicida se acrecienta cuando el paciente interpreta que los médicos no le dan respuesta a sus padecimientos.

Enfermedades somáticas crónicas

La existencia de las enfermedades orgánicas, sobre todo si son de curso crónico e incapacitantes, en los ancianos que consuman suicidio es muy elevada. Estudios recientes (Cattell y Jolley- 1996) encuentran que hasta un 65% de los ancianos americanos que concretaron suicidio padecían alguna patología orgánica.

Porcentajes similares habían obtenido Chynoweth y col. en Australia (1980) y algo menores Whitlock (1986) en Inglaterra y Gales.

Como la prevalencia de enfermedad física se incrementa con la edad, la presencia de enfermedad orgánica es significativamente mayor en los ancianos suicidas que en los suicidios consumados de otros grupos etáreos. Sin embargo el factor desencadenante en la aparición de la conducta suicida no es la enfermedad orgánica en sí, sino la existencia de un trastorno depresivo concomitante.

Las enfermedades somáticas pueden contribuir al riesgo suicida en la tercera edad a través de varios mecanismos:

-Pueden precipitar o exacerbar los cuadros depresivos, ya que la depresión en los enfermos orgánicos se correlaciona con la influencia fisiológica de la enfermedad sobre el estado de ánimo, la acción de los tratamientos médicos realizados y las limitaciones psicosociales derivadas de la misma enfermedad.

-Ciertas enfermedades orgánicas pueden cursar con trastornos tipo Delirium, caracterizado por perturbaciones sensoperceptivas, deterioro cognitivo y alteraciones del humor que pueden facilitar un acto suicida.

-Otros factores como el alcoholismo y las alteraciones neurológicas, que inciden sobre la capacidad judicativa y la impulsividad, pueden también contribuir a la conducta suicida.

Cáncer: Los pacientes oncológicos constituyen la muestra típica en la cual la mayor dificultad reside en realizar el diagnóstico correcto de la enfermedad depresiva y distinguirla de los síntomas secundarios a la enfermedad somática o a los tratamientos instituidos. Estos pacientes, en estadío avanzado o terminal, suelen sentirse hipobúlicos, extenuados, incluso hipoafectivos, pero no por ello han perdido el sentido de la vida o presentan la sintomatología propia de la enfermedad depresiva. Por el contrario, suelen conservar su deseo de vivir y sólo anhelan mejorar su calidad de vida.

El riesgo de suicidio parece ser más elevado inmediatamente después del diagnóstico y en pacientes que reciben quimioterapia.

Enfermedad orgánica cerebral: Lo habitual es que la ideación y los intentos suicidas sobrevengan en las fases iniciales de la enfermedad, momento en el cual el sujeto toma conciencia del derrumbe psicofísico que se avecina.

Goldstein (1977) sostuvo que la mitad de los suicidios frustrados en las personas mayores de 65 años, estaban asociados al síndrome orgánico-cerebral, ya que éste limita al sujeto en la consumación del acto suicida por falta de coordinación o por dificultades en la planificación, en la determinación o en la conciencia de realidad.

Estudios más recientes (Frierson, 1991) (Lyness, 1992) hallan porcentajes mucho menores que van del 0 al 5 % de pacientes con cuadros orgánico-cerebrales que intentaron suicidio. Una posible explicación para estas diferencias tan ostensibles sería la falta de criterios diagnósticos adecuados empleados en las primeras investigaciones con posibles confusiones entre demencia y seudodemencia depresiva. Por otra parte, se debe tener en cuenta que un cuadro confusional puede ser, con frecuencia, la consecuencia de un acto suicida y no la causa del mismo. Los últimos estudios no consideraron los cuadros orgánicos cerebrales posteriores al intento de suicidio a la hora del diagnóstico.

Los cuadros depresivos asociados a la enfermedad de Parkinson y a la enfermedad de Alzheimer pueden presentar ideación suicida, sin embargo la incidencia de suicidio en ambos casos es muy baja.

Por el contrario, un 35% de pacientes con enfermedad de Huntington presentan trastornos del estado de ánimo, el 25% intenta suicidarse y el 6% logra su propósito, tasa casi 4 veces superior a la de la población en general. La modalidad más frecuente en estos pacientes es el Raptus suicida.

Dolor crónico: El síndrome doloroso que suele acompañar a varias de las enfermedades propias de la senectud se caracteriza por el escaso componente neurovegetativo y por un marcado compromiso psicológico que suele desembocar en la depresión con ideación suicida, especialmente luego de la desesperanza que invade al paciente como consecuencia del gran número de consultas médicas realizadas y tratamientos recibidos sin solución a sus padecimientos. Por lo tanto, la asociación de dolor crónico y depresión en la senectud es altamente frecuente. No obstante, debe recordarse que un paciente con dolor crónico puede padecer en realidad una depresión enmascarada, con ausencia de los síntomas depresivos clásicos, lo que eleva considerablemente la potencialidad suicidógena de estos cuadros.

Otras enfermedades: Un campo muy poco explorado ha sido el de las enfermedades oftalmológicas progresivas. En un trabajo realizado por nosotros en el Servicio de Psicopatología del Hospital “Santa Lucía”, entre 1991 y 1995, sobre un total de 86 pacientes estudiados con enfermedades progresivas (glaucoma crónico, retinopatía proliferante diabética y retinitis pigmentaria) comprobamos la existencia de trastornos depresivos con marcado componente ansioso en el 57 % de los casos.

Si bien la ideación suicida se presentó con predominancia en las primeras etapas de la enfermedad, ante el shock que implica el diagnóstico de la afección con el consecuente riesgo de la pérdida de la visión, no hubo concreción de intentos suicidas. Por el contrario, en las etapas avanzadas de la enfermedad, especialmente en el Glaucoma crónico grave, se observaron conductas de abandono frecuentes, con un alto índice (46 %) de incumplimiento terapéutico a los tratamientos oftalmológicos prescriptos, constituyendo esta conducta una forma de “suicidio parcial”.

PREVENCIÓN DEL SUICIDIO EN EL ANCIANO

Hemos mencionado que sólo un 14% de los ancianos que consumaron suicidio habían recibido atención psiquiátrica, mientras cerca de la mitad habían consultado a su médico en las semanas previas a su muerte. Muchos, incluso, se suicidaron mediante la ingestión de los medicamentos que se le habían prescrito.

Teniendo en cuenta la frecuente interacción de los factores de riesgo en estos pacientes, el médico general deberá valorar cuidadosamente el riesgo de suicidio en los sujetos que sufren enfermedades físicas crónicas y prestar especial atención a la aparición de sintomatología depresiva, como así mismo a los efectos colaterales psiquiátricos de los medicamentos indicados.

Una medida fundamental sería la de mejorar la formación de los médicos primarios en lo relativo al diagnóstico de la depresión y la consecuente valoración del riesgo de suicidio en el anciano. Con ello y la posterior derivación de estos pacientes hacia la asistencia psiquiátrica especializada, se lograría disminuir la tasa de suicidio de los ancianos deprimidos.

Debemos enfatizar la importancia de la consideración de los factores psicosociales para una auténtica prevención del suicidio. Aproximadamente la mitad de los ancianos suicidas no están en contacto ni con la asistencia psiquiátrica ni con la asistencia primaria. Muchos de ellos viven en soledad, por lo tanto, la mejora de los sistemas de cobertura médico-social y el cumplimiento efectivo de programas apropiados para abrir a este grupo la posibilidad de un contacto que les permita solicitar ayuda de la manera más fácil posible, se torna imprescindible.

Estos programas deben encargarse de la identificación precoz de los ancianos en riesgo y proveerles de los servicios adecuados. Ha sido demostrado que la intervención telefónica mediante un doble servicio de tele-ayuda (posibilidad del anciano de pedir ayuda) y tele-chequeo (se lo llama 2/3 veces por semana para detectar estado y necesidades) influyen notablemente en el decrecimiento de la tasa de suicidios para este grupo de pacientes.

Los programas de visitas domiciliares en los que el personal entrenado recoge información crucial para la evaluación y tratamiento socio-sanitario del caso, también han demostrado ser medidas preventivas eficaces.

Un método novedoso que ha obtenido resultados altamente satisfactorios en algunos centros de los Estados Unidos de Norte América es el Gatekeepers Program, el cual consigue la colaboración del empresas y organizaciones (bancos, comercios, compañías de servicios públicos, etc.) cuyos empleados están en contacto frecuente con personas de edad avanzada en especial con los que viven solos. Estos empleados han recibido entrenamiento previo para detectar signos y síntomas reveladores de la necesidad de ayuda por parte de los ancianos y son consecuentemente derivados a los servicios especializados.

Toda estrategia de prevención del suicidio, debe tender a la formación de redes de continencia que se encuadren en principios de comprensión, participación, solidaridad, cuidado y dignidad. La indiferencia hacia los mismos determina, con demasiada frecuencia, que el anciano se entregue pasivamente a conductas de abandono o se precipite al abismo del suicidio, en forma categórica, sin preludios ni eufemismos.

El suicidio, como única solución

   
  Las ideas del suicidio pueden empezar con una pérdida o un trauma muy fuerte. Algunas personas cuando experimentan por mucho tiempo soledad, gran cantidad de estrés, de depresión, rabia y desesperanza, cuando sienten que después de luchar, de buscar, ensayar y sentir dolor, no hay ningún lugar a donde correr o nadie a quien acudir, se van aislando y el deseo profundo de esconder el dolor se hace presente.

A una herida le sigue otra herida. El presente se convierte en un dolor interminable y la persona va entrando como en un ensimismamiento, percibiendo menos y menos de su entorno. Viene la desesperanza, pierde el balance, entra en un presente amargo y en un futuro sin ilusión. La persona se va adormeciendo, eventualmente deja de buscar ayuda y entra en el ?trance suicida?, el suicidio se convierte en la única esperanza o solución para terminar con el dolor.
   
     
  En este trance no hay esperanza, nadie puede ayudar, no hay sentido del humor, paciencia o perspectiva. El dolor es tan grande, que la única manera de sobrellevarlo o soportarlo, es no sintiéndolo. El sistema emocional, físico y mental, ?se apagan?, y la persona queda viviendo en un cuerpo vacío por dentro, como en una caparazón. En otras palabras, lo que pasa con el suicidio, es que el dolor es mayor que los recursos o herramientas para manejarlo. 

Tal vez hace unos años, cuando escuchó decir que alguien quería suicidarse, Ud. pensó que estaba loco; no, no lo estaba, el solo tenía tanto dolor o estaba tan enojado que no lo pudo soportar más. Ahora Ud. esta en los mismos zapatos y sabe como se sintió esa persona, y sabe que llega un momento en que la persona piensa que no vale la pena seguir viviendo.

La idea del suicidio empieza a engendrarse cuando el dolor es mas grande que los mecanismos o recursos que tiene la persona para manejarlo. Esto es todo. Una de las cosas que empieza a pasar, cuando la persona empieza a pensar en el suicidio es que se siente mejor. Y es que cuando usted ha estado sintiéndose estancado con un problema, encontrar una solución, da alivio.

Imagino el dolor que Ud. debe estar sintiendo si esta considerando el suicidio. No intento convencerlo que no lo haga, sé que es la única solución que vé para sus problemas ahora, pero como el suicidio es una solución permanente para un problema temporal, le pido que considere dar un paso hacia atrás y esperar al menos 24 horas o una semana antes de hacerlo, ya que esta es una decisión definitiva. Bien vale la pena que lo piense, que tenga más información sobre las posibles causas de sus sentimientos, las consecuencias de sus actos y el tratamiento que podría servirle. Pienso que cuanta más información tenga, puede tomar una mejor decisión. Matar un ser humano no es una tarea fácil, ni aunque lo vaya hacer Ud. mismo. Una vez lo haga no hay manera de echar atrás. Por esto quiero darle más información, antes de que tome su decisión.

Tal vez usted piensa que, el suicidio soluciona los problemas para siempre, que una vez Ud. esté muerto, no hay nada que le siga preocupando, que no importa cuanto dolor tenga, éste cesará en el momento que deje de respirar. Si, puede ser cierto, el dolor pasa, pero ni siquiera podrá sentir este alivio una vez este muerto, ya que uno muerto no siente nada. Tal vez Ud. dirá, exactamente esto es lo que quiero, ya lo pensé y estoy cansado, o a lo mejor piensa que yo no estoy en sus zapatos para decir esto, y es cierto. No lo estoy. Pero he escuchado a otras personas que lo han estado y que al darse un tiempo antes de cometer el acto, al buscar ayuda y ver otras opciones, empiezan a encontrarle sentido a la vida. Aun personas que lo han intentado y no lograron suicidarse, luego de recibir ayuda, piensan que no volverían a cometer suicido de nuevo.

El hecho que usted sienta que se quiere matar, no significa que tenga que hacerlo necesariamente, recuerde que el sentimiento y la acción son dos cosas diferentes. Ya han pasado unos minutos mientras lee este articulo, y vea que aunque sienta que se quiere matar, no lo esta haciendo ahora, y esto me da esperanza.

Lo que puede ser ilógico acerca de su decisión, es pensar, que solo hay dos soluciones para su problema, tal vez no ha pensado en una tercera opción. Recuerde: la única persona que dice: ?si la vida no mejora, me mato? es usted. Cuando la persona toma la decisión de suicidarse tiene tanto dolor, que piensa que el problema va a durar para toda la vida. Habrá situaciones, en que si son permanentes, la muerte del ser amado, una enfermedad, estas son permanentes, pero la manera como se siente acerca de ellas puede cambiar.

Como lo mencioné anteriormente, las razones que llevan a una persona a quererse suicidar, son: experimentan por mucho tiempo soledad, gran cantidad de stress, depresión, rabia y desesperanza. Hay personas que no saben estar solas, se sienten vacías, incompletas, estar en la presencia de otros les da significado a sus vidas. Solo hasta que Ud. empiece a valorarse y aceptar sus valores, va ser difícil para Ud., estar solo. No es estar solo que es el enemigo, es el miedo a estar solo. Es posible aprender a salir de la soledad y tener amigos.
 

     
    La depresión puede ser una de las causas de sus pensamientos suicidas. Esta puede ser producto de un imbalance químico en el cuerpo o puede ser hereditaria. Cuando la persona esta deprimida, todo le cuesta, las cosas que antes disfrutaba ahora no tienen sentido, ya nada importa. La depresión puede venir después de una perdida significativa. Nos guste o no, la vida esta llena de pérdidas; perdemos un ser querido, nuestra salud, dinero. Todas las anteriores son cosas significativas en nuestras vidas, y muchas veces el deprimirnos, es solo una reacción normal ante una perdida significativa y su cuerpo solo necesita tiempo para recuperarse. La depresión, con antidepresivos, psicoterapia intensiva, dieta y ejercicio, desaparece.
 
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
  A veces detrás de la depresión existe una gran rabia, al no poder expresarla, se convierte en auto agresión. Luego antes de matarse para demostrarle a alguien lo enojado que esta con ellos, recuerde que aunque Ud. este muerto, ellos siguen adelante, viviendo y usted no. Tal vez ahora no lo vea, pero hay diferentes y mejores maneras de expresar su enojo que la auto agresión.

Elevado nivel de stress: No sé por que tipo de stress ha pasado últimamente. El stress esta asociado con el cambio, cada cambio necesita tiempo para la adaptación. Cuando tenemos muchos cambios en un periodo corto de tiempo, cambios dramáticos y no deseados, es demasiado para nuestro sistema nervioso y podemos empezar a sentir que hemos perdido el control; este sentimiento puede ser sobre arrasador.

Muchas personas que están pensando suicidarse, piensan que si no pueden controlar lo que esta pasando en la vida de ellos, al menos controlan como y cuando morir. En ocasiones, no significa que necesariamente quieran morir, solo significa que tienen mas dolor del que pueden soportar y manejar por ahora. Si yo empezara a ponerle ladrillos en sus hombros, eventualmente Ud. colapsaría, no importa qué tanto quiera mantenerse de pie. Fuerza de voluntad no tiene nada que ver con este sentir.

La desesperanza, este estado de desesperanza aprendida, donde nada importa, no hay esperanza de un futuro mejor, no hay ilusión o cura, no hay promesas. Sin esperanza se cierran las posibilidades. Si se está sintiendo así, es preocupante. La esperanza no se puede pasar de una persona a otra, y toma tiempo en volver a tener esperanza. Si ha tenido una serie de situaciones frustrantes que le causaron un dolor inmenso, es como si su sistema nervioso se apagara y quedara anestesiado. La manera de protegerse y prevenir el dolor, es ?no participar mas en el mundo?. Pero con el tratamiento adecuado la esperanza volverá.
 
     

  Creo que puede ser importante que recuerde que su suicidio afectará a sus seres queridos, tal vez diga que no le importa, pero solo le quiero decir, que para ellos, una vez Ud., se ha matado, nada será igual. Si tiene hijos, es como si les estuviera dando ejemplo para que ellos hagan lo mismo, cuando tengan problemas. Quiere esto para ellos? En general, los que quedan pueden decir si mi padre, madre, tío, hermano lo hizo, por qué no puedo yo hacerlo? Averigüe en su familia quien se ha suicidado, tíos, primos, abuelos, padres, muy probablemente esto ha ocurrido antes, ya que esto deja una marca y se puede repetir de generación en generación.
 
   
   
   
   
   
   
       
  Por ultimo tenga en cuenta que hay personas que aunque intentaron quitarse la vida, no lo lograron, alguien los salva o el método empleado no funciono. Entre mas daño se quiera hacer, más letal será la forma en que se querrá matar y mas va a lastimar su cuerpo. Hay personas que tomaron sobredosis de pastillas y no murieron, sino que quedaron con daño cerebral, en coma, o les dio un paro respiratorio. Otros al saltar de un puente, la corriente los saca a la orilla y no mueren, pero quedan en sillas de ruedas. Un muchacho se metió un tiro en la cabeza, no murió, pero quedó con la cabeza desfigurada. Aunque esto suene cruel, es una realidad, existe la posibilidad de que no lo logre, que usted despierte vivo y haya sufrido daños irreversibles.

Claro, hay personas que se suicidan en su primer intento y hay personas que al no haberlo logrado lo intentan de nuevo y solo ellos sabrán si fue la mejor decisión. De ellos solo sé del dolor, vacío y desconsuelo que dejan en sus familiares. Cuando alguien esta resuelto hacerlo, a veces no se puede evitar a que lo hagan, por mas tratamiento o deseo de otros a que viva. No sé cual decisión usted tomará, solo espero que lo piense bien.

Si decide esperar y no actuar ahora, por favor no trate de salir de esto solo, ya tiene demasiada carga. Tener sentimientos suicidas puede ser traumático, luego aunque estos pasen, siga cuidándose y busque ayuda psicológica. Lo único que le puedo decir, es que si Ud. logra aguantar este mal tiempo que esta pasando, tarde o temprano descubrirá fortalezas que no sabia que tenía.

Busque la ayuda de Psiquiatras y psicólogos. Recuerde: con antidepresivos, dieta, ejercicio y terapia intensiva, puede salir de este mal momento que esta pasando. Si no conoce a ningún psicólogo, pregúntele a un médico o un amigo, si lo pueden referir. Llámenos, pregúntenos como trabajan, cuanto tiempo dura la consulta, donde estudiamos, cuanta experiencia tenemos, los honorarios. No pare de buscar hasta que encuentre una persona con la que se siente cómodo, y escuchado.

En terapia básicamente, usted aprenderá a sanar el pasado, tomar responsabilidades por sus actos, investigará y aprenderá más del quién es Ud. realmente. Aprenderá a buscar ayuda de manera directa y consistente y expresar sus sentimientos. Aprenderá a sentir el dolor en lugar de reaccionar ante él.

No acepte que alguien le diga que ?sus problemas nos son como para suicidarse?. Hay diferentes tipos de dolor que pueden llevar a la persona a desear suicidarse. Si el dolor es tolerable o no, varía de persona en persona. Lo que puede ser doloroso para uno, no lo es para el otro. Hay gente que reaccionará con agresividad o miedo a sus pensamientos suicidas, pero esto es porque tienen miedo o están enojados y no saben como manejar la situación. Tal vez ellos incluso con sus comentarios puedan aumentar su dolor.

Para terminar solo le quiero decir que, la crisis pasa, y tarde o temprano Ud. va a querer vivir más. A veces hablar con alguien diferente a usted mismo puede romper el ciclo, es bueno hablar con alguien que esté fuera del problema, tal vez encuentre otra opinión.
 
     
  Si tiene dudas y no sabe si matarse o no, o igual si está seguro, tal vez la mejor decisión es, no tomar una decisión por ahora. Al fin y al cabo estamos hablando sobre su vida, luego aprenda más de la vida, antes de tomar la decisión de la muerte. Recuerde que, el suicidio es una decisión permanente, para un problema temporal.

SUICIDIO EN LA ADOLESCENCIA

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INTRODUCCIÓN

El suicidio es la segunda causa de mortalidad en la adolescencia. Los problemas psiquiátricos son más frecuentes de lo que pensamos, afectan a un 10- 15 % de la población. Los más relacionados con el suicidio son la depresión, el trastorno bipolar, trastorno de conducta y esquizofrenia. De hecho, entre el 0,4 y 8,3 % de los adolescentes sufren depresión, número que se duplica en el sexo femenino, circunstancia que los profesionales atribuyen a factores biológicos y psicosociales que se dan en las niñas con la pubertad.

Los adolescentes experimentan fuertes sentimientos de estrés, confusión, dudas sobre sí mismos, presión para lograr el éxito, inquietudes financieras y otros miedos mientras van creciendo. Algunos profesionales aseguran que el suicidio o tentativas que acontecen en la infancia ocurren en familias desestructuradas, mientras que los adolescentes que optan por esta opción suelen padecer depresión.

La depresión y las tendencias suicidas pueden ser tratadas, por ello si existe sospecha o el adolescente incluso ha amenazado con cometer un acto suicida, la familia ha de solicitar ayuda profesional. El chico o chica ha de sentir que alguien se preocupa por él.

FACTORES DE RIESGO

Problemas familiares
Padres estrictos
Pérdida de un progenitor
Antecedentes familiares
Depresión
Escaso autocontrol
Pensamiento rígido, obsesivo y dicotomizado (extremista)
Negativismo
Consumo de alcohol o drogas
Estrés
Escasas expectativas de futuro
CARACTERÍSTICAS DEL ADOLESCENTE SUICIDA

Cambios de hábitos en el dormir y en el comer
Retraimiento de amigos, familia o actividades habituales
Actos violentos, comportamiento rebelde
Conductas autodestructivas
Abandono poco usual de su apariencia física
Cambios pronunciados en su personalidad
Aburrimiento persistente, dificultad para concentrarse
Quejas físicas frecuentes como fatiga, dolor de estómago, …
Poca tolerancia de elogios
Quejarse de creerse mala persona o persona “horrible”
Lanzar indirectas como “Pronto dejaré de molestar”
Poner orden en sus asuntos como regalar posesiones valiosas o hacer limpieza exhaustiva de papeles
Ponerse muy contento después de un período de depresión

Comportamiento Autodestructivo Indirecto y Rasgos de Personalidad

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Introducción
    El comportamiento autodestructivo (CADI) pasa desapercibido, frecuentemente negado, menospreciado o deformado tanto por el sujeto que lo realiza como por la gente que lo rodea. La diferencia entre comportamiento autodestructivo directo e indirecto es que el directo es consciente e intencionalmente autodestructivo, mientras que el indirecto no. El CADI se puede considerar como un suicidio lento, inconsciente y a largo plazo siempre y cuando las conductas se repitan y tienda a aumentar la intensidad con las que se presentan.

El Comportamiento Autodestructivo Indirecto
    Freud (1920) declaró que ningún hombre es capaz de imaginar su propia muerte porque no puede integrar su no existencia a través de sus fantasías de inmortalidad. El aparato anímico funciona bajo el principio de constancia; definido por Breuer y Freud en sus Estudios sobre la Histeria como: ?La tendencia a mantener constante la excitación intracerebral? (Breuer, 1985 en Freud, 1920 p 15); esto es la búsqueda del equilibrio de energía. Se introduce el concepto de instinto de muerte como una pulsión biológica que lo empuja a retornar a lo inorgánico, ??deriva una pulsión de la necesidad de restablecer un estado anterior? (Freud, 1920/1955 p. 56) o bien ?el organismo reacciona ante toda perturbación con la tentativa de recuperar el status quo? (Segal, 1984. en Widlöcher, 1991 p.35).

      La compulsión a la repetición es la manifestación de la pulsión de muerte, es un intento de regresar a un estado previo para mantener la constancia. La pulsión de muerte opera casi siempre de manera silenciosa por lo que es difícil observar sus manifestaciones en estado puro, solamente podrán ser percibidas cuando se fusionan con la libido. Segal (1984 en Widlöcher, 1991) propone que el principio de Nirvana es una idealización de la muerte y de la pulsión de muerte, afín a la de una fusión con el objeto, como en el sentimiento oceánico.

      Reckhardt (1984 en Widlöcher, 1991) afirma que el equipamiento primario de preservación de sí del organismo incluye algunas funciones de repliegue y desplazamiento. En consecuencia, las primeras derivaciones de la pulsión de muerte se manifiestan por la indiferencia y la destrucción. El instinto de muerte se manifiesta en suicidio encubierto y comportamiento autodestructivo. Anteriormente se consideraba a una persona suicida si hablaba de suicidio, lo intentaba o tenía éxito, pero estudios posteriores indicaron que había más factores interactuando como el comportamiento, el tiempo, la intención y la actividad. También se introdujo el concepto de tendencias suicidas inconscientes porque el sujeto parecía no darse cuenta o negar que sus acciones tenían el propósito de dañarse.

      Durkheim (1999) se refiere al suicidio como todo caso de muerte que resulte, directa o indirectamente, de un acto, positivo o negativo, realizado por la víctima misma, sabiendo ella que debía producir este resultado. En la definición anterior, es importante resaltar que el suicida está consciente de su acto y las consecuencias de este.

      Litman (1983; en Farberow, 1984) explica que la diferencia entre comportamiento autodestructivo directo e indirecto es la meta consciente de la conducta. Si la meta principal es dañarse a sí mismo, el término conducta autodestructiva es correcto y el suicidio es su forma extrema. En el comportamiento autodestructivo indirecto el dañarse a sí mismo no es la meta principal, sino un efecto indeseado e incluye errores relativamente insignificantes, auto-castigo y pequeños riesgos que sumados aumentan la posibilidad de lesiones serias y la muerte. De esta manera, comienza a fallar la prueba de realidad y se activan esquemas de acción narcisistas.

      CADI, es una forma de vida, un rasgo de carácter repetitivo, un hábito. Se presenta lentamente, de forma inconsciente y las consecuencias se manifiestan a largo plazo. Es una manera de evitar el dolor. Es un intento de mantener el control y la predicción; locus de control interno contra externo. Individuos con poca capacidad de introspección explicarían las consecuencias como productos de la suerte, el destino o víctimas del ambiente. El daño se produce poco a poco cada vez que se presenta la conducta como en el consumo de tabaco, alcohol y drogas, alteraciones del cuerpo (tatuajes, piercings, etc.), trastornos de la alimentación (obesidad, anorexia y bulimia) y relaciones sexuales de alto riesgo. El daño es potencial por la repetición de la conducta y el aumento del riesgo. Se presenta en: apuestas, actos delictivos leves, accidentes y deportes de alto riesgo. Farberow (1984) considera que aquellas personas que presentan una o más de las conductas descritas anteriormente, de manera repetitiva, tienen en común los siguientes rasgos: El razonamiento tiende a ser hueco y superficial; Su comportamiento autodestructivo no se presenta en condiciones de estrés, La motivación es dirigida a la obtención de placer y las acciones se dirigen hacia sí mismo; Pueden mantener su comportamiento por su fuerte capacidad de negación; Tienen poca capacidad para visualizarse a largo plazo, se muestran intolerantes a los retrasos y los compromisos pospuestos; Son incapaces de explicar su conducta y ésta siempre parece ser impulsiva y difícil de entender, pero la justifica el placer mismo que produce la actividad. Mantienen relaciones inestables ya que la principal preocupación es la persona misma y no el otro.

      Casillas y Clark (2002) investigaron a individuos con alta dependencia e impulsividad y con una tendencia a conductas autodestructivas para después correlacionarlo con la personalidad tipo ?B? la cual consiste en una combinación de rasgos de la personalidad antisocial, limítrofe, histriónica y narcisista. La combinación de las tres coincide con las características de personalidad señaladas por Farberow (1984).Por otra parte, El DSM IV (1994) señala algunas conductas de la personalidad tipo ?B?que son similares a las propuestas por Farberow.

      Retomando a los autores antes citados se puede decir que las personas que presentan Conductas Autodestructivas Indirectas presentan las siguientes características de personalidad:

? Búsqueda de placer inmediato y poca tolerancia a la frustración:
? Tendencia a la negación
? Angustia de pérdida del objeto
? Omnipotencia
? Falta da planeación a largo plazo
? Necesidad de estimulación constante
? Relaciones interpersonales superficiales
? Fuerte sentimiento de individualismo

Conclusiones:
    El CADI es difícil de observar en una sola conducta, además de esto, cada persona lo expresa de una manera distinta y por eso es tan complicado de medir. Es el cúmulo de éstas y su tendencia a la repetición, lo que lo convierte en un factor importante de riesgo para el individuo que puede llevarlo a la muerte.